07 PM | 12 Abr

EL DECÁLOGO DE KIESLOVSKI (EUGENIO)

 

 

 

Lo que me fascina de los mandamientos es que todos estamos de acuerdo en el hecho que son justos, pero al mismo tiempo los violamos todos los días”.  Kieslowski 

En esta aparente aporía radica todo lo que se puede decir globalmente de los mandamientos de la Ley de Dios y de las 10 películas de Kieslowski. Es decir, no todos estaríamos de acuerdo en que, no de manera abstracta, sino concreta, cada uno de los mandamientos tiene su necesidad de cumplimiento, son justos. Por esa razón, en lo concreto, los violamos todos los días, en función de la vida experiencial de cada uno, en su relación con el mundo y con los otros, y de su perspectiva axiológica. Los cumplimos o no, además, de una manera relativa y circunstancial. También los creyentes, o incluso éstos con mayor motivo, viven esa contradicción o si preferís esa aporía.

 En un plano abstracto, justo donde seria más fácil su cumplimiento, devienen tautológicos. Son peticiones de principio. Por eso los 10 films de Kieslowski muestran esa ausencia de conexión con la LEY, esa autonomía,  y al mismo tiempo, hace esfuerzos por relacionarlos con ella, y así nos lo presenta, con escaso éxito, en mi opinión, la mayoría de las veces.

 La vida transcurre en sus determinaciones y exigencias, y en la libertad, que él nos va mostrando como experiencias singulares en que, ni siquiera para un creyente, sería necesario relacionarlas con un mandato divino que fuera claro y diáfano, es decir afirmativo y contextual. Porque, ya sabemos, están redactados con un imperativo NEGATIVO. Eso lo relaciona con el PODER  de dominar y controlar, algo específicamente humano y de la tierra

. Seguramente, alguien muy oportuno, y confundiendo los planos, podría responder que sin ese Decálogo todo estaría permitido. El célebre dictum de Dostoievski “si Dios no existe, todo está permitido y si  todo está permitido la vida es imposible”  le vendría como anillo al dedo, para intentar confundirnos y hacer depender las leyes humanas de las divinas, que es el mundo que hemos aprehendido y realizado, con distintas gradaciones e intensidades y en distintas épocas históricas.

 La política de los hombres y para los hombres siempre ha sido, hasta no hace mucho, de alguna manera, teología política. Incluso los conceptos de filosofía política moderna, soberanía, libertad, propiedad…, tienen una impronta teológica que ha transcurrido a lo largo de los siglos y que una tarea del pensamiento, deconstructiva, con Derrida, para unos, y arqueológica, con Foucault, para otros, debería poder rastrear. Y no sólo la política y el derecho. También el psicoanálisis y la economía. ¡Y qué decir del lenguaje!

 No obstante, de una manera creciente y en mi opinión poco reversible, la política es cada vez más biopolítica, como bien los ilustró Foucault, política de y para la vida, con todo lo que esto de definitivo implica. Ahora nos jugamos más, incluyendo su reverso tanatopolítico, que nos ilustró el nazismo.

 Como aún andamos a vueltas con la teología, el gobierno y la administración de los hombres ha sido cosa de Dios, se podría decir, o reduciendo la hipérbole, se ha llevado a cabo con esa impronta. Por eso al dictum de Dostoievski siempre le cabe su prueba del nueve, el dictum opuesto: “Si Dios existe, todo está permitido”, que permite visualizar mejor lo que ha venido ocurriendo en el entramado judeocristiano y ahora el musulmán, ya que oficialmente Dios existe para todo gobierno y Estado, incluso podría ser su heredero, también para los modernos, y para toda filosofía desde Platón hasta Hegel. Todo ha sido permitido bajo su coartada, viene a decir este otro. Quedaría un tercero, un siglo después de Dostoievski, “Dios ha muerto… nada está permitido” de Lacan. ¿Nuevas perspectivas?.

 No hace falta recurrir a episodios de violencia que la historia nos ha dejado, y su relación con el 4º mandamiento del Decálogo, por hablar de uno de ellos, el siglo XX por ejemplo, o el más reciente del imperio americano en Irak, que todos oímos y supimos se realizaba en nombre del Dios cristiano, o la venganza de Bin Laden y la yihad islámica, también en nombre del mismo Dios, de otra religión.

 Esta introducción puede servir para leer o, en este caso, ver, quizás de otra manera, porqué la vida que evidencian las 10 historias de Kieslowski transcurren con independencia de la Ley de Dios y sólo una visión hipostasiada, teísta o no, las puede relacionar.

 En este sentido,  ¿será posible pensar una vida que no requiera el recurso a la trascendencia para poder justificarse, afirmarse en si misma, legitimarse, en el común de los vivientes? El filosofema  nietzschiano, de la “muerte de Dios” permitiría tematizarlo todavía hoy, con la ayuda de los “otros” del pensamiento.  Y también, incorporando el de Walter Benjamin, el capitalismo como la religión cultual más grande y universal que ha existido nunca.

 Podemos entrar una a una en cada historia de Kieslovski, ya desprovistos de mandato divino, con la ayuda de los resúmenes de Lupo, y viéndolas por separado, porque el atracón que nos dimos cuesta digerirlo y las imágenes trasmutan en el cerebro, en un intento de perderse para siempre. O quizás alguien prefiera empezar por el debate que plantea este excurso. 

Eugenio  

 

Compártelo:

Escribenos un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *