12 AM | 19 Nov

Historia de la meva mort, proceso de creación

Proceso de creación de “Història de la meva mort” (Historia de mi muerte, 2013) de Albert Serra

 
Història de la meva mort” es la última película del controvertido director de Banyoles Albert Serra. Un director que cada vez que abre la boca sorprende por su naturalidad, espontaneidad y sobre todo por no tener pelos en la lengua a la hora de decir cantidades de opiniones personales que rompen los moldes de lo habitual. Y es esta controversia que le ha llevado a “crearse” un personaje público, en el que artistas vanguardistas como Dalí y Andy Warhol son -seguro- sus referentes, y de esta manera muy a menudo el personaje se acaba confundiendo con la ficción. Pero lejos de ser pura parafernalia para llamar la atención del público el perfil de artista vanguardista está presente, y también el talento, prueba de ello es que la prestigiosa revista Cahiers du Cinemasitúa Albert Serra entre los mejores 8 directores del momento, así que poca broma. Y poca broma también con lo que acaba de hacer con su última película “Història de la meva mort” (Historia de mi muerte), ya que más allá de Venecia, Cannes o Berlín, también hay Locarno, y acaba de ganar el premio a mejor película del Festival.
En plena gira presentando la película Albert Serra tuvo tiempo para protagonizar una interesante conferencia que se hizo en la Facultad de Letras de la UDG. En ella el director gerundense habló del proceso de creación de “Història de la meva mort”, de su cine, anécdotas y finalmente entabló un coloquio de preguntas con los asistentes. Inicialmente ya advirtió que su cine consiste en “mostrar una cinefilia atenta a descubrir lo que pueden ser aventuras personales dentro del cine contemporáneo“. A partir de esta ambición personal en su carrera, explicó que la película fue rodada en Rumanía y que hablaba sobre el conde Drácula .
Si observamos su filmografía encontramos la que es sin duda la película que más eco ha tenido: “Honor de Cavallería“, un atrevimiento por parte del director a plantear un filme sobre El Quijote que descodifica el libro, al centrarse a explicar lo que no está escrito en la obra de Miguel de Cervantes, lo que hay entre los capítulos. Un planteamiento muy parecido al que Albert Serra ha hecho con “Història de la meva mort“, pero esta vez alejándose de la novela caballeresca para centrarse en la literatura fantástica y de terror como es con el Drácula de Bram Stoker. Según ha explicado todo comenzó cuando un productor de Rumanía le propuso hacer algo parecido a “Honor de Caballería” pero adaptando el Drácula de Bram Stoker, y Albert Serra no tuvo pelos en la lengua a reconocerle que a él no le interesa en absoluto la historia de Drácula, que “lo encuentro tonto, infantil, y nunca he visto ninguna película de género fantástico“. Pero fueron pasando los días y la idea fue creciendo en él, hasta el punto que logró visualizar la película en su mente, mezclándola con algún elemento más cercano a su imaginario. Para él el cine contemporáneo es la aproximación personal a las cosas, y por lo tanto consideró que no debía ser ningún impedimento el hecho de que no le interesara en absoluto el género fantástico, y es por eso que comenzó a imaginar a partir de su anterior obra “Honor de Caballería” una historia planteada lejos del humanismo pero haciendo una aproximación más natural a la obra de Bram Stoker, y como no le interesaba el tema de los vampiros precisamente por eso se tiró a hacerla. “Si consistiera en adaptar algo sin más sería muy aburrido porque tienes demasiada información, demasiadas ataduras“, reconoció en la conferencia, y es por eso que quiso mezclar el personaje de Giacomo Casanova. Por tanto, “Història de la meva mort” parte (al igual que en “Honor de caballería” con Don Quijote y Sancho) también de dos personajes conocidos: Drácula y Casanova, ofreciendo un argumento a medio camino entre la historia y el mito, pero obviando cualquier fidelidad literaria y biográfica para elaborar un imaginario reencuentro entre el aventurero veneciano y el conde rumano, un recorrido desde la luz del s . XVIII hasta las tinieblas del s . XIX. El resultado es una película que, según explicó, “trata sobre el deseo y el placer, relacionados con las épocas que representan cada uno de los personajes. El espectador se preguntará “¿qué será más intenso, el placer mundano del siglo XVIII o el más oscuro y violento que encarna el mito gótico?”“.
La mezcla entre uno y otro personaje cuaja bien si partimos de la base que el tema noche, placer y deseo, lo comparten. Por lo tanto la voluntad del director catalán era la de mezclar un personaje de ficción con uno de real, y de esta manera la película ya incorpora este punto fantástico que el productor rumano le pedía. Era ésta la idea que le gustaba, y aunque las películas anteriores del director tienen un punto salvaje, orgánico, más cercano a la realidad, ahora se ha animado a hacer algo más fantástico. De todos modos Albert Serra siempre ha creído y reconocido que quien hace “fantástico” es un idiota, ya que “lo puede hacer cualquiera, es muy fácil“, y lo que considera que es verdaderamente difícil es la dirección de actores. Y es aquí la clave de la película según él .
Una vez imaginada, Albert Serra pasó a plantear la película. En la conferencia reconoció que aunque nunca le ha gustado el género fantástico la fantasía tiene un valor estético (una segunda mirada que se le hace sobre algo), y esto lo obligó a diseñar una historia fantástica sobre el personaje de Casanovas, a construir algo que tenga la verosimilitud de lo real pero que el espectador tenga la sensación de que la lógica falla. Este era uno de los principales retos de Albert en la película. Dice “tiene una estructura convencional que permite deducir fácilmente la trama, con Drácula raptando gente, el tema de la perversión, etc., Pero también con una chica, y con ella se va construyendo la historia extendiéndose también la parte más metafísica, los dos mundos: primero el mundo de la ligereza del siglo XVIII, de la sensualidad, la comunicación, el racionalismo, el diálogo,… y poco a poco se va transformando hacia otro mundo, el del romanticismo del s. XIX, que es más oscuro, violento, no tan sensual y más sexual, un mundo en que ya no hay las palabras de Casanovas y en cambio hay gritos de Drácula, gritos de victoria inquietante de transformación del mundo. Es como una mezcla de varias películas, las de los dos mundos, también de reminiscencias a otras películas pasadas,… es como si vieras la película y no supieras exactamente qué estás viendo, qué tienes que ver, qué percibir: es absurdo, grotesco,… ahora parece que sigues la película, ahora no, también la amenaza latente, el toque psicológico y metafísico, e incluso visiones de la vida. Por lo tanto es como si transmitiera una sensación de confusión, como una acumulación de capas, de sedimentos que reivindican su participación, y esta es una de las claves de la película ( … ). El cine contemporáneo quiere ser sincero“.
Después de hablar sobre “Història de la meva mort”, el director catalán empezó a desnudar su personaje y a repartir collejas sin cortarse un pelo. Primero empezó por el cine digital que, aunque tiene sus virtudes técnicas, él considera estéril artísticamente. También criticó las escuelas de cine (algo que comparto totalmente), argumentando que los artistas no se forman, como por ejemplo Dalí o Picasso, ya que dice que esto es un trabajo personal, se debe tener un talento innato y aprender con la experiencia “uno debe ser su propio maestro, porqué un profesor no tiene que decirte lo que tienes que hacer , ya que sino harás lo que te dice“, argumentaba con mucha lógica. A Albert Serra se ve que sólo le ha influenciado artísticamente la crítica de cine, ni siquiera otros cineastas, ya que con la crítica le ha permitido estar más alerta de ciertos aspectos de su oficio. Y ya sólo le quedaba por criticar lo que le irrita más del mundo: los actores profesionales. Los desprecia rotundamente y es por eso que trabaja con actores amateurs, ya que así evita influencias performáticas.
Lo que hace particular su cine es que nada de lo que pasa en la película antes no ha existido nunca, nunca ha sido pensado ni por el propio Albert, ni por ningún otro, es como si estuviera naciendo algo en ese momento que el espectador puede ver. Por él, todo lo de la performance con las capas que comentaba, si se hace de otra manera que no sea la suya al final es muy posible que acabe creando incoherencias argumentales, como ocurre con el cine de David Lynch (presumió…). “En mi cine no están“, concluyó el “personaje” de Albert Serra. Sin embargo (y aprovechando que ha mencionado David Lynch), me hace pensar en que ambos directores son gente que tienen una idea sobre el cine bastante parecida pese a trabajar diferente, y que tienen un “personaje” público. A caso no es hacer “el personaje ” que David Lynch diga que “nunca nadie ha descifrado el significado real de “Cabeza borradora” aunque algunos se han acercado” ? O ““Mulholand Drive” se puede entender en sus primeros 10 minutos“… para mí eso son estrictamente tácticas comerciales de uno y otro director.
Como comentaba también, para Albert Serra el trabajo de actores es lo que verdaderamente da importancia y calidad a una película. Prueba de ello es su peculiar estilo a la dirección, que emula las técnicas de antes de los años 70 cuando los directores nunca utilizaron los monitores para revisar las escenas que habían rodado. “Ningún gran director vio ninguna imagen antes de finalizar el rodaje, y ahora es imprescindible? El hecho de desenquadrar es un absurdo, lo que es importante es lo que hay delante de la cámara“, decía Serra. Además propone al espectador que imagine a dos tipos de directores: los que filman con la cámara y los que filman con el monitor, y para él lo más importante es lo que hay delante de la cámara, y por ello Alber Serra nunca mira las imágenes que ha grabado porque (en sus palabras) “no me interesa“. Y así el resultado final después del rodaje de “Història de la meva mort” es de nada menos que un total de 440 horas de material grabado, una verdadera pesadilla por el montador, que en este caso también es Albert Serra . Fueron hasta 1 año y medio de trabajo de montaje, teniendo una combinatoria de diálogos enormes que terminó uniendo cuando su cerebro bordeaba el límite de saturación mental. Según explica “El diálogo que se ve en la película no ha existido en la realidad, más allá de lo que originalmente fue más o menos improvisado, ya que busqué el diálogo a través de la composición del plano y la escena intentando que tuviera una cierta coherencia lo que decían los actores,… pero el montaje al final sale algo que no ha existido nunca (…) y si lo hubiera hecho de la manera tradicional el resultado sería pésimo, ya que es de no tener ni puta idea“. Dicho en otras palabras, Albert ha encontrado la combinatoria ideal a la hora de bordar los diálogos de las frases, posiblemente rodadas horas después, y por tanto son diálogos que nunca han sido planificados anteriormente, nunca han existido. Basta contrastar las 440 horas grabadas con las 2h y 30 minutos del resultado final de la película. Una película que describe el mundo de Drácula, el mundo de la corrupción a través del placer bajo la mirada de alguien tan y tan único como Albert Serra, alguien peculiar pero que invita a plantear al oyente muchísimas cosas .
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