Críticas

12 PM | 13 Nov

El ser humano como distancia hecha carne

CRÍTICA DE NUESTRO AMIGO DAVILOCHIdescarga-10

 

 

Esta famosa frasa de Nietzsche resumiría bastante bien el contenido de esta interesante producción croata que tiene por actor principal a un siempre magnífico Miki Manojlovic, que cada cual saque sus propias conclusiones en torno a la sentencia del filósofo alemán y su relación con la película. Para mi gusto creo que esta película viene a mostrar de algún modo la contradicción del ser humano, siempre en una dura pugna entre seguir sus instintos más básicos o rendirse a los convencionalismos sociales. De ahí que el ser humano sea una disonancia – lo cual es reflejado en el film a la perfección – porque tiende a lograr a duras penas la tan ansiada armonía con el medio que le rodea, todo ello a costa de muchos desajustes en la vida de otros seres humanos que conviven con éste. Si algo nos muestra la película es la inserción del ser humano en un complejo juego de redes sociales que se tocan en sus extremos con otras (en este caso pienso en los hermanos Nikola y Braco, que marcados por su pasión hacia las mujeres siguen un destino casi paralelo, tanto que sus vidas se asemejan a un juego de espejos). La estructura del film se articula en torno a Nikola y Braco, que son los que dan al film esa forma simétrica tan características y pocas veces tan bien lograda.

Esto que para mí no deja de ser una hiperbolización de la realidad (aunque quizás haya llegado a preguntarme en algún momento si realmente mi padre es quien me han dicho toda vida que es, ¿por qué no?) viene a mostrarnos lo que no deja de ser un tema recurrente en el mundo del arte: la infidelidad, los celos en el seno de la familia y todo lo que gira en torno a éstos. En la propia Croacia los críticos han alabado la película por ajustarse bastante bien a la realidad cotidiana de muchos miembros de las clases medias-altas de Zagreb.

Valoro de forma excepcional el pequeño papel de Nina Ivanisin (a quien me costó reconocer respecto a su anterior film Slovenka), la escenificación de su papel de joven inocente raya la perfección (fíjense en la expresividad de su rostro) y su belleza delicada y tan particular hará las delicias de los/as más exigentes. Toda su intervención me parece maravillosa de principio a fin, así como la emoción que embarga a Nikola al pasar a palabras mayores con ella en una escena sexual que en sus primeros minutos es casi ritualística (con recitación de poesía incluida).

Compártelo:
01 PM | 05 Nov

Relato de un fracaso discreto

        ALFONSO PELAEZ

Oslo, 31 de agosto. Esa fue la película de ayer. El relato de un fracaso discreto. Tal vez la frase valiese como etiqueta para la película de Joachim Trier. Una adaptación cinematográfica muy libre de la novela Le fedescarga-5u follet de M. Drieu La Rochelle, tal como se remarca en los títulos de crédito.

Después de revisar (gracias Félix, por subirlas a la página del Colectivo) algunas de las críticas que la novela cosechó en la prensa francesa al ser publicada en el año1931, es evidente que el protagonista de Trier se aleja bastante del Alain de La Rochelle, un personaje, este último, lúcido y decadente, cuya inteligencia superior le permite auscultar la verdad más velada de su mundo, al tiempo que su falta de coraje le impide afrontar la realidad de la vida. Hay además un detalle narrativo, para mi gusto particular, bastante diferenciador: el método para la solución final: Alain recurre a un revólver en un recurso que va más allá de la pura funcionalidad. Tirar de él para suicidarse vendría a ser una especie de intento por aferrarse a algo duro y sólido, aunque solo fuere en el último instante de su vida. No en vano el autor nos llega a decir que para Alain “únicamente los objetos sólidos guardan una forma”. Es decir un significado, un valor.

El crítico Edmond Jaloux de L’Esprit des Livres lamenta que el novelista no hable más de la droga. En cambio, Trier basa precisamente en la droga, (las distintas drogas que enumera el protagonista), todo el desarraigo y el hundimiento moral de nuestro hombre, pasando mucho más de puntillas sobre la otra gran faceta del personaje, su fracaso como escritor; lo que únicamente se insinúa a través de la entrevista de trabajo en la editorial donde aspira, (pero poco, sin entusiasmo) a un puesto de asistente de editor.

Es decir, el tortuoso e inevitable recorrido del protagonista durante el 30 de Agosto, por Oslo, hasta desembocar en el fatídico amanecer del 31, cuando un pico desmesurado cerrará el paréntesis abierto veinticuatro horas antes, mediante la patética zambullida, agarrando a un pedrusco que cualquier espectador sabe de antemano que soltará una vez que le apriete la agonía, ese peregrinaje en busca de un último asidero, especialmente el de su sorda esposa/novia, si puede resultar coincidente en lo episódico, creo que las circunstancias meramente ambientales, y la divergente puesta de énfasis en detalles capitales, justifican de sobra la acotación de los títulos de crédito, hasta el punto de que yo pueda decir que frente a la novela,  Oslo, 31 de agosto se trata del relato cinematográfico de un fracaso discreto, pero desde luego contado con una gran y discreta eficacia.

A ver qué nos ponen el próximo viernes.

Compártelo:
04 PM | 31 Oct

OSLO, 31 DE AGOSTO

UN PASEO POR LA AUTODESTRUCCIÓN POR JOSE CABELLO

Me gusta recordar las cosas a mi manera, no necesariamente como sucedieron.

Esta frase, extraída de uno de los momentos cumbre de Carretera perdida (Lost Highway, 1997) es la respuesta que da Fred Madison a los detectives cuando éstos le preguntan si posee una cámara de vídeo. El inicio de Oslo, 31 de agostosurca el limbo acariciando los recuerdos de la mente de Anders, su protagonista, bajo la misma hipótesis que el personaje en la película de Lynch. Ambos, subyugados por una quemazón que no les deja vivir, coexisten en el polo negativo de la única actitud que conocen: alterando su memoria, recurriendo a la nostalgia. Cambiando de sitio aquello con lo que no pueden vivir. Anders, a lomos de un caballo que transporta kilos de melancolía, introduce el escenario de su propia tragedia mientras divaga en voz alta y añora una época pasada donde todo parecía transcurrir a la perfección. Al menos en el recuerdo de su memoria.

JOACHIM TRIER CON OSLO, 31 DE AGOSTO, ARMA LOS ÚLTIMOS DÍAS DEL TRATAMIENTO DE DESINTOXICACIÓN DE ANDER, UN JOVEN NORUEGO UTILIZADO, EN EL RELATO, COMO PEÓN PARA ABORDAR LA PROBLEMÁTICA DE LA REINSERCIÓN SOCIAL.

Como último paso para finalizar la terapia, el joven debe conseguir un empleo, de este modo completará el ciclo y alcanzará la normalización en su vida. Una entrevista en la ciudad supone la coartada para el desarrollo de Oslo, 31 de agosto. Al mismo tiempo, Anders aprovecha la escapada para encontrarse con antiguos amigos y familiares. Tres tentativas de contacto con su vida anterior -mejor amigo, hermana y exnovia- reflejan la inestabilidad latente en la personalidad de Anders. Cada encuentro perturba, en crescendo, el razonamiento del protagonista que ansía corroborar la soledad de su estado social.

Oslo, 31 de agosto

El encuentro con su mejor amigo, también antiguo adicto a las drogas, se detiene en la pose de familia “progre” que ahora forma junto a su mujer y su hijo, regocijándose en charlas banales de filosofía Paulo Coelho y citando a un Proust de Wikipedia. Anders descubre que la postal idílica resulta habitar en un decorado de cartón-piedra cuando, a solas, su amigo le confiesa que él, a pesar de tener una familia, también sufre un desorden vital similar. Anders, medio afectado pero recompuesto, continúa su camino hasta la siguiente parada. Su hermana.

Este acercamiento será el trampolín definitivo a la catástrofe, pues Anders ha optado por rechazar el mensaje implícito procedente de las personas que le rodearon tiempo atrás. Frente a un horizonte común de soledad y estancamiento, Anders  se niega a ver el componente habitual de una situación que él se empeña en abanderar y tratar como excepcional, y personal, minando así la posibilidad de seguir adelante, viviendo en una actitud autocomplaciente y destructiva. Una mirada a los ojos de la autodestrucción en consonancia a otro nórdico, Lars Von Trier, que erige en esta temática parte de su arquitectura fílmica, ya sea desintegrando el pueblo de Dogville(2003) haciendo explosionar la bomba en el tren de Europa (Europa, 1991) o utilizando la figura de una esposa adúltera para salvar el deseo sexual en el matrimonio de Rompiendo las olas (Breaking the waves, 1996).

 Oslo, 31 de agosto 2

En uno de sus largos paseos por la ciudad de Oslo, Anders telefonea de manera compulsiva a su exnovia. Enganchado a la vorágine del sentimiento negativo, no encuentra razón para continuar su existencia, se considera un individuo prescindible para el resto. Otro film noruego, El inadaptado (The Bothersome man, 2006) focaliza la desazón de un individuo dentro de la comunidad nórdica mostrándola como a un personaje de Bresson, marcado por el tono gris, el vacío y la frialdad. El verdadero problema de Anders es que no desea cambiar. Varias situaciones lo ejemplifican: durante la entrevista de trabajo, cuando se le pregunta acerca de los años en blanco en el currículum, Anders contraataca y renuncia rápidamente al puesto;  en la fiesta a la que es invitado por antiguos amigos, Anders es comparado con otros casos de personas cercanas a su entorno que quedaron atrapadas por un pasado, pero que, a diferencia de él, luchan diariamente por sobrevivir sin regodearse en lo fácil del fango pretérito.

El joven, fiel a un comportamiento de  manual para no atajar los obstáculos de su vida, culpa al exterior de su propio destino. En un viaje psicoanalítico, el protagonista rebusca en su pasado para terminar diagnosticando que el germen de su desgracia fueron unos padres permisivos que lejos de condenar la droga, en cierta manera, la favorecieron. El reproche contra el modelo open mind de sus progenitores se materializa incluso en una teoría según la cual, durante su adolescencia, gozó de una libertad excesiva y ahora paga las consecuencias.

Oslo, 31 de agosto 3

Conviene no olvidar que Oslo, 31 de agosto, aunque llega en 2014 a la cartelera española, aterriza con casi tres años de retraso. Oh, distribución. Y para el espectador español privado de cine nórdico, a excepción de los nombres de siempre, este retraso desfigura el contexto en el que Joachim Trier enmarca un film que coexistió con los atentados de Oslo de 2011. Un dato fundamental que preludia, en cierta manera, el ambiente asfixiante de una ciudad fría, no por lo innato al clima, que también, sino por su entramado social de círculos finitos y cerrados donde parece no haber cabida para individuos con menos recursos personales, como es el caso de Anders.

Compártelo: