...

Fomento de la cultura y profundización de los valores democráticos y del medio ambiente

Críticas

10 PM | 04 Dic

El marxismo de Gramsci:

NOVEDADES EDITORIALES

El marxismo de Gramsci: nueva publicación de ediciones IPS

El marxismo de Gramsci. Notas de lectura sobre los Cuadernos de la cárcel, de Juan Dal Maso, es el primer título de esta nueva colección , orientada a la publicación de obras de autores actuales que abordan distintas cuestiones sobre teoría, política y de debate marxista.

Partiendo de un enfoque metodológico que destaca la coherencia interna del pensamiento de Gramsci, este trabajo reconstruye algunas de sus principales ideas, como hegemonía, crisis orgánica, revolución pasiva, guerra de posición y guerra de maniobra, el moderno Príncipe, el Estado integral, nacional-popular, entre otras, proponiendo una relectura de la cuestión de la hegemonía y sus relaciones con la teoría de la revolución permanente. Para ello explora los orígenes comunes de ambas teorías, así como diversos elementos de confluencia entre el pensamiento de Gramsci y el de Trotsky. Con una amplia bibliografía, este libro incorpora una valoración crítica de obras de distintos autores de relevancia en los estudios gramscianos a nivel internacional, como Gianni Francioni, Fabio Frosini, Peter D. Thomas, Alvaro Bianchi, Massimo Modonesi, entre otros.

El libro consta de una introducción a la vida y obra de Gramsci, un primer capítulo que propone las categorías de “traducibilidad de los lenguajes” y “nuevo concepto de inmanencia” como criterios de lectura inherentes a la propia construcción de la argumentación gramsciana, es decir que unen los planos de la política, la filosofía, la historia y la economía, buscando una “nueva síntesis” y establecen un nexo entre las reflexiones filosóficas y las políticas de los Cuadernos de la cárcel.

El segundo capítulo retoma las polémicas de Gramsci contra Croce y Bujarin, analizando la relación entre la crítica de Gramsci a Croce y las polémicas contra el reformismo, así como la importancia del “nuevo concepto de inmanencia” que Gramsci esgrime en sus críticas a Bujarin, a la hora de construir conceptos “integrales” es decir que unan los planos de la filosofía, la política, la historia y la economía.

El tercer capítulo está centrado en la cuestión del Estado integral, retomando las definiciones clásicas de Gramsci así como sus relaciones con los puntos de vista de Trotsky sobre las reconfiguraciones del poder estatal en el períodos de entreguerras, con especial énfasis en la cuestión de los sindicatos, recuperando asímismo algunas polémicas “clásicas” sobre el tema y la importancia de la categoría para el pensamiento estratégico marxista.

El cuarto capítulo explora las relaciones entre revolución pasiva, revolución permanente y hegemonía, destacando los puntos de confluencia y las diferencias entre Gramsci y Trotsky, el rol de la cuestión de la revolución permanente en el pensamiento de Gramsci y los términos en que se relacionan las ideas de “guerra de posición” y “guerra de maniobra” en ciertos pasajes claves de los Cuadernos.

El quinto capítulo está centrado en la cuestión de la hegemonía, analizando distintos planos desde los cuales pueden pensarse el concepto: estratégico (ligado a las cuestiones de la guerra civil y la insurrección), en la sociedad de transición y en la sucesión histórica del capitalismo por el socialismo y el comunismo.

El sexto capítulo retoma los debates sobre el moderno Príncipe y la cuestión del partido, explorando las tensiones entre “partido-proceso” y “partido-policía” y las complejidades de la argumentación gramsciana sobre el tema, su relación con la “democracia fabril” y la cuestión político-militar. El séptimo capítulo analiza los puntos de vista de Gramsci sobre la cuestíon del Estado obrero, la transición al socialismo y la extinción del Estado, así como sobre las relaciones entre la categoría gramsciana de “parlamentarismo negro” y la cuestión de la democracia soviética.

El octavo capítulo retoma el itinerario de Gramsci en América Latina, explorando las acepciones del término Occidente en los Cuadernos de la cárcel, los alcances de la categoría “nacional-popular” y los debates recientes sobre el uso del concepto de revolución pasiva para analizar el reciente ciclo de gobiernos “posneoliberales”. En el epílogo se plantean algunas conclusiones generales sobre los aportes y límites del pensamiento de Gramsci para pensar la reconstrucción y renovación del marxismo revolucionario en la actualidad.

Escrito con rigor y concisión, El marxismo de Gramsci es un libro de gran utilidad tanto para quienes recién se inician en la lectura del comunista sardo como para los conocedores de su obra, y para todos aquellos interesados en reflexionar sobre los problemas actuales de la teoría marxista.

Compártelo:
11 PM | 02 Dic

CRÍTICA: VERANO 1993


Verano 1993 (Estiu 1993) dirigida por Carla Simon

Con su primer largo de ficción, ‘Verano 1993‘, Carla Simón (Barcelona, 1986) está logrando el reconocimiento en aquellos festivales cinematográficos donde su película compite. Tras convertirse en la mejor ópera prima en la Berlinale 2017  y ganar la Biznaga de Oro en el festival de Málaga llega a la cartelera española con unas expectativas inusitadas.

Antes de cualquier consideración, no dudaría en afirmar que se ha visto lo mejor en este poco prolífico año para el cine español, lo cual no impide que nos convirtamos en la nota discordante respecto a las críticas de cine que podáis leer sobre ‘Verano 1993’, una película que puede desconcertar por las expectativas generadas por los propios premios cinematográficos que anteceden a su estreno y también por los límites narrativos que impone el hecho de basarse en hechos reales, en concreto de la propia directora, lo cual impide que la historia transite por la senda de la ficción, que sin lugar a duda hubiera enriquecido sobremanera la película.

‘Verano 1993’ oscila entre una película dramática o simplemente contemplativa. Bajo la atenta mirada de Frida (Laia Artigas) asistimos a una sucesión de hechos cotidianos en apariencia intrascendentes: cenan, se bañan o simplemente juegan en el bosque, en lo que pudieran ser momentos de felicidad, pero que van anticipando la exclusión afectiva del personaje del entorno familiar. La cámara captura estos momentos con una naturalismo que no está contaminado por la caracterización, teniendo en cuenta que los niños actores difícilmente interpretan delante de la cámara.

Verano 1993 (Estiu 1993) dirigida por Carla Simon

Escena de “Verano 1993” (Estiu 1993) dirigida por Carla Simon. Fuente: Avalon

En este caso, destacable Laia Artigas y la capacidad para dirigir a niños actores por parte de Carla Simón.  Desde Ana Torrent en ‘El espíritu de la colmena‘ no veíamos en el cine a un personaje infantil tan cautivador. La niña protagonista tiene una mirada fuera de lo común que lo dice todo pero que también desconcierta. Un personaje dickensiano del siglo XXI que tiene que adaptarse al medio para aceptar su nueva realidad. Eso sí, sin explorar en lo más bajo del melodrama para masas como si lo hizo ‘Un monstruo viene a verme’ de Bayona.

En la película nunca desaparece la autoridad adulta, aunque la niña quiere revelarse por sí sola. Además, se aprecia una cierta ambigüedad contenida en la relación entre las dos niñas (primas hermanas) y entre la niña huérfana y su madre adoptiva, que por otro lado está justificada por razones obvias, ya que la película no aspira a ser más que un retrato familiar con conflictos superables. A raíz de un acontecimiento, clave en la trama, la niña alcanzará por fin el amor que no sentía o no le daban sus progenitores adoptivos. Un cambio de actitud con paso apresurado para desencadenar el happy end de una historia dura pero que ha tenido la capacidad de revelarse como bonita.

En esta película, la luz de la estación del año a la que hace referencia el título se cuela en cada encuadre confiriendo a la puesta en escena un aire casi pictórico. La sensación de aislamiento emocional que persigue al personaje como si fuera su sombra es arrolladora. Todo ello revela a una cineasta como Carla Simón que tiene voz y mirada propia y a la que seguiremos muy de cerca.

Compártelo:
11 PM | 02 Dic

ESTIU 93

Aquest és el primer estiu de la nova vida de la Frida, després de la mort de la seva mare. Una pel·lícula que mira la infància cara a cara.

Sempre hi ha un moment a la infància, deia Graham Greene, en què una porta s’obre i deixa entrar el futur. La Frida (excel·lent Laia Artigas) mira a través de l’escletxa i només hi veu una realitat que, d’un dia per l’altre, s’ha capgirat com un mitjó. Carla Simón sap que, per entendre un nen, hem de percebre el que l’envolta a la seva altura, sobretot si el trànsit que travessa és el d’assumir la pèrdua, l’orfandat i la mort com una certesa. El futur és, doncs, aprendre a admetre el que sents, a superar el dol amb l’ajuda dels altres. En fi, la maduresa.
Així doncs, ‘Estiu 1993’ surt victoriosa de construir aquesta mirada desubicada i sensible, que declina un cert esperit documental –és la infància de la directora la que està en joc– en una pel·lícula que mai no intenta ser complaent amb la seva heroïna, que atén al seu descobriment del món vinculant-lo amb la cristal·lina transparència de les seves imatges, que treballa amb els seus actors amb una delicadesa extraordinària, i que aconsegueix transmetre el misteri de ser nen –la sensació d’estranyament, la crueltat inconscient, el dolor disfressat de caprici emocional– sense oblidar-se de quina relació estableix amb els adults i, sobretot, sense caure en el sentimentalisme sent profundament commovedora.

PER SERGI SÁNCHEZ

PUBLICAT 

Compártelo:
05 PM | 26 Nov

las diabólicas

(Les diaboliques, 1955) de Henri-Georges Clouzot.

“Una pintura siempre es lo suficientemente moral, cuando es trágica y muestra el horror de lo que retrata”.

 (Barbey D´Aurevilly)

Christina Delassalle (Véra Clouzot) y Nicole Horner (Simone Signoret), son la esposa y la amante, respectivamente, de Michel Delassalle (Paul Meurisse), el autoritario director de un internado. Hartas de sufr

ir su tiranía y sus malos tratos, deciden asesinarlo.

Si en 1960, con Psicosis, Alfred Hitchcock provocó que muchos espectadores sintiesen pánico ante el simple hecho de tomar una ducha, unos años antes, el director francés Henri-Georges Clouzot, al que muchos ha

n comparado con el maestro británico por su sentido del suspense, hizo que otro elemento cotidiano del cuarto de baño se convirtiera en objeto de nuestras pesadillas: la bañera. Les diaboliques, incontestable clásico del cine francés, adapta la novela Celle qui n’était plus, de Pierre Boileau y Thomas Narcejac, también autores de D´entre les morts, que fue llevada a la gran pantalla por el citado Hitchcock en su mítica Vértigo.

La película, pese a no inquietar como probablemente lo hiciese en la época de su estreno, sigue manteniéndose como un notable thriller psicológico donde el naturalismo, el suspense y el terror (porque contiene momentos en verdad escalofriantes), van de la mano durante sus casi dos horas de metraje. Quizá su punto más fuerte sea la contraposición psicológica entre los personajes de Christina y Nic

ole, ambas magníficamente interpretadas por Véra Clouzot (mujer del director) y Simone Signoret de manera respectiva. La primera de ellas posee un carácter débil, pusilánime, enfermizo, atormentado. Además, sufre una dolencia cardíaca que subraya desde un punto de vista físico su fragilidad interior. La segunda, en cambio, es segura y decidida, con nervios de acero. Nada que ver con su compañera de fatigas homicidas. Sólo las une el profundo odio que profesan hacia Michel: marido de una, amante de la otra y un cabrón con las dos. Nicole es la que planifica su asesinato; sin em

bargo, algo parece no salir bien… Clouzot apoya su minucioso guión sobre una puesta en escena en la que destaca la extraordinaria fotografía en blanco y negro de Armand Thirard. Esa escenografía expresionista alcanza cotas sobresalientes en su inolvidable y terrorífico tramo decisivo, del que, haciendo caso al consejo que aparece en los títulos de crédito finales, no diré nada para no fastidiar la sorpresa al lector que aún no haya disfrutado la cinta.

En 1996 Hollywood perpetró un pobre remakeDiabólicas (Diabolique), dirigido por Jeremiah Chechik e interpretado por Sharon Stone, Isabelle Adjani y Chazz Palminteri que es mejor olvidar.

DEL BLOG ESCULPIR EL TIEMPO

Compártelo: