12 PM | 12 Feb

“LA CONFERENCIA”

-globe-teatre                                                              EL DRET A DECIDIR

 

CASA DE LA JUNVENTUD 6 DE FEBRERO 2016

 

Pretendemos en el día de hoy hacer un acto de DEMOCRACIA DELIBERATIVA. En la propaganda que el Pacte Nacional Pel Dret a Decidir, hizo en aquellos días  del 9 de noviembre se decía en letras grandes TOTHOM ÉS NEDESARI PER DONAR SUPOR A L’EXPRESSIÓ DEMOCRÀTICA DEL DRET A DECIDIR, no hay que saber mucho catalán, (todos son necesarios). Pues bien, el cartel anunciador de éste acto tenía el siguiente título EL DRET A DECIDIR, y al hacerlo en catalán ha provocado algunos equívocos. No ha sido fácil anunciar ésta charla, lo catalán no mola,  y  hasta me han dicho que iba a venir uno de Esquerra Republicana.

Pusimos el título  en catalán, por dos motivos: poner de manifiesto que el Dret es  una reivindicación de parte del nacionalismo, para terminar con una reivindicación política de más amplio espectro con el apoyo de una parte de la izquierda, lo que ya se  denomina DUI (declaración unilateral de independencia). Con la ayuda de mi amigo José Antonio analizaremos si la voluntad del Dret, muy asentada hoy en Cataluña, se puede articular como un verdadero derecho “EL DERECHO A DECIDIR” desde el punto de vista jurídico.  Y en eso va a consistir esta charla-debate.

Podíamos empezar citando a Nuria Amat en “querido Orwel”: maestro, le escribo esta carta abierta para decirle que su homenajeada Cataluña vive una situación que le escandalizaría. El nacionalismo separatista nos ha dividido en buenos y malos catalanes. Homenaje a Cataluña fue un libro escrito por Orwel de su paso por el POUM en la guerra civil.Preguntar a un nacionalista la opinión que tienen de su “homenaje”, os sorprendería su respuesta.

Pero como nos gusta la memoria voy a irme a un artículo de La Vanguardia del año 39 por Valls y Taberner, de la Lliga Regionalista, el mismo partido de Gambó, y de Francesc Maciá, que se asomó al balcón de la Generalitat, el 12 de abril, dos días antes de proclamarse la República Española, proclamando el Estat Catalá, integrante de la futura  Federación de Repúblicas Ibéricas. Pues bien, terminado el conflicto armado, los nacionalistas de la Lliga nos decían lo siguiente:

“Cataluña ha seguido una falsa ruta y ha llegado en ser parte de su propio extravío. Esta falsa ruta ha sido el nacionalismo catalanista (…) Deben, pues, cooperar todos los catalanes efusivamente y con la máxima lealtad, sin reservas y sin recelos y sin regateos de ningún género: sin más jefe que el caudillo, forjador de la Nación renaciente, y salvador de nuestra civilización tradicional, al cual debemos gratitud peremne, adhesión inquebrantable y confianza plena amplísima, cual la merece por su genio extraordinario, por su patriotismo insuperable y por abnegación y esfuerzos admirables” Pemán no lo hubiera hecho mejor. Un recorrido por el libro de Javier Pérez Andújar “Catalanes todos” nos ayuda a analizar  la complicidad catalana con el franquismo, de la que se habla hoy muy poco.
Hubo que esperar a la aparición del PSUC, para que se  elaborara una red de ideas y de personas, una  izquierda dispuesta a entrecruzarse con el catalanismo  para impulsar un frente populismo anti dictatorial. Esta red de poder, se supo dotar de plataformas. La emblemática Edicions 62, penetró la Universidad y fue bendecida por sectores comprometidos de la Iglesia y la cultura  -Espriu, Tàpies, Brossa o Joan Oliver. Nacionalismo e izquierda contra franco, quizás ésta sería la explicación de la falta de contundencia de la izquierda actual en el proceso soberanista. Félix Ovejero es de los pocos que se atreve a explicarlo, junto con Gregorio Morán.

Como afirma el profesor Jordi Casassas, era una hegemonía lo bastante fuerte para imponer una interpretación de la cultura nacional. Tenía un discurso trabado y usos ideológicos de la historia. Para entender hoy algunas cosas  hay que hacer referencia a dos  libros polémicos y exitosos, que no gustaron nada al nacionalismo, y que hoy todavía es como nombrar a la bicha. Se trata de  la interpretación de la modernidad literaria de Joaquim Molas y Josep María Castellet en la antología Poesía catalana del segle XX (1963). Se daban a conocer a Carlos Barral, Jaime Gil de Biezma o José Agustín Goytisolo, con eso digo todo, catalanes sí, pero alejados del nacionalismo. Castellet fue premio nacional de las letras españolas.

Jordi Solé Tura hizo una disección de doctrina de Prat de la Riba, también de la Lliga como Vals i Taberner, como ejemplo de ideología burguesa en Catalanisme i revolució burgesa (1967) El  ensayo, de obligada lectura en la Universidad de Barcelona ya que Solé Tura era mi  profesor de políticas, tuvo una recepción conflictiva tanto en el campo nacionalista (Benet o Pujol) como en el comunista .(Fontana, Josep Termes) Fontana inauguró la conferencia Cataluña contra España y Termes, también historiador un premio de Omnium Cultural.

Nadie como Solé facilitó la diferenciación entre nacionalismo y federalismo, distinción que considero de enorme utilidad para afrontar cualquier problema que se plantee en las futuras reformas constitucionales. Jordi Amat, nos dice que la estigmatización de la burguesía en bloque, fue, probablemente, el argumento aglutinante del nacionalismo progresista. La paradoja es que esta estigmatización se iría proyectando, de manera cada vez más maniquea, sobre un personaje -Jordi Pujol, el banquero y el político- que ponía su capital moral y financiero a su favor pero también de la oposición al régimen y la vertebración de una cultura política democrática. No se entendería nada la Cataluña de hoy sin la aportación de Jordi Pujol. Fer País, era su lema, y vaya si lo consiguió.

Durante los años ochenta, en un periodo de crisis económica severa, la dialéctica pujolismo/antipujolismo incorporó nuevas significaciones: (Ernesto Naclaus todavía no estaba de moda)  ruralismo/cosmopolitismo, monolingüismo/bilingüismo, nacionalismo/progresismo, Catalunya/Barcelona y, en último término, catalanismo puro/catalanismo líquido.Era una forma simple de explicación del país que favorecía la lógica de exclusión/inclusión definidora del nacionalismo. Se era de los unos o de los otros. Sin estridencias, la modernización del nacionalismo, ya fuera a través del activismo de la Crida, TV3 o el holding intelectual de Max Cahner, pagado desde la Generalitat ya se había puesto en marcha (la Revista de Catalunya, las Jornades sobre Nacionalisme, la Fundació ACTA,…. Culla, Cardús, Rahola, Villatoro)

Nos cuenta Jordi Amat en su libro EL PROCES, que hace 20 años surgió en la Universidad un documento a modo de libro titulado: HENRY UCELAY DACAL I BORJA DE RIQUER, HISTORIADORS AL SERVEI DEL NACIONALISME ESPAÑOL. No hace falta muchos estudios de catalán para traducirlo: historiadores al servicio del nacionalismo español. El libro era anónimo, revelaba un funcionamiento anómalo del sistema, y funcionó como un verdadero ataque marccanthista contra investigadores y plataformas de primer nivel. La revista L’avenc es sólo un ejemplo.  Historiadores como Antoni Rovira, Ferran Soldevilla, o Jaume Vicens, tenían un peso muy importante en la configuración del catalanismo como pensamiento, y no se podía permitir en consecuencia que se cuestionara el relato homogéneo sobre el cual el nacionalismo había construido la médula de una cultura. El libro contra Borja y Ucelay era una amenaza de exclusión. Si se discutía el relato oficial te convertías en un apestado. El diario el País se recogió la noticia sin grandes titulares.

John H.Elliot, nos cuenta en su libro  “Haciendo Historia” del año 2.012, que cuando escribió La revuelta de los catalanes, percibió que en Cataluña el pasado se escribía a través del prisma del presente y el presente a través del prisma del pasado, por eso se  convirtió en una especie iconoclasta, ansioso de desterrar mitos.

Sabemos que también el nacionalismo español se ha configurado por mitos, pero, que yo sepa, no se hace un manifiesto en contra del libro de Tomás Pérez Vejo:” Historia de la invención de una nación” o el “Mater Dolorosa” de Álvarez Junco, o el de Juan Pablo Fusi. Queda en el subconsciente la historia  de Modesto Lafuente, que  como todos sabéis  ofrece una visión de la historia de España providencialista, unida y cristiana desde sus orígenes, apoyada siempre por la Providencia, pero a nadie se le ocurriría hoy hacer causa por escrito de esa historiografía. Quizás sólo a Esperanza Aguirre.
“La gestación del libelo, por chapucera que fuera, delataba  un temor: el miedo a que el catalanismo -el movimiento patriótico que ha dado forma a la Catalunya contemporánea- en versión nacionalista pudiera caducar en la medida en que las transformaciones de la sociedad se explicaran sin situar como eje central el autodenominado movimiento de construcción nacional” nos cuenta Amat, quien continúa.

 

“Maragall detectó el problema. En octubre de 1993 la prensa informaba de que impulsaba una plataforma de pensamiento y captación de aliados de prestigio llamada Catalunya Segle XXI, que presidirían Josep M. Castellet, Salvador Giner y Encarna Roca. Su propósito, lisa y llanamente, era pensar el postpujolismo .Maragall tenía intuiciones luminosas y ligaba el desafío ideológico a la construcción europea, pero  la elaboración de la alternativa se complicaría desde dentro de la misma izquierda. “Con este partido no haremos nada bueno”, le dijo Maragall a Raimon Obiols después del Congreso de Sitges de febrero de 1994. La conquista de la dirección del PSC por parte de los capitanes, no le gustó demasiado a Maragall.”

Los capitanes (Miquel Iceta, Josep María Sala, Joan Ferrán), en el momento de articular una respuesta a la problemática cuestión nacional, dijeron a los ideólogos del Foro Babel que hacían suyos sus manifiestos. Allí, firmaron  Francesc de Carreras, Miguel Riera, director del Viejo Topo, José Ribas, director de Ajo Blanco, Félix de Azua, escritor, Juan Marcé, autor de últimas tarde con Teresa, Gabriel Jakson, Rosa Regás, Ana María Moix. Aquel grupo de intelectuales, muy conocidos,, que interpelaba a los socialistas catalanes desde una lógica no nacionalista, se constituyó el 13 de diciembre de 1996 en el marco de una conferencia celebrada en el CCCB titulada És possible avui a Catalunya el diàleg sobre llengua, cultura i democràcia? El diálogo entre divergentes no se produjo. Ahora Iceta vuelve a tomar la iniciativa después de que precisamente el derecho a decidir de Pere Navarro  expulsara a su electorado  hacia ciudadans.

En 1996 el Pacto del Majestic daba superpoderes a un Pujol que llevaba más de tres lustros gobernando. Consiguió incluso la dimisión de Alejo Vidal Cuadras.  En 1999 la victoria en votos pero no en escaños del PSC significó el principio del fin del periodo de reformulación. Quizás habría que entender la propuesta de un nuevo Estatut como una salida en falso para huir de aquel callejón sin salida. Las conversaciones entre Maragall y Carod, que se empezaron a frecuentar entonces, ya trabajarían otro paradigma.

Y ahora vamos a una historia mas conocida. El 21 de enero de 2006, el presidente Zapatero y Mas, por entonces líder de la oposición, se reúnen en el palacio de la Moncloa para cerrar un acuerdo sobre El Estatut, objetivo primordial de Maragall (primer gobierno de izquierdas que presidía la Genertalitat). Hacía tan sólo cuatro meses que el Parlament, había aprobado el texto por amplia mayoría, sin contar con el Partido Popular.

Dos meses después de la reunión secreta entre Más y Zapatero, el Congreso de los Diputados aprobaba el texto modificado, y el día 10 lo aprueba el Senado. El siguiente paso era la convocatoria de un referéndum, que se celebró el 18 de junio de ese año, es decir del 2.006.  Pidieron el voto en contra la CUP, ERC, Ciudadanos y el PP. Pero el 31 de julio Federico Trillo, presentó recurso de anticonstitucionalidad, haciéndose pública la sentencia el 28 de junio del 2.010.

Al cabo de pocos meses de la aprobación del estatut se celebraron elecciones autonómicas en Cataluña, el 1 de noviembre del 2.006, y a pesar de ser Mas el candidato más votado el socialista Montilla accedió a la Presidencia en virtud de un pacto entre Esquerra republicana e Iniciativa per Cataluña. “Fets i no paraules”, había sido el lema de la campaña de Montilla. Menos discusión y más gobierno.

En enero del 2007, Vicenç Villataoro, director del diario AVUI, director de la corporación Catalana de  radio y Tv , diputado y fundador de Convergencia, publicó un revelador panfleto de Urgencia titulado L’engany (el engaño) en el que sostenía que aquel nuevo tripartito podía suponer un peligroso punto de inflexión: “una propuesta que supone la abolición del eje nacional como eje político significativo y la consagración de la confrontación entre derechas e izquierdas como relato central de la política catalana”.

En febrero Patricia Gabancho daba a conocer un ensayo de notable éxito “el preu de ser catalans” (el precio de ser catalanes) y cuyo subtítulo dejaba claro de que iba el tema: “una cultura mil-enaria en vies d’extinció” (una cultura milenaria en vías de extinción) En abril Alfons López Tena (que había sido vocal del CGPJ) presentó un trabajo que estuvo en la lista de los más vendidos en Cataluña: Catalunya Sota Espanya. L’opresió nacional en democracia (Cataluña bajo España.La opresión Nacional en democracia). Ferran Mascorell, emblema del magallismo cultural en el Ayuntamiento de Barcelona, empezó a publicar artículos culminando en El Pais con Nous y vells catalanismos (nuevos y viejos catalanismos) su tesis era que el catalanismo histórico había quedado obsoleto y que si no lograba refundarse “Cataluña seguirá desdibujando su personalidad, perdiendo peso especifico en España y muy probablemente también en el mundo. Luego se pasaría de consejero con Mas.

  El Dret a decidir por tanto empezó a circular después de la conferencia de Más, en la legislatura de Montilla, (y esto hay que resaltarlo) que ofreció el 20 de noviembre del 2007 con el título “EL CATALANISME, ENERGIA I ESPERANZA PER A JUN PAIS MILLOR” (el catalanismo, energía y esperanza para un país mejor)  Decía en esa conferencia:

“muchos de los que votamos a favor del referemdum del Estatut lo hicimos conscientes de que representaba un salto hacia adelante en el autogobierno, pero de ninguna manera significaba una estación final del trayecto en el largo camino de Cataluña hacia el autogobierno y las libertades nacionales” fijando a continuación cual era la siguiente estación política para el catalanaismo: EL DERECHO A DECIDIR. Seguía: El derecho a decidir de los catalanes hunde sus raíces en las convicciones y en las creencias más genuinamente democráticas.

Afirmó aquella noche que “el derecho a decidir de un pueblo es el ejercicio de democracia en estado puro. ¿A que demócrata le da miedo esto? ¿A que persona con principios democráticos sólidos y bien fundados le puede molestar que la democracia se manifieste con naturalidad? Si Cataluña es una nación, y lo será mientras los catalanes quieran, y no es simplemente un derivado o un subproducto constitucional, tenemos derecho democrático a decidir lo que mas nos conviene como pueblo” Lógica transparente, toda vez que Cataluña se convierte en Nación, la democracia garantiza per se la posibilidad de votar sobre todo lo que afectase.

Fijaros que esto se proclamó en el 2.007, y la sentencia del Tribunal Constitucional fue el 28 de Junio del 2.010, proclamando que “carecen de eficacia jurídica interpretativa las referencias del preámbulo a Cataluña como nación y a la realidad nacional de Cataluña”

El 10 de julio centenares de miles de personas se manifestaron bajo el lema “Som una nació.Nosaltres decidim. Somos una nación nosotros decidimos. Desde entonces con la colosal agitación de Omnium Cultural y la Asemblea Nacional Catalana no ha cesado, siendo ahora su presidenta la Presidenta del Parlament. Recordemos que Montilla fue zarandeado en esa manifestación.

El Viejo Topo, revista que se dita en Barcelona, ha publicado un libro en tres tomos (falta por salir el tercero) titulado: EL CATALANISMO, DEL ÉXITO AL EXTASIS, en el segundo con el subtítulo de: La intelectualidad del “proceso”, y que firma MARTÍN ALONSO y cuya lectura recomiendo. Para que os hagáis una idea, en el capítulo 8 señala que  las entidades integradas en el Pacto Nacional por el derecho a Decidir son 34 solamente en Badalona, siendo la tercera parte dedicadas a la educación.

Coincide Xavier Domenech, representante de Ahora en Común en el congreso de los Diputados, en su libro Hegemonías (crisis, movimientos de resistencia y procesos políticos 2.010-2013) al considerar que el proceso que ha llevado a mucha gente a la independencia tiene una base sustantiva en unos aparatos de creación de opinión que desempeñan un papel clave. El pensamiento, por supuesto teórico de Domenech, sería muy interesante de analizar, ya que está influyendo claramente con sus 12 diputados en el conjunto de la organización política Podemos. Hace el siguiente análisis:

Joaquín Maurín, político de los años 30 en la órbita del POUM  (conocido partido troskista) apuntaba que el proceso de emancipación nacional catalana tenía tres fases, en la primera el dominio de los partidos burgueses, en su caso la Lliga de Cambó, (ahora nos llevaría a CIU y Artur Mas) la segunda los partidos de la segunda burguesía, se refería a ERC (no si ahora podría ser igual) y en la tercera los proletarios por supuesto del POUM (ahora sería la CUP) Domenech considera por tanto  que el catalanismo es el espacio hegemónico desde el que se construye todo proyecto con voluntad de mayorías.

Al proceder de Proces Constituent (monja Torcades  y Arcadi Oliveras junto con Vicent Navarro)  considera que desde abajo lo único que se mueve con profundidad es su movimiento  que tiene como objetivo iniciar un proceso constituyente donde el eje social integre al nacional, (y no al revés) a partir de un nuevo eje que sea una transformación global constituyente. Dice lo siguiente en la página 306:

“unas izquierdas que quieran sobrevivir al proceso y hacerlo suyo para devenir en una alternativa de mayorías deben no quedar atrapadas en una lógica institucional, y prepararse en lo que más que probablemente dará en una saturación e implosión del sistema político tradicional. Camino en el que difícilmente encontraran las izquierdas catalanas  procesos de convergencias fuertes con las españolas, más allá de pequeñas y significativas minorías. Actúan en dos espacios políticos con profundas contradicciones y con lógicas diferencias que lo hacen especialmente difícil cuando se refieren a las realidades nacionales. Es más, la voluntad  “pedagógica” catalana a veces es tomada sencillamente como una afrenta por aquellos que no creen que el problema sea de comprensión”

Luego hay políticos que se sitúan fuera del arco parlamentario como Jaime Pastor que equiparan el momento actual con la segunda restauración borbónica, vuelven a la postura de los años en que se pedía el derecho de autodeterminación para acabar con el franquismo. “la monarquía del 78 se fundó precisamente en la negación del derecho de autodeterminación de todos los pueblos de España- que requería, como mínimo un referéndum sobre la forma de Estado- y a fortiori, en la negación del derecho de autodeterminación de las nacionalidades históricas” Olvidan estos autores el Pacto de San Sebastián que dio como consecuencia el Estatuto de Nuria, aprobado incluso antes que las Cortes Republicanas. Muñoz Machado en su libro España y las Españas considera eso como una autodeterminación y lo explica con bastante detalle.

Brevemente una explicación sobre la confusión que se tiene sobre las analogías que se quieren poner sobre los casos de Escocia y Canadá. Mi amigo Cesar Giner de la corriente Mas Izquierda Madrid lo explicaba muy bien en uno de sus artículos:

“La Constitución federal de Canadá es muy especial porque probablemente es la única del mundo que nunca ha sido originariamente aceptada por uno de sus miembros.

La provincia de Quebec no ha aceptado, desde el principio, la Constitución porque consideraba que se basaba en la ruptura de lo que constituía un elemento central del régimen confederal de la época colonial, que era la unanimidad de todas las provincias para modificar cualquier aspecto del régimen legal y colonial de las provincias de la Confederación, y de las relaciones de las provincias con la Confederación.

Quebec identificaba la unanimidad con el derecho de veto a cualquier cambio importante de los artículos de la Confederación que afectasen a los poderes de las provincias, o a sus relaciones con las Instituciones centrales de Canadá.”

Una breve digresión que abunda en la idea anterior en relación con el Reino Unido. El Acta de Unión de 1707 fue una serie de leyes aprobadas por los parlamentos de los reinos de Inglaterra y Escocia, para implementar el Tratado de Unión entre ambos países.

La opinión de la Corte Suprema de Canadá de 20 de agosto de 1998 (Seccession Reference) se emitió a instancias del Gobierno de Canadá que le planteó tres preguntas sobre las pretensiones de secesión unilateral de la provincia de Quebec.

La primera pregunta quería conocer la opinión de la Corte sobre si el Parlamento o el Gobierno de Quebec podían acordar la secesión de la provincia de manera unilateral.

La segunda, planteaba si el Derecho internacional otorgaba al Parlamento o al Gobierno el derecho de acordar unilateralmente la secesión.

Y la tercera, se refería a qué Derecho prevalecería en caso de conflicto entre el Derecho interno de Canadá y el Derecho Internacional si éste último reconociera el derecho de secesión unilateral de Quebec.

La Corte Suprema dijo que el Derecho canadiense no permitía el derecho de secesión unilateral de Quebec. La Corte sostuvo que el Derecho Internacional tampoco otorgaba a Quebec tal derecho. Y por ello, la tercera pregunta quedaba sin objeto.

Pero la respuesta de la Corte Suprema fue mucho más allá de lo que el Gobierno canadiense preguntó, porque reconoció el derecho de Quebec a exigir la apertura de negociaciones sobre la secesión con el Gobierno federal de Canadá siempre que el pueblo de Quebec se pronunciase en referéndum ante una pregunta clara y con una mayoría clara a favor de la independencia. Por ello se aprobó el 29 de junio de 2000 la Clarity Act que reguló cómo debía entenderse esa doble exigencia de claridad.

Esta reflexión de la Corte Suprema tiene una explicación histórica local. Se trata de una suerte de “compensación” del Alto Tribunal canadiense a Quebec porque nunca aceptó la denominada repatriación de la Constitución canadiense, que rompía la más arriba comentada regla de unanimidad de las provincias para las modificaciones sustanciales de la Constitución.

Asímismo, hay que tener en cuenta que la Corte Suprema se refiere a un triple proceso. Primero, la celebración de un referéndum en el que participarían los habitantes de Quebec; segundo, de ser positivo el resultado del referéndum, se podría pedir la apertura de negociaciones al Gobierno de Canadá; y por último, en el caso de que dichas negociaciones pudieran cerrarse con un acuerdo satisfactoria para los negociadores, habría que consultar de nuevo a la ciudadanía si está de acuerdo con el resultado de las negociaciones.

¿Tendría encaje un referéndum de secesión en la Constitución española de 1978? A eso nos va a dar respuesta nuestro amigo José Antonio García Regueiro  ex-letrado del constitucional, y al que voy a ceder la palabra de inmediato.

En el año 1957, en el Orfeó Catalá de México, Anselmo Carretero Jiménez, del que encontraréis una extensa biografía en la página de la Fundación Pablo Iglesias, militante de la Agrupación Socialista de Madrid, impartió una conferencia a los catalanes allí presentes titulada “la personalidad de castilla en el conjunto de los pueblos hispánicos”, he encontrado el libro en el que está publicada la misma en una librería de viejo y comienza diciendo lo siguiente: “Para muchos paisanos vuestros, Castilla es la monarquía extranjera que somete con sus ejércitos a Cataluña, acaba con las libertades catalanas e implanta en vuestra tierra la lengua y las leyes castellanas. Según este punto de vista Castilla es en resumen, un pueblo dominante e imperialista que ha sojuzgado a los demás de España e impuesto en toda ella, por la fuerza de las armas, su idioma su ley, su idea y su cultura.

En el trascurso de esta conferencia trataremos de presentaros la personalidad de castilla tal y como realmente se manifiesta en su desarrollo histórico. Veréis como no se parece en nada a los divulgados retratos que, a grandes rasgos, acabamos de describir, y que en muchos aspectos fundamentales es totalmente opuesta a ellos”. Muchos Carreteros nos hacen falta hoy, al igual que muchos Capamays (Antonio Capmany Suris y Montpaláu, redactor de la Constitución de Cádiz).

Unos apuntes de Félix Alonso para el debate

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