01 AM | 24 Ene

 AL FILO DE LA NAVAJA

Con la lectura de un fragmento, de “Le Droit a la Peresse” (Paul Lafargue) que Eugenio nos brindó en la sesión de Zoom al filo de la navaja, parecería confirmada la tesis que defiende Pedro Vallín (Me cago en Godard) que más o menos sostiene, en una pregunta que nunca habíamos visto, lo siguiente: ¿Por qué deberías adorar al cine americano (y desconfiar del cine de autor) si eres culto y progre? Joder con Vallín. No sé. Hoy le he llevado totalmente la contraria (me considero “culto y progre”)  y al hilo de una reseña en Babelia del libro de Chantal Akerman: “Una familia en Bruselas”, he visto la película: “No Home Movie”, rodada meses antes de la muerte de su madre, filmando el último instante se su vida, contando el sufrimiento de los judíos en Polonia, y me he quedado literalmente pegado a la silla. Querido Vallín ni soy culto (quizás un poco progre hasta la llegada del 15-M) ni me he autoflagelado por ver una peli de autor, ni me he sentido culpable por haberme gustado la peli de masas que propusimos el pasado viernes para la tertulia. Se puede citar a Lafargue, y además es conveniente hacerlo. Eugenio seguro que nos da mas detalles.

La película de Edmund Gouldin da para mucho, me voy a centrar en Larry. En la novela Maughan lo sitúa enfrascado en las lecturas de Willian Janes. Me he ido a la enciclopedia (todavía la uso) y me he encontrado con el fundador de la psicología funcional, y autor de un libro, que aún podemos encontrar, titulado “Variaciones de la experiencia religiosa” donde se hace la pregunta: ¿es el mundo material o espiritual? Larry se quiere encontrar “por dentro” y además tiene un impulso religioso. En la peli la India no tiene ni pizca de veracidad, pero es imprescindible la conversación con el monje, para recibir las enseñanzas del Katha Upanishad. Así  comienza el libro: “Arduo hallarás pasar sobre el agudo filo de la navaja. Y penoso es, dicen los sabios, el camino de la salvación”. Unos se van a la India, otros, como la Cantante de Chicago Patti Smith cruzó el atlántico para contemplar “la adoración del cordero místico”, un políptico de los hermanos Hubert y Jan Van Eyck, que se exhibe en la iglesia San Juan de Gante ( he tenido la suerte de ver) otros estudian Caldeo para leer mejor la Biblia. Yo me conformo con  lectura diaria de un poco de poesía y paseos en la Lonja del Monasterio, cuando está vacía de turistas. Me salvo yo solito.

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