07 PM | 20 Sep

EL BLOG DE FELIX-OPENING NIGHT

 

Este año, además de pasar una tarde de cine, vamos a intentar abrir un hilo de comentarios a partir de la película que veamos. Como dice la actriz, que mas veces a representado a Shakespeare, Judi Dench, tendré que ser amable, curioso y travieso.

La película del pasado jueves la programamos para hacer un pequeño homenaje a la actriz Gena Rowlands que falleció en el mes de agosto, con muchas nominaciones a los Oscar y a los globos de oro y que seguro la recordáis por la interpretación junto con Kirk Douglas en “Los valientes andan solos”. Al haber estado casada con John Cassavettes, hasta la muerte de este, teníamos fácil programar las dos primeras películas de la temporada. Cassavettes, uno de los grandes del cine decía del cine que “es una investigación sobre nuestras vidas. Sobre lo que somos. Sobre nuestras responsabilidades -si las hay-. Sobre lo que estamos buscando. ¿Por qué querría yo hacer una película sobre algo que ya conozco y entiendo?”

Desmontando lo que decían de él cuando le calificaban de hacer un cine intelectual se manifestaba de la siguiente forma: “No soy un intelectual, mi film preferido es “Ángeles con cara sucia”. Recuerdo haberlo visto cuando era chico: he llorado. Era un gran film, muy enigmático. Cagney era condenado a la silla eléctrica y no se sabía si era un cobarde o un héroe. Tener una filosofía es saber amar, saber qué hacer con su amor, y conocer la importancia de las amistades y de la permanencia. Todos los films que nosotros hemos hecho han sido, en cierta medida, la búsqueda de una especie de filosofía al uso de los personajes del film. Es por eso que tengo verdadera necesidad de que los personajes analicen al amor, lo discutan, lo asesinen, lo destruyan, se hagan daño, lleven una guerra a fondo, en esta polémica de palabras y esta polémica de films que es la vida. Del resto, me importa un bledo. ¡Todo lo que me interesa es el amor! La falta de amor. El fin del amor. Y el dolor que causa la pérdida de las cosas que nos elevan y de las que tenemos realmente necesidad.

A mí me gusta Cassavettes, entre otras cosas, porque basa su estilo en la dirección de actores. La prioridad de su cámara es capturar hasta el más mínimo detalle de sus interpretaciones supeditando el resto de elementos de la puesta en escena a esa necesidad. Cuando quería dejarles espacio, se mantenía en planos generales que alargaba con libertad para darles tiempo a que se expresaran. En cambio, cuando quería profundizar en el interior de uno de los actores, la cámara se aproximaba en primeros planos tan cerrados que a veces llegaban a desenfocarse.

Desde su misma concepción, Noche de Estreno (1977) lo tenía todo para ser su película definitiva. Era una reflexión sobre la madurez ambientada en el mundo del teatro donde Rowlands encarnaba a una prestigiosa actriz, Myrtle Gordon, que protagoniza una obra sobre una mujer que ha de enfrentarse al hecho de que estaba envejeciendo. Cuando tras una función la actriz presencia el atropello de una joven admiradora, entrará en crisis, incapaz de afrontar la obra y su propio envejecimiento.

Pero curiosamente cuando el primer montaje de la película fue recibido favorablemente, Cassavettes, contra todo pronóstico, se lo tomó mal. ¿A qué otro director le habría molestado algo así y más cuando había puesto en juego su propio dinero en dicha producción? Lo que tanto le preocupaba al inquieto cineasta es que le había quedado una “gran” película, el típico film de calidad que lo tenía todo para agradar a los críticos y los cinéfilos, que le reportaría palmaditas en la espalda por haber hecho una película tan sensible y profunda. Cassavetes, el cineasta que filmaba al margen de la industria con el poco dinero que podía recaudar con un equipo formado por amigos, se había asentado, había madurado.

Todo ello se le antojaba insoportable y su faceta inconformista de enfant terrible le llevó a remontarla para convertir Noche de Estreno en una película más difícil y, sí, más imperfecta. Además cambió el final por otro mucho más ambiguo para que el público no tuviera la satisfacción de un final feliz o dramático, sino la duda de cómo había acabado la historia. Esta nueva versión gustó menos y de hecho no pudo siquiera distribuirla en Estados Unidos, pero eso ya le dejó más tranquilo. El cine, para Cassavetes, no tenía que ser fácil. Y la perfección a menudo es reconfortante y tranquilizadora, mientras que el caos resulta inquietante y provoca sensaciones encontradas, eso es lo que quería provocar. Sacrificando la que podría haber sido su gran obra a nivel crítico y de público, Cassavetes se reafirmó a sí mismo, pero lo interesante es que el resultado final siguió siendo una película magistral… aunque siendo fiel a su estilo.

Noche de Estreno es en cierto modo un estudio a fondo de Gena Rowlands. No pretendo por ello desdeñar al resto de actores, también fantásticos (el propio Cassavetes, Ben Gazzara, los veteranos Paul Stewart y Joan Blondell) pero el caso es que Rowlands hace aquí una de las mejores interpretaciones que jamás he visto y el director, consciente de ello, nos ofrece numerosos primeros planos que captan hasta el más ligero matiz de su rostro y que de paso revelan la edad de la actriz, ya que es el gran tema de la película. Pocas veces un director supo filmar tan bien a una actriz como en este caso.

En la escena final de Noche de Estreno, el personaje de Rowlands comete el que sería el pecado más grande para cualquier actor al sabotear no sólo su obra sino su propia interpretación. Al final ella y el otro protagonista, encarnado por el propio Cassavetes, acaban improvisando, dejando atrás los diálogos de la obra y desbocándose por completo. Chillan, ríen, hacen bromas, se increpan el uno al otro. Cassavetes mantiene en todo momento la cámara en un plano general para no hacer de elemento intrusivo en el que es el momento más especial y auténtico de la película. No es una escena conmovedora ni tampoco abiertamente cómica, resulta extraña, en cierto modo patética, pero parece auténtica y sincera.

Por primera vez Myrtle se ha atrevido a ser realmente ella misma. Y aunque el final sea tan abierto, no cabe ninguna duda de que para Cassavetes ésa es la victoria al margen de que su carrera se haya salvado o no, del mismo modo que para él su prioridad era ser fiel a él mismo aunque eso implicara hundir la suya. Noche de Estreno es tanto por su contenido como por sus circunstancias de producción una loa a la autenticidad y ser uno mismo, porque según él es de ahí de donde emerge el verdadero arte.

Almodóvar se fijó en esta pelí de Cassavettes para hacer “Todo sobre mi madre”,  basada en la muerte de la hija de Manuela al cumplir 17 años y pedir un autógrafo de su actriz favorita, Hema Rojo.

Al final, para Antonio le pareció claustrofóbica, Alberto se mostró muy de Cassavettes, hubo a los que más de dos horas les cuesta, aunque estén en la tele cuatro horas viendo un partido de tenis.

Las mejores películas de Cassavetes no dejan la satisfacción “limpia” de haber visto una gran película (como era según parece Noche de Estreno en su montaje inicial) sino que uno le ve las aristas y les nota ciertos defectos. Algunas escenas se hacen demasiado largas y parece que se está concediendo demasiado tiempo a momentos muertos, y las ideas que hay en el guion van emergiendo de forma desordenada e incoherente. Tampoco existe el apoyo de un trabajo técnico impecable (aunque no es un director tan descuidado en ese aspecto como podría parecer, simplemente le da al film una forma que concuerde con su contenido), y por ello al final uno se enfrenta únicamente a las soberbias interpretaciones y los dilemas de sus personajes expuestos en carne viva.

Pretendemos abrir un hilo para hacer comentarios, tanto de esta como de las que vengan, y para profundizar a los más cafeteros hemos metido en descargas el trabajo EL METODO CASSAVETTES. Se acede pinchando en descargas y luego en cine.

(apuntes sacados del gabinete del Doctor Mabuse y del libro Cassavettes por Cassavettes)

 

 

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