11 PM | 30 Nov

FAUSTO

Mercedes Arancibia

Fausto, la última vuelta de tuerca al clásico de Goethe que la crítica internacional ha calificado de película “vertiginosa”, ensayo filosófico más que narración puramente cinematográfica de la tragedia más conocida de la literatura alemana, dirigida por el ruso Alexandre Sokurov y ganadora del León de Oro en el último Festival de Venecia -« Hay películas que hacen llorar, reír, pensar, películas que conmueven, que cambian la vida de todos. Fausto es de éstas »-, llega a las pantallas españolas el 2 de marzo de 2012. Para el autor, “hacer cine de autor en nuestros días es muy difícil”. Para el espectador medio va a ser, sin duda, muy difícil digerir una obra maestra que transcurre en los ambientes irrespirables y angustiosos de lo más sórdido del siglo XIX, que en el fondo es una reflexión acerca de la corrupción del poder y que dura más de dos horas y media. El mensaje está clarísimo: el poder es una aberración. “El hombre que se coloca por encima de sus similares para imponer una ley que es y será siempre solo una obscena parodia de la divina. –escribió en su crítica en La Repubblica Giona A. Nazzaro, con motivo de la presentación en Venecia-  En este sentido, Sokurov, en su pesimismo de antes de la revolución es realmente el cineasta contemporáneo que mejor entronca con sus compatriotas novelistas Dostoievski y Tolstoi”.

 

Última entrega de la tetralogía de Sokurov sobre los dictadores, la borrachera del poder y la locura humana – que inició en 1999 con Moloch (Hitler), y siguió con Taurus (sobre los últimos días de Lenin) y El Sol (que evoca la derrota nipona en la Segunda Guerra en la figura de su emperador Hirohito)-, el guión sigue la trayectoria del Doctor Fausto (el actor teatral alemán Johannes Zeiler) en pos de sus instintos más primarios y en busca de poder y sexo. Una reinterpretación muy radical del mito de Fausto: pensador, rebelde, pionero y también un ser humano, de carne y hueso, guiado por la avaricia y el deseo. Rodada en Alemania, España e Islandia, donde se construyeron réplicas de ciudades alemanas de hace dos siglos, transcurre en una atmósfera gris y amarillenta sofocante, poblada de cadáveres, vísceras y de cuerpos ulcerados, incluidos el del propio Mefistófeles (el actor y bailarín ruso Anton Adassinski). Una película profundamente negra, de bestias y hombres perdidos en el final de la historia.

Sokurov, 60 años, de padres emigrantes rusos en Francia, con más de 40 títulos en su filmografía entre documentales y largometrajes, cuyas primeras películas fueron prohibidas por las autoridades soviéticas y que en esta última ha recibido el apoyo de Putin, afirma que su obsesión por los dictadores, como el propio Fausto, se re monta a más de treinta años atrás, desde los comienzos de su carrera. Me parece increíble –dice- que se conceda tan poca atención a Fausto. Si cualquier político leyera la obra de Goethe creería que está escrita en el siglo XX”. Los temas de Sokurov son la muerte, el tiempo, los seres solitarios destrozados por la pérdida de un familiar, de un amor…la fuerza de los recuerdos, del dolor, del caos, de los destinos desgraciados…el hombre enfrentado a la historia, al horror, al crimen, a la guerra…

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