02 PM | 29 Abr

TIO MARIANO

                                                                                                                        FELAS

Hemos abordado ésta película de Apichatpong  después de ver  en “syndromes and a century” el  recorrido por su infancia con la historia de amor de sus padres como telón de fondo, y con la garantía de  estar en un jurado dirigido por Tim Burton, nuestro admirado Víctor Erice.  Y no hemos salido defraudados. La pauta la marca el inicio donde un buey atado a un árbol lucha por soltarse, recordándonos a Bela Tarr en el inicio de Satantango. Toda la película se convierte en una fábula que junta a vivos y muertos, con unas imágenes preciosas de la princesa que se vuelve blanca con el reflejo de las aguas y es devorada con todos sus encantos  por el fantasma de las aguas. Con la luna en primer plano y el ruido del bosque, una vez encontrada la cueva donde nace y tiene que morir  Boonmee, sufrimos un gran choque contando  sobres de dinero después del funeral,  duchándonos  en la habitación de un hotel y comiendo  una hamburguesa en  un bar de carretera .¿desacralización de la cultura budista en Tailandia? ¿Triunfo del capitalismo desaforado? Sobre estas claves yo propondría el debate sobre la película.

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