Crítica Literaria

10 AM | 01 Sep

Economia del bien común

La economía del bien común

El modelo económico del futuro

Resumen de Cristian Felber, abril de 2011

La economía del bien común es un libro de 150 páginas que se publicó el 16        de agosto de 2010 en la editorial vienesa Deuticke. Los fundamentos        teóricos habían sido elaborados en

un libro precedente „Nuevos valores para la economía”, del mismo autor (Deuticke, 2008).

Desde entonces, una veintena de empresarios ha participado en la tarea de desarrollar y

detallar el modelo. Uno de los objetivos de la publicación del libro es escapar de la estéril

dicotomía “lo que no es capitalismo tiene que ser comunismo” y ofrecer una alternativa

sistémica humana. En el apéndice del libro, 70 empresas apoyan el modelo con su firma – lo

cual es una señal de que el modelo no sólo es una hermosa idea utópica, sino que ha

emergido desde la práctica empresarial. Hoy, unas 250 empresas apoyan el modelo y 70 se

han decidido a implementarlo.

1. La economía del bien común reposa sobre los mismos valores que hacen florecer nuestras

relaciones interhumanas: confianza, cooperación, aprecio, co-determinación, solidaridad, y

acción de compartir. (Según recientes investigaciones científicas, las buenas relaciones

interhumanas son uno de los factores que más contribuyen tanto a motivar a los seres humanos

como a hacerlos felices.)

2. En la economía del bien común el marco legal experimenta un giro radical al pasar de estar

orientado según los principios de competencia y avidez de lucro a los de cooperación y

solidaridad. El significado del éxito empresarial cambia de beneficio financiero a contribución

al bien común.

3. El bien común será predefinido en un proceso participativo desde abajo y luego pasado a una

asamblea democráticamente elegidy y anclada en la constitución a través de referéndum.

4. Un nuevo balance principal mide el bien común: el balance del bien común. Este balance

mide rendimientos sociales, ecológicos, democrátios y de justicia distributiva, cuyo conjunto

constituye el nuevo sentido de “éxito empresarial”. Este ya no se mide en términos monetarios,

sino en puntos neutrales. El máximo que se puede alcanzar son 1000 puntos del bien común.

5. Las empresas con los mejores balances disfrutan de incentivos y ventajas legales que les

permiten cubrir sus costes mayores y ofrecer los productos éticos a precios inferiores que los no

éticos: tasas de impuestos reducidas, créditos con interés reducido, prioridad en la compra púbica

y programas de investigación, …

6. El balance financiero será el balance secundario. El beneficio financiero, antes el fin de la

actividad empresarial, se convierte ahora en un medio del neuvo fin: el bien común. Eso significa

que sólo serán permitidas aquellas aplicaciones del beneficio financiero que aumenten el bien

común: inversiones (con plusvalía social y ecológica), repago de créditos, reservas (limitadas),

distribución a los que crean la plusvalía (máximo: 20 veces el salario mínimo) y créditos sin

interés a co-empresas; mientras que las aplicaciones que reduzcan el bien común ya no serán

legales: inversiones en los mercados financieros, adquisiciones hostiles, distribución a personas

que no trabajan en la empresa, donaciones a partidos políticos.

7. Como el beneficio financiero ya no es un fin en sí mismo, las empresas recuperan la libertad de

aspirar a su tamaño óptimo. Ya no tienen que temer que otras empresas se las “traguen” y ya no

les estará permitido tragarse a otras empresas; no necesitarán tener que crecer para ser más

lucrativas, poderosas o fuertes que l@s competidor@s. Todas las empresas serán redimidas de

la coerción estructural de tener que crecer y devorarse mutuamente.8. Las desigualdades en las rentas y en la propiedad serán limitadas: la renta máxima no puede

ser más de 20 veces la renta mínima; la propiedad privada no puede exceder 10 millones de euros;

el derecho heredetario se limita a medio millón de euros por persona, en el caso de empresas

familiares a diez millones de euros por persona. Herencias que excedan estos límites serán

distribuidas como “dote democrática” a miembros de la generación siguiente. El objetivo de la

“herencia máxima” y “herencia mínima”: Cuanto más justamente distribuido esté el capital inicial

tanto mayor será la igualdad de oportunidades.

9. Empresas grandes con más de 250 empleados pasan parcialmente a la propiedad de l@s

emplead@s y l@s ciudadan@s; empresas con más de 5.000 emplead@s al cien por cien. L@s

ciudadan@s serán representad@s por delegad@s directamente elegid@s en „parlamentos

económicos regionales”. El gobierno no puede intervenir ni tiene propiedad en esas empresas.

10. El gobierno tampoco puede tocar los „bienes democráticos“, la tercera categoría de

propiedad aparte de la gran mayoría de pymes privadas y unas cuantas grandes empresas de

propiedad mixta. Bienes democráticos pueden ser: escuelas, universidades, hospitales, empresas

de abastecimiento de agua y energía, telecomunicación, transporte público o bancas: la

infraestructura básica.

11. Un bien democrático clave es „el banco democrático“. Este banco sirve – como todas las

empresas – al bien común y está controlado como todos los bienes democráticos por la ciudadanía

soberana y no por el Gobierno. Su servicio consiste en depósitos garantizados, créditos de interés

reducido y cuentas corrientes gratuitas. Los mercados financieros tal y como se presentan hoy ya

no existirán.

12. La democracia representativa será complementada por la democracia directa y la

participativa. El pueblo soberano tiene el derecho a a) corregir a sus representantes (el

parlamento), b) iniciar y adoptar leyes, c) iniciar y adoptar un cambio de la Constitución, y d)

controlar áreas claves de la economía como los bienes democráticos.

13. Aparte de la asamblea económica [del bien común] habrá otras convenciones para

profundizar la democracia: convención para la educación, una convención para la

democratización de los medios de comunicación, y una convención para la creación de bienes

democráticos.

14. Para anclar los valores de la economía del bien común en las generaciones futuras tan

profundamente como hoy está arraigada en la generación actual la visión del ser humano

socialdarwinista y capitalista, propongo cinco nuevas asignaturas obligatorias: emocionología,

ética, comunicación, educación democrática y experiencia de la naturaleza.

15. Como la noción de „éxito empresarial“ será diferente en la economía del bien común, otras

competencias de gestión serán las más solicitadas. Las personas más responsables, sociables,

empáticas y capaces de atender al bien de tod@s y de la comunidad ecológica, serán l@s modelos

apreciad@s por la sociedad y las más buscadas por las empresas.

Las empresas que quieran apoyar el modelo de la economía del bien común pueden ponerse en

contacto directamente con el autor (que domina bien el espanol): www.christian-felber.at

O subscribirse directamente en la página web

versión en español: www.gemeinwohl-oekonomie.org

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10 AM | 12 May

AMOR FOU

Por Francisco Balbuena

amor fouEn esta perturbadora novela, Amour Fou ─prólogo de Isaac Rosa─, la escritora Marta Sanz ejercita una muestra más de su maestría técnica de hálito lírico en su brillante trayectoria literaria. Para contarnos su historia se sale de los campos tantas veces binados en la novelística y, con base en un bastidor todavía sin cañamazo, renglón a renglón establece un patrón de petit point. A partir de ahí, todo un relato deslumbrante se dibuja en distintas voces que entretejen el paño del mundo, el encaje de varias vidas que muy bien pudieran ser muchas vidas que todos hemos sentido o conocido.

En efecto, como en el arte del bordado a petit point, hay dos hilos conductores del argumento que se cruzan y que van formando un relato de amores perros, de amores perdidos, de amores rencorosos, de amores limpios, de amores sublimes, de amores dudosos, de amores a trasmano y, sobre todo, de amores locos. En realidad hay más de dos hilos, porque esta novela forma un bordado de primor, no un vulgar tejido de aspillera.

El primer hilo corresponde a Lala, profesora de instituto, progresista, rebelde, enfurecida contra las injusticias y los abusos de que ha sido objeto, abusos públicos y abusos íntimos. El segundo es Raymond, un artista en todos los sentidos; un tipo equívoco, presuntuoso, inquietante, un pobre hombre con más peligro que una navaja cabritera y que cuenta su propia versión de su pasada relación sentimental con Lala. También encontramos el hilo de Adrián, el marido de Lala, abogado de pleitos pobres; un sujeto íntegro pero a quien sentimos con puntos débiles o vulnerables. Y está el hilo de Eliza, hija de papá, elitista y demente; circunstancialmente pobre porque le gusta vivir bien, y cocinera de la guía Michelín porque le encanta dar de comer con saña. En el presente Eliza forma pareja con Raymond, pero anteriormente mantuvo un romance con Adrián, y quizá tuvo una hija con él.

Acompañando a estos cuatro hilos de distintos colores, se extienden las hebras del entorno en tonos de tornasol. Pertenecen a otros muchos personajes que en conjunto nos proyectan el tapiz al fresco de una sociedad un tanto dolida, desquiciada, alterada, hosca, desnortada; una sociedad llena de cicatrices, como Sanz muy bien se encarga de que lo notemos con su estilo y su estilete.

El estilo de escritura es fundamental en toda la obra de Marta Sanz; en consecuencia, ningún párrafo suyo de prosa o verso de poema aparece expósito de autor. Que aprendan esas generaciones de yogurines y petitsuisses de la narrativa: como en un Stradivarius, el novelista ha de poseer una pieza que se llama alma. Que aprendan esos editores que piensan que publicar una novela es un mero ejercicio de pederastia con inocentes. Marta Sanz posee la gracia divina de la forma en la palabra, la dureza de la rabia y del dolor; innumerables legiones de otros, tiernos y delicados, en cambio, redactan esaboríos trucos del almendruco. Basta poner la mirada sobre los textos de Sanz para que se la reconozca a veinte mil leguas de viaje literario, y por ello se la disfruta. Su estilo es proteico, poético, procaz, protónico, proterozoico, procreador, profético, promiscuo, profanador y prometeico. Como a quien les habla le gusta escribir con óleo, así Sanz escribe con todos los humores concebibles del cuerpo humano y además con los humores burlones del espíritu.

El estilete de Amor Fou es el instrumento cortante con el que su autora va trazando los hilos de su trama. Son hilos que se perciben rasgados con el filo de una daga a través de las carnes de Lala, de Raymond, de Adrián y de Eliza. Sus relaciones amorosas les han infringido tales heridas. Esta es una historia cruenta y negra, puesto que no hay locura de amor que transcurra entre cincuenta leves sombras grises. Esta es una historia desasosegante para el lector, además de su recompensa liberadora para entender el mundo que se borda en el cañamazo de nuestra actual existencia.

Ese lector puede llegar a la conclusión, por ejemplo, viendo a Lala, a Raymond, a Adrián y a Eliza en su trajín de petit point, que las vidas que se cruzan en una relación sentimental para luego proseguir cada una por su camino se hacen todo el daño posible; del mismo modo que, en sentido contrario, las vidas o hilos que transcurren paralelas salvan su amor. Pero asimismo tal lector puede especular que el otro, el otro hilo que nos acompaña, quien va a nuestra vera y a nuestro par de sentimientos, posee una carga de perturbación que al mínimo roce tangencial en las profundidades de su ser nos producirá un daño insoportable, al igual que nosotros también le heriremos. Tengamos en cuenta que las bordadoras siempre han compuesto sus labores en los planos de una geometría euclidiana. Sin embargo, Marta Sanz con su Amour Fou nos deja entrever, inquietantemente, de acuerdo a la moderna geometría de Bernhard Riemann, que esos hilos paralelos en alguna parte por venir también se cruzan. Nadie está loco sin una ofensa, pero nadie ama a otro sin un destino.

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03 PM | 25 Ene

EL CUERPO DEL CINE

Después de la guerra, en Europa, tanto en Francia como en Italia, lo que pronto se llamará “teoría del cine” se desarrolla con una conciencia aguda de la animalidad y de lo que de singular puede aportar a la visión de un cine de la realidad. Esta visión está basada en gran medida en una evaluación del filme documental, bajo sus formas más diversas, y en una convicción innata del valor documental interno a toda película de ficción que se piensa como tal. Un enamorado de los animales abre esta vía de pensamiento que se concentró en grandes textos, sin dejar nunca de quemarse en el fuego de la actualidad del cine, con sus innumerables reseñas en periódicos y revistas. André Bazin utiliza dos fórmulas para resumir el objetivo de los estudios recogidos en el primero de los cuatro volúmenes reunidos bajo el título ¿Qué es el cine?: “Los fundamentos ontológicos del arte cinematográfico o si se prefiere, en términos menos filosóficos: el cine como arte de la realidad”. Sin embargo, resulta que frente a la realidad, no solo: “El cine nos enseña a conocer mejor a los animales”, sino que: “Las películas de animales nos revelan el cine”.

¿Cómo comprender exactamente el privilegio que lleva consigo esta revelación? Es sabido que para Bazin va unida a dos principios, estrechamente ligados. El primero está relacionado con el carácter esencial de la imagen fotográfica, que fundamenta su valor ontológico propio: ser una huella objetiva de la realidad, en virtud del carácter mecánico de la grabación, que garantiza “una transferencia de realidad de la cosa a su reproducción”. Si el cine se convierte así en “la momia del cambio”, puesto que embalsama la duración, está obligado a respetar cuanto sea posible la realidad de ese cambio, y tanto más cuanto que desea dar testimonio de ello directamente, como es el caso sobre todo en el filme documental. Se trata, segundo principio, de la famosa formulación del “montaje prohibido”. Bazin lo plantea así como “ley estética”: “Cuando lo esencial de un acontecimiento depende de la presencia simultánea de dos o más factores de la acción, el montaje está prohibido”. Frente a la función primordial del découpage y el montaje en la realización de cualquier película (o casi), la presión de semejante imperativo es doble. Por un lado, aunque más bien se imponga con ocasión de reflexiones sobre el documental, atañe igualmente al filme de ficción (es la conclusión, tan virtualmente precisa, del texto sobre el filme de animales, en el que Bazin desarrolla también el problema: “Creo que no solo a los puros documentalistas y a los cineastas que deciden rodar películas de ficción que contengan un aspecto documental, sino a todos los directores en general, les convendría meditar estos ejemplos”). Por otro, los ejemplos que acaba de ofrecer, para el documental y para la ficción, incluyen en su mayoría animales (aunque la idea expuesta pretenda ser más amplia: “[…] cuando el acontecimiento presenta en sí mismo un gran peligro físico para el intérprete, o su protagonista es un animal, o mejor aún los dos a la vez”). Son los planos convertidos en iconos de la teoría, reiterados en “Montaje prohibido”: Charlot y el león enEl circo (The Circus, 1928), el niño, los padres y los dos leones al final de Quand les vautours ne volent plus (Harry Watt, 1951), asociados en el mismo encuadre en el momento de mayor peligro.

Esta convicción fue tan fuerte en Bazin que, como le tocó hacerlo durante mucho tiempo a la crítica antes de su época técnica, le llevó a alucinar lo que quería ver según las condiciones que le parecían justas. Alabando a Flaherty con tanta convicción por haber (…)


El cuerpo del cine, Raymond Bellour


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