01 AM | 04 Oct

TODAS LAS MAÑANAS DEL MUNDO

El jueves día 10 vamos a tener el  magnífico ejemplo de hasta qué punto puede servir el cine como espacio único de encuentro entre las artes, esta película va mucho más allá del relato del que se sirve y del contexto histórico en que se enmarca.
Construida a partir de escasos diálogos, una reflexiva y evocadora voz en off -pues toda la historia no es sino una rememoración del pasado- y los pensamientos de sus principales protagonistas, la película trata de capturar la esencia de la experiencia artística durante el barroco francés, contraponiendo con tal fin las divergentes actitudes de dos músicos, que encarnan a su vez las dos caras de la época; así, por un lado encontramos al artista ascético, misántropo, que crea a partir de si mismo y para si mismo (Sainte Colombe), y por el otro al artista de éxito, que busca el reconocimiento y la popularidad (Marais). Más allá de esto, lo que hace verdaderamente valioso el filme es que esa contraposición, y las reflexiones a las que da lugar, son perfectamente universales, aplicables a cualquier otra época, manifestación artística o personas. También hoy podrían plantearse las mismas cuestiones que inquietan a los personajes de la película, y qué mejor medio que el cine para ejemplificarlo, toda vez que en esta moderna manifestación artística ése es un debate ya tradicional, aunque no necesariamente resuelto (tal vez porque no es necesario hallarle solución).

La película se basa en un libro de Pascal Quinard.En la primavera de 1650, Monsieur de Sainte Colombe pierde a su mujer y queda al cuidado de sus dos hijas pequeñas. Para aumentar sus ingresos, decide dar lecciones de viola de gamba.Sainte Colombe vive aislado, encerrado en una cabaña donde se sumerge en la música para olvidar la muerte de su esposa, y perfecciona sin cesar su instrumento hasta convertirse en el gran maestro de su tiempo. Ni las repetidas solicitudes de Luis XIV invitándolo a tocar en Versalles rompen su retiro.Un día, el joven Marin Marais le pide que le acepte como alumno. Sainte Colombe valora su técnica y le da clases, le hace escuchar el sonido del viento, le habla de la relación entre la música y el silencio. Hasta que descubre que Marais ha tocado delante del rey. Furioso, Sainte Colombe rompe el instrumento de su alumno y le expulsa de su casa. Es así como se enfrentan dos maneras de entender el arte: el músico que busca la gloria al calor de los favores públicos y el que concibe la música como un sacerdocio, como un retiro necesario y doloroso para alcanzar la creación de la más pura obra de arte.Marin Marais fue el viola de gamba predilecto de Luis XIV y uno de los personajes más representativos del Grand Siècle. De Sainte Colombe se desconoce incluso el nombre de pila y las fechas de su nacimiento y de su muerte, y no publicó nada en vida. Olvidado durante dos siglos, no fue hasta 1973 cuando se descubrió un cuaderno que contenía 42 conciertos suyos.


La realización de la película se erige en un verdadero diálogo entre las artes; la literatura, que se manifiesta en los poéticos pensamientos de los personajes, y en el hecho no menor de ser el filme una adaptación; la música, cómo no, que es el medio del que se sirve para reflexionar sobre la experiencia artística, y que cuenta aquí con el saber hacer de Jordi Savall; y la pintura, pues la composición de los planos y la fotografía evocan a los grandes pintores del barroco, especialmente a Georges De La Tour, al que creo reconocer en todos los planos tenebristas rodados en interiores a la escasa luz de las velas. Otro momento puramente pictórico es el del bodegón, y la secuencia rodada en la casa del pintor, una auténtica sucesión de cuadros (o planos fijos). Nada que objetar al perfecto vestuario y a la no menos meritoria dirección artística, y de los intérpretes cabe valorar que su trabajo se basa sobre todo en los gestos y en la emoción que expresan sus rostros, sobre todo en la secuencia en que los dos músicos tocan juntos, verdaderamente hermosa.
Pero tal vez lo más relevante de todo es concluir que sólo el cine puede reportarnos una experiencia así, una “Summa artis”, que espero que el próximo jueves nos ocupe y preocupe para todas las mañanas de nuestro mundo.

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2 comentarios

  • Colectivo Rousseau

    Por favor, me incluís en la distribución de vuestra programación, me encanta la cultura y el cine. Muchas gracias.

    ↶Reply6 octubre, 202414:40
    • Colectivo Rousseau

      Ya te hemos incluido, un saludo

      ↶Reply7 octubre, 202400:18