10 AM | 29 Oct

LAS MANIOBRAS DEL AMOR-DÍA 4

Primera película en color de René Clair, que escribe, coproduce y dirige. Se rodó en los Estudios Bologne (Altos del Sena). Ganó el David di Donatello a la mejor producción, el premio al mejor film del Sindicato Francés de Críticos de Cine y el Louis Delluch. Se estrenó el 25-X-1955.

La acción tiene lugar, a lo largo de julio de 1914, en una ciudad de provincias en la que tiene cuartel un regimiento de dragones de Cavallería. Narra la historia del teniente Armande de la Verne (Gérard Philipe), mujeriego e inmaduro, que mantiene varios idilios a la vez y que presume de poder enamorar a cualquier mujer en menos de 30 días. En una cena con amigos acepta la apuesta de pagar una cena de gala si no consigue conquistar a la mujer que salga elegida al azar. La elegida es Marie-Louise Riviére (Michéle Morgan), hermosa, divorciada, parisina, madura, que regenta desde hace poco una sombrerería femenina en la ciudad y necesita un amor estable y duradero.

La película define los personajes con toques irónicos y caricaturescos. Exagera la debilidad Armande por las mujeres, la seriedad y madurez de Marie-Louise, la empalagosa amabilidad de Victor Duverger (Jean Desailly), la vanidad del teniente Félix Leroy (Yves Robert), la inocencia maliciosa de Lucie (Brigitte Bardot), la sumisión del coronel (Pierre Dux) a su mujer, la cerrazón de mente de las hermanas de Victor. La obra es una fábula sobre el amor, concebido como un juego imprevisible y no gobernable. Abundan los lances, incidencias, casualidades, imprevistos y similares que desbordan ironía, humor y gracia, que se suceden sin interrupción. La comicidad visual evoca a Charlot y Keaton y las sutilezas del propio Clair de los años 30. Son escenas destacables la riña de Armande y Félix, el duelo a pistola entre ambos, la caída de la pila de paquetes que Victor aporta a la tómbola de Cruz Roja, los toques finales del vestido de novia de Alicia (Catherine Anouilh), la espera de Giselle y otras. La acción tiene lugar en los días inmediatamente anteriores a la entrada en guerra de Francia, lo que aporta al relato un suave toque agridulce.

La música aporta melodías románticas, marchas militares, valses vieneses y canciones de cabaret, muy a tono con el relato. La fotografía usa planos lejanos e intermedios muy descriptivos, juxtapone escenas breves, pasa de una escena a otra inesperadamente, mediante fundidos o enlazándolas con un objeto común a dos planos sucesivos. Destaca la acusada preferencia por los colores pastel, crema, grises y rosas pálidos, que sumergen al espectador en una atmósfera onírica. Enriquecen las imágenes unos decorados excelentes y un vestuario de gran elegancia. El guión y la dirección combinan la madurez del autor con la gracia y encanto de su etapa de juventud. La interpetación de los protagonistas sacrifica su lucimiento al servicio de la comicidad.

La película ofrece un recital delicioso de elegancia, ironía y humor.

MIQUEL
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