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¿no hay alternativa para la socialdemocracia?

PACTO CDU-SPD EN ALEMANIA

¿No hay alternativa para la socialdemocracia?

MARTINE ORANGE

Sábado 30 de noviembre de 2013

Angela Merkel y Sigmar Gabriel, dirigente del SPD, han llegado a un acuerdo para un programa de gobierno. Salvo en el tema del salario mínimo, la continuidad con la política realizada por la CDU en solitario estos últimos años es patente, en particular en el tema de Europa. Los miembros del SPD, que deben aprobar mediante votación este acuerdo, tienen en sus manos algo más que la suerte de su partido.

El pasado miércoles 27 de noviembre de 2013, han firmado un acuerdo de gobierno. Pero, ¿qué han firmado exactamente? Al día siguiente del anuncio del acuerdo gubernamental concluido entre la CDU de Angela Merkel y el SPD dirigido por Sigmar Gabriel, los miembros del SPD comienzan a hacerse preguntas. ¿Este proyecto de coalición gubernamental es el bueno? ¿No puede ser mortífero para su partido, como lo fue la gran coalición de 2005? El examen de las propuestas planteadas en el proyecto de gobierno puede resultar muy duro los días que vienen. Pues son los 470.000 militantes del SPD quienes tienen la llave de la coalición gubernamental. El acuerdo está sometido a su voto. El resultado del escrutinio interno será conocido el 14 de diciembre.

Este acuerdo es para la gente de a pie”, ha explicado el jefe del SPD para intentar ganar inmediatamente votos. Pero numerosos militantes del partido comienzan a mostrar sus dudas, incluso su negativa a aprobar el texto. Vacilaciones muy comprensibles.

Pues a la primera lectura, este acuerdo está lejos de retomar las ideas defendidas durante la campaña (que eran más que moderadas). La gran tendencia del proyecto es más bien la continuidad de la política en marcha desde 2005, no habiendo logrado el SPD más que influir de forma marginal sobre las futuras orientaciones del gobierno. Según resulta previsible, el gobierno Merkel 3 va a parecerse rabiosamente al Merkel 2.

Había un asunto al que se daba el carácter de test: el salario mínimo. Durante la campaña, Angela Merkel había expresado todo lo mal que veía esta propuesta defendida por el SPD. Para la canciller, no podía más que resultar nocivo para la competitividad de las empresas alemanas y la buena salud de la economía y el empleo. Anunciando en el acuerdo de que será instaurado un salario mínimo de 8,5 euros la hora en Alemania, Angela Merkel parece pues hacer una concesión inmensa.

Pero hay un subtexto. Si hay verdaderamente salario mínimo, éste no será instaurado definitivamente más que el 1 de enero de 2017. Mientras tanto, la nueva coalición pretende favorecer el diálogo entre patronal y sindicatos a fin de llegar a acuerdos sobre el salario mínimo por rama. Está ya previsto también que ciertos empleos, como los de temporada o en el sector agroalimentario por ejemplo, permanezcan de todas formas inferiores al salario mínimo.

Se comprende la prudencia de ciertos electos del SPD que demandan ya aclaraciones en particular sobre los nombramientos. “No tiene la misma significación si es la CDU o somos nosotros quienes tenemos el ministerio de trabajo”, señala Michael Roth, secretario general del SPD del Land de Hesse. Teniendo en cuenta los términos del acuerdo sobre el salario mínimo, la propuesta puede ser enteramente desviada, vaciada de su contenido o al contrario reforzada, en función de la personalidad que ocupe el puesto.

Por el momento, los dos partidos se han negado a dar las menores indicaciones sobre la distribución de los puestos. Parece algo ya decidido que la CDU y el SPD tendrán cada uno siete ministerios y la CSU (derecha bávara) tres. Angela Merkel será canciller. Sigmar Gabriel debería tener la vicepresidencia. Y Wolfgang Schauble, hombre insoslayable para la canciller, está considerado como inamovible: debería volver a sus funciones en el ministerio de finanzas.

El otro gran tema social eran las jubilaciones. La CSU defendía con fuerza un aumento de las jubilaciones para las mujeres que hubieran abandonado su empleo para educar a sus hijos, o que habían estado más expuestas a un trabajo precario. Por su parte, el SPD quería obtener que los asalariados que hubieran cotizado 45 años pudieran jubilarse a los 63 en lugar de los 67 años, sin ser sancionados con un descuento. Se ha satisfecho a los dos partidos. En fin, cuando las grandes ciudades alemanas descubren la especulación inmobiliaria, la coalición se ha comprometido a proseguir su política de control del precio de los alquileres y a poner un techo a los aumentos del 15% en cuatro años.

Poner el acento en las jubilaciones más que en la educación, apoyar a las madres jubiladas más que ayudar a las madres jóvenes, controlar los alquileres más que desarrollar la vivienda social -en una palabrahacer una política directamente dirigida a la mayoría de personas de edad- es significativo. Alemania puede parecer el hombre fuerte de Europa pero sus debilidades son evidentes. Alemania envejece y se encoje ”, comenta Alan Posener del diario inglés The Guardian (25/11/2013).

La única innovación política es el compromiso de la coalición de autorizar a los hijos de padres inmigrantes, nacidos en Alemania pero que no tienen la nacionalidad de un país de la Unión, a tener una doble nacionalidad. Hoy, son obligados a elegir entre las dos nacionalidades a los 23 años. Pero es cierto que ciertos medios patronales apoyaban esta medida propuesta por el SPD.

Europa, la gran ausente

Los medios patronales igual que numerosos “expertos” se inquietan ya por estos “locos gastos” y el futuro derrapaje de las finanzas públicas. “ Alemania no va a ser ya un modelo para Europa”, advierten. “ El mayor problema es la asociación de reglas más estrictas en el mercado de trabajo, el despilfarro en la edad de la jubilación y la instauración de nuevas ventajas para los jubilados ”, sostiene Clemens Fuest, director del Centro Europeo para la Investigación Económica. “ Esto va a conducir a una subida de las cargas de la seguridad social y a reducir el empleo en un momento en que tenemos necesidad de más empleo” dice tajantemente.

Los gritos de alarma sobre el desmantelamiento del modelo alemán son, sin embargo, algo que hay que relativizar vistas las cifras planteadas. Los dos partidos han cifrado los nuevos gastos públicos referidos a la vez a lo social, las infraestructuras y la energía, y el relanzamiento de la inversión y de la investigación, en 23 millardos de euros suplementarios. Esto representa el 0,6% del PIB alemán.

Los esfuerzos por un relanzamiento de Alemania que el FMI y los Estados Unidos defendían para arrastrar a toda la zona euro corren el riesgo de no aparecer. Tanto más en la medida en que Angela Merkel y Sigmar Gabriel han confirmado su intención de defender absolutamente la “virtud” presupuestaria alemana. Los dos partidos se han comprometido a no hacer ningún aumento de impuestos, a realizar un equilibrio presupuestario desde 2014 y un excedente posteriormente, y finalmente, a no recurrir a ningún endeudamiento suplementario, e incluso a disminuirlo en cuanto sea posible.

Pero la continuidad más llamativa corresponde a Europa. ¿La prueba? Casi no se trata en el acuerdo CDU-SPD. Numerosos periodistas se han inquietado por la ausencia de referencia a Europa, como si la crisis europea no existiera, como si nuevos peligros no emergieran. Esto no es por casualidad, los dos partidos están poco más o menos de acuerdo en todo: la regla alemana debe imponerse a todos.

A pesar de las declaraciones públicas de varios dirigentes del SPD, los que han negociado con Angela Merkel comparten su análisis sobre la organización de Europa. Ni hablar de compartir las deudas de los países o de crear eurobonos, sino que cada país debe seguir siendo responsable de sus compromisos pasados. Para armonizar la zona euro, cada país debe proseguir sus reformas estructurales. Ni hablar tampoco de ayudar a un país sin un plan de austeridad y medidas cifradas. Incluso si el FMI se retira del proceso de los rescates europeos, los métodos de la Troika deben continuar aplicándose.

En fin, la unión bancaria, para los dos partidos, no puede hacerse más que según el esquema ya acordado por Alemania: cada país debe supervisar sus bancos y asumir su rescate eventual. En caso de quiebra bancarias, el proceso experimentado en Chipre debe aplicarse: los accionistas, los poseedores de obligaciones y también los depositarios deben hacerse cargo de las pérdidas antes de toda ayuda pública.

El enfado creado por este programa puede llegar mucho más allá de la base del SPD. Todo lo que queda de la socialdemocracia europea ve hundirse sus esperanzas. Si se forma la gran coalición deseada por Angela Merkel, los proyectos de reunir las fuerzas socialdemócratas para proponer una política diferente en las elecciones europeas se verán arruinados. ¿Cómo decían? There is no alternative. ¿No es la demostración que quiere hacer Angela Merkel?

28/11/2013

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