05 PM | 31 Ago

CINCO TUMBAS AL CAIRO

Una de mis películas favoritas entre aquéllas cuya temática gira en torno al desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, es sin duda “Cinco tumbas al Cairo” (Five graves to Cairo), película dirigida por Billy Wilder en el año 1943, con un emocionante argumento basado precisamente en un guión del propio Wilder.

Al principio de la película, un tanque de las tropas inglesas deriva sin control por las arenas del desierto. En este carro de combate, que escapa autónomamente de las tropas del mariscal Rommel, sólo hay un superviviente, inicialmente inconsciente, que consigue salir del tanque para tratar de encontrar algún refugio. El comienzo del film ya es bueno. Pero lo que sigue es todavía mejor. El cabo Bramble (que así se llama el superviviente) logra encontrar un hotel medio en ruinas en medio del desierto, que resulta ser la antigua base de operaciones de las tropas inglesas, pero donde ahora quedan dos personas sólo, por haber sido bombardeado los días anteriores, el recepcionista y la mujer de la limpieza. Ante el mal estado del cabo, estas dos personas tratan de aliviar la grave insolación, acompañada de delirios, que padece. Pero entonces llegan el mariscal Rommel y todo su séquito a establecerse algunos días en el hotel. El cabo Bramble se ve obligado a hacerse pasar por el antiguo mozo del hotel, el cual murió en el bombardeo, en un principio con el objeto de tratar de matar a Rommel, cosa de la que desistirá cuando advierte que en realidad dicho anterior mozo era un espía al servicio de los nazis. De tal forma que Bramble tratará ahora de congeniar lo suficiente con el mariscal para averiguar en qué ubicación exacta se hallan los cinco “yacimientos arqueológicos” donde el mariscal Rommel tuvo la previsión de guardar años antes de la guerra la suficiente cantidad de combustible, agua, municiones, y en general provisiones, para no tener que depender de las vías normales de suministro, ahora impracticables, y poder llegar así a tomar la ciudad del Cairo.

En líneas generales esta película, cuyo eje principal es el espionaje que desarrolla el cabo inglés para averiguar dónde deberán bombardear los aliados para acabar con los suministros nazis, resulta ser un film de lo más ecléctico, interesante y sobre todo entretenido. En una única película se conjugan elementos como el espionaje, la Segunda Guerra Mundial en África, el amor, la sumisión y hasta la humillación ante el poder del bando alemán –Mouche, la mujer de la limpieza, trata de que saquen de un campo de concentración a sus hermanos, suplicándoselo al mariscal-, la siempre estereotipada mala conducta de los soldados y ciudadanos nazis, que son todos perversos en casi todas las películas del género, sin aparecer como personas con comportamientos éticamente variables como es lo normal -cosa que por ejemplo en “La lista de Schindler” sí se da-. Hasta incluso queda sitio para un humor muy de mi gusto, por la soberbia caracterización del mariscal Rommel por parte de Erich Von Stronheim, que es capaz de imprimir en la misma el genio militar y el carácter cuadriculado del mariscal,  así como el hecho de que en la película aparece un general italiano, aficionado al canto, que es ninguneado por Rommel, y al que prohíben sus ensayos canoros, y que en cierta escena en la que el cabo Bramble ha colgado su chapa identificativa en una botella de whisky para que los oficiales ingleses apresados adviertan que él es inglés, ofrece de beber también al general italiano exclamando éste algo así como : ¿Qué bebida es ésta, mozo?; Bramble, señor; ¿Bramble?, si no supiera que es Bramble, yo juraría que esto es whisky.

Pero bueno, no puedo desvelar más cosas de este film. Yo lo único que debo hacer es recomendaros esta película, porque sé que habrá mucha gente a la que le gustará, y porque resulta muy entretenida y según mi opinión es buena, como casi todo lo que llevó a la gran pantalla el bueno de Wilder, -habida cuenta de mis limitaciones como crítico de cine-.

del blog Eciptomania

Compártelo:
02 PM | 17 Ago

Conversaciones con Billy Wilder

En ” Conversaciones con Billy Wilder ” el legendario director, ya nonagenario, accedió por primera vez a hablar extensamente sobre su vida y obra. Entrevistado por Cameron Crowe, en sus páginas habla de su experiencia en el mismo corazón de Hollywood, así como sobre guiones, fotografía y escenografía, sus colegas y sus películas, y el cine de hoy. En este largo coloquio de director a director -similar al sostenido por Truffaut y el maestro del suspense en ” El cine según Hitchcock ” – conocemos cómo fue la colaboración de Wilder con estrellas de la talla de Audrey Hepburn, Jack Lemmon, Marilyn Monroe, Marlene Dietrich o Charles Laughton, entre muchos otros, y nos asomamos a las curiosas y divertidas historias ocurridas entre bastidores durante el rodaje de ” Perdición ” , ” Berlín Occidente ” , ” El crepúsculo de los dioses ” , ” El gran carnaval ” , ” Traidor en el infierno ” , ” Sabrina ” , ” La tentación vive arriba ” , ” Ariane ” , ” Testigo de cargo ” , ” Con faldas y a lo loco ” o ” El apartamento ” .

Compártelo:
04 PM | 16 Ago

PREGONANDO

Félix Alonso

El pregón del inicio de las fiestas ha puesto de manifiesto lo contraproducentes que son todas las proclamas que se hacen en favor a reducir la religión al ámbito de lo privado. Si algo demostró el pregonero y quienes lo invitaron, es la repercusión pública que puede llegar a tener un discurso plagado con los elementos más sobresalientes del nacional-catolicismo, dirigido a una plaza llena de gente que escucha atentamente, y al que no se contrapone ninguna opinión visible desde la izquierda, no ya en el acto mismo, que se pudiera considerar dentro de la cortesía, sino a través de algún comunicado.

Me consta que en la comida de celebración de los socialistas de San Lorenzo, no se hizo el más mínimo comentario, siendo un ámbito muy adecuado para que Hontoria hubiera comunicado a sus compañeros su incomodidad. La hegemonía no se consigue con el traje de los domingos en búsqueda del baile de salón.

Yo si me sentí incómodo por algunas de las palabras que volaban por la Plaza: El cuestionamiento al sistema político actual, y  ajustes de cuentas con el proyecto ilustrado. Todo muy alejado de los postulados cristianos de José Gómez Cassarena, Díaz- Salazar, o de los que participaron en el homenaje a Manuel Fraijó. El contenido de un blog no permite profundizar en el texto íntegro del pregón, pero a un laicista le produce desasosiego. Tiempo tendremos, espero que se haga el reproche político en el próximo pleno. Confío en Tettamantti.

Si el Colectivo-Rousseau quiere poner en marcha el proyecto: “EL LAICISMO A DEBATE” durante el próximo otoño es porque  creemos que ha llegado el momento de someter el laicismo a revisión. Existe, sin duda, un gran desconocimiento sobre este tema. Hay quien lo confunde con anticlericalismo, cuando la laicidad lo que pretende es que exista una separación efectiva, desde el respeto, entre el Estado y las Confesiones Religiosas. Vamos a contar con el apoyo y respaldo de la Fundación  CIVES  y  la Fundación Progreso y Cultura.

Entre los objetivos y fines que nos hemos propuesto está el de divulgar aquellos pensadores que se han caracterizado por sus planteamientos laicistas como Antonio Gil y Zárate, natural de nuestro vecino pueblo El Escorial, Francisco Giner de los Ríos, Pablo de Andrés Cobos, Lorenzo Luzuriaga, Rodolfo Llopis  y en época más reciente, las figuras de Luis Gómez Llorente y Mariano Pérez Galán, y Juan Pablo Ortega y otros.

Queremos divulgar, los planteamientos laicistas en el siglo XIX  y en el XX, las referencias y los avatares que se han ido sucediendo en torno a la laicidad en las distintas Constituciones así como las polémicas suscitadas en el ámbito educativo y en el cultural.

Estamos ya trabajando y han comprometido su participación intelectuales, periodistas, profesores universitarios que han venido participando en debates, simposios, jornadas y que han publicado diversos artículos y ensayos sobre este tema.

Sería oportuno debatir sobre si deben existir, por ejemplo, funerales de Estado, independientes de cualquier confesión religiosa y lo mismo cabría decir de otros muchos asuntos polémicos.

Nuestra intención no es otra que DIVULGAR CON RIGOR y que los asistentes a nuestros actos puedan hacerse una idea en torno a este tema para poder juzgar con objetividad, disponiendo de una información veraz. Por otro lado en este, como en otros campos, es necesario reivindicar una actitud crítica para aproximarnos a aspectos cruciales sobre los que, durante mucho tiempo, han existido tergiversaciones interesadas, represión y silencio.

Ha llegado la hora de reavivar nuestro legado republicano. Ahí están las raíces de la batalla

 

Compártelo:
03 PM | 02 Ago

“Alberto Descorial (octubre, cada vez más indudable)”.-

 

Conocí a Alberto Descorial hace más de treinta años, aunque su verdadero nombre era Alberto Martínez Sánchez. Por unos compañeros socialistas de Los Molinos me he enterado de su reciente fallecimiento, y me pongo enseguida a recordarle. Alberto era un funcionario cualificado de la Comunidad de Madrid, a él se deben los manuales básicos de Administración Local que el PSOE editó y que se repartían a los concejales que tenían que desempeñar su función en los ayuntamientos.

Sus antepasados fueron los impulsores de la “Escuela de Montes” y sobre todo de la creación del parque de Terreros. La firma de sus poemarios con el nombre “Descorial” sería suficiente para resaltar su amor por el pueblo, pero es que además fue concejal socialista y secretario del Ayuntamiento. Le produjo dolor la actitud de algunos correligionarios de la época. Puso por encima la libertad a la obediencia doctrinaria. Hoy sigue siendo desgraciadamente un camino muy seductor para algunos seres humanos agarrarse a los dogmas, la disciplina, el patriotismo, las sectas, las religiones o la magia. La libertad por encima de todo, solía decirme. 

Hablando con el poeta Juan Torres, al que conocí en avatares políticos que no vienen al caso, coincidimos en el conocimiento de Alberto. Éste le dedicó en el periódico “Vox Populi” un artículo titulado “Instrucciones para escribir un soneto”, del que no me resisto a transcribir unos pasajes: 

“Era un hombre amojamado y pelón. Se movía sigilosamente por los pasillos de la consejería, donde se le tenía en alto aprecio, y no se inmiscuía en asuntos ajenos a sus competencias más estrictas, que se limitaban, me parece, a redactar sesudos informes recomendando medidas que luego nadie se encargaba de adoptar.

Todos los días buscábamos un hueco para encerrarnos en su despacho. Nadie le dio al asunto otro pábulo que el que tenía: dos poetas, ya se sabe. Yo era entonces un joven airado, adscrito a la iglesia de la poesía de la experiencia, ávido de trasladar al papel la vida misma de cada día con el lenguaje que cada día nos da la vida misma.

Luis García Montero, ya saben. Y, por supuesto, Javier Salvago, cuyo entrañable prosaísmo tanto me marcó. Menos fieros de lo que nosotros mismos nos pintábamos, los poetas de la experiencia andábamos por la vida con mucha indolencia y escasísimo rigor. Como de vuelta de todo pero sin haber ido a ningún sitio.

Así que Alberto me explicó que había que empezar por el principio. Su poesía no contenía vanguardismos formales, ni mucho menos conceptuales. Bebía de las fuentes más clásicas de nuestra lírica y era muy dado a enfrascarse en la naturaleza y el paisaje para no tener que adentrarse en mayores enredos existenciales.

Alberto Descorial no escribía poesía para inmortalizarse sino para sobrellevar la mortalidad con elegancia. El soneto era para él como el perpetuo aprendizaje. Un continuo adentrarse en la búsqueda de la exactitud expresiva y de la precisión rítmica. Un empeñarse en llevar al límite la elaboración del lenguaje poético impecable.

Me animaba, pero se mostraba implacable: “No te obsesiones con los temas, no emborrones un buen poema a base de toscas emociones. Para trabajar la técnica, busca temas que no te impliquen, cosas sin importancia”. Así fue como me enseñó su Soneto a las pinzas de la ropa, del que por desgracia solo conservo el recuerdo de su primer espléndido verso: Bisnietas pobres del vetusto pino.

Termina Juan diciendo que “no todo eran sonetos. Había mucha estancia, largas ristras de heptasílabos y endecasílabos combinados, recuperando el tono y el sentir del mejor Garcilaso puesto al día. Pero era en los sonetos en los que su maestría se mostraba esplendorosa, donde mejor fructificaban sus largas horas de encierro depurando las aristas de la inspiración”.

Me encantó el artículo, que se puede leer entero en este enlace, y se lo llevé a su casa de Los Molinos. Una mañana entera de “charleta”, al final me dio dos libros que siempre he tenido ganas de editar: uno la “Autobiografía por fray Juan de la Cruz”. Haciéndose pasar por el poeta, comienza diciendo: “Escribo la verdad de mi vida y mi pensamiento, aquí en la Peñuela, a mis cincuenta años de edad… Me propongo con ello mostrar que soy inocente de las imputaciones que me han llevado al destierro y a la pérdida de todos los oficios…”.

Me regaló las “cincuenta levitaciones del anciano Newton” y 300 hojas mecanografiadas con el título: “La existencia sin modo”, un libro metafísico sobre la “civilización de la cucaña” que era su especialidad, y encontré en mi librería el libro titulado “Es indudable otoño en sus señales”.

Hacía una poesía reposada y atemporal, previsible y acogedora, emotiva en su propia contención. Había mucho Garcilaso, sí, en sus versos, pero también mucho de mística en sus escritos. Aunque ahora prive lo crematístico a lo místico en los plenos del municipio, les pido a los concejales que hagan un hueco para un reconocimiento. Fue un gurriato importante, un socialista ejemplar, el pueblo merece su recuerdo.

Es indudable otoño en sus señales / de glaucas tenues luces vespertinas / desgritadas de voz y de tinieblas / que divinizan a los robledales/

Seria como el fulgor de los puñales / la tarde reverbera en las encinas / Borroso el bosque,enteras las ruinas / donde asientan las dalias sus reales / Una dulce tristeza de la herida / que la playa recibe por el sable / de la ola llegando ya vencida / deshojada de modo insoslayable / en cada embate dando algo de vida / Octubre, cada vez más indudable.

Compártelo: