Ferdinand: “Sí, es verdad… Hablo demasiado.
Los hombres solitarios siempre hablan demasiado”.
Pierrot el loco
Para la generación del sesenta, Jean-Luc Godard fue, antes y después de Pierrot el loco (1965), tal vez hasta mayo del 68′, una figura mítica de la modernidad en el cine. Para los nuevos, los que tratamos de encontrar nuestra propia manera de ver, entender, sentir y escribir -por lo tanto también de opinar- de cine, asociamos su nombre y su presencia a la de un líder extinguido. De influencia notoria en el trabajo de un puñado de nombres representativos del cine actual -Tarantino, Carax, Haneke- pero que en el transcurso del tiempo no nos supo hablar o no le pudimos entender -que no es lo mismo pero es igual- Godard y su obra más radical se desgastaron con los años y nosotros fuimos creciendo bajo el signo del desencanto.
El sargento York. (Sergeant York, 1941).
Hawks rueda sobre la Primera Guerra Mundial pensando en la Segunda.
La película de hoy es una de las más polémicas en la carrera del director y seguramente la más maltratada por la crítica. ¿Es una mala película? No. Es de ver qué deprisa se pasan las dos horas largas que dura. ¿Cuál es entonces el problema? Que es una película terriblemente ideológica. Planteada con muchísima inteligencia. Pero ideológica.
Toda la filmografía de Hawks lo es. No hay que llamarse a engaño. Él, personalmente, fue un hombre conservador e individualista, a veces seco y autoritario, que creía en una solidaridad intensa pero de corto alcance. Se es solidario con los inmediatos, los de mi grupo. Y a su vez el grupo es requisito para la supervivencia individual. Pero la cosa no va más allá. Es precisamente aquí, en Sargento York, cuando recurre a instancias superiores para la solidaridad. A la gran nación americana. Y le sale una película casi panfletaria. Aunque cinematográficamente muy atractiva. Hay que insistir en ello.
Una gran película soviética: La comisaria
Fundación HispanoJudía Agosto 26th, 2018 0
Por Diego Moldes, Madrid, domingo 26 de agosto de 2018
Hay obras que, por diversos motivos, pasan a formar parte del canon cultural, mientras que otras, con similares o mayores cualidades artísticas, caen en un injusto olvido. En este segundo grupo podemos incluir a Komissar (омиссар, La comisaria, 1967), dirigida por Aleksandr Askoldov (1932-2018), recientemente fallecido el pasado 21 de mayo. Pese a que en España nadie se hizo eco de su desaparición. Se trata de una excelente adaptación de una de las primeras narraciones del gran Vasili Grossman (1905-1964), En la ciudad de Berdichev (В городе Бердичеве, 1934), su conocido relato largo que como es sabido fue elogiado por Gorki, Bulgákov y Bábel, nada menos.
Hoy toca dedicar el análisis del día a una película de la Primera Guerra Mundial rodada durante la Segunda Guerra Mundial. En ese intervalo de tiempo donde lo normal era atiborrar con cine de propaganda y patriótico ambientado en la misma contienda, “El sargento York” representaría una rara avis. Si bien, tiene truco el film de Howard Hawks, ya que se rodó cuando EEUU aún no había entrado en la contienda.