07 PM | 17 Ene

ESPACIOS ESCÉNICOS

MEDEA PASOLINIIr a una conferenci1911-edward-gordon-craig-HAMLETa en un pueblo cuyos objetivos culturales más preciados son las fiestas populares con capa puede resultar una extravagancia, y sin embargo, poder disfrutar de la compañía de unos amigos con las excelentes aportaciones de Sergio Santiago sobre la transposición  del teatro al cine no debería ser incompatible con San Antón. Pero me temo que desgraciadamente a algunos les gusta más andar diciendo en facebook que hay que utilizar el cine variedades, o que es un pueblo muerto para la juventud. Claro, sólo en la red, porque ya me diréis si un doctorando en filología hispánica y teatro que nos va a hablar de cine no es como para que alguno le prestara alguna atención. Seguiremos intentándolo, algún día tendremos suerte y hasta puede que nos acompañe el concejal de cultura.

Sergio Santiago nos habló del espacio, y nos puso una imagen del famoso montaje de Ewarg Gordon Craig de Hamlet en Moscú. El espacio como espectáculo, como “escenario espacial”, nos lo puso como analogía en el cine, con el  Medea de Pasolini, y es que efectivamente la contraposición a la tradicional puesta en escena en la que prevalecía el texto dramatúrgico, dio paso con Gordon a que el espacio funcione por sí mismo como fenómeno, siendo las distancias, direcciones y límites sus protagonistas. Nos contó que   Pasolini  escogió a la Calas además de por  haber sido la más célebre Medea en la ópera del mismo nombre compuesta por Cherubin por su situación amorosa en aquellos momentos. El cine necesita para sus existencia de espectadores, y el teatro no, como lo demostraba sor Marcela de Félix cuando interpretaba las obras en el convento con las propias monjas de clausura.

Y ya que hablamos de Pasolini, me tengo que ir a Roma y recordar mi encuentro con mis nietos. Viven cerca Trastévere, donde en unas de las calles (no recuerdo su nombre) hay una placa dedicada al célebre autor, cuyas películas se están vendiendo ahora junto con el periódico “La República”. Yo llevaba como libro para el avión “las cenizas de Gramsci”, libro de poemas muy apropiado para los 10.000 pies de altura.

En Roma estuve en un espectáculo de Claudia Gerini en el teatro Quirino (no pude reprimirme ir al teatro donde triunfaba Victorio Gasman), en una de las innumerables Iglesias que visité, estuve hablando con una paisana de Vic que me dio publicidad de la comunidad de Sant’Egido, movimiento laico que se dedican al rezo, casi igual de raro que lo del  “dret”, del que hablaré ya sin remedio el próximo 6 de febrero. El crucifico milagroso, San Bonifacio, San Alejo, Chiesa de Sant’Ignazio, colas en el Coliseum…. Y el Vaticano, donde nada más entrar los creyentes deben de perder la fe de forma inmediata. En el museo Palazzo Cipolla, una exposición del colectivo Cobra, los museos que salen en la peli la gran belleza, visita a la casa de Goethe, con programaciones en lengua tudesco…tengo que volver, me quedó el museo etrusco.

 

 

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