11 PM | 24 Ene

NO SE CANSA DE EXPERIMENTAR

Siminiani no se cansa de experimentar. Si sus cortos ponían patas arriba cualquier convención, con su primer largometraje Mapa aumenta la sorpresa del espectador. Es un diario filmado en primera persona, una ficción personal, una road movie con monólogo interior. Unos caen en múltiples adicciones ante un proceso de duelo, pérdida, soledad o añoranza: Siminiani filma películas. O mejor aún: trozos de vidas que son la suya. Con una cámara digital que bebe de la realidad fragmentada por el montaje y por su propia mirada.

Sin buscarle más sentido que la ficción subjetiva nacida del arrebato, Mapa se sostiene sin problema. Y puestos a pensar en las diferentes capas y caras del cubo, Mapa es metacinematográfica y a la vez cine sin más, es una narración y al mismo tiempo habla de las dificultades y de los azares que entraña cualquier proceso de narración, es la presentación de un ‘yo’ y también la disgregación de ese ‘yo’ en búsqueda y en crisis.

Mapa, en términos barojianos, sería un camino de perfección, un acto de exhibición, un ejercicio de desnudo. Cabe la posibilidad de que asistamos a la filmación completa de la vida de Siminiani con sus obras, a las que llama ‘conceptos’. Baroja tampoco escribía novelas en el sentido clásico del término. Mapa es un juego que rompe los cánones establecidos y sienta las bases de otros: la de un cine que no es ni realidad ni ficción, que entretiene a la audiencia y que tiene poderes terapéuticos para quien filma. Una obra que puede tacharse de egocéntrica pero que está llena de inventiva.

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