10 AM | 17 Jun

Arrepentiditos los quiere Dios

 

ARGOS FILMS
Una escena de ‘Sacrificio’.

Todos tenemos nuestros mitos. Yo, sin ir más lejos, celebro cada 29 de diciembre el aniversario de la muerte de Andrei Tarkovski, proyectando, gracias al DVD, su última película a los amigos que me quieren acompañar: Sacrificio.

Una vez que los títulos de crédito han terminado con el acompañamiento de Bach, aparece un padre con su hijo queriendo plantar un árbol al lado de la playa. “Ven aquí, ayúdame hijo mío. ¿Sabes? Érase una vez un hombre viejo que vivía en cierto monasterio. Plantó un árbol seco en la colina, justamente como lo hacemos nosotros, y ordenó a sus discípulos que regaran el árbol cada día hasta que brotara la vida… Cada día por la mañana llenaba un cubo de agua, subía a la colina y regaba el árbol por la tarde, hasta que pasados tres años escaló la colina y el árbol estaba lleno de flores”.

La tarea que hace ahora el padre con su hijo no es posible, el árbol que riegan nunca florecerá, plantado junto al mar en una zona pedregosa. Es un árbol muerto. Sin embargo es un cuento maravilloso para explicar la fe.

Cualquiera que conozca a un independentista sabe del convencimiento de que en el árbol plantado en la playa crecerán flores, a pesar de la contundencia de Salvador Illa: “Laura eso no te lo crees ni tú”. Uno de los mejores textos que he leído para comprender su racionalidad (que es muy importante a la hora de sentarse a hablar) ha sido la trilogía de Martín Alonso publicada en El Viejo TopoEl catalanismo, del éxito al éxtasis, una genealogía sociológica completa de lo que se ha venido en llamar el proceso independentista catalán. Entre la Travesía de la nada de Manuel Cruz, y la Trama estéril de Ovejero, recomendaría leer a Jordi Amat en la Vanguardia y muy especialmente además de su chofer, El llarg procés. Desde luego hay muchos trabajos, pero a la conclusión que podemos llegar es que no está entre sus oraciones el arrepentimiento. Creen ciegamente que saldrán flores.

Cuando el diputado Gabriel Rufián —convertido en el Daniel Kaffe de Algunos hombres buenos— le hace decir a Eugenio Pino, máximo exponente de la Policía con el PP, que como patriota haría todo por España, incluso más allá de la ley; o a Villarejo que la madre y la patria son sus elementos referenciales en su trabajo de “Inteligencia”, no podemos por menos que sospechar que llevan en su agenda las enseñanzas de Ezequiel Solana en La Patria Española (Editorial Escuela Española).

Ni los independentistas, ni los policías que declaran en la comisión Kitchen, ni los que fueron indultados por torturas, se van a arrepentir jamás. El “Todo por la Patria” figura en el frontispicio de ambas construcciones ideológicas por mucho que nos parezca extraño. Sí, es extraño (o no) que Vicenç Albert Ballester, creador de la bandera estelada independentista, firmara como VIC I ME (Viva la independencia, muera España). “No mendigamos leyes nuevas ni pedimos clemencia, que España se humille bajo el peso del pendón barrado”, decía.

Ni los independentistas, ni los policías que declaran en la comisión Kitchen, ni los que fueron indultados por torturas, se van a arrepentir jamás

Es comprensible que cunda el desánimo, pero hay que intentarlo, quiero ser optimista y pensar que en algún momento ERC recordará que su principal líder Companys fue detenido junto con Zugazagoitia, director de El Socialista, y Cruz Salido, todos fusilados por la represión franquista.

Como consecuencia de la anterior recogida de firmas y las campañas anticatalanas desplegadas por la derecha hice un artículo, coincidiendo con el día de San Jordi, que como todos sabemos, en Cataluña adquiere una significación muy especial y de la que nos deberíamos sentirnos todos orgullosos. La propuesta la resumo así:

La unión de Sant Jordi con el Día del Libro es inolvidable para los que hemos tenido la suerte de vivir unos años en Barcelona. Intercambiar un libro con una rosa siempre es emocionante en un lugar tan peculiar como las Ramblas y si estás enamorado ni te cuento.

La leyenda de la lucha con el dragón la recogió el costumbrista catalán Joan Amades, que situó el evento en las murallas del pueblo Montblanc. Hace unos años, coincidiendo con el 125 aniversario de su nacimiento, la asociación cultural que lleva su nombre impulsó una actividad para el día de Sant Jordi consistente en lectura abierta de textos tradicionales que la asociación seleccionaba, a modo de ejemplo: “M’ han dit que tu has dit un dit que jo no he dit, i el dit que tu has dit, jo no l’ he dit perquè si jo hagués dit que tu l’ has dit, fóra ben dit per haver-lo dit jo”. La traducción es fácil, cualquier niño la podría realizarla sin dificultad, consiguiendo, además de jugar con las letras, el conocimiento de otro idioma español.

Nosotros en Castilla tenemos también nuestros dragones, pero sucede que nuestros niños (y algunos mayores) no los conocen. El Poema de Fernán González, poema épico del mester de clerecía, cuyo contenido es el de un cantar de gesta que narra diferentes hechos históricos de la vida de este personaje, relevante seguramente para una historia de España y de Castilla.

En una edición de mi profesor de literatura medieval, Juan Victorio, se relata (estrofas 467-486) que la noche antes de que comenzara la batalla de Hacina, legendaria lucha que duraría tres días, algo espantoso les ocurrió a las tropas del conde castellano Fernán González: un monstruoso dragón se apareció en el cielo. Estaba completamente ensangrentado y daba unos enormes y estruendosos alaridos mientras que echaba fuego por las fauces iluminando a los atemorizados ejércitos: ‘Vieron aquella noche una muy fiera cosa. Venia por el aire una sierpe rabiosa, dando muy fuertes gritos…’.

Imaginemos un intercambio de dragones: unos niños catalanes ven el de Fernán González y les ponemos a leer las estrofas del poema en castellano antiguo, y a los de cualquier colegio público de Castilla la Mancha, les llevamos a Montblac a ver su dragón, y a que oigan hablar en otro idioma español. ¿No sería eso mejor que lo que estamos viviendo hoy? A los independentistas, o si preferís separatistas, no hay que oponerles separadores. Hagamos un esfuerzo y amemos ambos dragones.

A los que se manifiesten legítimamente en la plaza de Colón les pondría como un deber patriótico leer a Manuel de Pedrolo uno de los escritores más prolíficos en lengua catalana contemporánea, traducido a más de 20 idiomas, su obra Mecanoescrito del segundo origen es una de las más leídas en la década del 70. Por si sirve la opinión de un policía jubilado, ahí va: a favor de los indultos, de la unión de dragones y de la lectura de Pedrolo.

 

 

 

 

 

Compártelo:

Escribenos un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *