05 PM | 29 Jul

¿OLVIDAR?

¿Quién ha podido olvidar las primeras escenas del comienzo de “Les mistons”, una sucesión de travelling con Bernadette Lafont, en la flor se su belleza, pedaleando descalza en bicicleta, con su blusa blanca sin cubrir el vientre, sus cabellos cortos, y un muslo evidente bajo la falda que flamea el viento?  No la olvidaremos, como tampoco lo hicimos de Truffaut.

Han terminado los cursos de verano y, como siempre su Rector nos habló claro .Durante el homenaje que la Universidad dedicó a Francisco Brines, y en algún descanso para tomar café he podido comprobar  cómo funcionan los palmeros y aduladores de los políticos al uso, no es de extrañar la desafección que paulatinamente sufren.

Junto con Carlos Marzal, Almodaina, Siles, Díaz de Castro, no podía faltar el representante por excelencia de la poesía de la experiencia, quien además de analizar a la generación de los 50 en una estupenda conferencia, pudimos comprobar el afecto que le tenían los estudiantes por sus intervenciones en el programa Hora 25.

José Saborit, presente en el homenaje como diseñador, ha publicado un libro de poemas con el título “La eternidad y un día” haciendo referencia a una película de Angelopoulos, ya lo tengo pedido a mi librero. No me puedo reprimir.

Juan Torres en su página semanal en el diario Voz Pópuli hace un gran artículo dedicado a Alberto Descorial, bajo cuyo pseudónimo se encuentra Alberto Martínez, que fue secretario de nuestro Ayuntamiento, Concejal del PSOE, y vecino destacado. No digo más, creo que se me entiende, no era un palmero al uso. Cierro con el mismo soneto que  introduce Juan en su artículo. http://www.vozpopuli.com/blogs/2900-juan-torres-instrucciones-para-escribir-un-soneto

Es indudable otoño en sus señales

de glaucas tenues luces vespertinas,

desgritadas de voz, y de neblinas

que divinizan a los robledales.

Seria como el fulgor de los puñales

la tarde reverbera en las encinas.

Borroso el bosque, enteras las ruinas

donde asientan las dalias sus reales.

Una dulce tristeza de la herida

que la playa recibe por el sable

de la ola llegando ya vencida,

deshojada de modo insoslayable,

en cada embate dando algo de vida,

 

Octubre, cada vez más indudable.

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