01 PM | 09 Nov

PRESENTACION DEL CICLO ZEMAN

Karel Zeman ha llegado a ser considerado, junto con su compatriota Jirí Trnka, uno de los grandes de la animación en el cine checo y europeo del siglo XX, con un universo estético propio, cargado de belleza y originalidad.

 

Nacido en Ostroměř, el 3 de noviembre de 1910 (ciudad entonces del Imperio Austrohúngaro), muy joven fue a estudiar en Francia, y trabajó en Marsella en un estudio de publicidad. Su primera experiencia con el cine de animación fue un anuncio de sopa (…Bergman hizo publicidad de jabones…). Su formación es la de dibujante, y publicitario, gremio profesional que le proveyó de una base muy sólida para pleno desarrollo de su creatividad y universos personales.

De regreso a su país continuó trabajando en el mundo de la publicidad, como diseñador y dibujante para varias compañías checas, aprendiendo de animadores profesionales. Fue consolidando gradualmente su espíritu creador, con innovaciones peculiares en la animación, como el uso de materiales tan novedosos entonces como la hojalata, la madera, e incluso vidrio…

En 1943, el también director de cine checo, Elmar Klos (de quien recomiendo, La tienda de la calle mayor, codirigida con Janos Kadar, película  editada en España), le ofreció un empleo en los estudios cinematográficos de la misma ciudad de Zlín (hoy, Gottwaldow). Allí, tras un tiempo de ayudante de animadores y publicitarios, en otoño de ese año hizo el corto, El sueño de Navidad”, obra de alto componente poético, y que tres años más tarde obtendría el premio al mejor corto de animación en el Festival de Cannes, 1946, galardón que le proporcionó cierto prestigio. Comenzó su serie de cortos de animación del muñeco, Sr. Prokouk, de mucho éxito, y sobre el que hizo una docena de películas en serie, con guiones de interés, llenos de discursos moralizantes y costumbres sociales.

En 1949 hizo, “Inspiración”, otro corto lleno de lirismo y de belleza formal, y en la que dio vida a pequeñas figuras de vidrio. En 1950 dirigió su primer mediometraje, Rey Lávra, al que seguiría en 1953, el excelente largo de dibujos, “El tesoro de la isla de los pájaros”. En 1955 hace una también una película innovadora en la animación de la época, Viaje a la prehistoria”, en el que por primera vez combinaba actores, efectos especiales, y daba vida a varios muñecos de dinosaurios, moviéndolos él. La película tuvo un gran éxito.

Tres años más tarde, en 1958, hizo una de sus obras más destacadas, La invención diabólica” -que inaugura nuestro ciclo-, basada en la novela de Julio Verne, “Ante la Bandera” (1896).

Su siguiente película es de 1961, “Baron Prášil”, también de género fantástico y basada en la novela del poeta, teólogo y filósofo germano, Göttfried Bürger, Las aventuras del barón de Munchhausen, para la que nuevamente utilizó decorados pintados que recuerdan a las ilustraciones de Gustave Doré, decorados de ensueño por los que deambulaban actores reales.  Será la segunda película que del ciclo, filme de gran originalidad y belleza cinematográfica.

En 1966, Zeman volvería a adaptar a Verne en su largometraje, “El dirigible robado (en tercer lugar del ciclo), también con unos escenarios y animaciones realmente sorprendentes. Le adaptó de nuevo en su película, “En el cometa”, de 1970. Durante esta década, Zeman rodó varias cintas de tema fantástico en las que recuperó la animación tradicional con dibujos, caso de “Los cuentos de las mil y una noches” (cortos con Simbad el Marino de protagonista), o, Krabat, (El aprendiz de brujo), de 1975, y que cierra el ciclo dedicado a su obra, en cuarto lugar.

Todavía en 1980 hizo, Hansel y Gretel, de los Hermanos Grimm, un filme de gran belleza, pero ya no había más espacio en este ciclo para verla; quizá en uno próximo.

Sobre la primera película del ciclo, “La Invención Diabólica, reseñar que Zeman basó sus decorados y recreaciones visuales, entre otros, en las obras del dibujante francés del XIX, León Bennet, autor de muchas ilustraciones de las obras de Verne. Él las tomó como referencia para la recreación estética de su película, con dibujos a gran tamaño que recreaban el espíritu este dibujante. Usaba numerosas veces las trucas, sobreimpresiones, collages, escenarios que imitan a grabados, o esgrafiados, además de los referidos aparatos o cachivaches mecánicos. También se percibe en el filme la influencia de los pioneros de las marionetas checas y que conoció muy bien en su juventud; al caso de esta película, en diversas escenas los personajes parecen marionetas colocadas en un plano, objetos de poco radio de movimientos, y que forman parte del grabado y de ese mundo imaginario homogéneo. La mezcla de técnicas resulta sorprendente, como si la novela del escritor de Nantes cobrase vida. Él además interviene en el guión de la película, junto a varios guionistas.

“La Invención Diabólica” algunos la consideran una metáfora de la utilización de la energía nuclear (o un preludio de la bomba atómica, estamos en 1958, en plena Guerra Fría…), y una crítica a cómo el ser humano utiliza la ciencia y la tecnología para fines destructivos…

Concluyendo, Zeman rodó en total alrededor de una veintena de cortos, un mediometraje, y once largometrajes, aunque, lamentablemente nunca recibió los galardones y el reconocimiento que quizá mereció. Y, aunque sus películas están dirigidas principalmente al público infantil, su ingenio artístico e imaginario creador ha sido elogiado por espectadores de todas las edades. Por su prodigiosa inventiva, él y su obra se han comparado con otros de los grandes innovadores del cine, Georges Méliès, de quien a Zeman impactó especialmente, “Viaje a la Luna”, de 1902 (a quien admiró toda su vida).

Zeman murió en Praga, el 5 de abril de 1989, poco antes de la revolución de Terciopelo, encabezada por Vaclav Havel. Y, al igual que su admirado Melies, Zeman se fue, siendo casi un anónimo para el gran público, dejando un universo de fantasía e imaginación únicos en el cine del siglo XX. Fue prioritariamente un artesano, que hacía el cine con sus manos, con sus manos en los lápices, o con las manos en los muñecos, en sus decorados, en sus artilugios mecánicos. Antes del rodaje ya estaba dando vida al muñeco en su mente, a los escenarios, a sus dibujos, a todo lo que compondría la película. Zeman confería vida a todos esos elementos en su imaginación, y primero hacía la película en su mente, para, finalmente materializarla. Fue un creador real, y no uno ficticio, mitológico.

Sus universos fílmicos, inéditos entonces, posiblemente pervivan para siempre. En Praga hay un estupendo museo dedicado a su persona y obra. Su web es una excelente antesala, https://karelzemanmuseum.org/ ). Al igual que Méliès, Zeman quizá fuera un niño grande, que se hizo mayor contra pronóstico suyo… Los grados de genio están muchas veces en proporción directa al grado de infancia que mantiene el ser con el paso de los años… (y que es diferente a infantilismo).

Decía BAUDELAIRE, que el genio consiste en reencontrar voluntariamente la infancia…

Zeman quizá nunca salió de ella, y se fue, como Saramago, de la mano del niño que fue un día y nunca dejó de ser, yéndose con toda su fantasía e ilusiones intactas.

Que sirva este ciclo de recuperación y homenaje a su gran obra, y a su espíritu.

Os esperamos.

JUAN RAMÓN MENÉNDEZ JIMÉNEZ

Realizador, y Director de Los Films de Praga

https://losfilmsdepraga.com

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