06 PM | 16 Mar

La naturaleza del Arte y los “valores” de la Moral

      EUGENIO GARCIA A PROPÓSITO DE LA PELICULA “TRAS EL CRISTAL” DE AGUSTI VILLARONGA

 

    Le doy este título a lo que voy a escribir porque resume bien, creo, el debate que en esa cena mantuvimos 8 amigos sobre la pelicula de Agustin Villaronga “ Tras el cristal”, al parecer la primera suya y la que marca sus señas de identidad. Siento no haber podido ver “El Mar”, aunque he visto “Pa Negre”. Tenia dudas si escribir algo sobre la película, pero al adelantar el amanuense el resumen de un debate donde estoy presente, y que de alguna manera provoqué iniciando un comentario del contenido, me obliga más. Además el tema o los temas no son fáciles de tratar y probablemente pienso contra o distinto de la opinión más común, por lo que es imprescindible explicarse mejor, lo que no se si lograré.

 

 

 

 

 

El amanuense ha hecho un resumen aproximativo, bastante fiel, de los argumentos principales, en el debate que mantuvimos, aunque siento que no haya visto la película para saber si se reconoce de nuevo en sus posiciones (sospecho que sí), y donde en mi caso me reconozco no al completo o, mejor, con los matices necesarios, dado que el ser del conocimiento y el ser del significante andan escindidos, al decir de Lacan, y lo puede recoger la palabra, mas aún si es controvertida y apasionada. Algo de eso hay, sin seguir estrictamente a Lacan, y por ello prefiero escribir sobre lo dicho, ampliando y matizando.

 

Mis intervenciones en el resumen del debate serían la 3ª y 5ª, y como se ve diferentes de las otras, similares con matices. En las  que resumen mis intervenciones, no queda clara la diferencia entre arte y realidad, y parece como si prefiriera o enfrentara el arte a la realidad, lo que es mas bien lo contrario.

 

En mi opinión, en la película hay 2 debates interesantes, al menos, y empezaré por el primero de ellos, la naturaleza del arte, del que se han escrito rios de tinta en la historia del pensamiento.

 

De entrada, no concibo un arte, que se pueda llamar tal, ni un artista que le represente en su creación, que no intente la mediación con lo real, entendiendo lo real, en el sentido rosettiano, como lo existente que es idéntico a sí mismo ( A es A), que es distinto de A=A, una igualdad. Es la identidad del ser consigo, distinto a un A igual a otro A, que es una igualdad de dos, no una identidad, como bien distinguió Heidegger. Algo tautológico e indefinible. Luego está el debate colateral, fundamental también, sobre el uno y la diferencia, el uno y lo múltiple, que ahora no viene al caso.

 

La clave está en un arte “que se pueda llamar tal”, y un artista “que “intente la mediación con lo real” porque no todo es arte, ni todo artista consigue la mediación mediante la imaginación y la ficción. Lo que ocurre es que el arte puede ser otra cosa, espúrea, y el artista un embaucador.

 

En muchas otras manifestaciones del ser humano y también en el arte, rechazamos lo real, lo desplazamos y duplicamos, para buscar el doble que alivie y nos evite medirnos con  lo real, que además de singular, único, azaroso e idiota (sin sentido, absurdo), tiene a la crueldad como una de sus características más evidentes. Por eso digo a veces, y puede parecer contradictorio, aunque es seguro paradójico, que el arte es probablemente la única manifestación humana mediante la cual podemos soportar lo real sin mirarle a la cara y sostener la mirada, sabiendo, en el buen arte, que lo real está presente siempre, mediando con la imaginación, incluso muchas veces mas auténtico que buscando su reproducción exacta. Por tanto el arte para mí, es lo que mejor testifica esta paradoja, que en el fondo es la paradoja trágica, pudiendo ver así lo real y sus características, lo que directamente nos seria más dificil, o incluso  imposible, sin socavarnos.

 

Pero aterricemos, desde la abstracción, con algunas preguntas sobre la película “Tras el cristal”. ¿Lo real que intenta mostrarnos, a través de la imaginación artística y que seria imposible aprehender directamente, como tal, en el momento de ver la película, porque no estábamos allí en el escenario real de un campo de exterminio, es una experiencia que corresponde a la guerra de los Cien años, pero que se ubica en un experimento nazi de muerte a los niños, suponemos judios, inyectándoles una aguja con gasolina en el corazón y su posterior tortura, en un escenario en el film,  compensatorio y reversible, donde el nazi, inmóvil permanente, de torturador pasa a torturado, por la imagen que a través de un espejo le propone el niño, ya mayor, siguiendo el ritual, pederasta y criminal con otros niños que atrae a la mansión, del que antes fué victima intermediaria, digo, esta realidad que intenta mostrarnos, sin valoración moral, sin elusión, de una forma neutra, respetando al espectador, pero sin ocultarle lo cruel-real que vivieron los existentes de esa experiencia, sin concesión a lo morboso, y a lo fácil,  pero con honestidad en su trabajo ( la prueba es que no se comercializó facilmente y se produjo con dificultades, aunque tuvo éxito en la Berlinale de Berlin), no es arte, entonces qué es arte? 

 

Por las intervenciones del resumen discrepantes de las mías, el resto, podíamos decir con matices y silencios, lo artístico hubiera sido, resumiendo burdamente y bajo mi criterio, hacer amable lo que no es amable, asumible o digerible por los sentidos lo que no es asumible ni digerible facilmente por los sentidos, es decir no agredir nuestros sentimientos con imágenes de lo cruel-real, blanquearlas en fin, hacer que la violencia no parezca tanto, hacer que la experiencia de otros no nos genere un shock a nosotros, eludir el “acontecimiento” de la muerte y tortura de niños con agujas de gasolina y la pederastia que les acompañaba,……., incluso la venganza, cruel también, del niño-joven al nazi haciéndoselo vivir de nuevo a través del espejo, sin poder hacer nada por evitarlo, no mostrarnos que hay una poética del mal (Baudelaire y Oscar Wilde ya nos lo relataron en sus libros), que en la película contamina a la hija del nazi, no nos vaya a contaminar a los buenos e inocentes espectadores también…..

 

No pretendo  ironizar, o quizás sí, pero, ¿no es esto lo que se pretende del arte, que no sea un acontecimiento en nuestras vidas, y que el autor y autores de obras así, por muy honestas que sean, lo que es dificil poner en duda en ésta, no tienen derecho a hacer eso con el arte, porque además (se dijo y está escrito) serían unos “no están equilibrados como personas” o “seres enfermizos” o patológicos?, ¿no es mejor obras que infundan optimismo y consecuentemente, nos velen lo real, nos hagan felices aunque sepamos sea falso, si es arte o no es secundario, nos hagan seguir creyendo en el doble, es decir lo ilusorio, mediante las operaciones de desplazar primero lo real, desdoblar después, y finalmente duplicar, o sea, la operación de sustitución de lo real por lo ilusorio, para poder vivir? De paso, digo, no confundamos lo imaginario, que hay en el arte, con lo ilusorio, que está en nosotros y queremos verlo tambien en el arte y que es lo contrario de lo real.

 

¿Cómo mantendríamos la memoria de los hechos trágicos, cualesquiera que sean, pero hablando del exterminio nazi, los descritos por los supervivientes, Primo Levi, Bettelheim, Anselme, Amery, y tantos otros que han descrito los horrores que vivieron, cuando no estuvimos allí, y hasta, algunos lo discuten, pudiera no haber sido real, sino es a través del testimonio, que pueda entregarnos la literatura, el arte en general? He sabido mas del exterminio real, en esta película, que en otras varias que he visto desde “La vida es bella” hasta incluso “La lista de Stlhinder”( estará mal escrito).

 

La consecuencia evidente, que se dijo en el debate, es que el arte tiene que tener limites y alguien, se supone el poder establecido, debe prohibir obras de este jaez. Es decir, un poder establecido y legítimo, debe prohibir obras que, como se dice habitualmente, hieran la sensibilidad del espectador  (otra cosa es que lo adviertan),  aunque es verdad que esto no se dijo entre nosotros, para que los espectadores puedan tener tranquilidad respecto de lo real y mantenerse en la ilusión de la felicidad y del “alma bella”, eludiendo todo lo trágico?

 

Una interrogante final, ¿cómo es posible, que una película como ésta nos cause ira, llamemos a su autor depravado o loco, y queramos incluso prohibirla, y tengamos como bellas, sus autores unos artistas consumados, y por supuesto, todos los dias y a todas horas y que se extiendan películas ridículas, románticas, cuyas visiones del mundo y de la vida son  fantasmáticas, alucinatorias, y dignas de llevar al locuario, estas sí, al autor y a los que las vemos?.

 

No me extiendo más en esta parte, donde he querido mostrar algo de lo que entiendo por arte y por realidad, distinguiendo de lo ilusorio, y acercando a lo real (como una forma de aprehenderlo) lo imaginario.

 

Tengo que señalar, que no me gusta nada argumentar, contra o sobre argumentos, sin que todos hayamos visto la película , pero tampoco he podido evitarlo, una vez que se ha enviado un resumen del debate sobre la película.

 

 

                                               Los “valores” de la Moral

 

 

La inmoralidad es otra de las características de lo Real, que además de ser único, singular, sin sentido, azaroso, es inmoral. Por tanto, si lo trágico es la afirmación incondicional de lo Real, por muy duro y cruel que éste sea, la Moral como tendencia a la negación de lo real existente, es antitrágica. En este esquema se mueve el género humano: a más moral, mas negación de lo real, mas ilusión fantasmática, mas recurso a la trascendencia o a la chamaneria, y menos pensamiento; y a más asunción de lo trágico, más recurso al pensamiento, menos moral,  más goce  de vivir, y más lucidez. Pero es siempre paradójico, porque lo Real vuelve siempre por muchos valores morales que se pongan delante, siempre está ahí, como eterno presente, siempre con sus características de insuperable, irremediable, irreconciliable y finalmente inmoral.

 

Existen 2 paradojas de lo trágico, la Paradoja del goce, por la que afrontar lo esencial de la naturaleza humana con las características de lo trágico y afirmarlo, reporta sosiego y alegría de la vida, y la Paradoja de la moral, consistente en considerar como valor supremo, con sus distintos nombres, el bien, lo justo, la buena voluntad…,algo contrario al goce de la vida, que se manifiesta en una incapacidad para asumir la realidad y afrontar lo trágico.

 

La historia del pensamiento se podria rastrear  desde este planteamiento, por un lado la linea que asume lo trágico y por tanto afirma lo Real incondicional, y la linea de pensamiento que elude lo trágico, como esencial a la naturaleza humana, y busca formas sustitutorias y mágicas, que permitan encontrar la felicidad, que lo trágico no les da. A veces tienen la contradicción instalada en su existencia, como es el caso, entre otros muchos, de Miguel de Unamuno, entre la lucidez de su finitud y “su” necesidad personal de inmortalidad. Pascal seria, tambien, un caso paradigmático de una fe vivida trágicamente.

 

Pero, ¿cuál es el criterio, objetivo y universal, de lo que está bien y de lo que está mal, de lo que es justo, de lo que es reprensible, por el cual todos los hombres nos deberíamos regir siempre y en cada momento? ¿Cuál es ese “fundamento” de la moral imposible de encontrar, porque ya lo han buscado incansablemente durante los siglos de humanidad que existimos, en particular, uno muy cercano a nuestro colectivo, que lleva su nombre, pero no el único.

 

Ha habido cantidad de fórmulas mágicas mediante las cuales se busca un punto fijo e indudable, de lo que es discutible y variable, sobre las cuales apoyarse para decidir, con algo de seguridad, lo que es digno de aprobación o reprobación moral. Rousseau y Kant tienen unas cuantas fórmulas mágicas: la buena voluntad kantiana; la voluntad general roussoniana, el imperativo categórico… en las que ahora no voy a entrar, y que han resultado inconsistentes teóricamente, aunque hayan tenido algunos efectos prácticos. Al final tenemos que actuar en el orden civil, lo que incita al relativismo (bien entendido) y a la ponderación, porque cuando actuamos moralmente tendemos a la desmesura, al proselitismo y al fanatismo, ya cercano a las violencias varias.

 

Siempre está el temor a que una sociedad sin principios morales se entregue a una hordalía de malhechores y malvados (el planteo hobbesiano del asunto) que no se justifica suficientemente, porque la sociedad siempre está protegida por el derecho, que es más eficaz que cualquier moral, aunque cada vez más abiertamente  tiende a una sobreprotección que nos empieza a hacer cada vez más autoinmunes a cualquier enfermedad social ( si es que se puede llamar así a los conflictos, que no lo creo), como bien ha mostrado Roberto Expósito, en sus análisis biopolíticos.

 

Habrá tiempo si se desea para el debate, que no he hecho sino apuntar, desde una perspectiva que me interroga cada vez más. Pero volvamos, de nuevo, a aterrizar en los argumentos del debate en cuestión, sobre la película.

 

Violencia física, si sé lo que es, pero, ¿qué es violencia moral, de la que tenga que arrepentirse el director del film, y que merezca su reprobación, también moral por supuesto, en el Quidam 1º y Quidam 2º que nos sintetiza el amanuense, y que se le recrimine, también moralmente por descontado, que no haya advertido formalmente de la magnitud de la perversión, obviamente moral?,

 

¿Dónde, en qué lugar tiene que decir, para que todo el mundo lo sepa, que su film es reprobable y que condena, por supuesto y descontado moralmente, toda la barbarie que hay en la película, la del niño-joven victima inicial y verdugo final, protagonista principal, la del nazi que hizo lo que hizo, la de la mujer por no atender a su marido inválido, la de la niña por “caer” en la atracción del mal, y hasta la criada que tenia que saber, cómo no iba a saberlo, las tropelías, por enésima vez, morales, que allí se estaban produciendo?, ¿y, porqué no exigirles, también a todos y cada uno de los actores, fotógrafos, músicos, (¡la música no, por favor, déjenla a salvo!), guionista (¡éste, a la hoguera y si coincide con el  director 2 veces!),etc.., a todos los que intervinieron en la película? Y siguiendo la misma lógica, ¿porqué no muestran la condena y cantan la palinodia todos los espectadores que han sido y serán, por haber tomado parte, sin largarse de las salas, y algo más, para que se note, los que se hayan ido? Delirante, ¿no?

 

Del exterminio nazi, todos los alemanes serán culpables, y toda la humanidad de todas las crueldades de que han hecho gala los hombres a lo largo de la historia?. En esto debe consistir la tan pregonada CULPA, de impronta original.

 

 ¿Para qué ha servido la moral desde Sócrates, como el primer moralista del pensamiento, si más de 20 siglos después, tenemos que ver arte (éste film u otros testimonios artísticos) que nos recuerde que los campos de concentración han existido recientemente, apenas 60-70 años, y que han servido de modelo a las democracias occidentales, para saber cómo hacer las cosas en determinadas circunstancias, cuál es el modelo a imitar de limbo jurídico, como nos ha mostrado Giorgio Agamben, para hacer esas crueldades u otras, eso sí, siempre moralmente condenables, y que se note bien, pero siempre, y esto no lo podemos pasar por alto, porque es lo más importante, en nombre de otra moral homóloga a la nuestra, a la de cada uno?. Ellos lo hacian, no se olvide, en nombre de la salud mental y moral del pueblo alemán, para evitar contagios no deseados, con un criterio de universalidad, habitual característica de la moral. Sigamos los argumentos del debate casi todos ellos morales:

 

Quidam 4º: palabras como “abuso de la transgresión moral” “o al menos una transgresión moral del espectador”, “no tiene justificación para ser expuesta… sin el más firme de los rechazos” “Lo otro es aceptarlo y probablemente potenciarlo, lo que no se rechaza, se propaganda”.

 

Quidam 6º. “ El caso es que siendo ficción recrearla para exponerla sin límites éticos, constituye un proselitismo, y en su caso una degeneración”

 

Quidam 7º: “porque el arte no puede constituir una excepción a los parámetros del comportamiento humano”.

 

Quidam 8º: “porqué no podríamos matar porque resultara artístico el rictus de dolor o…………”

“Lo han dicho muchos, pero lo expresó Castelio:” Matar bajo el argumento de defender una idea es sólo un asesinato”. “ Y cabria añadir tal vez mas impío que dar muerte bajo otro presupuesto”.

 

El epílogo final de los Quidam, : “ Y el hombre no puede prescindir de su concepción equilibrada del universo……Si la defensa de una idea, se supone que superadora y mejoradora de las relaciones sociales, no justifica una muerte: ¿cómo podemos concedérselo al arte?. Si este lo intenta ha dejado de serlo además de la repugnancia que provoque”.

 

Como vemos, a la vista de los quidam, la Moral no tiene límites, ella no, puede, con sus valores superiores, llegar adónde se le antoje, como ella decida, con los argumentos que sean necesarios, con los medios que sean, ella sí, para que su voluntad triunfe, va sobrada. Solo existe la Moral, todo se subordina a la Moral, la ciencia, las artes, la filosofía…todas las actividades humanas.

 

No importa que haya tantas morales como seres humanos y cada ser humano con distintos criterios morales en función de los acontecimientos y circunstancias. Ella no lo tolera.¿Quién es el inquisidor universal para controlar tantas morales, que no siempre siguen el criterio de la Moral superior? No existe, pero no importa, se inventa, y además tiene muchos seguidores fieles a sus consignas, y se nos presenta como siempre presente, siempre vigilante. Siempre, alguien superior que actúa en nombre de una moral superior. Incluso las leyes civiles deben seguir esa Moral superior, sino están deslegitimadas. El Papa lo ha dicho, hay una moral que hay que acatar y lo demás es relativismo peligroso.

 

Al final la realidad se impone y, a pesar de esa Moral superior, y de su Inquisidor universal, es siempre una moral contra otra moral, y cualquier relajación de ésta, digamos, democracia ética, basada en individuos autónomos, conduce, o bien al totalitarismo o bien al cinismo, a veces incluso a los dos, simultáneamente. El mundo de los humanos y, en particular el occidental, sabe mucho de estas dos derivas. Ahora mismo, están presentes.

 

Disculpad, amigos, el tono a veces irónico, a veces simplemente serio, y aunque prefiero la ligereza a la pesadez,  uno no sabe siempre ser ligero.

 

 

 

 

 

 

 

 

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