04 PM | 22 May

podemos vivir juntos

Pregunta inquietante y seductora. ¿Quién no se la planteó alguna vez? ¿Quién no sospechó que la convivencia era sólo una vecindad de cuerpos, un pegoteo incómodo, o tal vez acostumbrado, de dos unidades inconexas, obligadas a habitar un espacio común? Habitamos ese espacio y descubrimos, tarde o temprano, que de común ya no tenemos nada. Pero ya vivimos juntos, contesta enseguida Touraine y traza, en el texto que lleva por nombre la inquietante pregunta, una radiografía de esta convivencia. O dicho de otro modo, las posibilidades de que ese espacio sea realmente común y que, de alguna forma, organice los fragmentos dispersos, las heterogeneidades que ahora parecen irreconciliables. Ya vivimos juntos, habría que ver cómo lo hacemos en una época particularmente difícil para negociar diferencias. Los efectos visibles no son muy alentadores, un maestro muerto por protestar, escraches violentos, estaciones incendiadas por hartazgo, trabajadores y estudiantes descontentos y gente desconcertada en una ciudad cada vez más ajena. Fragmentada como sus habitantes. Leer a Touraine, preguntarnos si realmente podremos vivir juntos es una pregunta que nos hacemos desde el colectivo.

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04 PM | 22 May

todos amamos a tintoreto

El circuito cultural que conforman el Museo Arqueológico, la Biblioteca Nacional, el Museo del Prado, el Thyssen y el Centro de Arte Reina Sofía, entre otros, articula una de las zonas más prósperas de Madrid. Con el prestigioso pulmón verde del Parque del Buen Retiro cerca, el poder y la alta cultura sellan allí una entrañable comunión urbanística. Es la Madrid de la modernidad, con los amplísimos bulevares que permiten apreciar la fastuosidad edilicia del neoclasicismo y que rematan en Atocha, el corazón ferroviario de la ciudad. La perspectiva ese domingo, sin embargo, no era muy alentadora. Una larguísima cola, de varias cuadras, esperaba frente al Museo del Prado. La mayoría jóvenes que parecían salidos de algún atelier o facultad de artes. Grandes carteles anunciaban una muestra temporaria de Tintoretto, le echamos la culpa del contratiempo, entonces, al pintor italiano. “¿Tanta gente por Tintoretto?”, le pregunto a un uniformado del Museo. El hombre me mira desconcertado. “¡Era un maestro!”, exclama con un gesto de reprobación. Le aclaro que concuerdo con él, que me encantan el Renacimiento y el Manierismo, que es una lástima que no lo hubieran traido también a Caravaggio y que no se quedaran ambos para siempre en el Prado, que todo era un problema de tiempo, de espera, pero me interrumpe en seco: “Las colas no son solo por Tintoretto, el domingo la entrada al Museo es gratuita”, agrega con cierto desgano.
Volvemos el martes, no hay colas, solo turistas. Hay, indudablemente, una ciudad que, a pesar del esplendor, se está volviendo difícil también para sí misma.

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01 AM | 27 Abr

Queridos amigos del Colectivo Rouseau: el próximo 10 de mayo se presenta en Madrid, en la Filmoteca Nacional, la versión en castellano de la mítica revista "Cahiers du Cinèma" campo de entrenamiento de la mayoría de cineastas de la Nouvelle Vague (Godard, Truffaut, etc…) la revista en cuestión se compondrá de un 20% de artículos traducidos de la versión francesa y un 80% de artículos autóctonos sobre distintos temas de actualidad y críticas de películas en cartel o clásicas. Carlos Heredero, Santos Zunzunegui y muchos otros prestigiosos críticos españoles forman la redacción de la revista. Desde aquí hago un llamamiento para que todos nos subscribamos, ya que de lo contrario la revista no creo que tenga un futuro muy prometedor. Un saludo.
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02 PM | 26 Abr

guerra y politica

Guerra y política
El Medio Oriente desorienta a Hollywood
traducido por Flavia de la Fuente y Quintin

Hollywood descubre que la Tierra no es plana“ era el titular de la primera plana de un número reciente (28 de noviembre de 2005) de Variety, el semanario de la industria del espectáculo. El artículo, importante, explicaba que la globalización sería de ahora en más el horizonte económico de los estudios. Hace veinte años que el extranjero juega un papel importante en la economía hollywoodense. Hasta ahora se trataba esencialmente de Europa occidental y Japón. Hoy, las multinacionales del entertainment tienen necesidad del mundo entero : toda el Asia, el Medio Oriente, América Latina… Poco después (el 9 de enero de 2006) Variety volvía sobre el tema para explicar que el mundo les resultaba complicado a los estrategas de Hollywood.

Esta dimensión geoeconómica forma parte de un fenómeno actual, revelado por films sintomáticos como Syriana o Munich. Estas películas no traducen solamente el (real) compromiso contra la política del gobierno de Bush por parte de una gran parte de las estrellas americanas (en los títulos de Syriana, a manera de Quién es quién, así como también en Good Night, and Good Luck, Jarhead, Lord of War, The Constant Gardener) o las profundas dudas de un poderoso director-productor como Steven Spielberg, quien desde hace un cuarto de siglo actúa como si fuera el portador de un mensaje para sus contemporáneos. Estas películas -y este es uno de los aspectos más interesantes- traducen la obligación y la dificultad de la industria para enfrentar una globalización menos simple que el modelo de expansión clásico sobre el cual había funcionado el imperio del tercer tipo1.

La fuerza estratégica e intelectual del cine hollywoodense consiste en inventar los puntos de intersección entre los compromisos de los que toman decisiones, la mentalidad de sus clientes potenciales en Estados Unidos (donde una parte cada vez más grande de la población, desde el 11 de septiembre, vira a posiciones ultraconservadoras) y sus intereses económicos a escala mundial.

Si existe el movimiento de opinión expresado en la pantalla por numerosos directores -tal como lo describe Bill Krohn en estas páginas- este le da buenos beneficios a los mecanismos de fabricación y promoción del sistema hollywoodense (cine y televisión) gracias a la convergencia objetiva y a la siempre notable capacidad del sistema de sacar partido. Mientras que la televisión le ofrece a francotiradores como Joe Dante la oportunidad de lanzar brulotes polémicos, las dos superproducciones Munich y Syriana se caracterizan por ser proyectos industriales pesados al servicio de una concepción desorientada del mundo, exactamente lo último que podía esperarse.

Esta desorientación es nueva. Los grandes films críticos de comienzos de los años 80 (y los siguientes) se referían a los modelos sociales o morales, a la idea de una comunidad a la que se oponían las fuerzas de la destrucción o de la disolución. Compartían una idea del bien y del mal cuyas perversiones o fracasos podían cuestionar su definición y el funcionamiento de “las reglas del juego” pero no refutaban el principio. Coppola, Cimino, Scorsese, De Palma, Eastwood, Pakula, Penn, Sidney Pollack, Oliver Stone y, por supuesto, Spielberg, pero también Michael Mann o M. Night Shyamalan… orquestaron transgresiones de las fronteras de todo tipo, cuestionaron su validez y su forma. Ninguno de ellos las borró ni las dio por borradas. Y casi siempre, la familia como comunidad de referencia -familia constituida o por reconstruir- cumplió la función metonímica de los intentos de vivir juntos, atravesados por todos los interrogantes, pero en el seno de un horizonte conocido que era, en primer lugar, el horizonte estadounidense : hasta hoy, Hollywood no ha hecho más que películas sobre americanos (incluyendo Vietnam, La última tentación de Cristo o La lista de Schindler en las que ningún personaje es de nacionalidad americana.)

No es más el caso de los dos films sorprendentes que se acaban de estrenar. Ambos pertenecen a la era de la globalización en la que Estados Unidos juega un papel dominante pero donde la conformación del espacio, del tiempo, del imaginario está lejos de estar totalmente modelada por los esquemas americanos. Esto se muestra de dos maneras diferentes : el mosaico y el deshilachamiento. Llevando mucho más lejos el fraccionamiento narrativo demasiado simplista de Traffic (dirigida por Steven Soderberg), el guionista Stephen Gahan orquesta en Syriana una simultaneidad en la que los fanáticos reconocerán el gimmick narrativo de la serie 24 horas. Pero contar hechos que ocurren simultáneamente en Washington, Teherán, Ginebra, Dubai y Dallas no sirve en este caso para construir una demultiplicación dramática, el objetivo es poner en escena la interacción de las decisiones económicas y políticas a escala internacional. El proyecto de Syriana, que toma al petróleo como fuerza de enlace mundial y el Medio Oriente contemporáneo a sangre y fuego como escenario, es en efecto -y esta vez es un mérito- claramente pedagógico.

Se trata de hacer comprender qué significa la globalización y el papel decisivo y dañino que juegan los intereses americanos y sus mecanismos políticos,

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02 PM | 07 Abr

DEL AMOR Y LA FIDELIDAD

Es frecuente oír o leer en los medios de comunicación el alto número de parejas que se deshacen. Muchas de ellas por problemas que competen al eje de la fidelidad-infidelidad. ¿Es un fenómeno propio de nuestra época?. Tal vez la fidelidad en la pareja sea para algunos un ideal difícil de alcanzar. Desde el psicoanálisis podríamos decir que el prototipo de vínculo de ideal de fidelidad sería solo la dupla madre-hijo. Y aún así y paradójicamente es necesario que esa mujer que cuidara y amara a su hijo le sea de algún modo infiel y permita a su hijo entrar en la triangulación edípica, donde el hijo deberá descubrir que más allá de él mismo, en la mente de su madre, está su propio padre. Eso marca el momento evolutivo en todo ser humano del sentimiento de exclusión. Por tanto padecer de infidelidad es en cierto modo condición humana.

Freud recibía en su consultorio de Viena mujeres que no solo eran fieles, sino también reprimidas y que aceptaban esa servidumbre socialmente instaurada en la Viena de principios del siglo XX. De algún modo la mujer “perdía” su libido. Freud, por el contrario, veía en el hombre una disociación de su vida erótica. Podía realizar transgresiones y desenfrenos sexuales con mujeres ligeras, mientras que con la esposa-madre primaba el respeto y la valoración, con una sexualidad cuya finalidad era la procreación. Por tanto, la infidelidad sería un estado casi natural del hombre con un dominio de su deseo.

El mito de la fidelidad femenina sería el de Penélope: esposa de Ulises, rey de Itaca y madre de Telémaco, resistió noblemente a las instancias amorosas de sus pretendientes, manteniéndose fiel a su marido, que había ido a la guerra de Troya. Prometió casarse con uno de ellos cuando terminara de tejer una tela, pero por la noche deshacía la labor hecha durante el día para no acabarla nunca. Es de destacar la espera, paciencia, silencio, soledad y contención de Penélope. Además del sufrimiento. Era ayudada por la diosa Palas Atenea manteniéndola esperanzada de la vuelta de su amor. Penélope se siente amada. Eso es fundamental en el eje de su fidelidad. Aun en ausencia de Ulises ella percibe su amor. Por tanto su espera es tranquila y segura. En el terreno erótico ella es capaz en su lealtad de una abstinencia total y una adherencia libidinal al amado. Pero también presenta una faceta excesiva. ¿Cómo no sucumbe al empuje de la pulsión?. ¿Es un poder femenino exagerado?. ¿Ha entrado ella en el campo del amor verdadero?. ¿Existirían las Penélopes del siglo XXI?.

Freud siempre planteó la esencia de la condición de la sexualidad humana en la bisexualidad. Habría en cada hombre o en cada mujer dos polos: el masculino y el femenino, amalgamados y con preponderancia, dependiendo del género de un polo u otro. Como diría Winnicott: “elementos masculinos y femeninos separados que se encuentran en hombres y mujeres”.
Históricamente se ha ligado el eje de la fidelidad más al polo femenino.

Pero no olvidemos que ese sentimiento de apego de un ser por otro, profundo, a veces incluso violento y cargado también de ambivalencia y que llamamos amor, está también muy marcado por el narcisismo. El amor es la única fuerza que puede conducir el mundo oponiéndose a tánatos. Pero el amor es distinto al deseo. ¿Existiría una fidelidad al amor implicando una infidelidad a nuestro propio deseo?. Freud es claro en esto. Para él, el objeto de la pulsión es lo más cambiable y contingente. Al menos la infidelidad debería estar presente en el terreno de la fantasía. Freud indica también la necesidad de muchas mujeres mas que de amar de ser amadas y también que a veces el amor aparente por otro disimula un amor mucho más real a la propia persona. ¿Cómo dejar de ver que muy a menudo el sujeto ama al otro en tanto le devuelve de sí mismo una imagen favorable?.

Volviendo a Penélope, tal vez ella representa el campo del amor verdadero. Eminentemente femenina, dulce, esperanzada, fiel y triste sin su hombre.

Frente a ese amor sosegado y tranquilo de Penélope hay también amores enlazados a la locura. El sujeto puede enloquecer de amor. Aquí el amor está fuertemente impulsado por lo pulsional e incendia el mundo de la fantasía de fuegos de artificio.

En cualquier caso todo sentimiento amoroso evoluciona y madura con el paso de los años. No se ama de la misma manera a los 20 que a los 60 años. Pero es un envejecimiento conjunto de la pareja. El arte es acompañar al otro en sus variaciones y enriquecerse en la mutua compañía. El entendimiento sexual es fundamental en este proceso. Si éste falta, la unión se resquebraja; y esto es fundamental para cada uno de los integrantes, pero sobre todo para la mujer. Una mujer insatisfecha sexualmente lo es también afectivamente y marcará una profunda herida narcisista en ella. Tal vez el hombre reaccione con mas rabia a la insatisfacción sexual, incluso con agresividad y la mujer con mas tristeza y tendencia a la depresión.

¿Es posible una sana fidelidad no asfixiante en la relación de pareja con espacio para la evolución personal de cada uno de los integrantes?. Mi respuesta es sí. Para ello es necesario perpetuar los encuentros deseantes. Y es necesario, paradójicamente, una suerte de prohibiciones en la relación que mantengan el misterio y el deseo. En ello la mujer puede ser una artista, al modo de una danza de los siete velos mantenida en el tiempo donde siempre puede quedar algo por descubrir. Pienso que no debe quedar todo saturado de golpe. Es una suerte de transgresiones y prohibiciones interminables, donde cada miembro de la pareja debe poder ser excluido mutuamente en beneficio de la felicidad del amado. Y algo muy importante: la admiración recíproca: ¡Mi amada o amado debe ser el mejor! : la mejor de las madres, la más generosa; cada uno puede pensar ahí según su situación. Y los pequeños detalles: el beso en la noche a la amada antes de acostarse que sale del corazón, la película de los miércoles en compañía el uno del otro, las rosas que llegan inesperadamente al trabajo, y el estar a gusto juntos, disfrutando de la mutua compañía.

En ese entorno sí puede mantenerse la fidelidad. Se puede ser Penélope, desde el lado mujer que todos los seres humanos tienen. Y no sentir vergüenza cuando a veces nos sentimos niños que miramos a la compañera como madre pero también viendo en ella a una amante, y ella ser en parte y a veces una niña con su compañero siendo también él para ella un amante.

Para mí el amor es un misterio. La mujer amada, en mi caso me proporciona una maravillosa sensación de vida esperando yo poder producir en ella la misma sensación. Pero también el amado o la amada ponen límites, refrenan y hacen sufrir. Excitan el deseo y también lo frustran. Amor y sufrimiento van unidos. Ese es el misterio de la vida, del mismo modo que Penélope sufría en su espera.

Madrid Marzo de 2007

Alfonso A. Gómez Prieto
Director del Arco de Estudios Psicoanalíticos de AEP
e-mail: algozpri@teleline.es

 
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