06 PM | 23 Abr

Repsol: En petróleo, nadie es inocente.

 

Alejandro Brocato Cardoso

 

 

Así son las cosas en la vida. Los mismos que se prometían negocios eternos, hoy se persiguen a escopetazos y solicitan nuestra solidaridad  cual si se tratase de un divorcio o un partido de futbol de  selecciones de dos pueblos enfrentados por odios históricos y ocultos. Pues bien, tal vez la sabiduría es no participar en elegir uno de los dos bandos que hasta ayer manejaban con secreto y sigilo sus relaciones basados en una ecuación que pasa por tomar para provecho privado lo que debería haber permanecido como propiedad estatal.

Porque para entender un poco lo que esta ocurriendo con este petróleo sucio, hay que ir a lo foto del comienzo. En el año 1999, cuando Repsol compró el 97,5% de las acciones de la firma YPF, la Argentina se encontraba a dos años de la suspensión de pagos y el corralito. Siguiendo una política económica de recortes y constante renovación de una deuda que era a todas luces imposible de pagar. En esa marcha frenética  para seguir sosteniendo un tipo de cambio basado en la iniciativa privada, recordemos que la cantidad de moneda en esa economía era consecuencia de las entradas de inversiones y créditos del resto del mundo, había que ir firmando y vendiendo todo lo posible. Y entonces en un pais con petróleo, con una tradición de tener una empresa estatal dominante en ese sector, se pasa a que esa empresa  sea una empresa privada, pero que depende de las concesiones de terreno público para hacer sus extracciones de petróleo. Cuando Repsol compra ese marco de negocio, con el apoyo entusiasta de la actual presidenta de Argentina, en ese momento senadora, debería haber considerado que excepto Estados Unidos e Inglaterra, el resto de países productores de petroleo  tenían a las empresas estatales al frente de esa actividad. De hecho en Kuwait, después de una guerra se había vuelto a entronar una empresa al 100% estatal para esa actividad, y en la posterior guerra de Irak, también se acabo constituyendo una empresa 100% estatal.

 

¿Cómo expropiamos en España? Con todo el peso del derecho administrativo , y con la guardia civil. En los dos últimos dos años, se ha visto en la televisión como se expropiaba a un barrio de pescadores de Canarias, sus viviendas, para derribarlas . Viviendas hechas hace más de 60 años, en terreno público, viviendas humildes que la aplicación de la Ley de Costas definió  como prioritario echar a suelo. También hemos expropiado de esta forma para nuevas carreteras de la Comunidad de Valencia. Autopistas de peaje que hoy vemos que no podemos continuar, ni terminar ni pagar y que pasaran a engrosar el déficit público. En la España de la burbuja inmobiliaria se pago a precio de catastro al pequeño propietario, o sea dejando a esa gente quebradas económicamente y sin poder comprar algo similar a lo que habían perdido.

 

 

¿Fue un buen negocio para Repsol la compra de YPF?  En mi opinión lo fue y lo seguirá siendo. Por un lado porque aquel negocio permitió la diversificación actual y la continuidad de esta empresa. No sería hoy multinacional, si no hubiese pasado por ese paso. Si bien queda abierta la cuestión de si para España no hubiese sido mejor que esa empresa estatal, española, no hubiese seguido siendo estatal. Vamos a algunos números gruesos. La compra de YPF supuso en 1999 un desembolso de 15.169 millones de dólares (con un precio barril cercano a los 12 dólares, hoy el barril de Brent a 118 dólares). En grandes números por beneficios cobro unos 9.000 millones de dólares (descontado lo del grupo Petersen-Ezquenazi, que se comentará más adelante), unas ventas en bolsa, incluidas las recientes ventas del mes de febrero, por lo que se cobraron unos 6.500 millones, más un valor libros a fines de 2011 de unos 4.500 millones de dólares, que es el piso para recibir el 51% de ese valor, o sea unos 2.500 millones, más el valor del 5% o más que le quede del paquete accionario. Una cuestión de base, es totalmente legitimo, en empresas privadas,  el tener beneficios y estos expresan el grado en que se satisfacen las decisiones de compra en una sociedad.

 Si el Gobierno argentino hace lo correcto frente a un más que probable juicio  en CIADI del Banco Mundial (el único lugar de controversia legal posible) debería no discriminar en contra del accionariado de Repsol en la expropiación. Con lo cual, para no discriminar entre accionistas debería hacer una quita igual sobre las acciones del grupo Esquenazi. En este contexto, Repsol mantendría alrededor de un 30% del capital accionario.

 

¿ Se puede explicar el tema del  grupo Petersen-Esquenazi? Es la parte surrealista de los últimos años, y que justifica el título de este artículo. Me explico. Según estatutos de la compañía, que Repsol incluyo como salvaguarda contra participaciones hostiles, el que pasase de un 15% del paquete accionario, debería hacer una opción de compra por el 100% de la compañía. De común acuerdo .gobierno argentino-Repsol se le dio entrada en el capital al grupo argentino Petersen-Eskenazi.. En diciembre de 2007 ese grupocompró el 14,9%  y se aceptó que comprase otro 10% , sin dinero, a resultas de los beneficios distribuidos de los próximos años, de ese mismo 10%. Si, ha leído bien, una multinacional del petróleo permite que un tercero tenga el 10%, con un pago a futuro de los rendimientos de esa misma participación. Creo que a cualquiera de nosotros nos hubiera gustado llamarnos Peterson-Eskenazi. Repsol no debería haber permitido este acuerdo. ¿Es inconfesable el porque de dicho trato de favor, que muy probablemente suponga cierta colisión con los códigos de comercio, independientemente del contrato que le de sustento? En la práctica si hubo una contraprestación, que cada año se pudo distribuir totalmente el beneficio y en todos los casos se dispuso de las divisas necesarias para sus transferencias a España. ¿A quien le debe Petersen-Eskenazi ese favor por el 10% de la compañía?

 

¿Existe algún elemento objetivo de mala gestión de Repsol en este entuerto? En principio hay dos cuestiones técnicas a destacar, más una cuestión de política pura. La primera es muy simple, Repsol ha perforado menos que la otrora empresa del Estado. El promedio de esta, antes de la conversión en sociedad anónima en 1992 y entrada parcial del capital privado, se perforaban 101 pozos en total (incluyendo a otras empresas, no solo YPF, por año). Durante 1992 y 1999 el estado tenía participación y acción de oro, fue un total de  86 pozos por año. Los pozos, más tarde o más temprano se van secando, la solución es perforar en otros lugares, encontrar otra bolsa, y seguir extrayendo, en esto consiste el negocio de la extracción. Pues bien, el promedio de todos las compañías desde 1999  ha sido de unos 40, con el último año, de 2010, 18  pozos.

 El segundo elemento es de carácter financiero. De una empresa que tenía cero de deuda, se ha pasado una empresa que debe unos 9.000 millones de dólares. ¿Qué es un poco menos o un poco más? Tanto da. Veamos el razonamiento, que es lo que importa. Esta empresa ha tenido distribución de beneficios, si necesitaba activos financieros, léase dinero, para realizar sus operaciones, debería haber utilizado antes sus propio excedente.La política empresaria de distribución de dividendos también debe ser razonable con la imagen de capitalización de la propia empresa. Veamos ahora la posible defensa al endeudamiento y pago de intereses Hay dos respuestas, la primera es que puede ser que el marco de tipo de tributos, impuesto, permita deducir los intereses y gastos financieros, con lo cual el gasto queda en cero o cercano a este valor. Pero esa situación fiscal supone un estado tonto que privatiza con una serie de objetivos, entre el que se encuentra una mejor y mayor captación de impuestos y acto seguido permite que eso se escape por los artículos del código fiscal. La otra razón es del siguiente tipo, Repsol puede obtener resultados mayores en la inversión de su dinero que lo que le cuesta obtener financiamiento para YPF. Para seguir la explicación construyamos un  ejemplo hipotetico: se van a necesitar 500 millones para seguir con la actividad el próximo año. Y los beneficios a distribuir este cierre de año son de 750 millones. Una solución es capitalizar la empresa en 500 millones y solo distribuir entre todos los socios, de acuerdo a su participación, 250 millones. Pero Repsol ha hecho un descubrimiento en otro país, que se informa que por las características físicas del yacimiento, dará un rendimiento del 15% por dólar invertido. Dada la solvencia de YPF-Repsol obtiene un crédito en dólares al 5% sobre la plaza de Argentina. Con lo cual se distribuyen los 750 millones a los socios. Los teoremas financieros dirían que la situación patrimonial es la misma. Pero no es lo mismo deberle  a un tercero, que nos puede ejecutar, que a los propios socios como retribución por el capital social, que frente a una contingencia adversa, tendrán que aceptar beneficios menores, inclusive pérdidas por algún tiempo. Es su compromiso de largo plazo lo que expresa su capitalización cuando las  circunstancias lo demandan. Y se ve que no han respondido a este compromiso por la existencia de esta cantidad de  deuda. Alguien podría decir, “pero a efectos del pago por la expropiación es lo mismo, sobre los activos, descontamos   los pasivos y eso es lo que tiene derecho Repsol a cobrar ahora. Pero lo que es claro es que el próximo año habrá que hacer frente a un pago de intereses en una situación distinta que la actual. La de hoy la conocemos, ¿la del próximo año?  Que una cosa se pueda hacer legalmente no significa que esta bien hecho desde el punto de vista de la confianza recíproca y la opinión pública.

El aspecto de política es que el año pasado, año de elecciones en Argentina, Repsol produjo tanto menos, un 35%, y que en consecuencia se tuvo que incurrir en importaciones masivas y se alcanzó un resultado en la balanza energética, déficit, de unos menos 3.300 millones de dólares, que claramente redujo el superávit comercial. Esto fue dicho por la Presidenta Fernández en su discurso del día lunes 16, y no es un elemento menor para poder explicar la forma en que ha actuado el gobierno argentino, en cierta forma vengativa.

 

¿Existe algún elemento  objetivo de mala gestión por parte del Estado argentino en este entuerto? Destacan dos  sobre todos, uno de carácter técnico y otro de carácter también financiero. El de carácter técnico es el cambio vertiginoso en la relación entre el regulador y el regulado. Entre el Estado argentino y Repsol-YPF. A este cambio se le une la incongruencia de que el Estado argentino sigue confiando en cargos políticos que han fracasado en su gestión, como ejemplo máximo el Ministro de  Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, Julio de Vido. ¿Qué  sentido tiene añadir a sus funciones la de nombrarlo como interventor a esta persona al frente de YPF?  Ante su mala gestión se lo premia con más cargos. ¿Para cuando un Estado basado en los méritos en Argentina?

El de carácter financiero es que todo el mundo incorpora un mayor riesgo en las operaciones con Argentina, y esto llevará a un encarecimiento en el crédito posible para ese país en todos los sectores. El posible beneficio, habrá que verlo,  de contar con más petróleo habrá que contrarrestarlo con el precio presente de la dificultad creciente para todos los sectores que exportan desde Argentina. Y no es un precio menor, con el tiempo iremos viendo su cantidad.

 

¿Y el papel de los medios de comunicación? Han sido negativos. Han ido calentando el ambiente de una forma irresponsable, ya que la noticia cuanto peor, más vende. Repsol es un gran anunciante y a los clientes se los protege. Queda por ver si esta defensa no acabará trayendo también perjuicios para las empresas de medios de España.

 

¿Los estados valen ahora más o menos? Antes de esta crisis grave entre Argentina y España cada uno de los estados y ellos mismos en conjunto tenían un valor en el mundo. Para cuestiones de política, economía, nuevas tecnologías, educación, etc. Esta pelea pública los debilita a cada uno y ,gane quien gane, ya han perdido. Y en este caso las formas son importantes, tanto  rechazo o  aceptación puede generar una larga presentación de una Presidenta o las palabras de algún Ministro español frente a las cámaras de televisión. Cuando lo hacen público, para transformarlo en política de bajo nivel, ambos estados están devaluándose frente al resto de estados en el mundo internacional.

 

¿Estos son los conatos de la vuelta del nacionalismo como forma política principal? El mundo lleva casi 5 años de crisis, grave en los casos de Argentina y España. En el primer caso, una inflación del 20% anual advierte de penurias y de un modelo que se esta saliendo de control. En el caso de España, una deuda y unas cifras de desempleo aterradoras. Nunca esta demás citar la frase del Doctor Johnson, que el patriotismo es el último refugio de los canallas. Cuando no sabemos que hacer en política, como mejorar la situación de los ciudadanos, para los mediocres siempre viene bien un poco de música militar y una soflama incendiaria. Esto fue lo que ocurrió en la crisis de los años 30, hubo una discusión sobre que hacer, hubo mayor gasto público, Keynes público su obra magna en 1936, en contrario sensu hubo una vuelta al control del gasto, hubo una recaída y finalmente se salió de la depresión por el incremento del gasto militar y la consiguiente guerra.

Por último, un comentario sobre nacionalismo y negocios. En el primer gobierno del General Perón se nacionalizaron (1948)  los ferrocarriles que eran una concesión principalmente a empresas inglesas. Se tuvo que pagar una cuantiosa indemnización. Un proceso gradual de reversión hubiera sido menos oneroso. desde el punto de vista económico. Una forma fácil de hacer dinero es llegar a juicios contra el Estado. Que se sepa, Perón murió rico. Esperemos que el conflicto con Repsol no suponga una re-edición de lo citado precedentemente.

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06 PM | 23 Abr

EL REY DE LAS CANCIONES

                         FELAS

 

 La película de forma narrativa, a modo de “tablau vivant”, cuenta una versión abstracta del poeta armenio Sayat Nova, poemas que, traducidos al francés por Serge Venturini, podemos leer en la editorial L’Harmattan. Experto en el kamancheh, instrumento persa de cuerda frotada que se toca como el celo, inicia su infancia en el campo, rodeado de sus padres, que le protegen de las tormentas y lluvia que se producen en el monasterio de Sannhin, de una gran importancia en la cultura armenia, allí se enseñaban humanidades y de modo alegórico aparecen los libros del “escritorium” mojados por el agua: “los manuscritos no arden” dice el poeta .Descubre la belleza de las palabras , y en la sauna zarista el “festejo de la sangre ardiente” según el relato de León Grigorian.

 Las canciones y sus letras le llevan a la corte de Erekle II donde conoce a su hermana Ana, de quien se enamora .El demonio de la pasión hace tocar sus tambores, y la danza de las máscaras pérsicas les lleva después del episodio de la bola de oro, a un mausoleo donde descubren el amor. El poeta no puede ser admitido en la corte como esposa de Ana, y se despide de su instrumento para refugiarse en el monasterio de Ajpat. Un brazo de oro le hace recordar el pasado, y los vientos de marzo arrancando la cúpula del monasterio, le hacen retornar al pasado y decide volver a la ciudad, pero están secos los manantiales, y la guerra se ha instalado con la llegada del Khan Mahoma, vuelve al monasterio. Canta y muere, le grita uno de los obreros que está reparando una ventana, y con unas imágenes preciosas llenas de simbolismo, sólo superadas por la llegada y entierro del patriarca Lázaro, termina esta obra opulenta en colores, donde los actores desarrollan una coreografía de gestos sencillos, narrando el ánimo del poeta en los diversos momentos de su vida. La pregunta que debemos responder después de terminar de verla sería la siguiente: ¿hemos visto algo parecido alguna vez?

 

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01 PM | 16 Abr

LO QUE HAY QUE DECIR

 A los 84 años, Grass adopta la forma poética y algunas prevenciones (“envejecido y con mi última tinta”) para quitarle hierro a una toma de postura ante la política exterior de Israel que sabe que levantará ampollas en Alemania, maniatada por un evidente complejo de culpa desde la Segunda Guerra y el Holocausto. Lo que tal vez no podía imaginar Grass es la reacción virulenta que su “poema en prosa” iba a suscitar en el gobierno israelí, quien por boca de su ministro de interior Eli Yishan le declara inmediatamente “personan non grata”, le aconseja poco menos que se exilie en Irán y pide incluso que se le retire el premio Nobel de Literatura. La Academia sueca, mintiendo, ya ha contestado que no tiene por costumbre mezclar la política con las consideraciones literarias.El escritor, que durante años ha criticado en Alemania el pasado nazi de algunos de sus compatriotas, el mismo que en 2005 (Pelando la cebolla) reconoce por iniciativa propia haber militado a los 17 años en las Waffen SS (durante nueve meses y “sin disparar un solo tiro”) vuelve a la carga ahora, tocando lo intocable. El mismo miedo que Grass aduce que usamos como “prueba” contra Irán es el que después se utilizará contra él en Alemania e Israel, un miedo que apenas permite leer con atención su famosos poema. Una vez más, la opinión oculta la verdad y el prejuicio impide leer un simple texto. Leyéndolo atentamente, ¿qué dice este documento que deba provocar escándalo? Si no fuéramos una sociedad tan hipócrita como las anteriores, prácticamente nada: Grass insiste en que el arsenal nuclear israelí, inaccesible a ningún control, es un peligro para la paz mundial; establece una equivalencia, en cuanto a esa opacidad, entre Irán e Israel; harto de la “hipocresía de Occidente”, recuerda que mañana podría ser demasiado tarde; habla de “juegos de guerra” que convierten a los ciudadanos, y a los intelectuales, en una nota a pie de página. No utiliza Grass, por ejemplo, el habitual argumento según el cual, frente a Irán y el resto del mundo musulmán, Israel es la “única democracia” de Oriente Medio. De hecho, después de las geniales declaraciones de Eli Yishan, quien posiblemente utiliza “Lo que hay que decir” con la mirada puesta en el electorado interno, Grass comenta que el gobierno israelí ha realizado en esta ocasión las prácticas represivas propias de las dictaduras, recordando que sólo la antigua RDA y Myanmar (Birmania) le han vetado anteriormente la entrada.¿Antisemita? Grass se manifiesta a favor del pueblo iraní, no de su régimen; a favor del país israelí, no de su nomenklatura. Se puede, por supuesto, estar de acuerdo o no con la posición del escritor, aprobar o rechazar la parte y el todo. Ahora bien, ¿dónde está, a parte del miedo, el motivo de una histeria que nos impide leer, pensar, escuchar? Y no se trata sólo de defender la “libertad de expresión” de cualquiera, sino de defender la necesidad de pensar un argumento nuevo, precisamente porque es distinto e incómodo. ¿No estábamos a favor del pluralismo? Éste no puede consistir en variaciones de la ya cristalizado por el consenso.

La prueba de fuego de la moral, decía Kant, es lo que irrumpe como singular y no tiene equivalencia. Esta posibilidad moral que interrumpe el curso reglamentado de la causalidad, decía el sabio alemán, es lo que diferencia a personas y cosas. Pero es como si los actuales regímenes democráticos estuviesen tan cosificados por la generalidad de lo estándar que cualquier opinión verdaderamente distinta pasa casi automáticamente al campo del terrorismo.Es de destacar que, en principio (hasta una desmedida reacción del gobierno israelí que provoca cierta simpatía hacia Grass), la postura de la izquierda alemana, verdes y socialdemócratas incluidos, fue igual de inquisitorial que el resto de la Alemania oficial, con sus periodistas y políticos otra vez hermanados frente a lo que no se puede decir. Es como si la condición de “recién llegada” a la democracia que tiene parte de la izquierda, acomplejada por su anterior estalinismo, hiciera particularmente furiosa su ilustración a la hora de cerrar filas en torno a los “valores de Occidente”. Por ejemplo, como ocurrió tantas veces en el caso Handke, la página que el 16 de abril le dedica El País a Grass (“intelectual mediático”, “probablemente multimillonario”, “archilaureado, mimado, baboseado premio Nobel”) es llamativamente despectiva y más inteligente de lo que es capaz la derecha. ¿Nos encontramos en un atavismo de las antiguas religiones?: a los herejes no se les escucha, con ellos no se habla. Volvemos a recordar aquel instinto gregario del que se habló en un tiempo, cerrando el cuerpo social como si fuera un organismo. Cierto, no hay sociedad que no sea represiva, que pueda ver los prejuicios que le permiten mirar.Aún así, ¿qué ocurre en las democracias occidentales para que se sientan amenazadas por la punta de un alfiler? Recordemos la reacción de Sarkozy y Hollande ante la masacre de niños y adultos perpetrada en Francia por un solo hombre, un inmigrante árabe convertido al integrismo y dispuesto a matar y morir: “La República ha salido airosa de una dura prueba”. ¿Qué ocurre hoy para que una nación entera tiemble ante la decisión de un hombre? Probablemente, como recordaba Baudrillard en un célebre artículo de hace años, en esta sociedad de la mediación infinita no estamos acostumbrados a que un hombre solo decida hasta el final. Probablemente, ocurre también que las democracias actuales, secuestradas por la especulación económica e informativa, se sienten como un globo hinchado, siempre a punto de desinflarse ante la aparición de una sola punta real. El miedo es a lo real, algo de lo que el texto de Grass (aunque se equivocase en todo) es una pequeña muestra.No entramos en el supuesto narcisismo de este escritor, obsceno y resbaloso argumento ad hominem que siempre se utiliza cuando se carece de otros. La cuestión clave es otra. Con todos sus posibles defectos, Grass todavía representa algo de lo que se le atribuía al intelectual clásico: ponerle palabras al sentimiento de otros. Por el contrario, el poder de los medios en estas situaciones parece representar la avalancha de una opinión que prohíbe sentir por cuenta propia.  ¿De qué pueden estar hinchadas las democracias para que reaccionen así ante cualquier disidencia? Probablemente, del vacío de una simple huida hacia delante. De otro modo no se explican estos reflejos agresivos, no sólo la reacción histérica del ministro Eli Yishan, sino también la hostilidad histérica de tantos medios y gobiernos europeos. Es como si la concatenación informativa de esta época colocase a cada nación, igual que lo hace la sensibilidad bursátil, al borde de un posible “efecto mariposa” ante cualquier evento anómalo.Si esta reacción casi militar se produce en Alemania sobre una respetada celebridad (en Francia ocurrió con Handke, con Debray y Baudrillard), ¿qué ocurriría con cualquiera de nosotros si cometiésemos el error fatal de dar un paso fuera de “lo que hay que decir” y caer del lado malo? En ese caso la inteligencia social sabe que la mejor arma es el silencio. La mayoría de los periodistas e intelectuales orgánicos ni se molestarán en discutir con una posición minoritaria, error que daría celebridad a un personaje todavía clandestino. Sólo se tomará nota y ese sujeto desaparecerá del mapa de lo visible.El resultado es que la combinación de silencio y amenazas ha logrado en la democracia actual una unanimidad que poco tiene que envidiar a la de las dictaduras. Algunos, por ejemplo, sentimos durante el bombardeo de Yugoslavia una atmósfera de incomprensión y hostilidad, incluso entre nuestros propios amigos, que tal vez no habíamos llegado a sufrir durante la dictadura de Franco, donde los bandos estaban más claros.Una democracia puede llevar el instinto policial de la vigilancia hasta el sistema neuronal y perceptivo del individuo, cosa que la tosquedad de una dictadura tiene más difícil. La apisonadora que logra el dictado informativo, machacándonos con imágenes e informaciones que son “distintas” mientras caminen en la misma dirección, es mucho más eficaz que la antigua propaganda desde un solo altavoz. Funcionando en bucle en torno a unas pocas consignas que se repiten, los medios funcionan desde hace tiempo como un Gran Hermano que no tiene rostro ni agencia central. De ahí que sus tambores de guerra se confundan con la misma dispersión conectada de los individuos.  Ignacio Castro Rey. Madrid, 16 de abril de 2012

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11 PM | 13 Abr

LA MORTAJA

 

He pasado las vacaciones en Sevilla invitado por unos amigos, y me he dado de bruces varias veces con la procesión de La Mortaja. Jung me ofrece una explicación a esos encuentros casuales y constantes. Mi padre fue fundador de la cofradía de La Piedad, que aún sigue saliendo cada año los martes del barrio del Rosario. Eligió ese paso según me contó, por la impresión que le producía el cuadro de  Roger van der Weyden: “Descendimiento de Cristo” sin lugar a dudas uno de los mejores cuadros de la historia de la pintura universal. Pintado al óleo sobre tabla hacia 1436 para el gremio de los ballesteros de Lovaina, la composición es bien conocida: se representa un tema clásico en la iconografía cristiana: el Descendimiento de Cristo y la Quinta Angustia de María. Para ello, van der Weyden nos presenta en el centro de la escena una cruz ya vacía, de la que se está bajando el cadáver de Jesús, sostenido por un joven (alzado sobre una escalera, al fondo), Nicodemo y José de Arimatea. A la vez, se inicia el proceso de envolverlo en un blanco sudario, mientras otra figura masculina, a nuestra derecha, muestra un frasco de ungüentos. Este lateral de la tabla se cierra con el llanto desconsolado de María Magdalena. He visto muchas veces la copia que hay en el Monasterio y me he pasado muchos momentos en el Museo del Prado contemplándolo. Mi padre me regaló un libro desgraciadamente perdido  que me pongo a buscarlo hoy mismo en las librerías de viejo. Me llevó de pequeño sujetando su capa en los desfiles, y quizás por esos mis reiterados encuentros por las calles de Sevilla con la procesión de “La mortaja”.

  Hoy no sería capaz de ir en una procesión, ni aunque tuviera como coartada el de la representación institucional .La editorial Trama ha editado la conocida intervención de Jean Jaurés en la Asamblea Nacional francesa en favor de la enseñanza laica, pues eso, seamos laicos. También en Sevilla y en los encuentros con “la mortaja”.

 

 

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