11 PM | 17 Abr

RIFFI

Rififi (Du rififi chez les hommes, 1955), de Jules Dassin.

Lo que dejamos atrás y lo que tenemos por delante no son nada comparado con lo que llevamos dentro“.

(Emerson)

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París. Tras permanecer recluido en prisión cinco años, Tony “el estefanés” (Jean Servais), enfermo, sale dispuesto a cambiar de vida. Sin embargo, el hecho de que encuentre a su antigua pareja, Mado (Marie Sabouret), convertida ahora en la amante de otro hombre, le hará inmiscuirse en el atraco a una importante joyería.

Jules Dassin, director estadounidense que tuvo que emigrar hacia Europa después de ser incluido en la lista negra de Hollywood durante la “caza de brujas” del senador McCarthy, firmó su gran obra maestra con Du rififi chez les hommes: cumbre ineludible del cine negro europeo. El título se refiere a un vocablo francés, rififi, que significa “pelea”, “camorra” o “bronca”, tal y como nos ilustra la cabaretera de L’âge d’or en su brillante número musical.

Inspirada probablemente en La jungla de asfalto (The Asphalt Jungle, 1950), de John Huston, con la que comparte premisa argumental, la película que nos ocupa, de realista, elegante y sobria puesta en escena, trasciende las fronteras del noir convencional para erigirse en una auténtica y funesta tragedia clásica. Congeniamos tanto con sus protagonistas, con ese mundo violento, turbio y gris que habitan, pero al que rigen valores tan elevados como la amistad o la fidelidad, que resulta imposible no acabar sintiéndose partícipe de su fracaso.

El filme hace gala de una narrativa precisa y minuciosa. Dassin se detiene en todos y cada uno de los detalles que conforman la planificación del robo a la joyería. El asalto nocturno a la misma, que se extiende a lo largo de media hora en la que no hay diálogos de ningún tipo, sólo miradas, gestos y rostros tensos, constituye un magistral ejemplo de lo que es el cine en su estado más puro y verdadero.

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Soberbia la composición de Jean Servais como el taciturno, amargado y lánguido Tony. Un antihéroe de los que dejan huella: el matón de la “Triste Figura”. Su última acción, llevada a cabo entre los estertores previos a la muerte, redime cualquier pecado pasado, presente y… no, no hay futuro para él. El propio Dassin interpreta a uno de los miembros de la banda, César “el milanés”, mujeriego experto en abrir cajas fuertes.

Se podrían decir muchas más cosas acerca de esta memorable película, pero lo vamos a dejar aquí. Simplemente véanla y disfrútenla, aunque ya les advierto que corren el riesgo de terminar amándola.

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