01 PM | 26 May

NOMBRES PROPIOS

 

MIGUEL TORGA

Desde que entré en el Salón Bragantiano, tuve  la sensación de  trasladarme  a un lugar alejado en el tiempo, donde las prisas no existen y me  invadió  la tranquilidad. Antonio Desiderio y su esposa sirvieron una comida con mimo y la tertulia con mis amigos en torno a Torga fue excelente, con el añadido de un debate en torno a una pintura de Graça Morais que tenía similitudes con El Cavaco. En la misma mesa donde me sirvieron ciervo de la montaña de Monteshino estuvo  el cineasta Oliveira.Cuando estaba hablando en un correcto portugués con  Susana, en el punto de turismo, empezaron a llegar “ayudantes” que interrumpieron, además del idioma, el galanteo a lo Camilio Castelo Branco.

En un paseo por los alrededores de Dine, en el centro geográfico del Parque Natural de Monteshinos, Judithe nos llevó con sus historias y experiencias a una cueva del neolítico y a unos antiguos hornos de cal. Antes, una señora  como si se tratara de Lionza, nos había enseñado su huerto, su perro y una poza llena de agua con nenúfares.

Cristina, la dueña del hotel donde se hospedó el viajero en Chaves, nos hizo un hueco al lado de su padre, al que cuidaba con amor, para leer unos versos del Carmina Burana, y al día siguiente la vimos con su bolsa de deportes acompañándole a los baños termales. Esmeralda en el museo del pan, hablando lentamente, nos convence de que el moscatel de Faviano es el mejor del mundo.

Unos paisajes maravillosos nos llevaron a Sabrosa desde Alijó para adentrarnos en San Martinho de Anta, motivo de nuestro viaje, para conocer el lugar en el que nació y vivió el escritor más profundo que ha dado Tras Os Montes .Miguel Torga fue ese tipo de hombre que aferrado hasta el fin a su tierra y a su gente, la describió muchas veces. Nos costó encontrar su tumba ( por la emoción) en el cementerio detrás de la Iglesia, escondida al lado de un enorme pino y una torga, sobria y austera como nos lo imaginábamos. Sacamos el diario y leímos: “todo ha acabado y ha sido innecesario/las cuentas del rosario/viejas de tantas oraciones repetidas/rezos vanos a dioses somnolientos…” Lo mismo que hizo Julio Llamazares cuando la visitó apenas a los siete meses de su muerte.

El gerente del museo recientemente abierto, lo mismo que será su casa en breve , nos llevó con una amabilidad portuguesa al “universo Torga” un poquito más arriba del pueblo, y allí entre las piedras y el aire típico de “terras frías” comprendimos lo que era Agarez. Vimos las montañas de Marao y nos imaginamos los cuentos de montaña. “Nacemos en un sitio. Y durante toda la vida seguimos ya viendo el mundo desde la roca que nos sirvió de primer mirador”

Durante la cena Joao Luis, el cocinero que enseña a su hijo lenguaje, y nos dio una lección de portugués,  nos recitó el verso Petición: “ Ama-me sempre, como à flor do lirio/ Bravo y sòzinho, a quem a gente quer Mesmo já seco na recordaçao.”

Ya en España, Santi, que para decirnos el origen de sus bellos muebles se remontó a sus ancestros,  se me enfadó porque en Bookig dije que no me gustó que estuviera la bandera del PP tan cerca de mi ventana. Soy un desastre para las ironías.

 

 

 

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