04 PM | 27 Mar

A PROPÓSITO DE JULIA- MAGDALENA

No conocía a esta mujer. Ni siquiera al ver Julia por primera vez. Ahora que sé quién es comprendo cómo nos hace falta conocer y difundir a estos personajes que han contribuido  –  y siguen participando – en  aclarar un poco el marasmo de nuestro presente. No hace tanto, sólo el pasado 21 de marzo que murió otra mujer – otra gran persona , Nadal al-Saadawi, egípcia, escritora, activista y médico . Lillian Helmann, la autora de Pentimento ( llevada al cine como JULIA) fué otra, entre tantas más, que hoy estarían en las filas del movimiento feminista de nuestros días, que por cierto desgraciadamente las desconocen. 

Ambas fueron valientes, independientes y se atrevieron a serlo en un mundo de hombres, con todo lo que eso conlleva como obstáculo. Como todo lo que es importante hay que mimarlo y cuidarlo. El feminismo es sin duda un paso que no va a quedar sin peldaños por esa escalera que ya no tiene quien pararla. Depende de nosotros, sin embargo, que no se nos estanque en inútiles o equivocados rellanos. Es importante, por lo cual no es simple. Eso es necesario recordarlo, porque nos enfrentamos a un poder ancestral férreamente instituido con unos intereses de raíces muy profundas – que tampoco habrá que arrancarlas, sino más bien, como el buen jardinero, orientar y podar mejor su camino.  Eso deben tenerlo muy presente los movimientos feministas, que por otro lado, sólo adolecen de lo que cualquier otro movimiento  de nuestro tiempo – es decir, pecan de formato más que de contenido.  Más de protesta que de ideología. Con ello se corre el peligro de que se quede en lo efímero y en lo anecdótico.  Volviendo a la película  JULIA ,  de soberbia interpretación, guión y escenificación, y sin haber todavía leído el libro sobre el cual está basada, pero con la información necesaria para dar una opinión sobre lo que en ella trata de plasmar, presiento la sutileza de una narrativa que está y no está al mismo tiempo, dejándola abierta al espectador.  Es al final de la película, cuando – ya conociendo la vida de Lillian Halmann y su compromiso social y político con su presente –  intuí la intencionalidad de su mensaje , casi críptico.  Las factores que me llevan a esta interpretación son, primero, el hecho de la extracción social de Julia ( clase alta inglesa y la consabida relación íntima de ésta con el poder)  El hecho de que este personaje fuera inglés y que se relacionase con Lilly, estadounidense, artista y de clase alta, dejando atisbar cierta conexión judía.  Lo cuidadoso de que sus perfiles coincidieran con dichas clases sociales en sus países respectivos como Vanessa Redgrave y Jane Fonda.  Lo ambíguo del desenlace en el que todo queda en el secreto más absoluto y bien guardado.  En la incógnita de algo inacabado pero que  hay que aceptarlo para poder seguir viviendo. Como cuando su pareja la espeta que debe olvidar a esa niña, alegando que está muerta. El olvido, siempre el olvido. No te preguntes más de lo necesario, porque el poder siempre será más sabio que tú. Es por tu bien, busca la paz contigo mismo y deja que el poder se encargue de la gobernanza del mundo.  Aunque nos creamos ciudadanos modernos nos seguimos comportando lo mismo.
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