Crítica Cinematográfica

01 PM | 20 Feb

PSICOLOGÍA DE NEGRO (FELAS)

El maestro de la fragmentación y el fuera de campo, con la simplicidad aparente que le caracteriza, nos adentra en las vicisitudes del primer trabajo como párroco en un pueblo de Francia, no precisamente creyente. Siguiendo al pie de la letra sus “notas sobre el cinematógrafo” las tomas nos muestran sólo lo exclusivamente necesario, pero aportando a la historia una gran emoción. La película destila una gran sobriedad, y la actuación del cura de Antricourt es el prototipo del actor-modelo al que aspiraba Bresson.

              Una de las principales preguntas que nos hacemos al ver hoy la película es si siguen vigentes autores como Berganos, Claudel, o Mouriac, escritores católicos de lectura obligada en la cultura de su tiempo. El género diario ya no es de actualidad, y tampoco la psicología del sacerdote y los vaivenes de su personalidad, entre otras cosas por estar los seminarios vacíos. En otros contextos se podría dar la lucha por llevar adelante unos ideales. En nuestro país no se hubiera producido el drama de la familia del conde, que es en el fondo el nudo del conflicto, pues aquí todo estaba impregnado del nacional-catolicismo, no había ningún espacio para la disidencia.

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08 PM | 13 Feb

MIEL, LA PELI DEL SABADO

“Miel” es uno de esos films que provocan una perenne curiosidad y que transmiten pasión de vivir y permiten suscribir la frase del crítico y periodista cultural Miguel-Fernando Ruiz de Villalobos: “(…) El cine es la creación máxima del ser humano, que como creador ya no puede ir más allá. El cine es la combinación de todos los elementos de la cultura humana, es la expresión audiovisual total que conforma todas las artes”.

Hasta que “Miel” se alzó con el triunfó en el festival de cine de Berlín (Oso de Oro, 2010) no tenía noticias de su director, el turco Semih Kaplanoglu (1963). Semih es una figura a seguir, un gran creador.

 

Este es el quinto film de Kaplanoglu que debutó en 2000 con “Lejos de casa” a la que siguió “La caída del ángel” (2004). Justo después empezó a pergeñar lo que él llama la trilogía de Yusuf y que empezó con “Huevo” (2007), siguió con “Leche” (2008). Son 3 Yusuf diferentes en cuanto a edad y momento vital pero podrían ser el mismo reconstruidos en tempo inverso, donde el Yusuf de “Miel” es el de menor edad, un niño de solo 7 años.

“Miel” es un film mimético sobre el aprendizaje, sobre un paisaje que está en vías de extinción, sobre un lugar, mundo rural de Turquía que raramente vemos en nuestras pantallas, donde el tiempo sigue un ritmo muy diferente al de nuestras urbes.

Yusuf es un niño muy especial, muy apegado a su padre que es colmenero, vive cotidianamente la crueldad y la riqueza de la naturaleza y que está aprendiendo a leer y escribir en la escuela, con dificultades. Descubriremos los esfuerzos del pequeño por progresar en clase y obtener reconocimiento del profesor.

 

La historia está trabajada con mimo, como pura artesanía. El pequeño actor Bora Altas realiza un trabajo memorable, digno de todo tipo de elogio y al parecer tal y como cuenta Semih Kaplanoglu tiene gran mérito dado que es un niño inteligente, sensible que transmite que vive en su mundo en la pantalla.

“Miel” me recuerda al film de Stephen Frears de 2000 “Liam”, donde el protagonista de una edad similar a Yusuf también tiene dificultades de aprendizaje en la escuela en Liverpool, donde además hay conflictos religiosos, también en su planteamiento podría recordar al Erice de “El espíritu de la colmena” pero prescindiendo de los elementos fantásticos.

En “Miel” hay pocos diálogos, se pretende hacer partícipe al espectador mostrando la curiosidad como forma de descubrir el mundo que tiene el pequeño.

La película se abre con la imagen de Yakup, padre de Yusuf, buscando miel para dar paso rápidamente a un flashback que ocupará el resto del metraje. Los personajes no conocen el desenlace pero los espectadores sí y manteniendo el interés al máximo.

Semih Kaplanoglu define su estilo como realismo espiritual. Su forma de rodar es desde luego realista, la fotografía es otro de los elementos magistrales, lo más valioso de la propuesta radica en la honestidad del planteamiento.Todo el reparto está espectacular y hasta el más mínimo detalle tiene relieve.Sin duda, Kaplanoglu ha llegado para quedarse, es un cineasta a seguir.“Miel” es un film exquisito, magistral. Muy recomendable y necesario.

                       José López Pérez

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10 PM | 26 Ene

la eternidad y un dia

La eternidad y un día

La cámara avanza lentamente hacia una casa del siglo diecinueve, en sobreimpresión aparecen los créditos mientras la grúa se eleva y encuadra el balcón de la mansión… —Esta película es insoportable— me dice Sally con expresión de aburrimiento. Desde hace un tiempo, Sally se ha decidido a acompañarme a ver los films que más me apasionan. Hoy estamos en un cine de reestreno viendo La eternidad y un día de Theo Angelopoulos. Ya la he visto en varias ocasiones, pero siempre que la vuelven a proyectar tengo el impulso irracional de acudir a verla.

—Sólo llevamos diez minutos de película— le respondo yo totalmente indignado.   —Sí, diez minutos y aún no ha cambiado el plano replica ella. Sally, desde hace dos años es mi compañera sentimental, una realizadora de videoclips cuya costumbre a no dejar un plano más largo de dos segundos en el montaje, la ha hecho algo incompatible conmigo en el terreno visual. Cuando la conocí era una joven realizadora de actuaciones en discotecas y cápsulas televisivas. En los últimos años se ha convertido en la realizadora de los videoclips más importantes del pop español. Toda ella es diferente a mí, no sólo en la indumentaria y la altura, que es un palmo superior a la mía, sino también en los gustos e ideas. A pesar de todo ello creo que algo pasional y a la vez romántico nos hace estar incondicionalmente unidos.

 

—¡Es increíble!, un tío andando todo el rato en plano general… No me vuelvas a traer a un peñazo así nunca más. Sally no se caracteriza por ser una persona muy paciente, eso ha supuesto que yo haya tenido que ejercitar mi sentido de la calma al máximo nivel durante este tiempo. Los últimos años con ella han sido geniales. A pesar de las dificultades y las diferencias, que supongo nos unen, ha sido maravilloso. Estoy seguro que la nuestra es una relación que nunca se romperá.

—¡Ahora el tío camina hacia la casa! Nos esperan otros diez minutos del viejo andando— interrumpe ella. —Ese viejo es Bruno Ganz, un genio le respondo yo. Sally está algo nerviosa y molesta, y no sólo porque sea una persona ansiosa, que lo es ¡y mucho!. Antes de entrar en el cine hemos ido a tomar una copa a un bar y yo me he puesto algo pesado para que pruebe el zumo de tomate. Ella, que es hija de sicilianos, me ha dicho que mi zumo preferido es asqueroso, que al beberlo siente que está tragando una salsa napolitana fría. —Este director es un farsante, esta película se hace en una semana de rodaje— insiste Sally.

La cámara persigue a la protagonista en un travelling dorsal durante un flashback. Ella avanza hacia la orilla de una playa griega recordando en off sus sentimientos por Bruno Ganz: “Tardaste en despertarte, aún sentía tu calor, no me atrevía a soñar que soñabas conmigo… ¡Alexandrós!” Sally, que empieza a moverse demasiado en la butaca, se muestra indiferente ante la secuencia. Sólo cruza y descruza las piernas continuamente —Salomón, tenemos que hablar— No me lo puedo creer. —¿Ahora?… Ahora no— le respondo yo. —Ahora sí—, insiste de manera taxativa. Creo que quiere hablar de nuestra relación, o eso parece, y desde hace dos años siempre se hace lo que ella quiere. Mi sumisión forma parte de nuestra vida, debe ser porque siempre he necesitado ser galvanizado.

El niño albanés que comparte protagonismo con Ganz en el film dice: “Sonríes pero estás triste“. Bien, pues a mí se me están empezando a acabar las ganas de sonreír  por esta tarde. Sally me intenta explicar algo nerviosa su desencanto sobre nuestra pareja. Yo, iluso, que creía que todo funcionaba de manera excelente, ahora tengo que escuchar estas cosas. Es cierto que no todo ha sido perfecto, pero suponía que ella me entendía, que era la persona que mejor me comprendía, o al menos eso dijo.

—¡No te entiendo!—, me dice Sally sin pestañear mientras resopla al ver la imagen de la pantalla… “¡Alexandrós, Alexandrós!” grita la voz de una vieja a Bruno Ganz que permanece inmóvil durante más de tres minutos. Sally intenta explicarme, mientras los personajes del film caminan a paso de tortuga, que ya no siente la misma pasión, que cree que se ha enamorado de otro. —¿Cómo que te has enamorado de otro?… ¡¿Cuando?!—, le pregunto yo totalmente desencajado. —No te pongas nervioso Salomón, mira, ahora hay unos músicos albaneses tocando dentro de un autobús desde hace cinco minutos—. Siempre le ha gustado burlarse de mis directores preferidos.

En realidad Sally no se ha enamorado de otro. Es peor, me va a dejar por su ex novio. El individuo en cuestión es un disc-jockey con la cabeza afeitada y el tabique nasal de platino, un “pinchadiscos” que trabaja con unos enormes cascos y rayos láser.  —Supongo que a un personaje con esta descripción lo habrás conocido en la nave Enterprise—, le respondo yo. Me empiezo a sentir mareado, no paro de sudar ¿Qué quiere decir eso de que me deja por su ex? ¿Significa que nunca lo olvidó? —Le olvidé, después volví a pensar en él, después dejé de hacerlo y ahora vuelvo a sentir algo, dice ella. ¡Vaya!, primero no, luego sí, luego no, ahora otra vez sí… Todavía está a tiempo de cambiar de opinión antes de irnos del cine. ¿Por qué vivirá la vida a ritmo de sus videoclips?

¡Alexandrós, Alexandrós!” un nuevo flashback de Angelopoulos con Ganz mirando una playa. —¿Y tu padre que dirá?—, le pregunto. Sally me contó una vez que su padre pagó al disc-jockey para que la dejase porque no se fiaba de él. Yo me quedaré sin pareja y tampoco veré ni un euro. —¿Lo ves? Ese es tu problema, te tomas la vida con tanta ironía que no te das cuenta de lo que pasa a tu alrededor—, responde ella ofendida. Supongo que eso es cierto, quizá la única forma de protegerme emocionalmente ante un mundo tan austero y previsible sea verlo con sentido del humor. ¿Por qué la vida no es como las películas que veíamos de niños y es como las que vemos de adultos? De lo que estoy seguro es que si el guión de nuestras vidas lo escribe Dios, es un guionista aburrido y con poca imaginación. Tal vez Dios sea el guionista de las películas de Theo Angelopoulos. Tal vez Tonino Guerra sea Dios.

Llevamos una hora y cuarto de película y, entre momentos de auténtica tensión que por primera vez están a punto de acabar con mi paciencia, me ha dicho todo lo que necesitaba decir. Sally me ha dejado muy claro que nuestra relación ha llegado a un momento en el que ella ya no siente las cosas con la misma intensidad que antes. Parece tener bastante claro que entre esta semana y la que viene recogerá sus cosas y se irá a casa de su ex novio. ¡No puede pensárselo dos veces, no! De todos modos, a eso ya estoy acostumbrado, siempre ha sido una mujer muy impulsiva y si quiere algo tiene que hacerlo en ese mismo instante.

Sally me coge la mano con complicidad mientras Bruno Ganz baila un vals surrealista en una playa abandonada y , mirándome a los ojos, me dice que lo deja, lo siente mucho pero según ella debo asumirlo, dice que siempre me querrá pero tal vez ya no me ama ¿Se supone que debo asumir eso? ¿Que se cree, que soy una persona equilibrada y madura? Estoy totalmente helado, frío, aturdido, soy incapaz de reaccionar y creo que seguiré así hasta mañana. Antes de levantarse me da un beso en la mejilla a modo de despedida y desaparece entre la oscuridad del cine. ¡No ha esperado a que Alexandrós termine su baile, ni siquiera respeta eso! Mientras veo los últimos segundos del film pienso que es una lástima que esta película, la película de mi relación con Sally no sea como Love Story, que el final de nuestra historia no sea tan justo como el del film, donde ella muere. Ese sería el mejor The End.

Acaban los títulos de crédito (en griego) y, desconcertado, me levanto para dirigirme a la salida del cine. Mientras recorro el vestíbulo pienso que, aunque sea bella, la vida es muy compleja. Una película titulada La eternidad y un día debía ser el presagio de algo malo esta tarde, tendría que haber intuido que si en las condenas de prisión se dictan veinte años y un día, la eternidad y un día no iba a ser una condena muy benevolente. Así que, es posible que el amor entre Sally y yo dure hasta la eternidad, pero en un día, sólo en un día, todo puede cambiar.

Ya en la calle, me prometo a mí mismo que no voy a derramar ni una sola lágrima, enciendo un cigarrillo y conecto mi reproductor de mp3. Empieza a sonar Stand by Me de Ben E. King. Es curioso porque, a pesar de todo, como dice la canción que escucho, ella podrá seguir contando conmigo. Soy así… Qué le voy a hacer. Obviamente lo de Sally con el extraterrestre durará poco, creo que nunca llegará  a irse a vivir con él, me imagino que volverá conmigo, o eso espero. Conozco muy bien sus altibajos. Estoy seguro que yo también puedo contar con ella.

El clima ha empezado a cambiar en Barcelona, se acaba el frío y llega la primavera. Es maravilloso caminar por mi ciudad con esta temperatura. Mientras deambulo por las amplias aceras del Eixample, me vienen a la mente recuerdos de mis días con Sally: los momentos de felicidad, cómo éramos capaces de reírnos juntos, nuestras primeras conversaciones y lo mucho que aprendimos el uno del otro. Eso me anima, aunque derramo una lágrima. Y es que en el fondo, pase lo que pase, haga ella lo que haga durante estas semanas… un día, dos o diez no significan nada en comparación con la eternidad.

A todos aquellos que alguna vez han estado enamorados

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01 AM | 08 Mar

INSTINTO DE MUERTE

 

                         FELAS

El éxito de Villaronga en los Goya ha hecho que visionaramos el pasado viernes en la Universidad Maria Cristina su primera película: “Tras el cristal”. El debate posterior se nucleó en torno a si las personas somos capaces de generar tanto mal, y si el mal se instala más confortablemente en tiempos de guerra. Recordé dos casos, uno reciente el de Jacques Mesrine que en su autobiografía titulada “Instinto de Muerte” nos relata en primera persona de una manera pasmosa su actividad criminal. El otro caso, y es en el que se inspira el director para escribir el guión, es de Gilles de Rais, el caballero psicópata que al lado de Juana de Arco participó en la guerra de los cien años. En su declaración declara entre otras cosas lo siguiente:

 

 

Yo, Gilles de Rais, confieso que todo de lo que se me acusa es verdad. Es cierto que he cometido las más repugnantes ofensas contra muchos seres inocentes –niños y niñas- y que en el curso de muchos años he raptado o hecho raptar a un gran número de ellos –aún más vergonzosamente he de confesar que no recuerdo el número exacto- y que los he matado con mi propia mano o hecho que otros mataran, y que he cometido con ellos muchos crímenes y pecados”.

“Confieso que maté a esos niños y niñas de distintas maneras y haciendo uso de diferentes métodos de tortura: a algunos les separé la cabeza del cuerpo, utilizando dagas y cuchillos; con otros usé palos y otros instrumentos de azote, dándoles en la cabeza golpes violentos; a otros los até con cuerdas y sogas y los colgué de puertas y vigas hasta que se ahogaron. Confieso que experimenté placer en herirlos y matarlos así. Gozaba en destruir la inocencia y en profanar la virginidad. Sentía un gran deleite al estrangular a niños de corta edad incluso cuando esos niños descubrían los primeros placeres y dolores de su carne inocente”.

“Contemplaba a aquellos que poseían hermosa cabeza y proporcionados miembros para después abrir sus cuerpos y deleitarme a la vista de sus órganos internos y muy a menudo, cuando los muchachos estaban ya muriendo, me sentaba sobre sus estómagos, y me complacía ver su agonía…”.

“Me gustaba ver correr la sangre, me proporcionaba un gran placer. Recuerdo que desde mi infancia los más grandes placeres me parecían terribles. Es decir, el Apocalipsis era lo único que me interesaba. Creí en el Infierno antes de poder creer en el Cielo. Uno se cansa y aburre de lo ordinario. Empecé matando porque estaba aburrido y continué haciéndolo porque me gustaba desahogar mis energías. En el campo de batalla el hombre nunca desobedece y la tierra toda empapada de sangre es como un inmenso altar en el cual todo lo que tiene vida se inmola interminablemente, hasta la misma muerte de la muerte en sí. La muerte se convirtió en mi divinidad, mi sagrada y absoluta belleza. He estado viviendo con la muerte desde que me di cuenta de que podía respirar. Mi juego por excelencia es imaginarme muerto y roído por los gusanos.”

“Yo soy una de esas personas para quienes todo lo que está relacionado con la muerte y el sufrimiento tiene una atracción dulce y misteriosa, una fuerza terrible que empuja hacia abajo. (…) Si lo pudiera describir o expresar, probablemente no habría pecado nunca. Yo hice lo que otros hombres sueñan. Yo soy vuestra pesadilla

          Así que amigos, si juntamos al doctor Klaus con el nazismo no es de extrañar una historia tan perturbadora.

 

 

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02 PM | 27 Feb

ACEPTA MI RUEGO

                          FELAS

    La película “Verdebra” de la trilogía de Abuladze, la he percibido como un alegato contra el fanatismo aunque no supiera nada al empezar su visionado  de cistenos ni de Keheusuros. Me he dejado llevar por su simbolismo como si se tratara de las cruzadas y me he sentido arrebatado por  la música del creador de la “Fábula de Sulkhan Sabba”,  Nodar Gabuniya, premio de la Unesco del año l.973. Las imágenes son excepcionales y me recuerdan a las fotografías de José Ortiz Echague que se publicaban en la revista Arte Fotográfico. Los versículos que se citan son del poeta georgiano Vazha Pshavela, del  que no hemos encontrado ninguna traducción al castellano, en su obra Aluda Katelauari. Unos días después de que su pueblo fuera guerreado por musulmanes chechenos Aluda persigue a los invasores matando a Mutsal, pero no cumple con el ritual de cortar las manos al perdedor y regresa a Shatili sintiendo admiración por el muerto, lo que supone la expulsión de su pueblo y la quema de sus enseres. Dozhola también sufre las iras del pueblo por dar hospedaje a un contrario, pero como se dice al comienzo: “JAMÁS PODRÁ MORIR LA ESENCIA HERMOSA DEL SER HUMANO.”

   Tierra de Valles entre las montañas, la más misteriosa del Cáucaso, rodeada de torres como la  Lebaiskari ,regada por el rio Argum, en los límites con Chechenia, fue predicada por San Nino dejando un cristianismo ortodoxo con cultos pre cristianos, ideales para crear una película épica. La muerte de la bondad en la horca tiene una fuerza expresiva muy al estilo Bergman, pero con un impacto más potente.

 

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