02 PM | 27 Feb

LARGO DOMINGO DE NOVIAZGO

La última y esperadí­sima pelí­cula de Jean Pierre Jeunet no decepciona, pero no es una obra maestra. No es que Amelié lo fuera, pero se quedaba mas cerca de la perfección; su sombra es larga, y es posible que haya malentendidos. Es mejor verla con el chip adecuado y disfrutar de ella como el tremendo dramón que es, con ciertos toques extravagantes que son, sin lugar a dudas, lo peor de la pelí­cula. Porque Jeunet no se aclara durante la primera hora, y casi lo echa a perder todo.

Porque a ver: en plena I Guerra Mundial cinco soldados franceses son sometidos a un consejo de guerra y condenados a una feliz estancia entre las lí­neas francesa y alemana, en tierra de nadie. Si no los hacen pedazos los bombardeos germanos, el fuego amigo lo hará. Uno de ellos es Manech (Gaspard Ulliel) el novio de Mathilde (Audrey Tautou, gracias a Dios más contenida que en Amélie), una joven coja que, convencida de que su amor sigue con vida moverá cielo y tierra para refutar los numerosos informes que afirman lo contrario. Y esto gracioso no es.

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Los condenados, preparándose para su destino.

 

A partir de ahí­, Jeunet emplea una sucesión de flashbacks que narran los angustiosos momentos de la batalla, entrecortados por la búsqueda de Mathilde y prestando especial interés a las vidas de los cuatro soldados que acompañaban a su novio. Hay mucha violencia y mucha tristeza en lo que se nos cuenta. Por eso cuando Mathilde contrata a un detective que se hace llamar “El espí­a que pí­a” y, encima, hacen coñitas y refranes acerca de semejante apodo, uno tiende a pensar que el buen francés está meando fuera de tiesto.

Pero su talento es inequí­voco y la historia es muy buena. Afortunadamente, todo se vuelve mucho más serio en la segunda mitad de la pelí­cula y el talento del director de La Ciudad de los Niños Perdidos sale a la luz dominando con absoluta comodidad los elementos mas lí­ricos de la historia, hasta el punto de bordear el peligroso “momento kleenex”. Ojo, porque hay algunos puntos verdaderamente molestos en esa cuestión.

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Manech declara su amor por Mathilde en medio de la batalla.

En realidad la historia de Mathilde es lo menos interesante. Jeunet presta un mimo especial a las cuatro historias de los compañeros de su infortunado amor, lo que aporta una riqueza excepcional a la pelí­cula. Destacar sobre todo el cameo del año: la presencia de Jodie Foster en unos memorables veinte minutos donde la gran actriz americana hace gala de un perfecto francés (hasta donde mis conocimientos del idioma pueden llegar).

El gran triunfo de la pelí­cula es el aire nostálgico y melancólico que se respira. La bellí­sima fotografí­a, la música de Badalamenti, el extraordinario montaje en las cruentas batallas y el trabajo de cámara colaboran para hacer de Largo Domingo de Noviazgo la buení­sima pelí­cula que es. Jeunet se podrí­a haber ahorrado hacer la historia tan complicada, pero tampoco es un fallo en sí­. Es una manera de contar las cosas tan válida como otra cualquiera.

Los actores se encuentran a un gran nivel, y sorprende ver la cantidad de caras conocidas: Tchí¨ky Karyo, Dominique Pinon, Marion Cotillard o la ya mencionada Foster. La interpretación de los cinco actores principales, los cinco condenados, es irreprochable, pero el enamorado en cuestión falla un poco, y es que su papel es muy poco lucido: no se termina de entender que ve en él Mathilde.

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Mathilde, una chica con un corazón a prueba de bombas.

Largo Domingo de Noviazgo emerge como una pelí­cula con personalidad propia, pero no termina de volarte la cabeza debido a varias razones: bien por los excesos formales de Jeunet que a veces convierte la pelí­cula en un anuncio de Renfe, con los personajes en tren de un lado para otro y una cámara grúa que no para de moverse; o bien por lo merengazo que se vuelve la historia en algunos momentos. En cualquier caso, una pelí­cula muy visible y muy comprable. Largo Domingo de Noviazgo es un esfuerzo tan bueno como Amélie, pero son dos cosas completamente distintas, algo de lo que Jeunet, en algunos momentos y por desgracia, no termina de darse cuenta.

LO MEJOR:

– Tecnicamente espectacular: fotografí­a, diseño de producción, vestuario, maquillaje… todo raya a un nivel superior.

– Grandes interpretaciones de todo el reparto, destacando a Jodie Foster.

– Jeunet capta perfectamente la amargura de la guerra y la triste espera de los amores de los soldados, el humillante trato de éstos a manos de sus superiores, las secuelas tras la batalla y la esperanza que queda, en una pelí­cula realmente hermosa.

– Oigs.

LO PEOR:

– Los toques extravagantes en plan Amélie que rompen el ritmo de la pelí­cula. Y además, la trama a veces es demasiado confusa, lo que da a pensar que Jeunet exagera la importancia de una historia que quizás hubiera quedado mejor contada de una forma mas sencilla.

  RAFA  MARTÍN- LAS HORAS PERDIDAS
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