02 AM | 25 Ene

SU JUEGO FAVORITO

Ciclo Howard Hawks
Alfonso Peláez (Colectivo Rousseau)
23 de enero de 2020
Su juego favorito. (Man’s favorite sport? 1964).
Se acabó. Hasta aquí hemos llegado. No hay más Hawks. Hemos visto cinco películas, más la de la última sesión. Y hemos dejado de ver unas treintaicinco. Algunas tan representativas como El sueño
eterno, Río Bravo, o Hatari. Quiero decir, que habrá que ponerse a pensar en un “ciclo Hawks, segunda parte”. O cuando menos en alguna entrega sorpresiva.
Es de agradecer sinceramente la presencia de los fieles que cada tarde de jueves recordaron que había cine en la Casa de Cultura y olvidaron lo que cuesta salir de casa en invierno. También la de los ocasionales que vinieron, tal vez por curiosidad. Espero que en cada ocasión todos salieran satisfechos.
La de cierre es una divertida comedia que Hawks rodó con sesenta y muchos años. Es su última película del género que más cultivo. Ambos datos, edad y cierre, podrían hacer pensar en una obra
mortecina y renqueante. Pues no. Está llena de dinamismo y energía. Vamos a contemplar a un Rock Hudson a la altura de Cary Grand. Torpe, pero sin perder jamás la elegancia. O a una Paula Prentiss
enredadora y genial.


Curiosamente, Howard Hawks, el gran creador de personajes profesionales que se entregan en cuerpo y alma a su oficio, y que por encima de todo conocen y hacen bien su trabajo, en este caso
centra la historia en un protagonista que aparentemente sabe más que nadie de pesca, (incluso escribe manuales), pero lo cierto es que no ha pescado en su vida. Más o menos como los críticos de cine, para entendernos. Salvo los de la nouvelle vague, claro. Bueno, pues ese es el planteamiento inicial de la
película. Luego, como casi siempre en este director, el argumento se diluye y fía todo a una puesta en escena que vaya resolviendo la sucesión de líos en los que se meten unos personajes a otros, o a sí mismos. Aquí, además, llena la pantalla de gags alocados, incluyendo osos que conducen ciclomotores. Y la concatenación de disparates será suficiente para dibujar los caracteres de los intervinientes, exprimir el lado más cómico de los actores y actrices, y tejer una relación amorosa contra pronóstico.
El estreno no fue un éxito. La crítica fue inmisericorde. Decía el NY Times: “La Universal,creyendo que la pesca y Rock Hudson pueden ser divertidos, parece haber perdido el barco que ayer se
hundió en su estreno”. Pero a mediados de los sesenta hacía varios años que los chicos de “Cahiers de Cinéma” habían decidido que Hawks era intocable. Godard, en concreto, yendo más lejos había llegado a afirmar que era el mayor artista americano, lo que significaba situarlo fuera del alcance de todo comentario crítico circunstancial, aunque viniera del New York Times. Ahora bien, independientemente de lo que digan los de Cahiers, lo que resulta indiscutible es la capacidad de un director, que había
hecho sus pinitos en el cine mudo, para adaptarse a una estética radicalmente distinta: la del pop art. La estética que a la sazón bombardeaba de color pantallas y lienzos a través de todo Occidente. Hawks deja clara esa capacidad de adaptación desde el primer instante de los títulos de crédito.
Yo había visto esta película un número par de veces. La primera me pareció genialmente divertida. Después, trivialmente divertida. Para cerrar podía haber elegido otra. Pero está claro que
siguiendo el criterio de una menos vista por cada imprescindible, Su juego favorito era la candidata
perfecta para terminar el ciclo.
En atención al numeroso grupo de personas que ha seguido las sesiones, parece deseable que no pase mucho tiempo sin poder disfrutar de nuevos títulos de Howard Hawks.

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