Amin Maalouf, escritor francolibanés y miembro de la Academia Francesa desde 2011, demuestra su gran conocimiento de la historia al analizar el complejo escenario internacional de nuestros días. En 2019 obtuvo el Premio Aujourd’hui de geopolítica por su ensayo El naufragio de las civilizaciones. En su último libro, El laberinto de los extraviados. Occidente y sus adversarios, prosigue con su esfuerzo por analizar los hechos históricos recientes para entender una situación internacional extremadamente incierta y volátil. Es un retorno a los orígenes del enfrentamiento entre Occidente y sus principales adversarios, representados por Rusia y China.
La historia reciente explica la actualidad
El Premio Príncipe de Asturias, otorgado a Amin Maalouf en 2010, reconoció su labor de construcción de puentes entre Oriente y Occidente. Su condición de árabe cristiano es fundamental para entender sus novelas y ensayos. Es un hombre que admira la cultura francesa y occidental, y en particular los valores de la Ilustración. En su libro Un sillón que mira al Sena (2016), y en su discurso de ingreso en la Academia Francesa, de la que es secretario perpetuo desde 2023, Maalouf se refiere la Ilustración como una época que le inspira profundamente, valorando su contribución a la razón, la libertad, y al progreso. Sin embargo, y aquí radica el interés de este libro, nuestro autor no se adhiere incondicionalmente al «bando occidental». Ser libanés, árabe y cristiano le ayuda a perfilar los necesarios matices a la hora de exponer sus ideas. Esos matices le sirven para subrayar que la humanidad no debería tener una potencia hegemónica. Ese tipo de potencias pueden ser portadoras de los más nobles principios, pero la historia demuestra que no están exentas de ser arrogantes, depredadoras o tiránicas. Yo mismo conozco a personas que quieren convencerse de que la hegemonía de Washington debería ser sustituida por la de Pekín o Moscú, o por una combinación de ambas. Creen ver en Rusia una «potencia cristiana» y en China una «potencia benevolente» que inunda de créditos e inversiones a países en apuros económicos y sociales. Otros, en cambio, siguen viendo en Estados Unidos la única y última esperanza de Occidente.
El laberinto de los extraviados es un buen título para describir la situación de las grandes potencias actuales. Todas ellas, especialmente Rusia y China, pronuncian discursos triunfalistas, de evocación de supuestas glorias pasadas, de recuperación de la grandeza perdida… Los que practican estos ejercicios de voluntarismo deberían recuperar la memoria de su historia reciente, en vez de dejarse llevar por ese determinismo ciego de supuestos ciclos históricos de decadencia y esplendor. El libro de Maalouf es al respecto un buen manual de repaso, y estas consideraciones son aplicables también a Estados Unidos, sobre todo si llega al poder una segunda Administración Trump. Pero, además, es una llamada de atención que Maalouf se ocupe en su libro de Japón, que a partir de la era Meiji, iniciada en 1868, parecía destinado a cambiar el destino de Asia y del mundo. Sin embargo, en menos de un siglo dejó de ser un modelo para las naciones no occidentales y experimentó una humillante derrota.