07 PM | 23 Nov

Presentación EL DIRIGIBLE ROBADO

El DIRIGIBLE ROBADO es el sexto largometraje de KAREL ZEMAN, rodado en 1966, una obra encantadora y de las más representativas de su obra, en su estilo más puro… Supone la vuelta al universo de Julio Verne, de quien adapta aquí su obra, “Dos años de vacaciones”, de 1888. 

Tiene un llamativo arranque, con una crítica severa a las actitudes admonitorias y represoras de los adultos con los niños, su derecho a las travesuras y a divertirse, mientras que ellos parecen ajenos al régimen de obediencia que se les impone… Zeman escenifica esta realidad de la infancia con un dedo índice que se repite en diferentes épocas de la Humanidad, y que parece reprenderles ante su derecho legítimo a la experimentación, a la curiosidad y a la aventura, y que existe en estado puro en esa primera época de la vida. El arranque parece muy elocuente y descriptivo de por dónde va a ir la historia, y en ella Zeman parece formular una protesta cinematográfica a los adultos de una manera sutil e ingeniosa. 

Luego, ese dedo índice admonitorio cobra otro carácter, y desde el suelo parece elogiar la modernidad en el aire del que son protagonistas precisamente unos niños. Parece que Zeman, como Verne, les colocan como protagonistas de estas innovaciones técnicas, quizá porque ellos serán los beneficiarios en el futuro.  

La película tiene un ritmo vertiginoso, impredecible y rebosante de creatividad, en el que el director hace uso de variadas técnicas artísticas para dar vida a una hermosa historia de aventuras.

Sin ser un guión de extraordinarias pretensiones –que también escribe Zeman-, sin embargo, como en las películas anteriores cuenta con un elenco actoral excepcional, con una sólida base teatral, seleccionados y caracterizados acertadamente para el personaje. De nuevo parecen formar parte de los decorados, que como las anteriores parecen grabados, esgrafiados, escenarios del todo virtuales… La mayoría se inspiran de manera rigurosa en reproducciones originales de la época, o imitan a esgrafiados, y se representa con rigor el espíritu de los grabadores y dibujantes franceses vinculados a Verne, como en determinadas secuencias los fondos recuerdan de nuevo a las obras de Doré. 

Sobre la escenografía, Zeman representa como novedad a la ciudad vieja de Praga, en la que recrea la historia. No sé si por ello la trama está teñida del humor negro, seco y frío habitual checo, no exento de ironía y mordacidad, en un guión sólo correcto, aunque resultante, aunque pasa a un segundo plano por la fuerza de las imágenes y belleza formal de la película. 

Las imágenes poseen un extraordinario colorismo, con una riqueza de degradados, efectos de luz, dibujos de gran belleza, numerosos efectos ópticos, y la inserción de recortes de fotografías con el recurso habitual a la truca –omnipresente-, así como el apoyo de una cuidada iluminación. Hace uso de los virados de color como recurso expresivo, y a veces los planos los tiñe por completo –con virados a cobalto, al azul, etc., que elige según la intención dramática-, y otras veces, sólo determinadas secciones del fotograma. Es una labor realmente artesanal que de nuevo recuerda a Méliès. Compone imágenes verdaderamente atractivas, con un poderoso efectismo emocional, como narrativo.

En El Dirigible Robado hizo un uso moderado y equilibrado de efectos especiales y de animaciones, lo que permite contemplarlas con más sosiego. Es menos apabullante en cuanto a efectos que en La Invención Diabólica, o en El Barón Prášil, y hay muchas secuencias que sólo es imagen real, cine sin más…

Como en las dos películas anteriores que hemos visto, también se exhiben aquí una larga sucesión de artilugios y artefactos móviles realmente sorprendentes, maquetas de diseño que conviven junto a todo un elenco de inventos significativos del XIX como el telégrafo, una rudimentaria telefonía, audífonos estrafalarios, o la automoción más pestilente… Además de la ambientación futurista de la época, se aprecia también en algún momento cierto influjo de Stevenson, en las secuencias de los piratas, o en la isla en la que aterrizan los niños, en la que incluso se encuentran con el propio Capitán Nemo… 

Tampoco proliferan en la película demasiados animales fantásticos o mitológicos, y aparecen por el contrario diversas criaturas reales, entre ellos un rinoceronte, que a saber de dónde sacaron…

Quería referirme esta vez a la banda sonora: a diferencia de los dos films anteriores en los que la música estaba presente de manera permanente, sin apenas pausas, en El Dirigible Robado lo está de una manera más discreta, sin dejar de ser un indispensable apoyo expresivo. Como toda su producción, Zeman dispuso que se compusiera tras el montaje, medida al fotograma. Resulta una partitura impecable, pero, con menos fragmentos musicales, y por ello quizá pasa más desapercibida, sin tanto protagonismo como en las películas anteriores. La partitura es realizada por el popular compositor checo, Jan Novák, prolífico autor de música clásica, coetáneo de Zeman, autor de conciertos para piano, oboe, autor de sinfonías, octetos, nonetos, sonatas para cuerda, música coral, autor de la ópera, “Dulcitius”,  etc., etc. La partitura es interpretada por la Filarmónica Checa, la FOK praguense, y es de una brillantez musical extraordinaria, con numerosos apoyos sonoros a los gags y complementa acertadamente a los efectos de sonido, que no tampoco faltan.

La película no ofrece respiro alguno y mantiene en todo momento un ritmo visual trepidante, y que a veces confiere cierta sensación de caos… Esconde ciertos mensajes subliminales, muy diversos, como una posible crítica a la prensa “amarilla” de entonces, críticas siempre descritas con humor mordaz…  

Como las películas anteriores, la obra está llena de detalles extraordinarios que invitan a posteriores visionados. Con medios muy básicos del ilusionismo cinematográfico, y sin ostentaciones tecnológicas, Zeman logra con sencillez formal universos llenos de belleza y originalidad, sin estridencias… Cine puro. Fantasía pura.

Y poco más que añadir, porque la película es lo suficientemente hermosa y elocuente. 

Es un bello poema cinematográfico dedicado a la imaginación infantil y a esos años mágicos, algo quizá muy afín a Zeman, como a su admirado Julio Verne. El guión está claramente orientado a la infancia, porque la infancia es la protagonista, aunque haya gags para adultos. Conviene entonces irse ya preparando, y haciendo una regresión rápida: la película es de algún modo una llamada a seguir conservando las ilusiones y anhelos que tuvimos en esa época dorada.

Pare ello, antes de verla, nada mejor que recordarse un momento cuando uno era niño, o niña, para vivir mejor esta aventura transformados en lo que una vez fuimos. 

JUAN RAMÓN MENÉNDEZ JIMÉNEZ

Realizador, y Director de Los Films de Praga

https://losfilmsdepraga.com

 

 

 

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