10 AM | 30 Ene

CICLO BOGART EN LA CASA DE CULTURA

Bogart, el duro más tierno. Revisitando el mito.

CICLO BOGART, presentado por Alfonso Peláez, Colectivo Rousseau.

Bogart, el duro más tierno. Revisitando el mito.

Humphry Bogart fue uno de los grandes mitos para mi generación. El personaje libérrimo y destemplado que todos queríamos ser. Porque al final siempre se quedaba con el corazón de la chica, aunque ella se fuera en el avión de Lisboa.

Lo habíamos conocido por cauces ilegítimos: la televisión, el reestreno, la filmoteca, o el cineforum medroso de los colegios mayores. Pero no importaba. En cada sesión nos entregamos a él como genuinos descubridores. Hoy, alejado, igual que tantos otros de los grandes, delmainstream dictado por las redes sociales, quizá valga la pena volver sobre el mito, para comprobar lo que de él han dejado los años.

El ciclo presentará cinco películas. Cada una de ellas de un director distinto. Y, salvo la primera y la última, ambientadas en un país distinto. Se trata de un ejercicio plenamente consciente por mi parte en un intento de calcular hasta qué punto la fuerza y el talento del actor es capaz de sobrenadar, film tras film, al propio estilo de directores tan geniales como Huston, Hawks o Billy Wilder.

 

Proyección de la película: “El último refugio” (1941).

Comenzaremos con El último refugio. (Higth Sierra. Raoul Walsh, 1941). Fue el primer papel protagonista que consiguió en Hollywood, a los cuarenta años, (él venía de Broadway). Le cayó de rebote, después de haber sido rechazado por algunas primeras figuras del momento, y le catapultó al estrellato. La película cuenta la historia de Roy Earle, un expresidiario que viaja a California, donde le esperan para unirse a una banda y cometer un nuevo atraco.

Con este ciclo la Casa de Cultura y el Colectivo Rousseau nos brindan la oportunidad de disfrutar de algo de lo mejor que nos dejó aquellos años dorados de Hollywood.


El último refugio de Raoul Walsh. 1941 Estados Unidos. Cine negro intriga.

 

Roy Earle sale de prisión antes de cumplir condena gracias a su buena conducta y a la fianza depositada por Big Mac, jefe de la banda a la que perteneció. Poco después, un miembro de la banda le comunica que Big Mac, que prepara un nuevo golpe, le espera en California. Roy, pese a su intención de cambiar de vida, decide acudir a la cita. En su viaje a través del país, entabla amistad con una humilde familia de granjeros, cuya nieta, Vilma, conquista su corazón.

 

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12 PM | 28 Ene

LA RECONQUISTA

La Reconquista
EDUARDO ESTRADA

Los historiadores deberíamos estar hartos de que nos utilicen. Deberíamos protestar, sindicarnos, demandar judicialmente a quienes abusen de nuestro trabajo, salir a cortar una avenida céntrica… Somos pocos, me dirán. Pues movilicemos a nuestros estudiantes, que seguro que estarán encantados. Y es que ya está bien. La función de la historia es conocer el pasado. Investigar, recoger pruebas, organizarlas según un esquema racional y explicar lo que pasó de manera convincente. Y punto.

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12 PM | 28 Ene

Encubridora

ENCUBRIDORA (1952), de Fritz Lang


Hay mujeres que se han jugado la vida para obtener la independencia. Casualmente, eso es lo que las hace aún más atractivas, aún más deseables, hermanas de un pecado que se aparta inmediatamente de la cabeza pero que vuelve con la fuerza de una bala que parece rellenada con el veneno de la pasión. La madurez comienza a volverse algo irresistible y algunos hombres deciden dejarse arrastrar y otros se agarran a su pistola para ser parte de una integridad que parecía olvidada.
Puede parecer extraño que un western de la categoría e intensidad de Encubridora sea dirigido por un alemán tan ajeno a las praderas como Fritz Lang pero era un hombre de tal categoría escénica que no sólo consigue una obra maestra, sino también un fascinante estudio sobre la mujer que se ha superado a sí misma y que ya tiene un pie en el vacío, que maneja a los hombres a su antojo, como marionetas a punto de estallar, y que, con ganas de vivir un nuevo y último amor, no deja de ser la querida predilecta de la ambición.
Para ello, ahí está Marlene Dietrich, inquietante y segura, porcelana en la madurez, cristal irrompible de belleza bohemia que domina la escena incluso sin estar en ella. Pocas veces (salvo, quizá, Johnny Guitar, de Nicholas Ray) se ha construido una película del Oeste en función del carácter de una mujer y el resultado no deja de ser casi una canción sobre la suerte, la ruleta, el destino y la rebelión. Quizá haya algo de cartón falseado en el número ganador pero también es una historia que descubre la debilidad del hombre ante una mujer que tiene el arma en el empuje, en la seducción sutil, en la sugeridora posibilidad de oler de cerca un perfume que parece el aroma del peligro. Todos esos matices están presentes como una apuesta que podría parecer imposible.
Detrás de ella hay un actor sólido, de esos que aportaban prestancia al secundario con hechuras de protagonista, con recursos más que suficientes y aires más que interesantes como Arthur Kennedy. El tercer lado del triángulo lo forma Mel Ferrer, de recursos limitados y que se queda rezagado ante el vendaval que despiertan los otros dos compañeros de reparto. El caso es que no hay camaraderías al estilo Hawks, ni tampoco la lírica de Ford. Estamos ante una parábola inteligente sobre esos extraños designios que forman la línea de un destino del que no se puede escapar, seña de identidad inequívoca de un cineasta de la longitud y anchura de Fritz Lang, hacedor de sinos, maestro de hados.
Que gire la suerte para saber sobre quién se posa. La negrura del relato hace que podamos pensar que las calles de la urbe son sustituidas por el espacio de los enormes ranchos. La delación es una profesión muy rentable, así que no le digan a nadie que yo recomiendo una película que está en el umbral del arte. La recompensa puede ser un número impar, rojo sangre y pasa, senderos que llevan a la derrota a lomos de un caballo.

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