El domingo 17 de diciembre de 2024 falleció a los 89 años el director de cine Otar Davidovich Iosseliani, creador de más dieciocho obras, tanto en la pantalla grande como para la televisión. Reconocido por su discurso inconformista.
Nacido en Tbilsi, capital de Georgia, el 2 de febrero de 1934, a los 16 años da sus primeros pasos en el séptimo arte, desde la escuela VGIK de Moscú. A sus 24 años presenta el cortometraje (de diez minutos de duración) titulado Acuarela. Allí cuenta el escape de un hombre pobre de su hogar y como accidentalmente termina visitando una exposición de arte, y allí descubre su casa, pintada en un cuadro. “…como las sociedades en crisis convierten lo indigno en un trabajo de misericordia. El arte su pretensión como herramienta apaciguadora de un mundo desequilibrado” (Film Affinity, 16/12).
Al año siguiente presenta el cortometraje El Canto de la Flor Imposible de Encontrar donde narra con bella música e imágenes (y muy pocos diálogos) la transcurrencia de un viejo paisajista, realizador de coronas florales. La aparición de flores exóticas en su poblado y como el asfalto las aplasta, para dar paso a una nueva ruta. Poco tiempo después la carpeta negra y gris se resquebraja y reaparece la hierba. El hombre es el único animal que puede transformar la naturaleza para su beneficio, pero en su lugar, con la llegada del capitalismo y el imperialismo, la fue destruyendo y depredando. Pero la naturaleza resiste. Como dijera más adelante el Che Guevara “podrán cortar las flores, pero nunca podrán con la primavera”.
Abril (1961). Aquí nuevamente la idea de invasión aparece en la obra de Otar (presente en gran parte de su carrera, como forma de relatar su propia existencia). En media hora describe la intimidad de una pareja de Tbilisi, interrumpidos por personas que los instruyen en los usos y costumbres de la vida privada. Una visión grotesca y caricaturesca del concepto de la propiedad privada, bastión del capitalismo.
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EXPOSICION DEL 13 DE FEBRERO AL 14 DE MARZO. CASA DE CULTURA SAN LORENZO DE EL ESCORIAL
El humor gráfico político se ha convertido en un firme referente de la crítica periodística a la vida social, económica y política a la vez que un estímulo dirigido a los lectores en forma de provocación que les dirija a la participación en el debate público.
La sociedad civil, cada vez más, presta mayor atención a la vida política a través de estos recursos, junto a las redes sociales, y menos a las formas más tradicionales de participación política como militancia e incluso al ejercicio del voto.
El trabajo de Eneko es, como bien define el periodista Pep Sánchez, ‘humor subversivo en tiempos de crisis’. Eneko no oculta ni su ideología, ni su opinión, ni aún menos su compromiso político, y sus viñetas son retratos incisivos y mordaces de la realidad de los últimos años. En esta reducida muestra, temas como la violencia de género, la conciencia de clase, la corrupción política de los poderes económicos, la memoria democrática, y muchos más, se convierten en verdaderos editoriales gráficos en cada uno de sus dibujos.
Eneko las Heras
Nace en Caracas, Venezuela, en 1963.
Publica sus ilustraciones en diarios y revistas venezolanas tales como El Nacional, El Diario de Caracas, Nueva sociedad y posteriormente, en España, ilustra en El País, Cinco Días y Clave
entre otras. Empieza a trabajar como humorista gráfico en el diario Egin. A partir de ahí publica sus viñetas en Economía Hoy y El especulador precoz, ambos de Venezuela y en Deia, 20 minutos, Interviú, La política.com, El Salto, CTXT, El Jueves y Público, todas ellos medios españoles.
Es miembro, junto a Olaf, Mutis, César Fernández Arias, Pepe Medina y Jacques Le Biscuit del colectivo El cártel, una especie de periódico mural que se pega en las calles de Madrid.
Ha alternado su actividad periodística con exposiciones de pintura y dibujo y ha publicado los libros Dicho a mano, editorial 20 minutos; Mentiras, medias verdades, cuartos de verdad,
editorial Sinsentido; ¡Fuego!, editorial 360 grados; La libertad dibujada por Eneko, editorial Siglo XXI, y ha participado en los libros colectivos De buena tinta, editorial Círculo de lectores y
Sólo el humor salva de la editorial Correo del Orinoco.
Nos encontramos ante el retrato lúcido y desencantado de una familia italiana a lo largo de cuarenta años de historia de ese país. Más concretamente de la familia Carati, que está representada por los hermanos Nicola (Luigi Lo Cascio) y Matteo (Alessio Boni). A ambos les unen los mismos sueños de juventud, hasta el día en que, decepcionados por el resultado de una experiencia personal que no vamos a desvelar, cada uno busca su propio camino. Mientras que el primero entra a formar parte de los florecientes movimientos juveniles, el segundo, un hombre culto pero necesitado de una cierta disciplina, decide ingresar en el cuerpo de policía. A partir de ese momento, sus respectivas vidas se van enriqueciendo al conocer a diversos personajes. Cada uno de ellos forma parte del amplio escenario social que en mueve en ese telón de fondo llamado Italia, en el que ciertas canciones marcaron esa época, y los triunfos conseguidos por la selección italiana de fútbol tuvieron tanta importancia para los habitantes necesitados de alegrías.
No creo que el Director de la peli The Florida Project, Sean Parker, que vimos ayer del Colectivo Rousseau, como centro de su relato, pretenda comparar la vida y la moral individual de la madre soltera con la de otras madres o personas que la acompañan en los alrededores del Parque Disney World en Florida, para sacar la consecuencia que hay madres «buenas» y madres «malas» en la educación de sus hijos ante la adversidad y la situación social y personal en la que se encuentran los inquilinos pobres de ese Motel de negocio rentista. Y, sin embargo, creo que esta es la conclusión a la que una mirada reduccionista de la marginación y la pobreza invita a pensar a mucha gente. ¿Porqué esto es así, en muchos casos, porqué ante una situación social deplorable con causas sociales evitables políticamente, se comparan respuestas individuales y se juzga a la madre soltera, en este caso, que malvive de pequeñas trapicheos para pagar el lquiler y, eventualmente, de la prostitución, frente a otras que en la peli no recurren a estas «anomalías» de respuesta al desorden social existente en el sistema en general y en los alrededores del parque de Disney?. ¿Porqué se exige, que una madre soltera, como la protagonista, sin posibilidad de acceder a recursos de servicios sociales o de alguna renta mínima garantizada en un Estado ultraliberal, donde rigen las leyes del mercado mas drásticas, que generan injusticias y desigualdad, además de traumas e insalud individual, tiene que ser heroína y perfecta en la educación de su hija, en este caso, garantizando un orden disciplinadamente, que reproduzca el desorden existente en la zona y en otros muchos lugares de ese país, el más rico de la Tierra?. ¿Nos garantiza eso una buena conciencia de todo lo que no debiera ocurrir y ocurre, por nuestra negligencia o inhibición social y política?
En mi opinión, el autor de la peli, muestra esa realidad social que se esconde en las periferias o cercanías de las ciudades y zonas emblemáticas de la riqueza, y las trata desde un punto de vista humano, con consecuencias políticas no explícitas en la película, en la aptitud de otras convecinas e incluso la paciencia y comprensión con los niños del gerente del Motel de apartamentos que las cobija, mostrando el lado bueno de la gente, su solidaridad y empatía, en muchos casos.
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