EL SILENCIO TRAS EL DISPARO

La perplejidad e indignación que nos provocan los actos terroristas nos incita a rechazar la idea de que sus ejecutores puedan ser personas normales y corrientes, Bibiana Benglau ,en una estupenda interpretación, se esfuerza, y a lo largo del film lo consigue, por demostrar que no existe ninguna patología o trastorno mental para ser componente de un grupo terrorista, la gran cuestión que nos deja el film es que el grupo Baader pretendía demostrar con sus acciones violentas la auténtica naturaleza represiva del estado germánico, y al final es el estado que los protege el que muestra la mayor represión dándoles la muerte.
La sordidez de la dictadura comunista nos es mostrada hasta por esos sonidos “cutres” de la fiesta de domingo después de unas jornadas agotadoras de trabajo. Las edificaciones, los coches, el color, los coros, las vacaciones de los niños…, demasiados parecidos con la España de Urtain, obra de teatro que vimos el día siguiente a la proyección.
Desde el año 1.989, fecha en que fue derribado el Muro de Berlín, han sido muchas las películas que nos han mostrado el ocaso de la dictadura comunista, veinte años después se ha desplomado Wal Street, y no estamos tan seguros de que en las pantallas se nos muestre el capitalismo desenfrenado y sus consecuencias en los trabajadores.
Esta peli la proyectamos en la sala Juan Negrín el pasado viernes dia 12