09 AM | 03 Dic

Código de Conducta (Fragmentos) Antonio Herranz

Una nada
fuimos, somos, seremos
siempre, floreciendo:
rosa de nada,
de Nadie rosa.

PAUL CELAN
Otros ecos habitan el jardín…
                                                       
                                                                      T.S. ELIOT

Aquí la piedra es manantial

que fluye de la memoria de los nombres.

Es calle hacia el conocimiento,

recuerdos de una ingenuidad lejana.

Es inmóvil muralla en movimiento.

Cubo infinito lleno de suspiros.

Piedra cómplice horadada de círculos de sangre.

…………………………………………….

A la luz del día

nuestros muros se encienden,

y nos redime el tiempo.

El hacer y el deshacer del tiempo:

su colmena de sueños renovados,

su cieno donde se larva el instante,

sus ventanas cerradas a la hora de la confusión.

Amen.

……………………………………………….

 

Aquí la piedra huele a orines y se hace humana,

y entre sus grietas crece el moho de la historia.

Este lugar no existe,

pero nosotros somos sus fantasmas

buscando un destino con ambición y esperanza.

Sentimos que la noche nos habla,

lo único capaz de sujetarnos.

……………………………………………………

 

Sobre la almohada, entre anzuelos azules,

el ansia de vivir.

Y la verdad no alcanza al sentir del héroe,

tranquilo en su indolencia.

Qué nos queda del ímpetu sagrado

de recomponer los cuerpos maltratados,

de masticar sombras mientras se palpa

la perversa simetría del amor.

………………………………………………

 

Rueda el día sin carisma

desde las cumbres desgastadas.

Surgen luces homónimas

y en los hombres renace

el viejo deseo de acariciar

el cielo con sus torres huecas.

¿Por qué, si no falta el delirio,

tiene el porvenir tan oscuro horizonte?

………………………………………………

 

Con un aullido constante, vertical,

quiere el deseo encontrar su réplica,

quiere el pensamientos un ideal que calme

el abultado vientre del naufragio.

Se endurece la flor blanca del magnolio,

como nosotros, fábrica de dioses,

envueltos en brumas y en arena deshechos,

donde alguien escribe, aunque de nada sirva,

lo que pudimos ser y ya no somos.

………………………………………………….

 

Mutó la pasión como un cisne inventado

en medio del estanque de los años.

Poco a poco bebimos en el cuenco del olvido.

No eran aguas tranquilas para asomarse

ni para ver la realidad como espejo indiferente.

Pero miramos una, dos, mil veces…

como si la vida más tarde pudiera repetirse.

………………………………………………………

Bajo las piedras

se oye el rumor del tiempo,

acerco mi oído desafecto

y escucho a todos los que en mí han sido.

Piel de musgo que acaricia

con su aliento mi verso,

pues sólo la palabra esculpe,

donde la responsabilidad comienza,

la madera noble de la imaginación.

……………………………………………………….

 

En las fisuras del alma, en sus heridas,

en sus largos pasillos, en sus rincones,

en su lineal crepúsculo hacia la noche,

se encienden balizas de indulgencia

para cortar el paso a la autocompasión.

……………………………………………………….

 

 

Con el día escorado hacia poniente,

tengo a la tarde deshecha entre mis manos,

como esos pájaros que intuyen

corrientes favorables y huyen

del abrigo de la piedra,

rozando con alas cenicientas

el infierno y la gloria del mundo.

Así surge de mí como herida de insomnio,

la promesa más honda para amar lo inútil.

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01 PM | 20 Nov

GRITOS Y SUSURROS ANALISIS FILMICO

  PODEIS ANALIZAR LA PELICULA GRITOS Y SUSURROS CON EL FANTASTICO ESTUDIO QUE HEMOS BAJADO DE INTERNET.

ANÁLISIS FÍLMICO: GRITOS Y SUSURROS Pág. 1/12

Análisis fílmico

“Gritos y Susurros”

(Ingmar Bergman)

Madrid, 5 de Marzo 2005

Participantes:

– Blanca Pérez

– Tomás Calvo

– Beatriz Martínez

– José Luis Palacios

ANÁLISIS FÍLMICO: GRITOS Y SUSURROS Pág. 2/12

INTRODUCCIÓN

En esta película de 1972 Bergman nos cuenta una de las historias más dolorosas de todas

cuantas hemos visto en el cine. Hay que estar muy convencido de nuestro estado de ánimo para

ver la película, porque el dolor que desprende es grande y te conmueve por dentro. Cuando se

acaba de ver uno termina afectado.

Si en “El Séptimo Sello” veíamos a la Muerte actuar desde nuestra visión externa, ahora

la veremos actuar en una situación mucho más cercana y sensible. La cámara permanece siempre

como testigo impasible de los hechos. Conviene recordar el final de “El Séptimo Sello” desde la

llegada del grupo al castillo, para poder reconocer ciertos paralelismos sucintos que vemos en la

obra que nos ocupa.

Las interpretaciones soberbias, en especial la de Harriet Anderson y la de Liv Ullman. La

fotografía (ganadora de un Óscar) es tan austera como sobrecogedora.

Dentro de la filmografía de Bergman, “Gritos y Susurros” se localiza entre las obras en

color, de la década de los 70 en las que hacía películas dedicadas a la pareja (sus hábitos, sus

problemas, sus conflictos) Así tenemos la sucesión:

· (….)

· La Carcoma (1971)

· Gritos y Susurros (1972)

· Escenas de un matrimonio (TV) que dio paso en cine a “Secretos de un

matrimonio” (1973)

· (….)

En cuanto a la forma cinematográfica, la película está dentro del grupo de las llamadas

películas de cámara” (mínimos decorados, pocos personajes, conflictos dramáticos,

austeridad de formas,…). La podríamos definir como un cuarteto de cámara que interpreta una

sonata romántica del XIX con sus partes forte (gritos), sus partes piano (susurros), sus silencios.

A veces incluso escuchamos el ritmo del metrónomo musical en forma de relojes que nos denotan

el paso del tiempo…

Literariamente, el motivo argumental al parecer toma cierto aire de la obra de teatro “Las 3

hermanas” de Anton Chèjov.

Director y Guión:

Ingmar Bergman

Actores:

Harriet Andersson (Agnes)

Ingrid Thulin (Karin)

Liv Ullmann (María)

Kari Sylwan (Anne)

Anders Ek

Inga Gill

Erland Josephson

Fotografía (color):

Sven Nykvist

Música:

Johann Sebastian Bach

Frédéric Chopin

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ANÁLISIS FÍLMICO Y SEMIÓTICO

1) GENERALIDADES

· El esquema de la historia sigue una tendencia lineal simple: las hermanas van a visitar a suhermana moribunda, hasta que muere, la velan y tiene lugar el funeral.1 Con incrustación

de 3 flash-back en modo pasado (Agnes, Karin, María) y una evocación onírica por

parte de Anna.

· Significativos los fundidos en rojo (un rojo con tonalidad ‘setentera’) en toda la película a

modo de separadores en el discurso narrativo. Los fondos de las escenas (casi siempre

rojos ó negros) representan el estado de ánimo de los personajes.

· Colores predominantes: el ROJO (tanto en fundidos, como en las estancias, las

moquetas, cortinas, las paredes, la colcha, y algún vestido); y el NEGRO/BLANCO (en

los vestidos, camisones, sábanas, algún mobiliario,…)

· Importancia de las velas (como ocurría en Dreyer, ejemplo “Ordet”). Representan la luz

de la Razón así que el hecho de encenderlas, apagarlas o acercarlas es muy significativo.

· Es curioso comprobar cómo casi ningún personaje pestañea, lo que les da una carga

dramática superior.

· El uso frecuente de los primerísimos planos de los rostros (cortando por la frente y la

barbilla) nos incorporan en la mirada y casi en el interior del personaje.

· Importancia suma del contacto con la mejilla. La importancia ya se describe en el diálogo

entre el médico y María: “El espacio entre la punta de la oreja y la comisura de loslabios…

”. Supone una muestra muda de comunicación, de conexión y transmisión de

sentimientos. Intentamos analizar cada una de las diversas caricias en mejilla.

· La banda sonora es prácticamente inexistente dando a todas las conversaciones y

secuencias un aire de austeridad y dramatismo. Tan sólo un vals de Chopin en 2

momentos de evocaciones felices y la partita para violonchelo sólo de J.S.Bach en otros

2 importantes momentos dramáticos (toque de elegancia).

2) COMENTARIOS DE LAS PARTES

1) Presentación

a) Relojes, rostros

b) Las hermanas y Anne

c) Infancia

Comentarios:

Los créditos con fondo rojo y las campanadas gradualmente desajustadas (inquietantes)

dan paso a una serie de imágenes silenciosas que nos acercan a la casa. Este comienzo sigue la

norma de que una gran obra maestra debe comenzar de muy abajo e ir construyéndose para

alcanzar un clímax (como el último movimiento de la 9º Sinfonía de Beethoven, el comienzo de

“2001, Odisea en el Espacio”, “Alien, el Octavo pasajero”, etc). De un vistazo ya vemos el

carácter de las protagonistas sobre todo al vestirse: Karin (exigente, contable, áspera, molesta

por el paso del tiempo al verse las arrugadas manos); María (infantil, con las muñecas que

1 Excepcionalmente, los primeros días de visita de las hermanas que corresponderían al inicio del film, se

colocan justo al final.

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representan la propia casa y la madre ausente); Anna (la criada, religiosa, silenciosa, con su hija

que murió remarcada por el plano con la cuna vacía) y Agnes (la enferma, que subraya la palabra

dolor en su diario). Comienzan todas vestidas de blanco y terminarán la película todas de negro.

El recuerdo de Agnes nos evoca a la infancia, a la Linterna Mágica (recordemos el libro

escrito por Bergman con ese título), y a pesar de la envidia de Agnes frente a María, se une a ella

con un toque de mejilla (El relatar en off las imágenes que se están viendo era una técnica

empleada en los 70 pero caduca en el cine actual por redundante)

2) El médico

a) Presencia, mejilla

b) Evocación, espejo

c) Despecho

Comentarios:

Agnes siente la presencia de algo que se acerca (como en la cena de “El 7º Sello”). El

doctor para las 3 hermanas tiene un significado diferente:

· Para Agnes: es la esperanza. Relación extraña con él, añorante de algo (¿hombre?). Él

la toca el vientre por encima y por debajo de la chaqueta y sin mucha esperanza le da

unas palmaditas en la mejilla. La comprende en su sufrimiento.

· Para Karin: indiferencia total; la despacha enseguida

· Para María: un antiguo amor que recupera con el beso, aunque el toque de collar de él

suponga una constancia del cambio. Tras el beso la rechaza. Toda la escena está oculta,

secreta, sólo vista por un haz de luz que cruza la cara de María. Él acaba tocando sus 2

mejillas. Se va ¿acaso desengañado porque la conoce?

El flash-back de María está encerrado en 2 primeros planos iluminados como una luna

menguante y creciente respectivamente. Forman gráfica y simbólicamente un paréntesis en el

texto narrativo.

En la cena, ella se pone un vestido rojo, sugerente con el escote muy próximo. Él cena

con total indiferencia mientras ella habla hasta que… ella se muestra indiferente y se va, entonces

y sólo entonces es cuando él vuelve la mirada. Curioso.

En la habitación, primer plano de él con la llama (de la Razón) reflejada en las lentes. Su

aspecto es cuasi-demoníaco. La conversación con ella sobre el paso del tiempo, tiene lugar frente

a un espejo (en realidad somos nosotros el espejo), con un primer plano que Liv Ullmann

(María) aguanta impertérrita sin pestañear. (Esta escena en su significado recuerda títulos

bergmarianos como “El Rostro” o “Como en un espejo”). Interesante cómo la vela que está en

la escena subraya la Razón de la conversación, hasta que él la apaga (coincide exactamente con

el único cerrar de ojos de ella). El apagar la vela supone el paso de la Razón a la Pasión, por lo

que el plano general siguiente nos muestra significativamente la cama abierta en primer plano, con

ellos dos al fondo abrazados junto al constante fuego de la chimenea (fuego libre, apasionado).

A la mañana siguiente, ella viste más recatada para recibir de forma cínica y

excesivamente cortés al pálido marido. Tras conversación burguesa, banal, el marido parece

despedirse de ella y de su hija con un toque de mejilla. Precioso plano casi de Trinidad (María,

hija y muñeca, en colores cálidos mimetizados con los colores de la estancia). Tras el toque de

mejilla y desaparición del marido (mutis por el foro), María se siente turbada, por lo que se

tapa. Siente la culpa y se avergüenza, como pasó a Adán y Eva tras comer la manzana (leer

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Génesis, 3, 7 –11). La evocación termina con el intento de suicidio “cutre” del pusilánime marido

ante la indeferencia de ella y máxime pidiendo misericordia a la propia María, síntoma claro de su

mentalidad débil. Un suicidio conlleva mucha entereza, personalidad y fuerza por parte de quien

lo comete y él con esa escena deja ver que no es ni mucho menos así.

3) La enfermedad avanza

a) Presencia y cuidados

b) Camisón y lectura

Comentarios:

Karin siente frío y la presencia de algo (como en la cena de “El 7º Sello”). La escena en

que se va llamando a las hermanas, a oscuras con candiles de época, recuerda a “Los Otros”.2

Detalle de Karin quitándole la luz a Anna y poniéndose en la cabecera de la comitiva que se

acerca a los quejidos de Agnes. La respiración estertórica de ella recuerda a “El Exorcista

(máxime cuando le dice algo inteligible a Anna vs el padre Karras echa agua bendita sobre la

niña endemoniada).

La escena del cambio de camisón, a la luz del día, es una de las más dulces. María y

Karin, aunque no se tocan en toda la escena, están alegres, unidas y conectadas a través de

Agnes. Todo el cambio de camisón está rodado en un solo plano, con la cámara comedida en el

desnudo. La escena termina con una agradable sensación de bienestar cuando María se pone a

leer un texto de Dickens. Sorprende que tanto Anna como Karin muestren una mueca de

misteriosa sorpresa en ese instante. ¿?

4) Gritos y Susurros

a) El paso y la mortaja

b) Silencio de Dios

Comentarios:

Detallista iconografía en la que al morir Agnes, la habitación que antes estaba

perfectamente iluminada, pierde su luz y se queda en penumbra. Y estupenda, por descarnada,

interpretación de ella en la que tras los últimos espasmos en que no puede vomitar, se acuesta

2 Con Bergman la cámara permanece estática con leves giros sobre sí misma, mientras que Amenábar en Los

Otros utiliza grúas, giros, travelling y los candiles son mucho más finos y estilizados.

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para mirar al techo, luego a Anna, y finalmente a la luz del exterior antes de extinguirse. Y todo

ello en un solo plano.

Interesante la posición en que vemos cómo ha quedado Agnes (al ir a retocarla el

camisón): una posición de crucificada3.

Llegados a este punto, vemos una especie de analogía entre la muerte de Jesús y la muerte de

Agnes (Cordero) aunque en imagen especular (como si fuera un espejo):

· El desprendimiento de vestiduras à cambio de camisón; le ponen uno limpio

· “Tengo sed” (Jesús) y se lo dan agresivamente con una lanza à “Tengo un poco de sed”

(Agnes) y se lo dan con cariño en un vaso.

· Cuando muere (Jesús) el cielo se nubla à Cuando muere (Agnes) la habitación se

oscurece

· La posición del crucificado (Jesús) à La posición de los ladrones crucificados (Agnes)

· La madre ayuda en el tránsito de la cruz al sepulcro à Anna ayuda a pasar el tránsito deAgnes hasta la muerte (como veremos en la escena de la Pietá posterior)

Las 2 señoras enlutadas y serias que preparan el amortajamiento de Agnes provocan misterio

con sus reverencias sincronizadas. El pastor luterano, abre el libro para proclamar los prefacios

oficiales, pero no lo mira (el fondo es rojo). Cuando luego va a hablar de sus dudas (Silencio de

Dios) pasa a un fondo blanco (ventana) y se acerca a la vela (de la Razón). La oración es un

conjunto de frases condicionales (duda) continuas (Si existe un cielo,… Si el sufrimiento vale

de algo,…. Si es verdad que puede hablar con Dios,….) para terminar con un imperativo:“

Agnes, ¡ruega por nosotros!” 4. Toda esa escena termina con Karin (la hermana que al ser la

mayor pasa a ser la responsable familiar y se debe ocupar de los trámites del funeral) saliendo de

la habitación decorada de forma similar a la de “Ordet” de Dreyer.

5) Evocación Karin

a) Cena

b) Autolesión

c) No me toques!

Comentarios:

La cena indiferente del matrimonio, remarcada formalmente con el plano contra plano.

La rotura de copa – que en la cena de “2001, Odisea en el Espacio” provocó sorpresa-, aquí

sólo provoca una sonrisa prepotente en el marido. (Quizá supone un anunció de la rotura total en

el carácter de Karin y anticipo de la sangre roja que luego veremos). Espectacular y gótico plano

del salón repleto de velas encendidas, cuando el marido se va y Anna desaparece del plano,

quedando Karin sola en la mesa con uno de los cristales.

En el vestidor, el cristal lo deja sobre un espejo (continuas referencias a los espejos como

se puede ver), y no soporta la mirada recriminatoria (según su parecer) de Anna. El

desvestimiento en un solo plano secuencia, y sobre todo el quitarse las medias en la silla nos hace

ver que la diferencia iconográfica entre una dama y una prostituta es muy débil. La tremenda y

3 Se podría pensar en Jesús, pero curiosamente la pierna inclinada en todas las representaciones escultóricas

del Gólgota, define siempre a los ladrones que acompañan a Jesús, no al propio Jesús. También se puede

verificar en “Jesús de Nazareth” de Zefirelli.

4 Lo normal es que en los velatorios el pastor pida a los presentes por el difunto, sin emb argo aquí es al revés:

pide al difunto por los presentes.

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sorpresiva escena de la autolesión sexual (quizá por querer llamar la atención del marido y de su

insatisfacción patológica) puede ser comparable a “El Exorcista” cuando la niña se clava elcrucifijo, o con “La Pianista” en su escena de la cuchilla en el baño.

Tras la evocación de Karin, volvemos al presente para ver el intento de acercamiento de

María hacia Karin y la repulsa de ella por naturaleza. La lectura del diario de Agnes vuelve a

provocar sorpresa alarmista en Anna ¿? (como a un niño cuando le tocan su juguete). El

acercamiento físico de María a Karin con abrazos se rompe al intentar darle un beso. Karin no lo

soporta y en primer plano observamos el rostro de rabia, desconsuelo e impotencia ante su

áspera naturaleza que no puede evitar.

La escena de la cena entre Karin y María es análoga a la anterior de la cena con el marido

pero sutilmente diferente:

· El tono negro del biombo con motivación oriental en trazos rojos del fondo de María,

frente al armario (alacena?) cuadriculado del marido.

· El fondo grisáceo destacando el collar de perlas de Karin en la primera cena, frente al

negro absoluto (vestido, silla, mueble) de la segunda, para remarcar más las palabras de

odio y superioridad de Karin sobre María.

· La copa de Karin que se cae. En una se rompe y se mancha de vino; en la otra está vacía

y no se rompe.

El carácter de Karin y su rabia se estira tanto tanto que al final se rompe llegando a esa escena

tan elegante en la que María y Karin comienzan a hablar y tocarse tras tantos años de separación

y crispación, mientras la partita para violonchelo sólo de Bach nos incita a ver la escena pero sin

preocuparnos de lo que se dicen. Es una cosa privada entre ellas, no nos importa. Dato: justo

cuando se produce el cambio de carácter se ve al fondo la habitación de la difunta Agnes que

está siendo velada por Anna.

6) Muerte

a) Aparición

b) Actitudes

Comentarios:

La evocación de Anna no se puede considerar un hecho pasado, ni presente. Es

atemporal y decidimos remarcar su función soñadora, onírica y reflexiva de Anna respecto a las

hermanas de Agnes para sopesar su actitud ante tan dura prueba.

Arranca con unos lejanos sollozos (recuerdo de su hija), que la llevan a pasar por el

oscuro salón (obsérvese la blanca luz, de luna, de las ventanas) que la llevan hasta el hall donde

están las “mudas y estáticas” hermanas (recordemos que acabamos de dejarlas en la escena

anterior hablando y moviéndose. ¡Gran contraste!).

Agnes se encuentra en el vestíbulo de la muerte, el paso de la laguna Estigia (ver Divina

Comedia) y pide ayuda a sus hermanas, con reacciones diversas:

· Karin: apelando a su ausencia de amor hacia su propia hermana agonizante, le da la

espalda con gran coraje y decisión.

· María: al principio se muestra respetuosa, dulce y dispuesta a ayudar, pero cuando la

Muerte le toca ambas mejillas, transmitiéndole la petición de ayuda, la supera. Tiene

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súbitamente mucho miedo y se aleja gritando. Momentos después pondrá una disculpa

muy cínica: debe cuidar de su marido! (recordemos la escena de la evocación de María)

· Anna: es la única que la ayuda a pasar el trance. Espléndido cuadro a modo de “Pietá

con Agnes (el Cordero sacrificado) acurrucada sobre una máter Anna semidesnuda,

formando un perfecto triángulo clásico y una imagen que fue la que utilizaron para el

cartel de la película. Curiosidad: si la comparamos con una Pietá convencional notamos

una reveladora diferencia: el cuerpo yaciente (visto desde la propia Piedad) está echado

hacia la derecha, mientras que el de Agnes está hacia la izquierda 5

7) Epílogo

a) Actitudes y decisiones

b) Plenitud

Comentarios:

Tras el funeral, todos sentados en el salón (cual sanedrín) deliberan con indiferencia sobre

el funeral y sobre el tema de qué hacer con la criada Anna 6. Las actitudes son diversas pero

afines:

· El matrimonio de Karin: el marido se muestra indiferente, clasista y sólo concede que

se lleve algo porque se lo habían prometido, aunque no estaba de acuerdo. Al despedirse

ponen una coraza (reflejada en el velo de Karin) y se van con un simple “gracias”.

· El matrimonio de María: el marido opina que deberían estarle agradecidos, pero como

es un pusilánime al final se deja llevar por el resto de opiniones. María, que ha

permanecido callada en toda la conversación, al despedirse se siente mal, y pide a su

5 Este hecho excepcional sólo lo hemos podido verificar en una talla de Juan de Juni que hizo en un solo

bloque de madera (ver en: http://www.museoferias.net/fotos5/Piedad-J.-Juni.jpg), y en una Pietá que tenía esa

misma forma pero que misteriosamente resultó quemada en la catedral de León (ver en:

http://www.museoferias.net/fotos5/Piedad-J.-Juni.jpg).

6 Curiosidad: mientras deliberan sobre el funeral y Anna se puede ver al fondo, en un segundo plano

desenfocado, la habitación de Agnes con la vela encendida en la mesilla y una especie de cabeza sobre la

almohada ¿Cuerpo presente tras el funeral?

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marido que le dé un billete (que Anne se queda mirando en plano detalle) (¿Acaso un

gesto simbólico de que dar únicamente las gracias era demasiado injusto para todo lo que

había hecho Anne por Agnes? O ¿acaso una postura hipócrita, como si con ese billete ya

limpiase su conciencia?).

La problemática del caso Anne es difícil. Lo más sensato y humano hubiera sido preguntar a la

propia Anna qué pensaba hacer y cuál sería su predilección, pero la indiferencia clasista se torna

casi inhumana respecto a este tema.

De todas formas, -como veremos en la última escena- ella cogerá la única cosa que le permitirá

estar en contacto con su querida Agnes: su diario.

En la despedida de las hermanas se produce uno de los cambios más radicales y

sorprendentes de la película, en una sucesión de planos contra planos: Karin que ya había

doblegado su áspera actitud contra María se ve traicionada por ésta, cuando en un gesto frívolo

María confirma indiferente que lo del otro día no tiene la mayor importancia y que su relación

seguirá siendo distante. Únicamente volverán a verse “educadamente” una vez al año, en la noche

de Reyes (como siempre lo habían hecho desde pequeñas, con la linterna mágica).

Llegamos a la última escena de la película, donde a la luz de la vela de la Razón, Anna en su

humilde habitación evoca a través del diario de Agnes una escena de bienestar y felicidad, datada

un mes antes de los hechos descritos visualmente con mucha luminosidad (contraste con las

últimas escenas oscuras). Aparecen las 4 protagonistas vestidas elegantemente de blanco,

paseando por el gran jardín y en el último momento logrando en el columpio un remanso sencillo

de paz y tranquilidad, lo que Agnes denomina “estado de Plenitud”.7

La película, que termina con un simple fondo de rojoànegro acallando los gritos y susurros,

deja un sabor más agrio que dulce. Comprobamos que el final (que en realidad es el principio) es

un engaño para terminar bien, porque el verdadero final es muy pesimista, oscuro y da mucho

qué pensar sobre las egoístas relaciones humanas.

7 Escena análoga se puede ver en “El Séptimo Sello” durante la comida de fresas, cuando el cruzado en ese

instante relaja todas sus dudas existenciales para comprender que nunca olvidará ese pequeño instante de

plenitud.

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3) PERSONAJES Y TEMAS

El cuarteto de cámara está formado por las 4 columnas sobre la que se sustenta toda la

película: 8

1) Agnes: Es la segunda de las 3 hermanas, va a morir en muy breve plazo de tiempo como

consecuencia del cáncer de matriz que padece. Es la propietaria de la casa en la que ha

vivido desde la muerte de sus padres y su vida ha transcurrido tranquila e

imperceptiblemente. Tiene vagas ambiciones artísticas y lleva un diario cuando su estado se lo

permite. En su vida no ha aparecido nunca ningún hombre y su amor ha sido para ella un

secreto bien guardado. Ahora, a sus 37 años, se prepara para desaparecer del mundo tan

callada y sumisamente como ha vivido. No piensa que Dios haya sido cruel con ella, sino al

contrario, dirige a Cristo sus humildes esperanzas

Los conceptos que asociamos al personaje de Agnes fueron: Fortaleza, Envidia infantil,

Alegría, Tristeza, Energía, Miedo, Amistad.

2) Karin: Tiene 39 años. Hizo una buena boda (un buen partido) y se trasladó a otra parte del

país, pero su matrimonio fue una equivocación. No sólo es que no congenie con su marido,

sino que además le resulta repulsivo. Nadie diría por su fachada impecable que ha sido

madre de 5 hijos y por ellos, quizá, su lealtad al matrimonio es inquebrantable. A pesar de

ese control aparente de sí misma, los sueños la atormentan, y no puede disimular una rabia

contra la vida y las actitudes de ternura.

Los conceptos que asociamos al personaje de Karin fueron: Soledad, Envidia,

Histerismo, Sexualidad, Paranoia, Frialdad, Tristeza.

3) María: es la más joven de las tres hermanas. También hizo un buen matrimonio con un

hombre apuesto y triunfador, de excelente posición social, y tuvo con él una niña que ahora

tiene 5 años. María es como una niña mimada, gentil, infantil, juguetona, sonriente y con una

curiosidad constantemente activa. Está obsesionada con su belleza y las posibilidades de

goce que ofrece su cuerpo. Ni se preocupa por el mundo que le rodea, ni le importan los

límites morales establecidos. A veces se vuelve egoísta (por lo infantil) sacando su lado más

cínico y mentiroso.

Los conceptos que asociamos al personaje de María fueron: Cariño, Compasión,

Concupiscencia, Sexualidad, Miedo, Debilidad, Alegría, Frivolidad, Cinismo.

4) Anna: es la sirvienta. Tiene unos 30 años y de joven tuvo una hija a la que Agnes apadrinó,

aunque murió 3 años más tarde. Todo ello creó entre ambas fuertes lazos afectivos (amistad,

¿amor lésbico?, cariño,…). Anna es muy callada, religiosa, muy tímida e inaccesible, pero

siempre está presente y pendiente en todo momento de su ama.

Los conceptos que asociamos al personaje de Anna fueron: Confortamiento,

Comprensión, Amistad, Maternidad, Bondad, Cariño, Fortaleza y Energía.

8 Los datos biográficos tan precisos de los personajes están tomados de “Ingmar Bergman, Fuentes

creadoras” de Francisco Javier Zubiaur, Letras de Cine, 2004.

ANÁLISIS FÍLMICO: GRITOS Y SUSURROS Pág. 11/12

Toda esta rica diversidad de caracteres, según Bergman, pretendía estudiar en 4 partes el

carácter esencial de la MUJER:

· el nervioso/histriónico/frío (Karin)

· el sexual/seductor/infantil (María)

· el sufrido/silencioso (Agnes)

· el maternal/fuerte (Anna).

TEMÁTICAS

Aunque los temas de las películas de Bergman son casi siempre los mismos, quizá la

diferencia está en la distinta importancia que se da a cada uno. En esa ocasión, para “Gritos y

Susurros” el ranking de importancia de temas ha sido ratificado por unanimidad:

1. Relaciones (fraternales, amorosas, amistosas, clasistas, incomunicación)

2. Muerte (presencia, encuentro y actitud ante ella)

3. Religión (visión existencialista, racionalista, seca. Silencio de Dios, dudas de fe)

GRITOS Y SUSURROS

En torno al lecho de muerte de Agnes, surgen los recuerdos, se escuchan gritos de la

agonizante y de rabia de alguna de las hermanas frente a los susurros de los que velan. Entendida

como una sonata de cámara, y tratando de destacar las partes forte(Gritos) y las partes piano

(Susurros) del hilo argumental, llegamos a estas propuestas:

FORTE (GRITOS)

o Cena María & Agnes

o Autolesión sexual de Karin

o Evocaciones de Anne, Karin y Agnes

o Estertores y muerte de Agnes

o Furia y rabia de Karin

PIANO (SUSURROS)

o Cambio de camisón, peinado y lectura

o Comienzo silencioso de imágenes

o Final con escena de plenitud

o Evocación de Agnes (infancia)

o El personaje silencioso de Anna

4) REFERENCIAS COMPLEMENTARIAS

o “INGMAR BERGMAN” de Juan Miguel Comany. Cátedra, signo e Imágenes, 1993

o “Ingmar Bergman, Fuentes creadoras” de Fco Javier Zubiaur.Letras de Cine, 2004

o Revisión de la edición en DVD de Gritos y Susurros: http://www.dvdreviews.

net/clasicos/dvdgritosysusurros.htm

o Una pequeña crítica de Ernesto Días Guzmán: http://altazorcafe.com/cine/gritos.htm

ANÁLISIS FÍLMICO: GRITOS Y SUSURROS Pág. 12/12

ANEXO

A continuación presentamos un resumen de los cuestionarios empleados en el

transcurso del análisis, para obtener la opinión de los implicados en el visionado

CUESTIONARIO DE LAS PARTES

Presentación

· Estética del comienzo. Relación con otras grandes obras.

· Qué te parecen inicialmente las 4 protagonistas

Médico

· ¿Qué es el doctor para cada una de las hermanas?

· ¿A qué se debe el intento de suicidio del marido de María?

La enfermedad

· ¿Qué relación hay entre Anne y Agnus?

· Comparación con “Los Otros” y “El exorcista”

· ¿Por qué crees que se sorprende Anne cuando están leyendo?

a. Por el texto concreto

b. Por la situación

c. No se sorprende

d. Otro:

Clímax

· In vestibulum mortis: diferencias con Ordet de Dreyer.

· ¿Qué relaciones iconográficas encuentras con el Vía Crucis?

· La copa se rompe. ¿El porqué de la autolesión?

· ¿Qué cambio se produce en Karin?

· La evocación Anne: ¿es presente o pasado?

· ¿Cómo reacciona cada personaje ante la muerte?

Epílogo

· ¿Cómo reacciona cada personaje ante el “problema” Anne?. ¿Qué harías tú?

· Escena de plenitud. ¿cuál es la análoga en “El 7º sello”?.

Análisis externo: Caricias de mejilla (Intención/carácter de cada una)

CUESTIONARIO GENERAL

· ¿Cuál es la parte o escena que más te ha impresionado de la película?

· Comparada con una sonata ¿cuáles son las partes forte (GRITOS) y las partes piano

(SUSURROS) en el hilo narrativo según tu parecer? ¿Y los temas tratados?

· Adjudica cada uno de estos conceptos a cada una de las protagonistas:

– Envidia

– Soledad

– Histerismo

– Cariño

– Compasión

– Concupiscencia

– Sexualidad

– Frivolidad

– Confortamiento

– Paranoia

– Miedo

– Fortaleza

– Debilidad

– Alegría

– Tristeza

– Comprensión

– Amistad

– Energía

– Frialdad

– Bondad

· ¿Crees que es una película pesimista o esperanzadora? _____________
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01 PM | 17 Nov

Desafectos a las urnas

El artículo que reproduzco a continuación me llamó poderosamente la atención porque pone el acento y ordena algunos conceptos o intuiciones que muchos tenemos. Mal que le pese a algunos. De él se derivan, en mi opnión, algunas urgencias y algunas meditaciones. Las urgencias derivan, como es de suponer, de la inminencia de las próximas elecciones generales, las meditaciones vendrán sobre el porqué de las tesis expuestas y de sus posibles soluciones. ¿Toca llamar a rebato cara a mayo de 2008? Pienso que un poco sí.

El poder decisorio de la ‘izquierda volátil’

Los votantes centristas no son los fundamentales para lograr el triunfo electoral en España, sino aquellos que oscilan entre el PSOE, IU o la abstención. El PP puede ganar, pero lo tiene ‘a priori’ cuesta arriba

CÉSAR MOLINAS

La creencia de que las elecciones generales en España son decididas por los votantes centristas es incorrecta. La evidencia empírica muestra que estos votantes, definidos como aquéllos cuyo voto oscila entre el PSOE y el PP, tienen escasa relevancia. Los votos decisivos son los de la izquierda volátil, aquellos que oscilan entre el PSOE, IU y la abstención. Esto equivale a decir -y sé que la equivalencia no es obvia- que en las elecciones generales el PP siempre juega en campo contrario: las puede ganar, pero lo tiene a priori cuesta arriba. En este artículo me propongo mostrar que estas afirmaciones y equivalencias están respaldadas por los datos electorales y, también, extraer algunas consecuencias que me parecen interesantes.

En primer lugar, analizaré los resultados de las elecciones generales desde 1982 con el objetivo de cuantificar el voto centrista y el de la izquierda volátil. En segundo lugar, y aunque este artículo trate de elecciones generales, recogeré algunas enseñanzas de las elecciones locales del 27 de mayo pasado. En tercer lugar, me detendré en la relación que existe entre el voto al PSOE, por una parte, y la abstención y el voto a IU por la otra. En cuarto lugar, discutiré hasta qué punto un incremento notable de la abstención en Cataluña puede hacer perder al PSOE las elecciones de 2008. Por último, haré observaciones sobre las estrategias de los dos grandes partidos estatales.

Con una única excepción: en el último cuarto de siglo, España ha votado mayoritariamente izquierda. Desde 1982 ha habido siete elecciones generales. En seis de ellas la izquierda (PSOE, IU y sus antecesores) obtuvo entre un mínimo de 2,3 y un máximo de 3,5 millones de votos más que la derecha (PP, aliados regionales y sus antecesores). Sólo en las elecciones de 2000, que tuvieron la tasa de participación más baja de la actual etapa democrática (69%), la derecha superó en votos a la izquierda: la diferencia fue de 1 millón de votos. En 2000 la izquierda perdió 2,7 millones de votos respecto a 1996, de los cuales 2 millones fueron a incrementar la abstención. Esos 2,7 millones de votos los volvió a ganar en 2004. La derecha ganó 0,6 millones de votos, alcanzando su máximo histórico de 10,3 millones, pero los volvió a perder en 2004. Me parece razonable utilizar estas cifras para cuantificar los colectivos que antes he denominado votantes centristas e izquierda volátil. Los primeros pueden estimarse en 0,6 millones, que son los votos que ganó la derecha en 2000 tras una etapa de gobierno en minoría del PP en la que hizo gala de moderación y de buena administración. Esta cifra coincide con los votos perdidos en 2004 tras una etapa de mayoría absoluta en la que la arrogancia sustituyó a la moderación y en la que se tomaron decisiones, como la guerra de Irak, alejadas del sentir de muchos ciudadanos. Cabe señalar que esos 0,6 millones de votos no decidieron las elecciones de 2000: el PP hubiese seguido gobernando aunque no los hubiese obtenido. Lo decisivo fue el desplome de la izquierda por la huida del voto volátil. Esta izquierda volátil puede estimarse en unos 2 millones de electores: los que votaron a la izquierda en 1996, se abstuvieron en 2000 y volvieron a votarla en 2004.

Las elecciones locales de mayo de 2007 ilustran bien que el voto de la izquierda volátil es decisivo en España no sólo en las elecciones generales, sino también en elecciones de otro tipo. En el conjunto de España, y relativo a las elecciones locales de 2003, el PSOE perdió 240.000 votos, pero el PP sólo ganó 38.000. La aplastante victoria del PP en el municipio de Madrid resultó de una pérdida de 139.000 votos para el PSOE y de una ganancia de tan sólo 709 (sí, setecientos nueve) para el PP. La izquierda volátil volvió a decidir, esta vez a nivel local. No hay trazos de un trasvase significativo de votos del PSOE al PP. Además, el carácter decisorio del voto de la izquierda volátil no es un rasgo exclusivo de la actual etapa democrática. En las elecciones de 1933, la izquierda volátil -entonces el anarquismo- se abstuvo. Y ganó la derecha. En 1936, los anarquistas fueron a las urnas y los votos se incrementaron en más de 1 millón. Ganó la izquierda. No tengo ni conozco ninguna explicación convincente de por qué en España la izquierda volátil tiene este carácter decisorio, que no ha menguado ni tan siquiera con la aparición de una numerosa clase media en la segunda mitad del siglo XX. Sea cual sea la explicación, en esto los españoles somos atípicos. En la mayoría de los países de nuestro entorno la alternancia en el poder la deciden los votantes de centro, que votan ora a la izquierda ora a la derecha. Aquí, por algún motivo, somos diferentes.

Paso ahora a desarrollar el tercer punto de mi argumentación. Si bien, según mis definiciones, derecha y PP son casi sinónimos, izquierda y PSOE no lo son. En 1996 la izquierda obtuvo 12,06 millones de votos y la derecha 9,76 millones. En 2004 se repitieron las cifras: la izquierda obtuvo 12,06 millones de votos y la derecha 9,72 millones. En el primer caso ganó las elecciones el PP y en el segundo el PSOE. La diferencia la marcó el resultado de IU, que obtuvo un 11% de los votos totales en 1996, su máximo histórico, tras la memorable pinza Aznar-Anguita, y solamente un 4% del total en 2004. Un análisis estadístico de los datos electorales utilizando modelos sencillos de regresión, que cualquiera puede replicar descargando los datos del Ministerio del Interior en una hoja de cálculo, ofrece los siguientes resultados: 1. Existe una relación estadística muy significativa entre el porcentaje de votos totales válidos que obtiene el PSOE, por una parte, y el porcentaje de participación en las elecciones y el porcentaje de voto a IU, por la otra parte; un aumento de la participación electoral de un 1% causa un aumento del porcentaje de voto al PSOE del 0,6%, mientras que un aumento del porcentaje de voto a IU del 1% causa una disminución del porcentaje del voto al PSOE del 1%. 2. No existe ninguna relación estadística significativa entre el porcentaje de votos totales válidos que obtiene el PP y el porcentaje de participación en las elecciones. En román paladino, estos resultados quieren decir lo siguiente: con una participación lo suficientemente alta y con un voto a IU lo suficientemente bajo, el PSOE siempre ganará unas elecciones generales, haga lo que haga el PP. Esta “ley de hierro” fundamenta las afirmaciones y la equivalencia enunciadas en el primer párrafo de este artículo.

Con los parámetros mencionados en el párrafo anterior se puede construir una tabla de doble entrada para estimar el porcentaje del voto total al PSOE en función de la participación electoral y del porcentaje de voto a IU. Esta tabla, que, insisto, todo el mundo puede construirse, muestra que es improbable que el PSOE gane las elecciones de 2008 si el voto a IU se mantiene en el 4% y la participación cae por debajo del 71% (en 2004 fue el 76%). Si el voto a IU subiese al 6%, el PSOE necesitaría una participación del 74% o superior para ganar. Si bien una participación superior al 71% parece probable, una participación del 74% (coincidente con la media histórica) parece más difícil de conseguir. Este mismo tipo de tabla puede utilizarse para evaluar los efectos que tendría un gran aumento de la abstención en Cataluña, como resultado de la sensación de desgobierno que podrían tener los votantes de esa comunidad. Si la participación catalana cayese hasta el 64%, el mínimo histórico alcanzado en 2000, el PSC podría perder 3 o 4 escaños y entonces el PSOE necesitaría una participación mínima del 73% en el resto de España para seguir gobernando, algo que me parece complicado pero no imposible. No pueden descartarse participaciones inferiores al 64% en Cataluña. En este caso, el PSOE lo tendría muy difícil para ganar en 2008.

Para concluir, quiero recalcar que la metodología agregada y “de arriba abajo” usada en este artículo ignora aspectos tan importantes del proceso electoral como la Ley d’Hondt o la incorporación al censo de nuevas cohortes. Sin embargo, considero que es la mejor para obtener una visión de conjunto de la problemática electoral, que muchas veces se pierde en el análisis desagregado por circunscripciones. La izquierda volátil es un conjunto heterogéneo con pocos denominadores comunes, todos ellos negativos. Es común su rechazo frontal al PP y a todo lo que representa la derecha. Es común también su desdén hacia el PSOE, al que votan tapándose la nariz cuando le votan. Por lo razonado hasta aquí, el objetivo principal de una campaña electoral, de cualquier campaña electoral, en España debe ser para el PP que no vayan a votar los que le detestan y para el PSOE que acudan a las urnas los que le desprecian. ¿Son consistentes sus estrategias electorales con estos principios?

César Molinas es socio fundador de la consultora Multa Paucis.

EL PAÍS, 11/11/2007
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02 PM | 15 Nov

LA RUPTURA SUBVERSIVA DE LA DERECHA

ESTE ARTICULO FUE PROPUESTO PARA COMENTAR EN EL CLUB DE LECTURA

En contraste con el aspecto de registrador de la propiedad que le caracteriza, Mariano Rajoya dopta un tono desenfadado para excitar la risotadadel público.

 Consciente de la impaciencia que padecen sus seguidores, se propone alimentar su despecho y ridiculiza el consenso científico internacional sobre las nefastas consecuencias del cambio climático.

José María Aznar ya no es el dignatario abrumado de otro tiempo y con alegría ofrece a los suyos ingeniosos motivos de entusiasmo. Agasajado en Valladolid con la distinción de Bodeguero de Honor de la Academia del Vino, Aznar levanta su copa para consolar a los que están hartos del control gubernamental. Vamos a fumar, beber y conducir como nos plazca, dice en un alarde de campechano orgullo popular.

El diputado Vicente Martínez Pujalte, repantigado en su asiento, soporta con desgana la amonestación del presidente del Parlamento y levanta las cejas con asombro entre la hilaridad de sus compañeros de partido. Antes de abandonar el hemiciclo hace una última reverencia no sin advertir que volverá a deleitar a los suyos con esa figura tan arraigada en la tradición popular española: el gamberro vociferante y maleducado, ajeno al ridículo y la vergüenza que su presencia impone.

Con su apacible hábito cardenalicio, Jaime Mayor Oreja interviene en medio del barullo para recordarnos la sobremesa que en pleno franquismo unía a la familia alrededor del parchís.

Aunque estos episodios nacionales puedan parecer anécdotas chusqueras, rasgos de un carácter estentóreo, la irreflexiva concesión a un público nervioso o la nostalgia que desfigura la vulgar tiranía del régimen franquista, lo cierto es que pertenecen a una temeraria operación política.

El grave deterioro ocasionado al Tribunal Constitucional, mediante maniobras inconcebibles entre magistrados supuestamente investidos para interpretar el espíritu de la ley; los ataques que la radio de los obispos emite contra el rey Juan Carlos, exigiendo la abdicación del Monarca, y la marabunta de embusteros lanzada como una jauría contra los policías, fiscales y jueces que han investigado y juzgado los atentados del 11-M, son acciones orquestadas con la misma osadía.

Al principio podía parecer que la derecha, enojada por la derrota electoral de 2004, no hacía más que ejercer, con sus insidias, el derecho al pataleo y que al final se mostraría dispuesta a purgar su amargo disgusto. Pero pasado el tiempo, las embestidas de la derecha contra la Corona, el Poder Judicial, el Parlamento, las normas de la Dirección General de Tráfico, los estudios científicos sobre el cambio climático, las evidencias del sentido común y los requisitos dialécticos de la razón democrática, nos van descubriendo el alcance de la intrépida estrategia desplegada por el Partido Popular. No es que pretenda aprovechar los fallos del Gobierno socialista, ni dar forma al desagrado que la población española siente por el dislate autonómico, ni propiciar la corriente de simpatía ciudadana que haga factible una futura mayoría parlamentaria, tampoco intentará convencer a la opinión pública de las supuestas bondades de su programa. Pues a la derecha española ya no le interesa el arte de la política. Aunque eventualmente se vea obligada a manejar discursos en los que ya no cree, dedica sus energías a consolidar el fundamento ideológico que ha elegido como promesa y horizonte.

Entre otras urgencias, la instrucción doctrinal de la derecha define un doble plan. Por un lado, capitanear un movimiento antipolítico con las más tenaces presunciones de la ignorancia popular. Un estado de ánimo colectivo ensalzado por los brutos que celebran denostar lo que no entienden. Ya sea el cambio climático, cuya complejidad les asusta, o la sofisticación jurídica del derecho de gentes, cuya demora les irrita. El hábito de la sospecha difundido por los publicistas de la derecha a tal efecto ha sido una ejemplar manifestación de astucia. Pues el recelo que proponen como método de pensamiento será siempre irrefutable, inaccesible a la deliberación e impermeable al sentido moral de la duda razonable.

La segunda parte del plan de la derecha española es hacer cada día más agudo el desprestigio de las instituciones, contribuir como sea al deterioro de su imagen entre la ciudadanía y echar por tierra el arduo trabajo de restauración llevado a cabo en los tiempos de la Transición. En resumen, el objetivo de esta agitación populista es arrebatar a las instituciones del Estado su carisma y hacer irreconocible el pacto social implícito en su funcionamiento. Una liquidación simbólica que a su vez impulsará la corriente de opinión hostil al uso reflexivo de la razón ilustrada.

No es extraño que la pretensión irresponsable y belicosa de la derecha genere una corriente de estupor como no se había visto desde el estreno de la democracia. Hasta ahora lo sustancial del pacto constitucional ha consistido en compartir de buen grado las deficiencias del sistema y subsanarlas con la categoría política y profesional de los responsables de su buen gobierno. Una alianza de estabilidad que obligaba a las fuerzas políticas a disimular las insuficiencias del Estado -la escasa “independencia” de sus tres poderes, por ejemplo- mediante un acuerdo inteligente sellado para proteger el desarrollo democrático de la sociedad.

Que una de las fuerzas constitucionales haya decidido aprovecharse de las deficiencias a cuya custodia se había comprometido supone una ruptura en el paradigma elegido para gobernar España. Un quiebro que modifica la relación entre las fuerzas políticas y sociales de un país sorprendido e intrigado por la temeridad, la osadía y la intrepidez del principal partido de la oposición: el partido que deja en evidencia, con estrépito burlesco, las fallas del sistema constitucional, renuncia a la respetabilidad y adopta una impetuosa estrategia subversiva.

Esta actitud, sin embargo, no es fruto del capricho ni del oportunismo resentido. No influye en su origen la furia ofendida de los derrotados por las urnas ni la personalidad recalcitrante de su líder. La transformación de la derecha española procede de una reflexión ideológica sobre su dubitativa evolución, de una sincera meditación sobre el futuro de su acción política en el seno de unas instituciones reguladas por los artificios de la razón y de un profundo desengaño.

La primera gran decepción ha sido comprobar la caducidad de su creencia decimonónica, pues el Estado ya no es la cámara acorazada de los intereses que la derecha gestiona. En la segunda gran decepción se hunde después de contemplar el descomunal aparato legislativo y judicial que el Estado en Europa garantiza a sus ciudadanos y que la derecha debe administrar cuando gobierna.

Para la derecha más reaccionaria estas contrariedades sólo pueden significar una cosa: el progresivo aumento del control estatal sobre los negocios que afecten a los derechos de los ciudadanos. El rechazo escandalizado a la deriva “intervencionista” del Estado ha madurado gradualmente hasta convertirse en la más firme convicción de los actuales líderes del Partido Popular. Fue intuitiva y errática mientras careció de referencias tangibles, pero su trascendental encuentro con la poderosa corriente de los neocons anglosajones ha sido tan revelador como renovador. Orientada por esta decisiva influencia, la derecha española posee al fin el arrojo necesario para reconocer el estorbo de un Estado que argumenta las restricciones, consensúa los límites y aplica las leyes aprobadas mediante el uso de la razón.

La derecha reaccionaria globaliza este repudio y no por casualidad se ve secundada en su labor de agitación y propaganda por sus respectivos aliados religiosos: los predicadores televisivos en la América de Bush y los predicadores episcopales y radiofónicos en la España del PP.

Para sabotear al molesto Estado legislador no basta reventar sesiones parlamentarias con sonoras broncas o aprovechar maliciosamente el reglamento institucional. Para debilitar la autoridad de la razón hay que reinventar el odio a la Ilustración, propiciar a cualquier precio el retorno de los brujos, divulgar sus oscuras creencias y restaurar el caudal de supersticiones que enturbian el discernimiento.

Esta alianza de la derecha española con el poder religioso no es nueva, ciertamente, pero vuelve a ser imprescindible para escenificar la ruptura subversiva que su movimiento antipolítico proclama a los cuatro vientos.

Artículo publicado en: El País, 7 de noviembre de 2007. por Basilio Baltasar
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06 PM | 09 Nov

un cuento de J.D.Salinger

ESTE CUENTO LO LEIMOS EL PASADO DIA 14 EN EL CLUB DE LECTURAS.SEGUIMOS COMENANDOLO.

Cuando sonó el teléfono, el hombre de pelo entrecano le preguntó a la chica…..

J. D. SALINGER
Linda boquita y verdes mis ojos
Cuando sonó el teléfono, el hombre de pelo entrecano le preguntó a la chica, con cierta deferencia, si por alguna razón prefería que no contestara.  La chica lo oyó como desde lejos, y volvió la cara hacia él, con un ojo -el que estaba del lado de la luz- totalmente cerrado, y el ojo abierto, aunque insidioso, muy grande, y tan azul que parecía casi violeta.  El hombre canoso le pidió que se diera prisa, y ella se incorporó sobre el brazo derecho apenas con la presteza- necesaria como para que el movimiento no pareciera negligente. Se apartó el pelo de la frente con la enano izquierda y dijo:
-Por Dios.  No sé.  Quiero decir, ¿a ti qué te parece?
El hombre canoso dijo que a su juicio no había mucha diferencia entre una cosa y la otra, y pasé la mano izquierda por debajo del brazo en que se apoyaba la chica, deslizando los dedos paulatinamente hacia arriba, por entre las tibias superficies de su pecho y su antebrazo.  Extendió la enano derecha hacia el teléfono.  Para alcanzarlo sin tantear, tuvo que erguirse un poco más, lo que hizo que su cabeza rozara la pantalla de la lamparilla.  En ese instante, la luz resaltó netamente su pelo gris, casi totalmente blanco.  Aunque desordenado en ese momento, era evidente que se lo había hecho cortar hacía poco, o, más bien, recortar.  La nuca y las patillas tenían el corte convencional, pero en los costados y arriba el pelo era más bien largo, y resultaba, en realidad, hasta casi «distinguido».
-¿Diga? -dijo, con voz sonora.
La chica permaneció semiincorporada sobre el antebrazo y lo observó.  Sus ojos, simplemente abiertos, más que alerta o pensativos, reflejaban sobre todo su propio tamaño y su color.
Una voz de hombre -remota, aunque casi obscenamente rápida,,dadas las circunstancias- llegó desde el otro lado:
-¿Lee? ¿Te he despertado?
El hombre canoso echó una rápida mirada hacia su izquierda, a la chica.
-¿Quién eres? -preguntó-. ¿Arthur? -Sí… ¿te he despertado?
-No, no.  Estoy acostado, leyendo. ¿Pasa algo? -¿Estás seguro de que no te he despertado? ¿Lo juras?
-No, no, en absoluto -dijo el hombre canoso-.  La verdad es que apenas duermo un promedio de cuatro horas miserables…
-Lee, te llamo porque… ¿No te fijaste a qué hora salió Joanie? ¿No sabes si se fue con los Ellenbogen, por casualidad?
El hombre canoso miró otra vez a la izquierda, pero ahora más arriba, más allá de la chica, que lo observaba como podría hacerlo un joven policía irlandés de ojos azules.
-No, Arthur, no vi nada -dijo, con los ojos fijos en la penumbra del otro lado de la habitación donde se juntaban la pared y el techo-. ¿No se fue contigo?
-No, diablos, no.  Entonces, ¿no la viste salir?
-Bueno, no, en realidad, no la vi, Arthur -dijo el hombre de pelo entrecano-.  La verdad es que no  vi absolutamente nada en toda la noche.  Apenas entré me enzarzaron en una discusión con ese rufián francés, o vienés, o de donde sea.  Estos extranjeros desgraciados siempre están tratando de conseguir un consejo jurídico gratuito. ¿Por qué? ¿Qué pasa? ¿Se ha perdido Joanie?
-¡Dios mío! ¡A saber! Yo no sé.  Tú la conoces, cuando empieza a beber y querer divertirse.  Yo no sé.  A lo mejor casualmente…
-¿Has llamado a los Ellenbogen? -preguntó el hombre canoso.
-Sí.  Todavía no han llegado.  No sé. ¡Ni siquiera estoy seguro de que se haya ido con ellos!  Pero te digo una cosa, una sola cosa.  Basta de romperme la cabeza.  En serio.  Esta vez lo digo en serio.  Estoy harto.  Cinco años. ¡Dios mío!
-Bueno, Arthur, ahora trata de tomarlo con un poco de calma -dijo el hombre canoso-.  Para empezar, ya sabes cómo son los Ellenbogen.  Seguramente se metieron todos en un taxi y se fueron al Village un par de horas.  Es probable que los tres aparezcan…
-Estoy seguro de que empezó a arrimarse a algún desgraciado en la cocina.  Ya me lo imagino.  En cuanto se emborracha empieza a restregarse contra cualquier infeliz en la cocina.  Pero basta.  Te juro que esta vez va en serio.  Cinco años del…
-¿Dónde estás  ahora, Arthur? -preguntó el hombre canoso-. ¿En tu casa?
-Sí.  En casa.  Hogar dulce hogar…
-Bueno, trata de tomarlo con calma… ¿qué te pasa> ¿Estás un poco borracho o qué?
-Yo qué sé. ¿Cómo diablos voy a saberlo?
-Bueno, está bien.  Ahora escúchame.  Tranquilízate.  Estate tranquilo -dijo el hombre canoso-.  Tú ya sabes cómo son los Ellenbogen.  Lo que sucedió posiblemente es que perdieron el último tren.  Seguro que en cualquier momento aterrizan por ahí los tres, muertos de risa, después de haber estado en algún…
-Se fueron en coche.
– -Cómo lo sabes?
-Por la chica que va a cuidar a los niños.  Tuvimos una conversación muy brillante.  Toda una comunión espiritual.  Como dos asquerosas sardinas en una misma ¡ata.
-Bueno.  Bueno. ¿Y eso qué tiene que ver? ¿Te calmarás, ahora? -dijo el hombre canoso-.  Casi seguro que en cualquier momento llegan los tres juntos.  Créeme.  Tú sabes cómo es Leona.  No sé qué demonios le pasa… en cuanto llegan a Nueva York se llenan de esa horrible alegría digna de Connecticut.  Tú los conoces bien.
-Sí, ya sé.  Ya sé.  Aunque no sé nada.
-Claro que sabes.  Piénsalo un poco.  Seguro que los dos se llevaron a Joanie por la fuerza…
-Oye.  A Joanie nunca hubo que llevarla por la fuerza a ningún lado.  No me vengas ahora con esa teoría.
-Nadie te viene con ninguna teoría, Arthur -dijo el hombre entrecano con calma.
-¡Ya sé! ¡Ya sé!  Discúlpame.  Me estoy volviendo loco.  Dime la verdad, ¿estás seguro de que no te he despertado?
-Si fuera así, te lo diría, Arthur -dijo el hombre canoso.  Distraídamente, sacó la mano izquierda de entre el pecho y el brazo de la chica-.  Escucha, Arthur. ¿Quieres un consejo? -dijo-.  Tomó el cable del teléfono entre los dedos, muy cerca del aparato–.  Te lo digo en serio. ¿Quieres un consejo?
-Sí.  No sé.  No te dejo dormir.  Lo mejor sería que fuera y me cortara de una vez por todas la…
-Escúchame un momento -dijo el hombre de pelo entrecano-.  Primero, y esto te lo digo en serio, métete en la cama y tranquilízate.  Prepárate un vaso bien grande de alguna bebida fuerte, y acués…
-¡Bebida! ¿Hablas en serio?  Dios.  En estas dos malditas horas me he bebido casi un litro… ¡Un vaso!  Estoy tan bebido ahora que apenas…
-Bueno, bueno.  Acuéstate, entonces -dijo el hombre canoso- Y tranquilízate… ¿me oyes?  Dime la verdad. ¿Vas a ganar algo enloqueciéndose de esa forma y dando vueltas por ahí?
-Sí, ya sé. Ni siquiera tendría que preocuparme, Pero, cuernos, ¡no se puede confiar en ella!  Te lo juro por Dios. juro por Dios que no se puede- Se puede confiar en ella como se puede confiar en un… bueno, no sé en qué. ¡Oh! ¿Para qué sirve todo? ¡Estoy volviéndome loco!
-Bueno.  Olvídate ahora.  Olvídate. ¿Quieres hacerme el favor y borrar todo eso de tu cabeza? Dijo el hombre canoso-.  Después de todo, seguro que estás exagerando… creo que estás haciendo una montaña de…
-¿Sabes a qué extremos he llegado?  Me da vergüenza contártelo, pero ¿sabes qué estoy a punto de hacer todas las noches, cuando llego a casa? ¿Quieres saberlo?
-Escúchame, Arthur, no es esto lo que…
-Espera un segundo, maldita sea, te lo voy a decir.  Prácticamente tengo que contenerme para no abrir todas las puertas del piso… te lo juro por Dios.  Todas las noches, cuando llego a casa, estoy casi seguro de encontrarme con un montón de hijos de puta escondidos por todos lados… Ascensoristas.  Repartidores.  Policías.
-Bueno, bueno.  Tratemos de tomar las cosas con un poco más de calma, Arthur -dijo el hombre de pelo entrecano.  Miró de pronto a su derecha, donde un cigarrillo, encendido un momento antes, hacía equilibrio en el borde de un cenicero.  Por lo visto se había apagado, y no hizo ademán de cogerlo-.  Para empezar, te lo he dicho ya infinidad de veces, Arthur,-ése es Justamente el error más grande que puedes cometer. ¿Sabes cuál es? ¿Quieres que te lo diga?  Haces todo lo posible por torturarte, te lo digo en serio.  En realidad, eres tú quien incita a Joanie –calló-.  Tienes la suerte de que ella es una chica maravillosa. En serio.  Y para ti carece totalmente de gusto… y de inteligencia.  Diablos, si vamos al caso…
-¡Inteligencia! ¿Estás bromeando? ¡No tiene ni pizca de cerebro! ¡Es un animal!
El hombre entrecano respiró hondo, y sus fosas nasales se dilataron:
-Animales somos todos –dijo-.  En el fondo, todos somos animales.
-Ni hablar.  Yo no soy ningún animal.  Seré un imbécil, un engañado hijo de mala madre del siglo veinte, pero
no soy animal.  No me vengas con ésas, no soy un animal. -Escúchame, Arthur.  Esto no nos conduce a…
-¡Inteligencia! ¡Dios Santo!  Si supieras lo cómico que resulta.  Ella se considera toda una intelectual.  Eso es lo que da más risa.  Lee la página de los teatros y mira la televisión hasta quedarse prácticamente ciega.  Y por eso se cree intelectual. ¿Sabes con quién me he casado? ¿Quieres saber con quién me he casado?  Estoy casado con la más grande actriz en ciernes todavía sin descubrir, la más grande novelista, psicoanalista y genio incomprendido de Nueva York.  No lo sabías, ¿verdad?  Dios.  Es para morirse de risa.  Madame Bovary en la Columbia Extension School.  Madame…
-¿Quién? -preguntó el hombre canoso, con tono de aburrimiento.
-Madame Bovary sigue un curso de crítica de la televisión.  Dios mío, si supieras cómo…
-Está bien, está bien.  Te das cuenta de que así no vamos a ninguna parte -dijo el hombre canoso.  Se volvió y, acercando dos dedos a la boca, le indicó a la chica que quería un cigarrillo-.  En primer lugar, siendo un tipo tan inteligente, careces totalmente de tacto. -Se incorporó un poco para que la chica pudiera alcanzar los cigarrillos por detrás suyo-.  Te lo digo en serio.  Se ve en tu vida particular, se ve en tu…
-Inteligencia. ¡Dios mío! ¡Qué risa me da! ¿Alguna vez la has escuchado describir a alguien… a un hombre, quiero decir?  Alguna vez, cuando no tengas nada que hacer, hazme el favor y pídele que te describa a un hombre.  Para ella, todo hombre que ve es «terriblemente atractivo».  Ya puede ser el más viejo, el más gordo, el más grasiento…
-Está bien, Arthur -dijo el hombre de pelo entrecano con rudeza-.  Así no vamos a ninguna parte.  A ninguna parte. -Le quitó un cigarrillo encendido a la chica, que había prendido dos-.  Hablando de otra cosa -dijo, exhalando humo por la nariz-, ¿cómo te fue hoy?
-¿Qué?
-¿Cómo te fue hoy? -repitió el hombre canoso-. ¿Cómo fue el pleito?
-¡Diablos!  No sé.  Un asco.  Dos minutos antes de que yo empezara mi alegato final, el letrado de la otra parte, Lissberg, se presenta con esa camarera chiflada y un montón de sábanas como prueba… todas manchadas de chinches.
-Entonces, ¿qué pasó? ¿Perdiste? -preguntó el hombre de pelo entrecano, aspirando otra bocanada de humo.
-¿Sabes quién estaba en el estrado?  Madre Vittorio.  Nunca sabré qué demonios tiene ese hombre contra mí.  No. puedo ni abrir la boca sin que se me eche encima.  Con un tipo así no se puede razonar.  Es imposible.
El hombre canoso volvió la cabeza para ver qué hacía la chica.  Había tomado el cenicero y lo colocaba entre los dos.
-Entonces, ¿perdiste o qué?
-¿Cómo?
-Te pregunto si perdiste.
-Sí.  Iba a decírtelo.  En la fiesta no tuve oportunidad, con todo ese barullo. ¿Crees que junior va a armar escándalo?  Me importa un bledo, pero ¿qué piensas? ¿Crees que armará escándalo?
Con la mano izquierda, el hombre canoso sacudió la ceniza del cigarrillo en el borde del cenicero.
-No creo que necesariamente arme un escándalo, Arthur -dijo con calma-.  Aunque no hay muchas probabilidades de que le provoque una gran alegría. ¿Sabes cuánto hace que nos encargamos de esos tres asquerosos hoteles?  El viejo Shanley empezó todo…
-Ya sé, ya sé. junior me lo ha dicho por lo menos cincuenta veces.  Es una de las mejores historias que he escuchado en toda mi vida.  Bueno, está bien, perdí ese asqueroso pleito.  En primer lugar, no fue culpa mía.  Primero, el chiflado de Vittorio me persiguió durante todo el juicio.  Después esa camarera mongólica viene y empieza a exhibir sábanas llenas de manchitas de chinches…
-Nadie dice que sea culpa tuya, Arthur -dijo el canoso-.  Tú me has preguntado si yo pensaba que junior iba a armar escándalo.  Sólo traté de contestarte lo más honestamente posible…
-Ya sé… Ya lo sé. ¡Qué diablo!  De todos modos, tal vez me reincorpore al ejército. ¿Te he contado algo de eso?
El hombre de pelo entrecano volvió la cabeza hacia la chica como para que ella apreciara qué tolerante y estoica era su expresión.  Pero la chica no lo advirtió.  Acababa de volcar el cenicero con la rodilla y estaba recogiendo rápidamente las cenizas y haciendo un pequeño montón.
Levantó sus ojos hacia él un segundo más tarde. -No, Arthur, no me lo has contado.
-Sí, tal vez lo haga.  Todavía no estoy seguro.  Por supuesto que la idea no me enloquece y, si puedo evitarlo, no me iré.  Pero tal vez no tenga más remedio.  No sé.  Por lo menos me olvidaré de todo.  Si me devuelven mi bonito casco y mi gran escritorio y mi mosquitero, tal vez…
-Quisiera meterte algunas cosas en la cabeza, muchacho, eso es lo que me gustaría -dijo el hombre canoso-.  Se supone que eres un tipo inteligente y hablas como un niño de pecho.  Te lo digo con toda sinceridad.  Dejas que un montón de cosas pequeñas se vayan acumulando como una bola de nieve hasta que ocupan tanto lugar en tu mente que eres completamente incapaz de cualquier…
-Tendría que haberla dejado. ¿Te das cuenta?  Tendría que haber terminado el verano pasado, cuando realmente estaba decidido a hacerlo. ¿No lo crees? ¿Sabes por qué no lo hice? ¿Realmente quieres saber por qué?
-Arthur, por Dios.  Así no vamos a ninguna parte.
-Espera un segundo. ¡Déjame decirte por qué! ¿Quieres saber por qué no lo hice?  Puedo decirte exactamente el motivo.  Porque me dio lástima. Ésa es la pura verdad.  Porque me dio lástima.
Bueno, no sé.  Quiero decir que es algo que no me incumbe -dijo el hombre de pelo entrecano-.  Sin embargo, creo que te olvidas de que Joanie es una mujer adulta.  No sé, pero me parece…
-¿Mujer adulta? ¿Estás loco? ¡Es una niña que ha crecido, nada más!  Por ejemplo, me estoy afeitando, escucha bien esto, me estoy afeitando, y de repente me llama desde la otra punta del piso.  Voy a ver qué pasa… tal cual, a medio afeitarme y con toda la cara cubierta de jabón. ¿Y sabes qué diablos quiere?  Preguntarme si yo creo que ella es inteligente.  Te lo juro por Dios.  Es patética.  La miro cuando duerme, y sé muy bien lo que te digo.  Créeme.
-Bueno, es algo que conoces mejor que… quiero decir que a mí no me incumbe -dijo el hombre canoso-.  El asunto es que no haces nada constructivo para..
-No somos una buena pareja, eso es todo.  No es mas que eso.  Hacemos una pareja asquerosa. ¿Sabes lo que le hace falta?  Necesita un gran rufián taciturno que de vez en cuando la deje tendida de un golpe, y después vuelva y siga leyendo el diario.  Eso es lo que le hace falta.  Soy un tipo demasiado débil para ella.  Ya lo sabía cuando nos casamos, te lo juro por Dios.  Quiero decir, tú eres un buen sujeto, nunca te has casado, pero a veces, cuando uno se casa, tiene como un presentimiento de lo que va ser su vida después.  Yo no le hice caso.  No hice ningún caso de esos presentimientos.  Soy débil. Ésa es toda la historia, en definitiva.
-No eres débil.  Sólo que no procedes con inteligencia -dijo el hombre de pelo entrecano, aceptando un cigarrillo recién encendido que le tendía la chica.
-¡Sí que soy débil! ¡Claro que lo soy! ¡Yo sé muy bien si soy débil o no!  Si no fuera débil, ¿te imaginas que habría dejado que todo se … ? ¡Para qué hablar!  Claro que soy débil… Te estoy impidiendo dormir… ¿Por qué no cuelgas y listo?  Al demonio conmigo.  Te lo digo sinceramente.  Cuelga.
-No voy a cortar, Arthur.  Quisiera ayudarte, en todo lo humanamente posible -dijo el hombre canoso-.  En verdad, tú eres tu peor…
-Ella no me respeta.  Ni siquiera me quiere.  Dios mío.  En el fondo, si lo analizamos, yo también la he dejado de querer.  No sé.  La quiero y no la quiero.  Según.  A veces sí, a veces no. ¡Cielos!  Cada vez que me dispongo a terminar de una vez por todas, cenamos fuera, a saber por qué, y nos encontramos en algún sitio y ella va con esos asquerosos guantes blancos o algo por el estilo, qué sé yo. 0 empiezo a acordarme de la primera vez que fuimos en coche a New Haven a ver el partido de Princeton.  Tuvimos un pinchazo justo al salir de la autopista, y hacía un frío espantoso, y ella sostenía la linterna mientras yo cambiaba ese maldito neumático… tú sabes lo que quiero decir.  No sé. 0 empiezo a pensar en…, Dios, me cuesta decirlo…. empiezo a pensar en ese puerco poema que le escribí cuando empezamos a salir juntos: «Rosa es mi color y blanco, linda boquita y verdes mis ojos.» Qué gracia… Hacía que me acordara de ella.  No tiene ojos verdes… tiene ojos como apestosos caracoles marinos… pero, Cristo, igual hacía que me acordara de ella.  No sé… ¿De qué sirve hablar?  Me estoy volviendo loco.  Cuelga, ¿quieres?  Te lo digo en serio.
El hombre canoso carraspeo y dijo:
-No tengo ninguna intención de colgar, Arthur.  Sólo hay una…
-Una vez me compró un traje.  Con su propio dinero. ¿Te lo había contado?
-No.  Yo…
-Se fue precisamente a Tripler, creo, y me lo compró.  Yo ni siquiera la acompañe.  Quiero decirte que tiene algunos gestos endiabladamente hermosos.  Y lo más gracioso es que no me estaba tan mal.  Sólo tuve que hacerlo ajustar un poco en los fondillos de los pantalones y en el largo.  Quiero decir que tiene algunos malditas gestos muy bonitos.
El hombre del pelo entrecano escuchó unos instantes más.  Luego se volvió de pronto hacia la chica.  La mirada, aunque breve, la puso al tanto de todo lo que ocurría al otro lado de la línea.
-Bueno, Arthur, escúchame -dijo-.  Así no vamos a ninguna parte.  Te lo digo sinceramente.  Escúchame. ¿Quieres desvestirte y acostarte, como un buen chico? ¿Y descansar un poco? Joanie seguramente llegará a casa dentro de dos minutos.  No querrás que te vea así, ¿verdad?  Es probable que aterrice por ahí con los condenados Ellenbogen.  No querrás que todos te vean así, ¿no es cierto? -escuchó-  ¿Arthur? ¿Me oyes?
-Te estoy echando a perder toda la noche.  Todo lo que hago es…
-No me estás echando a perder nada -dijo el hombre de pelo entrecano-.  Ni lo pienses.  Ya te dije que de noche no duermo más de cuatro horas en total.  Lo que sí me gustaría, sería ayudarte todo lo posible, chico -escuchó-. ¿Arthur? ¿Estás ahí?
-Sí, estoy aquí.  Escúchame.  Ya que no te dejo dormir, ¿te importaría que fuera hasta tu casa para tomar un trago? ¿Te molestaría?
El hombre canoso se enderezó, colocó su mano libre de plano sobre la cabeza y dijo:
-¿Ahora, quieres decir?
-Sí.  Claro, si te parece bien.  Me quedaría sólo un minutito.  Lo único que quiero es sentarme en algún lado y… qué sé yo. ¿Estás de acuerdo?
-Mira, lo que pasa es que no creo que debas hacerlo, Arthur -dijo el hombre canoso retirando la mano dde la cabeza-.  Por supuesto que puedes venir cuando quieras, pero sinceramente creo que ahora deberías descansar y tranquilizarte hasta que llegue Joanie.  Te lo digo sinceramente.  Lo que tú quieres es estar justo ahí cuando ella llegue a casa. ¿Estoy en lo cierto, o no?
-Sí.  No sé.  Te lo digo de verdad, no sé.
-Bueno, pero yo sí.  Sinceramente, yo sí -dijo el hombre canoso-.  Escúchame. ¿Por qué no te vas a la cama ahora, y descansas, y más tarde, si tienes ganas, me llamas de nuevo?  Claro, si es que tienes ganas de hablar.  Y no te preocupes.  Eso es lo principal. ¿Me oyes? ¿Harás lo que te digo?
-Bueno.
El hombre canoso mantuvo el receptor junto a su oído durante un momento y luego cortó.
-¿Qué dijo? -le preguntó en seguida la chica.
Él cogió su cigarrillo del cenicero, es decir, lo seleccionó entre un montón de colillas y de cigarrillos a medio fumar.  Aspiró una bocanada de humo y dijo:
Quería venir a tomar una copa.
-¡Dios mío! ¿Y qué le dijiste? -preguntó la chica.
-Ya me oíste -dijo el hombre canoso, y la miró-.  Podías oírme, ¿no? -Apagó el cigarrillo.
-Estuviste maravilloso.  Realmente maravilloso dijo la chica, observándolo-. ¡Dios mío! Me siento fatal.
-Bueno… -dijo el hombre canoso-.  Es una situación difícil.  No sé si estuve tan maravilloso.
-Sí, lo has estado.  Has estado maravilloso -dijo la chica-.  Me siento floja, totalmente floja. ¡Mírame!
El hombre de pelo entrecano la miró.
-Bueno, verdaderamente, la situación es imposible.  Quiero decir que todo es tan fantástico que ni siquiera…
-Disculpa -dijo de pronto la chica, y se inclinó hacia delante-.  Creo que te estás incendiando. Rápidamente le pasó las puntas de los dedos por el dorso de la mano-. No era sólo ceniza.  Has estado maravilloso –dijo-. ¡Me siento fatal!
-Bien, la situación es muy, muy difícil.  Evidentemente, el tipo está pasando por un total…
De pronto sonó el teléfono.  El hombre canoso dijo: -¡Maldita sea! -pero lo había cogido antes de que sonara por segunda vez-. ¿Hola? -dijo.
-¿Lee? ¿Dormías?
-No, no.
-Escucha.  Pensé que te interesaría saberlo. Joanie acaba de llegar.
-Qué ? -dijo el hombre de pelo entrecano, y con la mano izquierda se protegió los ojos, aunque la luz estaba a sus espaldas.
-Sí.  Acaba de llegar.  Diez segundos después de que hablara contigo.  Aprovecho para llamarte ahora que ella está en el baño.  Escucha… un millón de gracias, Lee.  Te lo digo en serio…. sabes lo que quiero decir.  No estabas dormido, ¿verdad?
-No, no, simplemente…. no, no -dijo el hombre canoso, siempre con la mano sobre los ojos.  Carraspeo.
-Sí.  Lo que sucedió fue que, al parecer, Leona pilló una borrachera de órdago y tuvo un ataque feroz de llanto, y Bob quiso que..Joanie fuera con ellos a tomar un trago en alguna parte y suavizar las cosas.  Yo no sé. ¿Te das cuenta?  Todo es muy complicado.  Lo importante es que ya ha llegado ¡qué mierda de vida ésta! Pienso que es esta maldita
Nueva York.  Creo que, si todo sale bien, vamos a comprarnos una casita, tal vez en Connecticut.  No demasiado lejos, aunque sí lo bastante como para poder llevar una vida normal.  Lo que quiero decir es que ella se vuelve loca por las plantitas y todas esas cosas por el estilo.  Si tuviera un jardín propio y todo lo demás se volvería completamente loca. ¿Me entiendes?  Porque, aparte de ti, ¿a quién conocemos en Nueva York sino a un montón de neuróticos?  A la larga, hasta una persona normal termina por contagiarse. ¿Comprendes a qué me refiero?
El hombre canoso no contestó.  Debajo del escudo de su mano, sus ojos estaban cerrados.
-De todos modos, le voy a hablar de todo esto esta misma noche. O tal vez mañana.  Todavía está un poco mareada.  Quiero decir que en el fondo es una chica formidable, y si se nos presenta una oportunidad para ponemos de acuerdo, sería estúpido por nuestra parte no aprovecharla.  Y mientras tanto voy a tratar de solucionar también ese asunto de las chinches.  Estuve pensando.  Estuve preguntándome, Lee. ¿Crees que, si yo fuera y hablara con junior personalmente, podría … ?
-Arthur, si – no tienes inconveniente, yo preferiría…
-No vayas a pensar que te he llamado de nuevo porque estoy preocupado por ese maldito pleito ni nada parecido.  De ningún modo.  En el fondo, me importa un bledo.  Pensé simplemente que, si podía hacerle entender las cosas a junior sin romperme la cabeza, sería estúpido por mi parte…
-Escúchame, Arthur -dijo el hombre de pelo entrecano, retirando su mano de la frente-.  De pronto me ha dado un terrible dolor de cabeza.  No sé a qué demonios se debe. ¿Te molesta si lo dejamos para otro momento? Te llamaré por la mañana, ¿de acuerdo?
Escuchó un instante más y luego colgó.
Nuevamente la chica le dijo algo en seguida, pero él no contestó.  Tomó un cigarrillo encendido -el de la chica- del cenicero y empezó a lllevárselo a la boca, pero se le cayó de los dedos.  La chica intentó ayudarle a encontrarlo antes de que se quemara algo, pero él le dijo que se quedara quieta, por el amor de Dios, y ella retiró la mano.

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