12 PM | 12 Jun

FRANCIA, SIN “COMUNIDAD REFLEXIVA”

¿Es Sarkozy el nuevo abanderado de los conservadores sin complejos?

José Antonio García Regueiro

Presidente de Arco Europeo Progresista

¿Es Sarkozy el nuevo abanderado de los conservadores sin complejos?; resulta interesante recordar aquí lo que nos dice el psicoanalista Alfonso Gómez Prieto en  “Neocapitalismo y psicoanálisis. ¿es posible la revolución?”:  “… ciertos líderes ponen el énfasis en la “misión” y “espíritu de sacrificio” que ellos abanderan. Simplifican las cosas, y cierran toda posibilidad dialéctica al precio de ver las cosas sólo en blanco o negro. Su discurso, por otro lado, me parece muy peligroso, pues actúa sobre los componentes más elementales de la psicología humana, como es la visceralidad agresiva  no constructiva, despertando una solidaridad en ciertas masas populares por el supuesto “bien común”. No nos confundamos: Es un simulacro  teatral del discurso del Amo y la máscara del discurso ideológico totalitario…”.

En este sentido, cabe observar lo que afirmaba Olivier Besancenot, de la Liga Comunista Revolucionaria francesa (LCR), tras la primera vuelta de las elecciones presidenciales en su país, que con el 4,3 % encabezó a la izquierda radical; llamó a derrotar a la derecha en la segunda vuelta y a reforzar la unidad de la izquierda anticapitalista, manifestando que Nicolás Sarkozy, durante los cinco últimos años,  había llevado a cabo una política de demolición sistemática de las conquistas sociales, por lo que aplicaría a la sociedad francesa el tratamiento de choque que preconiza la gran patronal, es decir, mayores desigualdades, peores injusticias y menos libertades; indicaba, además, que Sarkozy había desarrollado una campaña extremadamente reaccionaria, cazando en territorio del Frente Nacional.

Pero, ¿dónde está la izquierda francesa mayoritaria, la que debió votar a Royal?. En las últimas décadas en Francia, y en otros países de Europa, ha ido calando un mensaje insolidario, racista, de miedo al extraño; precisamente sectores político-económicos que se han beneficiado de estas personas “ilegales” en sus negocios han conseguido echar la culpa de todo ello a la izquierda, obteniendo importantes réditos electorales para las formaciones de derecha; la izquierda no ha sabido reaccionar, ha perdido la confianza en sí misma asumiendo una culpabilidad que no la corresponde, anulando así su propio discurso político y social; la culpable de esta negativa política de exclusión social, es decir, la derecha, moviéndose sin complejos, arrincona a la izquierda.

Ahora son menos los ciudadanos “de presencia”, comprometidos, que aplauden el planteamiento socialista aceptando sus fundamentos doctrinales, pasando a la acción, militando, y, por supuesto, votando; he aquí un flanco que no cubre debidamente la izquierda, esto es la tendencia de su electorado a abstenerse en cuanto encuentra alguna cuestión con la que no comulga. Por el contrario, la derecha vota disciplinadamente en defensa de sus intereses, marcando la defensa de éstos frente al proceso distributivo uniforme que plantea la izquierda; la derecha francesa no asume la extensión del Estado del bienestar, que es el Estado de Derecho, sobre todo en educación y sanidad, a todos los colectivos.

La comunidad reflexiva y solidaria se aprende espontáneamente si el ambiente cultural es el propicio modulando las conductas, dando un trenzado de la vida enriquecedor, alumbrando un modelo de comunicación que funcione y haga reconocerse al individuo en libertad, en la madurez, en la confianza en sí mismo, confianza en sí que es esencial pues se sitúa en la entrada del “inviniendo” o descubrimiento personal como ciudadano, sin el cual el “addiscendo” o aprendizaje vendría a ser incompleto e insatisfactorio. Las consideraciones del psicoanalista Gómez Prieto nos parecen muy acertadas pues contraponen el concepto de “masas populares” al de ciudadano.

¿Ciertos sectores de la derecha francesa buscan una nueva modalidad del Estado ético-nacional o Estado comunidad, caracterizado por su omnipotencia, falta de control y la exclusión insolidaria?. Contra este Estado totalitario el mejor antídoto es, precisamente, el ciudadano comprometido con los significados, los valores y las actitudes de la democracia solidaria, no excluyente; y para que exista este ciudadano, se hace necesaria una “comunidad reflexiva”. Esa comunidad reflexiva es lo que llamamos izquierda.

Ser ciudadano exige un espíritu de conciencia de los derechos que son propios, lo que implica un esquema equilibrado entre el concepto de persona y la dimensión social de sus interrelaciones. De esta forma no se deja el campo libre al capitalismo, adquiriendo las doctrinas sociales un lado de lucha  y otro de consolidación del sistema democrático. El hombre de izquierdas debe reconocerse como solidario e internacionalista, con un mensaje que entienda al ciudadano no sólo como el nacional o perteneciente a un Estado; es definir la ciudadanía sin incidencia de factores exclusógenos de determinados colectivos como el de los inmigrantes. Cuando no se admite al diferente se destruye inmediatamente la tolerancia, apareciendo lo que acertadamente llama Gómez Prieto “ritual ideológico fascista”, que actúa según este psicoanalista “sobre los componentes más elementales de la psicología humana, como es la visceralidad agresiva  no constructiva”.

Confiemos en que Sarkozy se aleje de ese “ritual” , que la sociedad francesa aparte los espejismos que la confunden y consiga constituirse en “comunidad reflexiva”.

José Antonio García Regueiro

Presidente de Arco Europeo Progresista

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