El discreto encanto del proletariado
Kaurismäki mide sus palabras: no habla de inmigrantes ilegales sino de refugiados. Los actores, hieráticos, pronuncian su literatura inverosímil, tan creíble.
Aquí no hay realismo sucio ni fotografía granulada.
El humor, en clave absurda y visual, es delicioso –la estampa de Monet con la piña resulta inolvidable.
– Siento la muerte de tu marido.
– No te preocupes, era fatalista.
Para expresar la más terrible enfermedad, un gesto leve es suficiente. Sin tremendismo ni retórica –la retórica queda para el parlamento del protagonista: Marcel Marx, un Don Quijote limpiabotas.
El lobo feroz es la maquinaria sin rostro del Sistema –el prefecto de policía es una voz en un despacho.
‘Le Havre’ ilustra dos valores esenciales: uno individual; el otro, colectivo. El primero de ellos es la dignidad. La solidaridad es el segundo.
Kaurismäki desea que la solidaridad obre el milagro. Y convierte en cine su deseo.
En tierra humilde y solidaria, florece un plano Ozu: con un almendro en el jardín concluye la película.
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El mundo estilizado de ‘Le Havre’ está cuajado de momentos especiales: la colección callada de primeros planos de los inmigrantes descubiertos en el contenedor; el primer encuentro (y último) de Idrissa y Arletty; la reconciliación con luces blancas de Mimie y Little Bob…
Parafraseando a André Breton: Un plano y todo está perdido; un plano y todo se ha salvado.
COMENZAMOS TEMPORADA
Comenzamos la temporada y lo hacemos con una peli de David Trueba, para seguir con la maravilla de El Havre. Algunos recuerdos del verano: Dos Hamlet, uno con Polonio interpretado por mi amigo Paco, y otro en las Naves del Matadero. Siempre recuerdo como el abuelo de Paco en su carbonería le hacía recitar aquellos versos que empezaban más o menos así: ALTAS TORRES DORADOS CAPITELES. Intentaré hacer lo mismo con mis nietos.
Paso por Piedrahita y desde el claustro de la iglesia, donde ahora se dan conciertos, llamo a mi amigo Ati, que aunque nació en Toros de Guisando se considera de Piedrahiteño. Recuerdo su voto al Partido Andalucista en las primeras elecciones al Parlament como un acto de ironía, y las pequeñas discusiones que teníamos en torno al PSC. Siempre me decía que era igual que CIU y yo con el tema de las dos almas. Coincido de vacaciones en la Diada y tuve ocasión de escuchar Catalunya Radio, me parecía estar con doce años escuchando el parte que terminaba con las frases de rigor: ¡arriba España! Atí no puedo por menos que darte la razón. He metido en artículos de opinión un artículo de Sergi Pamies (el hijo de Gregorio y Teresa) por el tema de la difamación, ya sabes por si nos llaman centralistas o españolistas.
Este sábado he visto La Vida es Sueño, y me gustó mucho Blanca Portillo, aunque a mí me emocionan más los montajes de Calixto Bieito si, el director artístico del teatro Romea de Barcelona.
DIFAMACIONES
¿SE VOLVERÁN A VER?
Si hoy te vas por la mañana al Comercial a leer el periódico y haces un plano panorámico por las mesas encontrarás a “mariasvalverdes” conversando con escritores maduritos, no se si dispuestas a coger las llaves de la chaqueta para ir al pisito de un amigo, pero lo no me cabe ninguna duda es que los camareros ya no son comunistas.
Con un guion excelente, del que podemos disfrutar gracias a Anaya, la película transmite la tensión justa para que podamos seguirla con un gran interés. ¿Se volverán a ver?