Raúl Ruiz, La Recta Provincia
1.- Por un cine chamánico
Así comienzan las historias de la serie La recta provincia —de Raúl Ruiz [1]— que ponen ante nuestros ojos personajes muy familiares, giros y modismos del Chile profundo, pero todo desde una extrañeza radical, que nos hace volver a los «días de campo» como extranjeros, como extraterrestres que por primera vez vieran y oyeran caer una gotera, hablar al diablo y se solazaran con viejas historias contadas por el viento arremolinado, desenterradas de cuentos y mitos campesinos, relatos de viejas castas de demonios que se arrimaron por estas tierras en tiempos de pillaje y muertes cruentas de conquistadores e indios belicosos que dieron lugar a ríos de sangre mística entre el Biobío y el Toltén.
La historia arranca cuando una madre y su hijo descubren un hueso que se puede tocar como flauta y que al hacerlo, pide que reconstruyan su cuerpo.
Este es Chile. Es la recta provincia, donde todos cojeamos, asegura un diablo. La realidad, en consecuencia, es obtusa y ladeada. Un lugar donde muertos y vivos comparten, donde lo único magnificente son las sobrecogedoras vistas de montaña y cielo.
Se dicen dos cosas en La Recta provincia: por estos lados se llega a viejo y todos somos un invento. Son dos razones para que Raúl Ruiz, poco a poco, vuelva al lugar del que nunca se ha ido, al país de nunca jamás, donde todos somos parte de un cuento, un cuento chueco, oblicuo. Este es Chile. Es la recta provincia, donde todos cojeamos, asegura un diablo. La realidad, en consecuencia, es obtusa y ladeada. Un lugar donde muertos y vivos comparten, donde los poetas de los lares conocen el secreto para hablar con los muertos, un territorio donde lo único perfecto son largos planos de Cordillera, bosque y cielo azulado, esto es lo que Ruiz ha querido descifrar en sus rapsodias de Chile, una identidad nacional en permanente fuga, imprecisa como su filmografía, dispersa en más de 95 películas; si se ven con paciencia, se puede encontrar la verdad de Chile y el nombre de Chile, que es el nombre del invento.
Los cuentos chilenos tienen —según Ruiz— ecos de todos los lugares, versiones equivalentes en Europa, los países árabes y nórdicos; son las ruinas que quedan de ciudades y culturas antiguas y que de esta forma se pueden reconstruir, mediante este género que Ruiz define como «ecos».
Ecos de Shangai a Santiago, todos mezclados en un zapato chino, como el saber de Ruiz que es un conocimiento fracturado, universal y alucinante: habla de matemáticos, lingüistas o filósofos de todos los siglos, conoce la minucia y las anécdotas. Y si lo cuenta es porque solo confía en la historia oral, que es la única que cambia, muda y se modifica en el tiempo: como sus películas, como él, como Chile.
Es que Raúl Ruiz es un narrador extraterrestre, que nos cuenta el mismo cuento de siempre, pero desde otro lugar, bañándolo con la luz auroral que solo los grandes poetas pueden poner sobre las cosas. Todo en esta serie es muy chileno, pero a la vez muy extraño. Es que Chile es extraño. Ruiz es nuestro Homero, y la musa a la que invoca es la Mnemosyne chilensis, el recuerdo de las historias con que sus abuelos de Mulchén y Chiloé infestaron su memoria virgen de niño de un Chile que ya se fue. Chile de formas, de ademanes, de una precisión y elegancia en el lenguaje extremas. Tierra delicada, ladina, fantasiosa, de seres no contaminados por el apuro. En Chile había tiempo, por eso se cultivaba la religión de la amistad, el arte de la paya, las conversaciones en bares sagrados, en interminables tardes polvorientas. Y eso solo lo puede narrar alguien poseído por el éxtasis y la ebriedad de la antigua juglaría.
Porque el cuento de Chile es el cuento de nunca acabar, y eso lo sabe Ruiz, y todo aquel que ha querido acabarlo en modelos narrativos «europeos» ha terminado por matar la vida que venía de nuestra oralidad y que —salvo los poetas— muy pocos narradores han podido trasvasijar a lo escrito. Para ello Ruiz ha escrito su propia Poética del Cine, inventando y reinventando teorías sobre el cine, teorías que puede refutar en su próxima película.
Raúl Ruiz, el creador del cine chamánico, ha llevado su teoría del cine al límite de una sociología y una ontología de lo fantástico. Así, en una de sus descripciones, el territorio del arte queda dividido entre Misterio y Ministerio [2]: la creación, inefable y singular, y la difusión, publicitada y serializada. Las obras de arte «son organizaciones imaginarias del mundo, que, para activarse, necesitan entrar en contacto con uno o varios seres humanos» [3]; las hay de distintas clases —los «delitos imaginarios», los «mundos perfectos», la invención de nuevas maneras de hacer arte, las «exploraciones de nuevos territorios»—, para las que Ruiz propone tipologías o esbozos de catálogos. Los artistas quedan agrupados así en familias inesperadas, según denominaciones metafóricas pero sugestivas (Schoenberg, Joyce y Proust se ven alistados entre los «exploradores españoles»). Según confiesa el propio autor, el esquema es puramente «poético», aspira a hacer soñar (y lo consigue). Tiene, sobre todo, la gran virtud de recordarnos que la historia devota tiene sus límites, patentes, y no hay nada de malo en escapar de ella.
Raúl Ruiz no quiere saber demasiado. No quiere habitar en los reductos de las certezas muertas. Prefiere habérselas con las preguntas menores y para eso están los cuentos y sus películas. Pero no las preguntas mayores, porque siempre se corre un riesgo, quedar atrapado por la verdad y los ritos mortuorios del ingreso en el canon de la Cultura mayor. Para Ruiz es preferible disimular la búsqueda, estar lleno de preguntas y no de respuestas, con el eco de mil conversaciones en el Parrón, mientras hace películas, chistes e inventa cuentos. Ruiz juega a las escondidas con su cine, cultiva la incertidumbre de la imagen y el juego entre la representación y lo que se esconde en la representación. Una persona dice una cosa queriendo decir otra, es el recurso muy chileno de decir una cosa por otra.
2.- Polisemia visual
A Ruiz, pese a todo, se le puede encontrar en sus escondites, es cierto que nadie es profeta en su tierra, pero sí puede serlo en su bar, tal es el caso del director de cine, escritor y genio residente —de este, el país de nunca jamás—, de ese Far West llamado Chile. Ruiz, con una filmografía difícil de precisar por su diversidad de registros y lo prolífico de su producción, ya realizaba filmes polisémicos —desde el tiempo de la Unidad Popular—, de visualidad barroca y de una densidad poco frecuente, para los recursos autorales que usó desde el comienzo, recursos al habla empírica —la frase hecha— que Parra ha sabido detonar en sus artefactos, los actores no profesionales, la improvisación en el guion y la preeminencia del ojo y la imagen sobre el mismo; todo ello han hecho destacar su filmografía, compuesta de documentales por encargo, telefilmes para la televisión francesa, producciones autorales de bajo presupuesto, producciones de gran aliento y generoso presupuesto —como El tiempo recobrado, la adaptación de Proust, el clásico francés por antonomasia, llevado a la pantalla grande por el más chileno de nuestros cineastas franceses.
Ruiz, el cineasta más prolífico de nuestro tiempo, aquel cuya filmografía es casi imposible establecer, por lo diversa y multiforme que resulta ser su producción desde hace más de veinte años. Raúl Ruiz, un cineasta que navega entre Lisboa, Róterdam y Valparaíso.
Raúl Ruiz —como teórico y experimentador— resucita las preocupaciones de Robbe-Grillet [4] en torno a la lógica de lo narrativo, la semántica de los mundos posibles y el arte de las acciones narradas.
3.- Los orígenes del mal
Hoy Ruiz acaba de ser distinguido como Maestro de Cine, reconocimiento que recibirá este año en el Festival de Cine de Roma, reservado solo para pocos directores que hayan llegado a hacer un cine de excepción.
Raúl Ruiz no es una figura tan reconocida en nuestro país como lo ha sido en Europa. Sus títulos más conocidos —por no decir los únicos— son Tres Tristes Tigres y Palomita Blanca.
Parece ser que su cine es para una elite, un director de culto solo para intelectuales, prácticamente inalcanzable. Sin embargo, TVN transmite actualmente una serie escrita y dirigida por Ruiz llamada Recta Provincia (haciendo referencia a los brujos de Chiloé) que narra una historia localizada en el campo de la zona central de Chile, con referencias no solo a nuestro folclore sino también a tradiciones antropológicas ancestrales de todo el mundo y que en su cine reverberan con la majestad de la presencia muda de la cordillera de los Andes como horizonte mítico de nuestro aislamiento, de nuestra condición de isla al fin del mundo, donde proliferan los cuentos de buques fantasmas, de almas en pena, de huesos repartidos en esta extraña patria, en la fértil provincia y señalada, en la región Antártica famosa, de remotas naciones respetada por fuerte, principal y poderosa; donde la gente es tan soberbia, gallarda y belicosa, que no ha sido por rey jamás regida, ni a extranjero dominio sometida; solo ha sido dominada por pequeños periodos bajo regímenes de excepción, el más largo de esos gobiernos es el dominio espiritual de la tierra de los brujos y demonios que en la mitología de Chiloé se ha dado en llamar la recta provincia. Así el relato de Ruiz se eleva de la anécdota local de los mitos fundacionales a los arquetipos universales de la creación del mundo, constituyendo no solo una cosmovisión sino una cosmogonía y sobre todo un relato mayor sobre los orígenes del mal.
Ver: La recta provincia – Raúl Ruiz (2007) TV Serie – 180 min – https://www.youtube.com/watch?v=yqozw9-x1sw
ARTÍCULOS RELACIONADOS:
– VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, RAÚL RUIZ, L’ENFANT TERRIBLE DE LA VANGUARDIA PARISINA (POÉTICA DEL CINE DEFENSA RETÓRICA DEL CINE COMO ARTE). En Revista Almiar (Margen Cero), Madrid, 2005, ISSN 1695-4807.
– VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, Raúl Ruiz o el cine como antigua costumbre mafiosa, en AdVersuS: Revista de Semiótica, Instituto Ítalo-Argentino di Ricerca Sociale, Año VI, N.º 14-15, 2009.
BIBLIOGRAFÍA
– AUMONT, Jacques, Las teorías de los cineastas (Les théories des cinéastes), Editorial Paidós, Barcelona.
– BAUDRILLARD, Jean, Cultura y simulacro, Kairós, Barcelona, 1993.
– CAVALLO, ASCANIO Y MARTÍNEZ, Antonio; Cien años claves del cine, Santiago: Planeta, 1995.
– MOUESCA, Jacqueline, Plano secuencia de la memoria de Chile, Ediciones del Litoral, Madrid, 1988.
– PARRA, Nicanor, DISCURSO DE GUADALAJARA, en Nicanor Parra tiene la palabra, Compilación de Jaime Quezada, Editorial Alfaguara, Santiago, 1999.
– RANCIERE, Jacques; La fábula cinematográfica; Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica, 2005.
– ROJAS, Waldo, Raúl Ruiz: imágenes de paso; código interruptus, en Raúl Ruiz, Ed. Filmoteca Nacional Alcalá de Henares, 1983.
– ROSENBAUM, Jonathan, Mapping the territory of Raúl Ruiz, apareció en Modern Times, en enero de 1990.
– RUIZ, Raoul, Revista Cahiers du Cinéma, Número especial 345, París, marzo de 1983.
– RUIZ, Raúl, Poétique du cinéma, París, Editions Dis-Voir, 1995.
– RUIZ, Raúl, La Poética del Cine, Editorial Sudamericana, Santiago, 2000.
– TOUBIANA, Serge, El caso Ruiz, en Cahiers du Cinéma, Número especial 345, París, marzo de 1983, citado en Revista de Cine Enfoque, Ediciones del Instituto Chileno Canadiense de Cultura, N.º 1, Santiago, 1983,
NOTAS:
* Originalmente en Escáner Cultural, Revista de arte contemporáneo y nuevas tendencias, N.º 98, Santiago 2007 y en Le Cinéma de Raoul Ruiz, París, 2007; http://www.lecinemaderaoulruiz.com/raoul-ruiz-cineaste/la-recta-provincia.
[1] El cine de Raúl Ruiz nace de una continua reflexión acerca los modos narrativos del cine. Ruiz configura en Francia un cine exploratorio, experimental y barroco, que indaga en la falta de identidad y la perdida del territorio. Es en su poética donde logra infiltrar su disidencia, su condición de exiliado metafísico, que encuentra su militancia en la lucha contra el núcleo ideológico de la teoría del conflicto central, que no es sino la operacionalización narrativa de los mecanismos de la competencia, característica del modelo neoliberal. La forma de polisemia visual que Ruiz pone en operación consiste en mirar una película cuya lógica narrativa aparente sigue siempre una misma historia, y cuyos vagabundeos, fallas, recorridos en zig-zag, se explican por su plan secreto, esto es por una película impostora, no explicita, cuyos puntos fuertes se ubican en los momentos débiles de la película aparente, para desde allí narrar otra historia, crear una obra que juegue con la película aparente, que la contradiga y especule sobre ella.
[2] El problema del guion –según Ruiz– es que es demasiado islámico, apela de modo recurrente a que «está escrito». Las reglas de cualquier deporte están escritas, tienen un guion, pero no se sabe quién las hizo. El guion puede describir o vaticinar. En una revista francesa de los años 20, 30, de vocación surrealista, cuyo director era Georges Bataille, se planteaba, subyacentemente, sin decirlo claramente, que todo es documento. La Divina Comedia es un documento. Ministerio es el estado. Misterio es el arte. Las obras de arte son inexplicables.
[3] RUIZ, Raúl, Poétique du cinéma, París, Editions Dis-Voir, 1995. p. 90.
[4] ROBBE-GRILLET, Alain, Nouveau Roman: hier, aujourd’hui, coloquio de Cerisy-la-salle, U.G.E., 10/18, tomo 2, 1972, p. 159. la teoría de los generadores, adoptada por los «Nouveaux romanciers» en los años 70, afirmaba que la novela podía ser escrita a partir de algunos términos que, por juegos paragramáticos, engendraban otros, hasta proveer todo el material necesario para la ficción.
Adolfo Vásquez Rocca. Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía IV, Teoría del Conocimiento y Pensamiento Contemporáneo. Áreas de Especialización Antropología y Estética.
Profesor de Postgrado del Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Profesor de Antropología y Estética en el Departamento de Artes y Humanidades de la Universidad Andrés Bello UNAB. Profesor de la Escuela de Periodismo, Profesor Adjunto Escuela de Psicología y de la Facultad de Arquitectura UNAB Santiago. Profesor PEL Programa Especial de Licenciatura en Diseño, UNAB – DUOC UC.
En octubre de 2006 y 2007 es invitado por la ‘Fundación Hombre y Mundo’ y la UNAM a dictar un Ciclo de Conferencias en México.
Miembro del Consejo Editorial Internacional de la ‘Fundación Ética Mundial’ de México. Director del Consejo Consultivo Internacional de Konvergencias, Revista de Filosofía y Culturas en Diálogo, Argentina. Miembro del Consejo Editorial Internacional de Revista Praxis. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional UNA, Costa Rica. Miembro del Conselho Editorial da Humanidades em Revista, Universidade Regional do Noroeste do Estado do Rio Grande do Sul, Brasil y del Cuerpo Editorial de Sophia – Revista de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador–. Secretario Ejecutivo de Revista Philosophica PUCV.
Asesor Consultivo de Enfocarte –Revista de Arte y Literatura– Cataluña / Gijón, Asturias, España. –Miembro del Consejo Editorial Internacional de Reflexiones Marginales –Revista de la Facultad de Filosofía y Letras UNAM. –Editor Asociado de Societarts, Revista de artes y humanidades, adscrita a la Universidad Autónoma de Baja California. –Miembro del Comité Editorial de International Journal of Safety and Security in Tourism and Hospitality, publicación científica de la Universidad de Palermo. –Miembro Titular del Consejo Editorial Internacional de Errancia, Revista de Psicoanálisis, Teoría Crítica y Cultura –UNAM– Universidad Nacional Autónoma de México. –Miembro del Consejo Editorial de Revista Campos en Ciencias Sociales, Universidad Santo Tomás ©, Bogotá, Colombia. Miembro del Consejo Editorial de Ludus Complexus: revista multiversitaria de complejidad, publicación científica del Doctorado Internacional en Pensamiento Complejo – Multiversidad Edgar Morin. Integrante del Comité científico de Revista Trama Interdisciplinar -Revista do Programa de Pós-Graduação Interdisciplinar em Educação, Arte e História da Cultura, Universidade Presbiteriana Mackenzie, São Paulo – SP, 01302-907, Brasil.
Miembro de la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (FIAF) con sede en Bruselas, Bélgica. Director de Revista Observaciones Filosóficas. Profesor visitante en la Maestría en Filosofía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. – Profesor visitante Florida Christian University USA y Profesor Asociado al Grupo Theoria – Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado –UCM. Eastern Mediterranean University – Academia.edu. Académico Investigador de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado, Universidad Andrés Bello. Consultor Experto del Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (CNIC)– Artista conceptual. Crítico de Arte. Ha publicado el Libro: Peter Sloterdijk; Esferas, helada cósmica y políticas de climatización, Colección Novatores, N.º 28, Editorial de la Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia, España, 2008. Invitado especial a la International Conference de la Trienal de Arquitectura de Lisboa | Lisbon Architecture Triennale 2011. Traducido al Francés – Publicado en la sección Architecture de la Anthologie: Le Néant Dans la Pensée Contemporaine . Publications du Centre Français d’Iconologie Comparée CFIC, Bès Editions, París, © 2012. Profesor de Postgrado, Magister en Biología-Cultural, Escuela Matríztica de Santiago y Universidad Mayor 2013.
Profesor de Postgrado, Magíster en Biología-Cultural, Escuela Matríztica de Santiago y Universidad Mayor 2013–2014 –Investigador Asociado y Profesor adjunto de la Escuela Matríztica de Santiago, Área ‘Filosofía fundamental’ –dirigida por el Dr. Humberto Maturana.
Académico Investigador de Postgrado Multiversidad Mundo Real Edgar Morin; Programa de Doctorado Internacional en Pensamiento Complejo dictado por el Centro Mundial de Altos Estudios para la transformación social desde las Ciencias de la Complejidad, la Transdisciplina y el Pensamiento Complejo, 2015.
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