Artículos de Opinión

12 AM | 27 Feb

TRONO DE SANGRE

Al trasladar la historia de Shakespeare al japón feudal, Kurosawa no sólo crea una adaptación de una obra literaria en imágenes, sino que consigue una intertextualidad hasta la fecha no vista. Como ya demostrara con Rashomon (1950), el director se adelantaba a su tiempo.
TRONO DE SANGRE
“Trono de sangre” es sin duda, la mejor adaptación cinematográfica de cuantas se han hecho de Macbeth (y una de las mejores adaptaciones literarias de la historia del séptimo arte) y al mismo tiempo, es la versión más alejada de los estrictamente escrito por W. Shakespeare. El director nipón, mutila parte del texto y cambia ciertos pasajes para construir un Macbeth cuya fuerza radica en la imagen y el plano escogido (al contrario que Welles, en “Trono de sangre” abundan los planos generales, suavizando así la tragedia; pero hay también, unos primeros planos que hielan la sangre -como cuando Washizu (el Macbeth de Shakespeare) y Miki (Banquo en la obra de teatro) adquieren los honores profecitados por la bruja o cuando Lady Washizu (L. Macbeth) convence a su marido para matar al rey-). Kurosawa realiza un meticuloso trabajo de cámara y una maravillosa puesta en escena. Es puro cine conseguido por un lenguaje cinematográfico apoteósico.En “Trono de sangre” podemos apreciar a la Lady Macbeth (Lady Asaji Washizu interpretada por Isuzu Yamada) más pavorosa y fría. Kurosawa usa el plano fijo cada vez que Asaji confabula con su marido Taketori Washizu (Toshirô Mifune). Los movimientos suaves, casi gravitatorios de Asaji y un maquillaje fantasmal ayudan a crear a la mejor L. Macbeth de cuantas hayan sido adaptadas. Su suerte no despertará pena alguna en el espectador.

Al desprenderse más del texto, gana en universalidad (el director se queda con la naturaleza ambiciosa y manipulable del hombre para extrapolarlo a un mundo completamente ajeno al medievo europeo de primeros del milenio donde Shakespeare basó su obra) ,y la película se mueve más por el camino psicológico. Todo queda menos expuesto. La universalidad y atemporalidad de Shakespeare hacen que sus obras sean, en cierto sentido, fácilmente adaptables. Pero son pocas las que consiguen ir más allá de lo que dejó escrito el dramaturgo. Escasas son, las adaptaciones cinematográficas que intentan (y triunfan) al llevar a la pantalla no sólo la palabra (los diálogos y la naturaleza humana que Shakespeare radiografió) sino la esencia de la obra en imágenes imperecederas.

El brillante final, traidor al texto de Shakespeare, termina por destapar la importancia de esta obra. Kurosawa se desprende definitivamente del mejor dramaturgo de la historia, y lo hace sin arrugarse, saliendo airoso y cambiando de un plumazo la tragedia clásica por la épica.

No son pocos, lo momentos puramente cinematográficos que podemos encontrar en esta obra, pero reseñaré sólo el que considero el mejor, que no es otro que el regicidio. El asesinato no se ve en pantalla, sino que Kurosawa mantiene el plano en su mujer (verdadera culpable de los acontecimientos). En esta versión, el asesinato no se comente envenenado al rey (como en la obra de Welles), sino que Washizu usa una lanza. Cuando Washizu vuelve al plano, la lanza está manchada de sangre. Asaji rápidamente recoge la lanza y la coloca en el pobre infeliz del centinela (que previamente Asaji emborrachó). La sangre del Señor mancha de esta manera las manos de los dos. Sangre que permanecerá en escena y recobrará su importancia en los desenlaces finales del film.
A final de la película, un coro (el mismo que nos da la bienvenida) canta el epílogo de esta magnífica obra:
“Contemplad las ruinas del castillo de las ilusiones. Ahora embrujadas por los espíritus de aquellos que perecieron. Lugar de una matanza nacida de un deseo ardiente”.
 de la crónica de “Chagolate con churros”
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12 PM | 06 Feb

SHAKESPEARE: EL GUIONISTA INVISIBLE

descarga (2) EL GUINISTA INVISIBLE

Los profesores de comunicación audiovisual Jordi Balló y Xavier Pérez han presentado su último libro El mundo, un escenario. Shakespeare: el guionista invisibledonde realizan un análisis de la “decisiva” aportación de William Shakespeare a la ficción contemporánea, especialmente en cine y series televisivas.Ambos son profesores de la UPF. Xavier Pérez es experto en narrativa y crítica cinematográfica y televisiva, y Jordi Balló en cine expuesto, narrativa fílmica y documental de creación. Balló es el director académico del Máster en Documental de Creación de la UPF Barcelona School of Management. Este es el tercer trabajo que realizan conjuntamente tras libros ya clásicos sobre el funcionamiento de la ficción audiovisual como La semilla inmortal a Yo ya he estado aquí.Los autores evocan la influencia de Shakespeare en la ficción audiovisual contemporánea. Los iniciosin medias res, la coralidad de personajes y situaciones, la síntesis de tragedia y comedia, la dramatización de la naturaleza, los diálogos adversativos o el paroxismo de la violencia son recursos que el teatro de Shakespeare ya experimentó. ‘La ficción contemporánea los sigue adoptando y remodelando de una manera particularmente insistente, tal vez porque en estos momentos se ha hecho más visible que el mundo camina hacia su constante autorrepresentación’, argumentan.  De Juego de tronos a El caballo de Turín, de Funny Games a Breaking Bad, de El amigo de mi amiga a The Big Bang Theory, entre otros muchos ejemplos, Balló y Pérez identifican nexos, desgranan incidencias y saltan con absoluta elegancia por encima de tiempos y épocas, con el fin de mostrar un entramado de relaciones significativas.
Breaking Bad y Dexter son algunas de las series que representan mejor el uso de los protagonistas malignos, así como la concepción de las batallas de Juego de Tronos, y los monólogos y las traiciones en House of Cards, todas ellas con la idea de que el mundo es un poder corrupto. “Es un camino de ida y vuelta que hemos tratado que sea productivo e interesante para conocer mejor el mundo audiovisual contemporáneo”, manifiesta Jordi Balló, que ha asegurado que estos procedimientos shakesperianos continúan vivos y son más potentes en el siglo XXI que en el siglo XX.

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