10 AM | 27 Ago

CENTENARIO FERNÁN GÓMEZ

CENTENARIO
FERNANDO FERNÁN GÓMEZ

«Actor, guionista, director, contertulio en el Café Gijón, noctámbulo en el Riscal, habitual de cabarets y salas de fiesta, jaranero en ventas de cante flamenco hasta el amanecer… Lo más sorprendente es que Fernando Fernán Gómez todavía encontrara tiempo para meterse a escritor, pero lo hizo, y además de manera prolífica. Siempre se escudó en lo incógnita que resultaba para él esta ocupación —«Es como una vocación paralela y que no tiene ninguna relación con el medio en el que yo me he criado»—, pero en realidad era una afición temprana, despertada cuando siendo apenas un niño leyera las aventuras de Tarzán, las novelas de piratas de Salgari, los folletines por entregas de Eugène Sue y Xavier de Montépin y las intrigas criminales del detective Sexton Blake. O, más directamente, cuando siendo adolescente, bajo las bombas del Madrid asediado, se perdiera por insistencia de su abuela entre las páginas de Los miserables de Victor Hugo, el libro con el que, según señalaría de sí mismo hablando en tercera persona, «se le abrían las puertas de la realidad, de la más dolorosa realidad, cerradas o entornadas durante la infancia. […] Aquel folletín en el que los personajes le parecían seres de carne verdadera y de sufrimientos cotidianos, materias con las que nunca había pensado que se pudieran hacer novelas».

De El vendedor de naranjas y otros relatos de cine
y picaresca
 (y perdón por la redundancia),
de Aguilar y Cabrerizo
«Nos asomamos a uno de los más de doscientos rodajes protagonizados por Fernando Fernán Gómez. Él delante de la cámara; también detrás de ella. Autor asimismo de guiones e historias contadas en 24 imágenes por segundo o en 625 líneas. En blanco y negro y en color. Historias que nos han hecho reír, llorar, amar, odiar. Sus admiradores aseguran que se trata de un genio y que Fernando es uno de los más grandes actores españoles de todos los tiempos».

Documentos RNE repasa la vida y obra del polifacético Fernando Fernán Gómez en este pódcast.

Puedes escucharlo aquí.

«No sé por qué motivo Cortés se convirtió en mi espía particular, y al destartalado bar del estudio me iba trayendo cada cuarto de hora las noticias que pescaba en el trabajo.

Quizá le agradaba codearse conmigo porque presumía un poco de intelectual. Me había explicado que se encontraba fuera de ambiente en los medios cinematográficos españoles, porque los actores tenían muy escasa cultura. En América y en otros países era otra cosa. Laurence Olivier era hombre de una gran formación. Jean-Louis Barrault daba conferencias, por lo visto, o algo parecido. George Sanders había escrito varias novelas policíacas y, a pesar de ser americano, hablaba francés y español. Y ahí estaba Charles Chaplin, que se lo hacía todo él mismo.

Pero aquí el nivel medio de la profesión era mucho más bajo. Cortés había podido darse perfecta cuenta de ello en los quince días al año que solía pasar en el extranjero con motivo de algún festival de cine o en las vacaciones de Navidad.

En aquella agitada mañana, y por mediación de Julián Cortés, pude enterarme de que gentes como Miró, Puche y Castro eran nefastas para nuestro cine. Los tres eran unos ignorantes completos, sin el más pequeño conocimiento de los problemas artísticos. Ignoraban los nombres de Matisse y Modigliani, por ejemplo. Y no sabían que Debussy había sido un músico revolucionario. Así no había manera de producir películas».

El vendedor de naranjas, Fernando Fernán Gómez
(Pepitas, 2021).
*** Más información sobre el libro, aquí.
Fue Enrique Jardiel Poncela quien primero se fijó en el peculiar modo de hacer en el escenario de Fernando Fernán Gómez y escribió para él el personaje del Pelirrojo, de Los ladrones somos gente honrada. A principios de los años cuarenta se pasa del teatro al cine, pero es un culo inquieto: tertulia con poetas, dirige teatro de cámara, crea el Premio de Novela Breve Café Gijón, asiste a las primeras Jornadas de Cine Italiano en Madrid en 1951 y descubre el neorrealismo. Con Analía Gadé, conformará una de las parejas más reconocibles de la comedia desarrollista española, al tiempo que como director va perfilando una mirada propia menos conformista con el díptico La vida por delante y La vida alrededor. Tras un par de afortunadas transposiciones a la pantalla de sendas comedias de Miguel Mihura, se embarca en la dirección de sus dos mejores películas como director —El extraño viaje y El mundo sigue—, que estrenadas muy tarde y peor que mal amenazan con condenarlo al ostracismo profesional, así que acepta los encargos que le ofrecen. Las cosas cambian a partir del éxito de El viaje a ninguna parte, su particular visión del mundo de los actores itinerantes. Las bicicletas son para el verano es su consagración teatral y supone el segundo inicio de una carrera literaria que lo conducirá hasta la mismísima Academia. Para abreviar, Fernando Fernán Gómez es uno de los hombres más completos de la cultura española del siglo XX.

Si quieres conocer en profundidad a este genial artista, no te pierdas este magnífico documental que Televisión Española emitió el 23 de noviembre de 2007. Puedes verlo completo aquí.

BONUS TRACK: Y si te has quedado con ganas de más, no te pierdas el que rodó David Trueba, titulado La silla de Fernando. Está disponible aquí.

«No he utilizado, me parece, ningún otro truco más que el de la naturalidad y el de no apuntarme a nada, quizá con un exceso de egoísmo; apuntarme exclusivamente a mí mismo».
—Fernando Fernán Gómez

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