10 PM | 05 May

THE COCA-COLA KID

Eric Roberts fue uno de los actores más promisorios de fines de los 70 y primeros años de la década de los ochenta en Estados Unidos. Trabajó con Bob Fosse en Star 80, con Stuart Rosenberg en The Pope of Greenwich Village y con Andréi Konchalovski en Runaway Train, película en donde realizó una de sus mejores actuaciones y que le proporcionó una nominación como Mejor Actor Secundario en los premios Oscar. Sin embargo, y mucho antes de la debacle de Nicolas Cage o de Steve Seagal, el hermano de Julia Roberts se perdió en una serie de películas intrascendentes y de mala calidad hasta el punto de convertirse en una suerte de caricatura de sí mismo en roles de villanos o mafiosos (salvo en algunos papeles dramáticos como en It`s My Party de Randal Kleiser y en filmes de culto como The Ambulance de Larry Cohen).

Uno de las buenas películas de Eric Roberts en los 80 fue The Coca-Cola Kid, filme del cineasta serbio Dusân Makavejev. El recientemente fallecido director, quien fue reconocido por sus obras WR: Mysteries of the Organism y Montenegro, desarrolló uno de sus trabajos más ambiciosos. La historia del filme sigue las aventuras de Becker (Eric Roberts), un brillante ejecutivo de Coca-Cola que viaja a Australia para desarrollar y promover nuevos negocios de la célebre firma estadounidense. Durante su viaje descubre una ciudad en la que aún no se vende la famosa bebida, lo que lo lleva a poner en marcha diversas estrategias de marketing. En el camino conoce algo de las excentricidades de la idiosincrasia australiana, además de T. George McDowell (Bill Kerr), veterano productor de bebidas que no acepta las tretas comerciales de Coca-Cola y que todavía considera que ciertos negocios tienen que ser familiares y lejos de calculados criterios empresariales.

El filme de Makavejev no tuvo el permiso de Coca-Cola Company, si bien los ejecutivos de la multinacional una vez visto el resultado no pusieron objeciones. Al contrario, se sintieron alagados de ver un filme que mostraba su marca, los tradicionales colores rojo y blanco, en un gran número de escenas. Ahora bien, quizá lo que no detectaron o no les importó fue la sátira presente en el filme, el que funciona en ocasiones casi como una comedia negra. Eric Roberts convence en su papel, el que en ocasiones puede ser despiadado y en otras excéntrico o romántico, pero lo más interesante es cómo a través de él se deslizan determinados subtextos en la historia que vemos en pantalla.

Dusân Makavejev profundiza en las dinámicas expansionistas de las grandes corporaciones estadounidenses y Coca-Cola es casi un símbolo mundial de aquella masificación comercial. El líquido burbujeante de esta bebida en cualquier cultura transmite felicidad y vida. Esa es su principal oferta, pero en el camino destruye tradiciones. Pareciera ser que detrás del producto hay ejecutivos convencidos de la idea de que todo es negociable, todo tiene su precio y siempre existirán tanto ganadores como perdedores. El ejecutivo Becker es un hombre sensible que prefiere comprometerse con la empresa que representa. Sin embargo, en las tierras australianas y gracias a Terri (Greta Scacchi), una peculiar secretaria, logra humanizarse.

The Coca-Cola Kid es la glorificación de una marca en torno a campañas publicitarias que son alegres, que toman lo autóctono para convertirlo en un producto entretenido, masivo y cercano. Es una ilusión, si bien tiene un reverso menos dulce y más amargo. Cuando Becker comienza a ser consciente de ello es el momento en que pierde el control, a la vez que se da cuenta del daño indirecto que produjo.

Cuando vi The Coca-Cola Kid vi un tipo de comedia más excéntrica que podría ser el antecedente al humor más elaborado de las obras de cineastas como Wes Anderson, de David O. Russell (El Lado Bueno de las Cosas) o de Jason Reitman (Gracias por Fumar). Incluso, creo que fue una película un poco adelantada al año de su estreno y que lamentablemente ha pasado desapercibida para muchos cinéfilos y espectadores. Estamos ante un filme interesante y provocativo que muestra el valor como cineasta de Dusân Makavejev, el talento interpretativo de Eric Roberts y la dualidad de una bebida que para bien o para mal pareciera estar presente en cada uno de los momentos más especiales de nuestras vidas. ¡Gran filme por redescubrir!

Título original: The Coca-Cola Kid (también conocido como Coca-Cola Kid) / Director: Dusân Makavejev / Intérpretes: Eric Roberts, Greta Scacchi, Bill Kerr y Chris Haywood / Año: 1985.

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08 PM | 04 May

..Y ahora municipales

La pregunta que nos hacemos los analistas después de ver los resultados de las elecciones generales en nuestro pueblo son las siguientes: ¿con un 23,89 de porcentaje del PSOE y un 17 de Unidas Podemos podría gobernar la izquierda? ¿Quién podría tener más apoyos CS o PP? ¿va a condicionar VOX el resultado? Una simulación de la Ley D’HONT daría cuatro concejales al PSOE, cuatro a CS, tres al PP, tres a VOX y tres a Podemos, con lo que el trio de Sevilla podría gobernar.

Sucede no obstante, que se van a introducir algunas variables que pueden modificar la proyección y que convendría tener en cuenta: por un lado el partido Vecinos se incorpora al tablero, con la característica que lo lidera la actual alcaldesa, por otro Podemos e Izquierda Unida compiten por separado, (división clave para la configuración del nuevo escenario) y finalmente no sabemos si la crisis del PSOE local puede afectar a los votantes. Hay señales curiosas, como por ejemplo, que un miembro de su ejecutiva aparezca como independiente en el pueblo vecino.

La sociología de nuestro pueblo es compleja, en un artículo reciente yo hacía una propuesta a modo de boutade, pero que tenía una cierta carga de realismo, y era que la actual  Alcaldesa liderara un movimiento progresista. Luego vi con buenos ojos la apuesta del concejal socialista Diego Díaz, me parecía que podía sumar votos de ciudadanos y de la parte templada del electorado, aprovechando el flujo de Sánchez en las generales. Si el trio de Sevilla se lo propone, ya que suman el 56,90 por ciento de los apoyos, va a ser muy difícil tener alcalde socialista, por mucho que por disciplina yo vote a su candidato. Si hace cuatro años, se me hubiera tenido en cuenta, ahora estarían los socialistas en mejores condiciones para alcanzar la Alcaldía, está claro que tengo poco predicamento.

Una de las imágenes que me dejó el día de la jornada electoral fue la visualización de un conocido empresario, con muchos millones en su cuenta, y un obrero tieso, que las pasa putas para llegar a fin de mes, envueltos en la misma bandera de VOX. Al llegar a casa he  rebuscando entre los libros de mi desordenada estantería y he encontrado uno del profesor Jacques Julliard,  El fascismo que viene, publicado por Acento editorial en 1994.

Me he detenido en él para recordar lo que tenía subrayado y, al mismo tiempo comprobar si el paso del tiempo había hecho mella en el mismo. Un recorte  de prensa que está entre sus páginas, y teniendo en cuenta que el mismo está escrito en el momento de la descomposición de Yugoslavia, decía lo siguiente: “El resurgimiento del nacionalismo encuentra su fuerza en los países del este en la desaparición del orden antiguo, y, en Occidente en las dificultades crecientes que conoce la economía de mercado para organizar el trabajo en función del progreso técnico. En este punto, es inevitable trazar un paralelo entre la actual situación y la que conoció el mundo en vísperas de la toma del poder por Hitler en la Alemania de 1933“. Necesitamos una derecha civilizada que no abrace los postulados de la extrema derecha, ¿serán capaces en nuestro pueblo de no permitir que entren en el gobierno? Pactos podrían dar para que así sea.

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09 PM | 29 Abr

THE RIDER

De entre la inmensa, casi infinita cantidad de virtudes que atesora el séptimo arte, puede que la más sorprendente de todas sea su capacidad de provocar reacciones reales en el espectador; una habilidad para estremecer al respetable surgida de una fusión de elementos entre los que siempre destacará el indispensable trabajo de unos intérpretes que convierten la farsa en la más pura autenticidad.

No obstante, y por muy brillante que sea la labor de un actor o actriz, existe un punto de veracidad que tan sólo puede extraerse del mundo real y que se ve reflejado en esa mirada y ese matiz en el gesto de una persona que ha experimentado previamente el dolor, el ansia o cualquier otra sensación que trate de representar frente a la cámara. Una proyección de la emoción más orgánica que se revela como un camino directo al corazón del público en la maravillosa ‘The Rider’.

Con su segundo largometraje tras el notable y celebrado ‘Songs My Brothers Taught Me’, la cineasta de origen chino Chloé Zhao tiende un puente único en su especie entre la ficción y una realidad casi documental para dar forma a uno de los mejores filmes independientes de los últimos años; explorando la psique de una estrella del rodeo obligado a desmontar la silla y abandonar su pasión tras un accidente.

A pesar de que la premisa de ‘The Rider’ pueda parecer la enésima repetición del esquema arquetípico de buena parte de dramas deportivos, Zhao se las apaña para dotarla de una nueva dimensión a través de su acertado casting compuesto por amateurs. Así, la directora ha decidido retratar en pantalla la historia real de Brady Jandreau convirtiendo personas en personajes; enriqueciendo el conjunto hasta niveles inesperados al transformar al propio Jandreau —Blackburn en la ficción—, a su entorno y a sus familiares en las estrellas de la función.

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El resultado es, cuanto menos, prodigioso, e invita a pensar en si hubiese sido ya no mejor, sino similar, de haberse contado con un elenco profesional. Y es que el protagónico de ‘The Rider’ —amén de los secundarios que le acompañan— transmite con la languidez de su mirada y con cada pequeño detalle de su impagable actuación ese pesar que sólo una víctima de un sueño roto puede padecer.

Envolviendo la conmovedora sensibilidad de la cinta y a modo de broche de oro, Zhao, sirviéndose de la fantástica dirección de fotografía de Joshua James Richards, captura las Badlands de Dakota del Sur bajo un prisma que evoca al mejor Terrence Malick; combinando una belleza incontestable con una voluntad naturalista que no sólo se limitan a lo visual, sino que trascienden a lo narrativo para redondear una auténtica joya que, por desgracia, está condenada a pasar desapercibida a no ser por las actividades del Colectivo en la Sala Juan Negrín.

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02 AM | 27 Abr

ARGUMENTARIO MOLESTO

 

 

 

Este año la memoria de la Revolución de los claveles se produce a tan solo tres días de las elecciones generales. Me acuerdo bien, pues estaba en Portugal veraneando por aquellos años en San Martinho de Oporto y pasaba muy a menudo por delante del cuartel de Caldas de Rainha, primer centro militar que atendió la consigna de la canción de Alfonso.  El recuerdo de éstos hechos ha tenido menos seguidores en mi Facebook que las insinuaciones, machaconamente introducidas por los amigos de Podemos, sobre un posible pacto del PSOE con el partido Ciudadanos. Recomendaba la lectura del libro de Jordi Sevilla, negociador en el 2016, titulado “Vetos-Pinzas y Errores: ¿Por qué no fue posible un gobierno del cambio?, y al mismo tiempo les invitaba el próximo 2 de mayo a conmemorar la celebración de los 140 años del PSOE.

No saben de que  manera molesta cuando dicen que votar al PSOE es votar a la derecha. A mi, que me gusta la historia, y que he vivido más de una frustración, no me tienen que explicar posicionamientos erróneos en algunas ocasiones, pero las cosas son a veces más complejas de lo que parecen. Hize campaña, junto con Antonio Chazarra, compañero de Izquierda Socialista colaborador ahora de los últimos libros que hemos editado”Marx Hoy, y Reivindicando a Galdós”, en contra de la entrada de la OTAN. Si ahora tuviera que revisar y hacer un análisis a la vista de cómo han evolucionado los acontecimientos en política internacional y con España dentro de la Instituciones Europeas, no estoy seguro de que estuviera acertado con aquella decisión.

A mí, y como a  todos los socialistas no nos gustaría pactar con ciudadanos, y nos fastidia que se argumente lo contrario en los términos que se están expresando. El domingo a votar y que no tengan mayorías las derechas.

 

 

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