Política

12 PM | 08 Feb

Fracaso de la Ley pública y Goce ilegal

FRACASO DE LA LEY PUBLICA Y GOCE ILEGAL

 

 

Slavoj Zizek enfoca el tema del psicoanálisis y la ley preguntándose: ¿qué tipo de ley es el objeto del psicoanálisis?. Su respuesta es: el superyó. Nos dice basándose en los estudios de Lacan algo muy interesante y es que el superyó emerge cuando la ley pública fracasa. Entonces la ley pública está obligada a buscar apoyo en un goce ilegal. Entender la estructura del superyó es algo complejo. En la conferencia XXXIII (1933) Freud distingue entre las distintas actividades que conforman el superyó y que son las siguientes:
  1. Función de ideal: Ideales y normas con respecto a las cuales el sujeto compara sus conductas, sus deseos, etc.
  2. Función de autoobservación.
  3. Conciencia crítica, que contrastando las normas e ideales con las representaciones del sujeto (lo que este cree ser) formula dictámenes, castigos o premios. Estableciendo una analogía en el campo jurídico las normas e ideales serían el equivalente al código bajo el cual el juez dicta sentencia.
Lacan, por otro lado, con relación al superyó, destaca especialmente su dimensión de voz: “descubrir que el superyó en su íntimo imperativo es efectivamente la voz de la conciencia, es decir, una voz en primer lugar, y bien vocal, y sin mas autoridad que la de ser la voz gruesa”. Más adelante, Lacan indicará que el superyó es un imperativo de goce y satisfacción pulsional.

 

Para entender esto, Slavoj Zizek aporta un ejemplo muy ilustrativo y que yo quiero traer a colación. Este autor se refiere a la película: “Algunos Hombres Buenos” de Rob Reiner. Coincide que yo vi esta película hace bastante tiempo y siempre me resultó muy interesante lo que en ella se planteaba. Para los que no la hayan visto me referiré brevemente al contenido de la película: Trata de una corte jurídico militar en que dos marines son acusados de asesinar a un camarada. El fiscal sostiene que el asesinato fue un acto deliberado. El abogado defensor alega que los marines siguen un “Código Rojo” que autoriza la paliza nocturna de un soldado que, en opinión de sus iguales o del oficial superior ha contravenido un código ético interno de los marines.

 

Lo más interesante aquí en mi opinión, y abro el debate con los expertos jurídicos, es la función de este “Código Rojo”, ya que tolera una transgresión y cohesiona al grupo de iguales. Pero el código debe quedar oculto en la noche. Es una escisión de la ley: Por una parte una ley pública escrita basada en un ideal del yo como decimos los psicoanalistas y apoyada en un orden simbólico que regula la paz social. Pero existiría luego, como nos dice Zizek siguiendo a Lacan, una “obscena ley nocturna” no escrita y que emerge del superyó. Sería un semblante de ley insensata, apremiante y que ordena llevar el deseo hasta su último límite, en este caso el asesinato. Es también un simulacro de ley, un grito desmedido y brutal de la ley. Pero lo curioso es que en el caso de la película citada, la unión del grupo de marines se apoya también en esta ley obscena. Es decir el colectivo de marines se mantiene fuertemente agrupado no tanto por la identificación con la ley escrita que regula esa comunidad, sino en la identificación con la transgresión de la ley, lo que nosotros los psicoanalistas llamamos una forma especial de goce.

 

Pero si uno del grupo renegara de la transgresión a la ley escrita, sería considerado como un no-igual, siendo señalado, en secreto, por el grupo de iguales, y condenado en privado si denunciara a sus compañeros o superiores ante los representantes de la ley pública escrita.

 

La persona bajo este mandato superyoico, considera legítimo lo que este le ordena. Por eso la sorpresa de los marines en el juicio ante su proceso. En su caso las necesidades del superyó son vividas como algo natural.

 

Alfonso A. Gómez Prieto

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04 PM | 16 Ene

MANUEL SACRISTÁN LUZÓN

Nació, en Madrid, un día de diciembre de 1925 y falleció un día de agosto de 1985, uno de los principales filósofos que ha dado nuestro país: Manuel Sacristán Luzón. Por esta razón, en algunas Universidades y centros culturales, se está ahora recordando su vida y obra.

Para una parte importante de la doctrina científica, mientras que Ortega y Gasset representó la más alta cumbre de la filosofía española en la primera mitad del siglo XX, Sacristán sería su equivalente en la segunda mitad.

Estudió Derecho y Filosofía en la Universidad de Barcelona entre 1944 y 1952, especializándose en Lógica en el Instituto de Lógica Matemática e Investigación de Fundamentos de la Universidad de Münster (Westfalia). Su tesis doctoral fue sobre “Las ideas gnoseológicas de Heidegger”, en 1959.

También traductor, prologuista, compilador, en definitiva foco intelectual de difusión de obras políticas relevantes, como “Revolución en España”, en 1960, con los escritos de Marx y Engels sobre nuestro país, que irá acompañada de un prólogo de Sacristán.

En 1964 publicó “Introducción a la lógica y al análisis formal”. A pesar de ser la máxima autoridad en nuestro país en esta materia, por razones políticas se le impidió obtener una cátedra de lógica. Incluso en 1965 no se le renovó su contrato con la Universidad, lo que le obligó a la exclusividad de traducir y hacer algunas colaboraciones editoriales para sobrevivir. Incluso llegó también a destacar en crítica literaria con brillantes observaciones sobre Sánchez Ferlosio, Goethe o Thomas Mann, entre otros.

Quizás, en el ámbito político, se le conozca más por ser un gran filósofo marxista, sin duda el más relevante que ha dado España. Además, tradujo muchos textos de Marx favoreciendo una mejor comprensión y transmisión de su pensamiento. Destaca su cercanía intelectual con el pensamiento de Gramsci, pero no descuidó el estudio de otros genios como Adorno o Lukács.
En toda su obra late un concepto amplio de racionalidad, que implica que no sólo la ciencia está en el campo de lo racional sino también otros ámbitos como lo filosófico y lo religioso. De esta forma supera el neopositivismo y se acerca a un tipo de concepción marxista. Supone un sistema de cohesión racional de teoría y práctica, lo que le aleja del racionalismo clásico el cual, salvo algunas excepciones, no permitía la integración de lo empírico.

Lo anterior explica que Sacristán comparta la visión de Lenin de que la práctica es la consumación del conocimiento, no sólo su verificación. Se trata de una práctica fundada en la crítica de los fenómenos sobreestructurales y sociales, lo que, a su vez, marcaba sus diferencias con el ideologismo de Lukács. Precisamente su compromiso político del día a día pudo ser sólido, al igual que fue el de Lenin, por esta visión de la realidad.

Tituló “Panfletos y Materiales” la recopilación de muchos de sus artículos, prólogos y conferencias, lo que dio lugar a varios tomos, siendo el quinto de ellos el relativo a “Pacifismo, ecologismo y política alternativa”, que traía causa de sus propias experiencias, pues en 1978 pasó a formar parte del Comité Antinucear de Cataluña y fue, durante aquellos años, muy activo contra la OTAN.

En efecto, siguió el camino emprendido por Wolfgang Harich consistente en integrar el ecologismo dentro de las preocupaciones del marxismo contemporáneo. Incluso añadió el nombre de Gandhi para favorecer una visión marxista pacifista que se opusiera a una posible guerra nuclear. Estamos probablemente ante la visión marxista-pacifista con más solidez doctrinal que se haya elaborado en España.

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