ANIVERSARIO DE UN ENVILECIMIENTO
Londres, 22 de agosto (TASS).- La radio londinense ha comunicado hoy: “En un hospital de la ciudad de México, murió León Trotski de resultas de una fractura de cráneo producida por un atentado perpetrado el día anterior por una persona de su entorno más inmediato”.
Así comienza la estupenda novela de Leonardo Padura que narra la historia del asesinato de Trotski, al tiempo que reflexiona sobre la perversión de la gran utopía del siglo XX prostituida por las políticas de Stalin.
La novela es un ejercicio entre las realidades verificables y la ficción, como nos explica su autor en la nota final, no solo para el caso de Ramón Mercader sino para todos los personajes que configuran la historia. Ha tenido mucho que leer e investigar para penetrar en el asombro de aquellos años. Me ha impresionado cómo, por el deber de obediencia a una causa, Mercader, guiado por su madre (un personaje digno de un estudio en profundidad) desde la sierra del Guadarrama, se desplaza a los bosques de Malájoura para convertirse en el soldado 13, y transformarse posteriormente en Jacques Mornard, y como si de una vendimia seleccionada se tratara se pone a disposición de los servicios secretos rusos sin poner la más mínima resistencia. La fabricación de estrategias para llegar a Coyoacan a través de Sylvia Ageloff se nota que está contada por un especialista de la novela policiaca, premio Dashiel Hammet.’
La novela nos trae también a España, de la mano del Poum y del catalán Josep Nadal que consigue llegar a la residencia de Liev Davidovich para contarle en persona la muerte de Andreu Nin por asesinos dirigidos por los hombres de Moscú. Un buen asunto, sin duda, para la memoria histórica. El crimen más abyecto de la historia le da pie a Padura, después de contar el envilecimiento con todo lujo de detalles, de contarnos el desencanto sobre Cuba en boca del narrador Iván.
‘Los diarios de Emilio Renzi’
La lectura de El hombre que amaba a los perros me ha coincidido con Los diarios de Emilio Renzi de Ricardo Piglia, quien nos cuenta que en su juventud fue secretario de la revistaLiberación, una publicación legal de superficie, como se decía en la jerga de aquellos años. El director de la misma era un obrero trotskista, José Speroni, que seguía las consignas de Manuel Moreno quien en secreto, y como miembro de la IV Internacional había delimitado la táctica del entrismo –es decir, la infiltración de militantes trotskistas en el peronismo, agentes encubiertos de la revolución permanente-. Estamos a la espera de la publicación de Los años felices para seguir leyendo a Piglia y su juego de espejos en la figura de Renzi.
Después de aquella famosa frase de “Hay que ser socialistas antes que marxistas”, surgió laCoordinadora Obrera de Agrupaciones Socialistas(COAS) por el paso socialdemócrata dado por el PSOE, con una revista Lucha socialista editada por la agrupación autónoma de Vallecas Cosas Veredes.
Ahora este tipo de ideología defiende una alternativa socialista al capitalismo con una gestión democrática directa de la economía por la mayoría social, peroquien quiera estar al día de lo que piensan tiene que leer Viento sur, la revista mensual de pensamiento trotskista, con muchos colaboradores del llamado momento populista, estando vigente en muchos casos el pensamiento de Joaquín Mourin para los análisis sobre el tema de Cataluña. Seguro que ellos, con un mayor juicio, darán a este penoso aniversario las dimensiones precisas. Nosotros revisaremos la película de Joseph Losey y llenaremos los vacíos que encontremos en la misma, después de la lectura de la novela de Padura.
Félix Alonso