06 PM | 12 Oct

Lenguas por encima de las lenguas

Me encontré con Antonio Herranz, poeta de San Lorenzo, que ha publicado recientemente EL BOTIN DE LOS AÑOS INÚTILES, y cuando le comenté que había estado en la Biblioteca Nacional conmemorando el año Vinyoli me apuntó que él le había dedicado los siguientes versos en su libro: La gente es un perfecto, ilimitado singular repetido. Solamente el tú vale para entenderse en la inmensidad del universo. Ya os podéis  imaginar la alegría que me produce que un paisano se aleje de los innumerables prejuicios que nos rodean y coloque a Joan Vinyoli, uno de los mejores poetas catalanes, en el frontispicio de su poesía. Leo su libro con atención

En la mesa estaba Carlos Marzal, al que conocí en los cursos de verano con ocasión de homenaje a Brines, y que además de traducir a Vinyoli en un excelente libro de la editorial Pretextos, fue el director durante diez años de la revista de toros y literatura QUITES, que algún despistado animalista anti-taurino debería leer.

Junto con el incansable Xuan Bello, integrante de la tertulia Oliver, estaba Jordi Llavina, Comisario del any Vinyoli por el departamento de cultura de la Generalitat. Nos relató que su poema fundacional o epifánico  y que sirvió para inocularle el veneno de la poesía, ofreciéndole un atisbo de lucidez y sabiduría fue el titulado “juego” y que en la traducción de Carlos Vitale dice así: Me he vuelto una bola de billar/ de marfil que rueda empujada siempre/por el tacto siniestro y, dolorosamente, topando contra las bandas del rectángulo,/es repelida con seca violencia,/sin parar      Ya no puedo jugar más, retírame/ del fieltro verde, jugador empedernido,/déjame sentir como van cayendo las horas,/como cesan el ruido y el movimiento,/como, inactivo, el marfil se hace cera,/que fundirá, al final, la mano del fuego.

 

En una reunión de amigos al terminar de ver una película hice el experimento de preguntar si me entendían ésto : M’HE TORNAT UNA BOLA DE BILLAR, y todos supieron traducirme, por lo que no comprendo cómo no somos capaces de leer a Joan Margall, María Antonia Salvà, Joan Alcover, Salvat-Papasseit, Carner, Carles Riba, Salvador Espriu o al propio Vinyoli. Lenguas por encima de las lenguas.

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