07 PM | 10 Ene

MAS ALLA DE LA LEY-CRITICA HUETE

Resulta invencible resistirse, más cuando se animó a ello en el coloquio, a plasmar una breve nota en apoyo a la tesis de lo paradigmático y adecuado del contenido de la película, según el amanuense lo ve, claro. Aunque no defiende que sea claro lo que ve, pero la posición es hialina.

Los momentos iniciales, cuando se camina sobre la calle y la acera, muestra claramente que simboliza el camino de la vida, el destino (no como predestinado) sino como algo que es preciso recorrer, y en este caso ascendente, hacia lo sublime, con la incorporación del ascensor. El recorrido desde la pierna y el cuerpo por detrás hasta el sombrero, refleja una “P”, y el lazo del sobrero, indica incontrovertiblemente una “Q”; que junto dice: “porqué o porque …” pasa lo que sigue; y por quienes.

Y los personajes son ‘gente normal’, alejados de la heroicidad, como miles de cientos de ciudadanos que soportan sobre sus hombros el peso de la colectividad, de forma anónima, pero efectiva; es más nos lo presenta como “infractores”/”transgresores”. Y lo destacable es que, por el amor = bondad; por la actuación adoptada en libertad ponderando las posibilidades, y asumiendo su responsabilidad, pero no admitiendo la supresión absurda del derecho a amar y del derecho a contraer matrimonio, se alza, irreductible, el triunfo de la bondad humana. Ya lo dijo Mariam, rememorando a Capella, cuanta más bondad haya menor será la necesidad del derecho/regulador. Ah que comento el anunciado por Capella en que los abogados sean sustituidos por ángeles y por poetas. (Aspiración esta última, porque lo de ángel es excesivo, de algunos, que ahora recorren desde la abogacía lo duro del camino).

Sin contradecir la visión que cada cual tuviere, en el guion era necesaria y transmisora esa idea, que ya dijo Cicerón, y que tradujo bien D. Ibárruri: más vale vivir con dignidad la ‘condicional’, que vivir/cumplir con vilipendio.

Sin duda es “pastelero” que al final todos y cada uno de los personajes sea portento de probidad, pero yo afirmo que es casi la norma común en las actuaciones de los ciudadanos normales; que a veces se supera con el martirio, en aquellos momentos en que no podemos sacudirnos de encima a los dictadores. Y mira que a veces se intenta.

Y, no obstante, qué es un pastel, sino algo apetitoso y más si, como en este caso, tiene guinda; hasta el “peor” es honesto y honrado en su comportamiento, sin que dude en asumir lo que es un accidente derivado de su temeraria y coactiva posición inicial. Eso es cerrar el círculo del guion y el existencial.

Por otro lado, ni una queja, ni un lamento en arrostrar las consecuencias de sus acciones, diréis lo que queráis; pero no se podría haber dicho más, y haber alcanzado un paradigma tan sublime y exquisito, de forma tan sencilla.

Desconozco las intenciones del guionista, pero si, como dice Jorge, éste despierta o transmite a juicio de cada uno, lo que fuere; desde mi posición no hay que privarle de la sincera felicitación y un singular reconocimiento a una paleta tan amplia de valores contenidos en esta película.

Un cordial saludo. El amanuense.

 

 

 

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