11 PM | 07 Mar

Monitor Group: la empresa de relaciones públicas de Gadafi

 

Las revelaciones acerca de una campaña lanzada por una firma de consultoría de Massachusetts con el fin de mejorar la imagen pública de Muamar El Gadafi en todo el mundo han puesto de manifiesto los problemas éticos que surgen cuando se vuelve borrosa la distinción entre el cabildeo de los grupos de presión y el mundo universitario.

 

El Monitor Group, una empresa de consultores que cuenta con 1.500 empleados en 29 oficinas repartidas por todo el mundo, se disculpó por los errores cometidos en el curso de una campaña de relaciones públicas organizada por cuenta del líder libio entre 2006 y 2008. La campaña, valorada, se dice, en unos 3 millones de dólares, se centraba en pagar a figuras académicas de máximo nivel para que viajaran a Trípoli con el propósito de mantener conversaciones personales con Gadafi.

 

 

Entre ellas se contaban Francis Fukuyama, investigador de la Universidad de Stanford, Joseph Nye y Robert Putnam, de Harvard, y Benjamin Barber, otrora en la Universidad Rutgers. El profesor Philip Bobbitt, de la neoyorquina Universidad de Columbia University, fue abordado por Monitor con vistas a visitar Tripoli en julio de 2006, pero el viaje nunca llegó a materializarse. “Creo que los libios querían a alguien mucho más célebre que yo”, declaró Bobbitt. Me parece que Monitor propuso mi nombre y los libios respondieron: ‘¿Y qué tal Thomas Friedman? ‘ [el columnista del New York Times] De modo que ahí se acabó todo”.

 

En consecuencia, Bobbitt nunca pisó Trípoli y no recibió ninguna suma de Monitor. Pero afirma que estaba dispuesto a ir, siguiendo el principio de que hablaría prácticamente con cualquier grupo que aceptara discutir sus ideas. “La cuestión moral importante es que yo hablaría con quien hiciera falta. Hablaba con los comunistas antes de la caída del muro de Berlín, con los yijadistas, con cualquiera, mientras no me tirasen nada. En resumidas cuentas, nunca hay que disuadir a los expertos universitarios de que hablen con quien sea, por odioso que parezca el régimen”.

 

Lo que volvía éticamente problemático el proyecto del Monitor Group era que a los especialistas académicos se les pagaba por su tiempo y sus gastos con fondos que provenían directamente del gobierno libio. No se conoce cuánto dinero se destinó a cada uno de los ellos, pero el presupuesto de 3 millones de dólares presentado por el régimen libio a Monitor incluía 450.000 dólares para un “programa de visitantes”, que cubriría los “honorarios de los visitantes (…) los gastos de viaje de las visitas a Libia, incluyendo preparativos especiales, costes de informes y costes de seguimiento”.

 

Uno de los expertos, Benjamin Barber, aparecía en una lista como “subcontratista” en una propuesta de libro sobre las ideas de Gaddafi y aparecía nombrado en un punto de una subsección del presupuesto valorado en 800.000 dólares. Barber ha reconocido que visitó Trípoli con fondos de Monitor, aunque declaró al Boston Globe que rechazó trabajar en el libro, proyecto posteriormente abandonado. 

 

El Monitor Group ha reconocido haber cometido “graves errores” en su gestión del contrato libio. Pero también ha tratado de justificar el impulso general de la campaña, afirmando que “emprendimos estos esfuerzos con buena conciencia en el clima de optimismo por el futuro del país de aquel entonces”.

 

Ed Pilkington es corresponsal en Nueva York del diario The Guardian , del que ha sido jefe de la sección de nacional e internacional. Es autor the Beyond the Mother Country.   

 ARTÍCULO DE LA REVISTA SIN PERMISO

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