11 PM | 17 Ene

MAPA

MAPA

Todas las canciones hablan de ti

Realmente cada uno cuenta la feria tal como le va. La feria, los carnavales, los nacimientos o los funerales. Lo que pasa mientras pasamos por esta sucesión de sucesos que se suceden pasando. Uno es testigo directo de su vida y muchos artistas intentan hacer partícipe a los demás o directamente de sus acontecimientos o normalmente de sus percepciones mediante trucos tan viejos y siempre tan modernos como la literatura, el cine, el Facebook o el amor. Ahora con la proliferación de redes sociales y del nuevo periodismo digital y cool, los artistas se multiplican mientras el arte disminuye mediante la primera vía. La directa, la que no tiene punta. Pero vivimos en un país liebre, que es un país que corre delante de los buenos para que los buenos corran más y nosotros quedemos los últimos, y por eso no nos parece mal que cada uno que venga a las palabras con lo que tenga, con lo que piense, con lo que cree o con lo que crea, aunque a menudo solo suelan llegar con sus frustraciones y un afán de superioridad que al final solo se transmite mediante su propia palabra. Y las palabras de los frustrados son letras para canciones sobre la nada. Al final todas las canciones que me gustan hablan de ti.

Lo de Elías León Siminiani es diferente, él no es un frustrado porque él se ha convertido en su película, porque él no es muy de Facebook ni de twitter y sí un excelso cineasta, un artista que narra a contracorriente sin manguitos ni libro de mareas, sin tenerle miedo a hacer ficción mediante el documental ni a que su persona se convierta en un personaje con tendencia a ser demasiado persona. Su viaje, su road movie interior, su safari doméstico, su tour de force consigo mismo, es la constatación de que diversos planos situados en un mismo sitio de diferente manera pueden producir electricidad, escalofríos y sonrisas. Como la verdad, el dolor o el placer. Como el itinerario sinuoso y arbitrario que se hace solo cuando se quiere estar acompañado o el inconstante y pedregoso cuando se va acompañado queriendo ir solo. Viviendo en la contradicción haciendo cine entre las baldosas amarillas que separan nuestras fantasías de nuestras certezas, Siminiani construye un puzzle consigo mismo y sus circunstancias, un rompecabezas que es un rompecorazones descarado y desenmascarador, un bálsamo cinematográfico lacerante y paradójicamente reconstituyente.

Por eso uno acaba con la sensación de que Mapa es una canción que dura 4 años y medio con una melodía parecida a la que tú tarareas cuando subes en un ascensor con desconocidos. La diferencia entre su fondo y su forma no tiene tanta importancia como sus semejanzas, ya que, como el artesano que te permite acceder a su estudio o el chef a su cocina, su método, su sistema de creación nos hace partícipes y cómplices de matices, deudas y derivas. Cuando el cine nos intenta imponer solo una dimensión de las cosas (aunque nos cobren gafas de tres dimensiones) es como cuando en el colegio te obligaban a leer libros que luego resulta que estaban de puta madre, pero así obligados como casi no. Mapa ni te obliga, ni te dirige, solo te invita a un viaje que a veces es un juego (Siminiani lo plantea y servidor jugó en cierto momento del metraje) que al mismo tiempo es un ejercicio de introspección y extraversión. Paradójico pero asumible y conveniente.

Del desamor propio al desamor ajeno que nos afecta, de la novia que el protagonista deja a la amiga que le ayuda a superar la relación intermedia y a acabar la película (y que es la misma persona), de la soledad a las fiestas de disfraces, de sobrevivir solo en un país desconocido a tener un accidente cerca de casa, del documental al relato, de Santander a Lavapiés, de la India a la Luna, de la autobiografía a la ficción, Mapa es un recopilatorio de los hits y los fracasos de una persona que en lugar de escribir un diario o en las redes sociales, tiene una cámara y una historia que contar y ganas de contarlo y trucos para que esté bien contada. Y eso lo convierte en un artista, en un cineasta, en un narrador y, sobre todo, en un dj que hace universal lo que parecen cuitas particulares, motivos personales, experiencias de todos, victorias de ninguno. Canciones que siempre hablan de ti, melodías que suenan en nuestra cabeza, una película que baila con nuestros fantasmas y se ríe de sus cadenas.

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