Análisis de Películas

01 AM | 29 Nov

Los elementos del desastre: Aguirre, la ira de Dios, de Werner Herzog

Los elementos del desastre: Aguirre, la ira de Dios, de Werner Herzog

“En el momento sentí que la película era algo como una prueba personal. Si fallaba, sabría que no sería capaz de hacer algo que pudiera ser visto de manera amplia e internacional y que tendría que volver a hacer películas como Signos de vida. El filme fue una prueba de mi marginalidad”.

– Werner Herzog

El comandante Ursúa pregunta quien ordenó construir otras balsas, pues su idea era regresar al campamento de Gonzalo Pizarro y no proseguir río abajo. Un soldado le responde señalando a Lope de Aguirre que está sentado más allá, sobre una roca a la orilla del río. Sin decir nada Ursúa lo mira. Ahora la cámara enfoca a Aguirre que, primero, mira hacia abajo y luego hacia el frente, donde sus ojos se posan sobre Ursúa, con una fijeza y una profundidad tan perturbadoras que son inverosímiles. Esa mirada distante le está diciendo que él no va a dar marcha atrás, que al campamento de Pizarro no va a regresar, que la búsqueda de El Dorado no puede suspenderse, que los días de Ursúa como jefe de la expedición ya han llegado a su fin. Esa mirada inaudita –que es la de Klaus Kinski, ninguno más podría tenerla- resume este filme. No estamos ante una historia racional, estamos ante un relato visceral, que sale de las mismas simas de donde surge esa mirada, mezcla de todo el odio, desprecio y desdén que Lope de Aguirre es capaz de generar.

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12 AM | 15 Nov

EN TRÁNSITO

EN TRÁNSITO está basada en la novela epónima de Anna Seghers escrita en 1942 en Marsella. Sirviéndose de los sorprendentes paralelismos entre hechos históricos y la Marsella actual, Christian Petzold cuenta la historia de un gran amor casi imposible nacido entre exiliados que anhelan encontrar un lugar al que llamar hogar.
Franz Rogowski («ShootingStar» europeo 2017) y Paula Beer (Premio MarcelloMastroiannia la Mejor Actriz Emergente en el Festival de Veneciapor Frantz) interpretan los dos papeles principales.
Comentarios del director
La autobiografía de Georg K. Glaser contiene una frase maravillosa: «De pronto, al acabarse mi huida, me di cuenta de que me rodeaba lo que acabé por llamar ‘silencio histórico'». Georg K. Glaser era un comunista alemán en la época en que está situada la novela Tránsito, de Anna Seghers. Huyó a Francia, y al entrar los nazis en este país, pasó a la zona libre o zona no ocupada, a la que Marsella pertenecía.
El silencio histórico puede compararse a la calma chicha; el viento no hincha las velas y el barco se detiene en medio de la inmensidad del océano. Sus pasajeros no pertenecen a la historia ni a la vida. Están atrapados en el espacio y el tiempo.
Los personajes de EN TRÁNSITO están atrapados en Marsella, esperan algún barco, visados, pasajes. Huyen, no pueden volver atrás, pero tampoco ir hacia delante. Nadie quiere hacerse cargo de ellos. Nadie se fija en ellos, excepto la policía, los colaboradores y las cámaras de seguridad. Son fantasmas, se mueven en un área entre la vida y la muerte, entre el ayer y el mañana. El presente pasa a toda velocidad sin darse cuenta de que existen. Los fantasmas siempre han estado entre los favoritos del cine. Quizá porque también es un espacio de tránsito, un reino interino donde los espectadores están a la vez presentes y ausentes.
Hace tiempo que los personajes de EN TRÁNSITO desean con todo su ser que el viento vuelva a soplar. Buscan una historia que les pertenezca, el fragmento de una novela dejada atrás por un escritor, el fragmento de una narración sobre la huida, el amor, la culpabilidad y la lealtad. EN TRÁNSITOcuenta cómo consiguen hacer que la historia realmente sea suya.

 

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02 PM | 12 Nov

EL VIAJE A LA FELICIDAD DE MAMA KUSTER

El cine de Rainer Werner Fassbinder tiene la extraordinaria virtud de no dejarme nunca indiferente: o me aburre o me encandila, paradoja que considero una fantástica cualidad. Mi sensación es que gran parte de la culpa de esta irregularidad en mis gustos cinematográficos se debe al draconiano ritmo de trabajo que empleaba el cineasta alemán, produciendo un mínimo de dos películas por año. Máximo exponente del llamado nuevo cine alemán de los setenta, su carácter indomable se plasmó en todas las películas que completan su extensa filmografía concentrada en el corto período de trece años. Uno de los aspectos que me conquistan del bávaro es su insobornable independencia -si bien fue miembro integrante de la izquierda alemana-, hecho éste que le acarreó  numerosos problemas con diversos sectores de la comunidad germana, tanto de un lado como del otro del espectro ideológico, y que confieren a su cine una personalidad inquebrantable en continua lucha por reflejar los avatares de los perdedores del sistema.

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01 AM | 06 Nov

El matrimonio de María Braum

Ante la ruina y la tragedia, volverse práctica. Olvidar el pasado, maquillarse, buscar los mejores ropajes, sacar partido de lo que aún pueda ser atractivo, perder los escrúpulos, venderse. Reinventarse callando el dolor, tragándose el orgullo, perdiendo lentamente la dignidad y recubriéndose de una coraza de cinismo. Hay que sobrevivir, ¿verdad? Es una mala época para los sentimientos, como ella misma diría, convertida ya en “la gran maestra del disimulo”. ¿A quién me refiero? ¿A la protagonista de El matrimonio de María Braun (Die Ehe der Maria Braun, 1979) o a la Alemania que surgió de la postguerra? Es difícil decirlo. Realmente es difícil diferenciarlas: “El matrimonio de María Braun es, probablemente, la película que mejor resume (…) el surgimiento, el clima, la identidad y los traumas de la República Federal Alemana. Es como si fuera una parábola muy precisa, como si el personaje de María fuera la encarnación misma de una república surgida entre las ruinas y crecida entre frustraciones de ideales, entre desencaminamientos y logros, entre las ruinas internas de todas las esperanzas” (1), expresaba con razón el critico de cine Luis Alberto Álvarez.

El matrimonio de María Braun (Die Ehe der Maria Braun, 1979)

 

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11 AM | 21 Oct

Las zapatillas rojas, jueves a las 18 horas

Vicky Page es una aspirante a bailarina dividida entre la danza y el amor. Mientras que su imperioso instructor le insta a olvidar todo excepto el ballet, Vicky comienza a enamorarse del encantador joven compositor. Entonces deberá elegir entre seguir su arte o su romance, una decisión que conlleva consecuencias graves.

Las zapatillas rojas está basada es un cuento de hadas del escritor y poeta danés Hans Christian Andersen. La obra original habla de una niña que usa estas zapatillas que no la dejan dejar de bailar. Y es este específicamente el tema de la película. Si bailar es más importante que vivir, una vez que Vicky Page (Moira Shearer) empieza a usar las zapatillas de ballet, ya no puede hacer otra cosa. Conflicto que se convierte en el principal una vez que se enamora del compositor de la obra y tiene que decidir entre uno u el otro. La decisión la lleva a un lugar mucho más triste.

La película de The Archers (Powell y Pressburger) es un drama expresionista en fotografía, maquillaje y arte. Recurre a lo onírico valiéndose de algunos efectos provocados por el montaje en el que la realidad se confunde con la obra representada. Esa confusión es propia de la desestabilidad mental y emocional de Vicky Page.

La señorita Page todo lo que quiere hacer es bailar. Borís Lérmontov lo sabe y la manipula en consecuencia.

Lérmontov es un obsesivo productor de ballet. Su nueva obra The red shoes está por estrenarse y para ello la incorpora como prima ballerina de su cuerpo de baile. También contrata a Julian Craster (Marius Goring), un estudiante de composición muy talentoso que se acerca a Lérmontov porque en una obra producida por él han tocado partituras creadas por él sin autorización. Ya desde ese momento conocemos al titiritero Lérmontov.

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