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01 AM | 10 Ene

ENTREVISTA AL DIRECTOR DE LUZ SILENCIOSA CARLOS REYGADAS



Paco Pulido Spelucín: ¿Por qué Luz Silenciosa?

 

Yo lo intuyo nada más. Pero me imagino porque hay mucha luz. Es una película que no tiene efectos de luz. No se usa la luz como un elemento narrativo sino que la luz realmente es esencial, está en todas partes, desbordando, es pura. No hay claroscuros, ni luces indirectas. Y como que siento que a través de la luz pasa mucha fuerza, mucha energía, pero siempre en silencio, es una energía que no arranca cosas, que no avasalla, que entra en silencio.

 

El título se lo puse desde que empecé a escribir la película, antes de empezar a escribir el guión, no sabía ni siquiera exactamente a dónde me iba a llevar, pero fue rector para mí.

 

César Guerra Linares: Quiero que hables brevemente sobre tu relación con esta comunidad que es menonita, cómo fue tu relación con ellos para concertar el tema de las filmaciones.

 

Pues como religión, llevan 400 años de ser muy cerrados. Viven aislados, en el campo, por lo tanto son ariscos. No tienen mucho contacto con el exterior, entonces fue difícil. Al principio, había quienes me veían llegar y pensaban que era un asaltante o que iba para venderles algo. Después les dije que quería filmar una película. Ellos tienen mucha aprensión contra la televisión y el cine. Ellos tienen prohibida la televisión, pero lo que llegan a ver, cuando hay alguna televisión por ahí, pues son películas de balazos o telenovelas y es bastante obvio que detesten todo eso. Para ellos el cine es sinónimo de eso y nada más, porque ellos no han visto otra cosa. Entonces tuve que explicarles lo que yo quería hacer, porque pues fundamentalmente la película iba a documentar, su cultura de alguna forma, por lo menos su forma de hablar en este tiempo, su vestimenta, sus casas. Cosas que desaparecerán además. Costumbres y cultura propiamente dichas. En Canadá por ejemplo, las nuevas generaciones hablan menos su dialecto, se quedan con el inglés, van mimetizando la cultura canadiense. En México, por el tema racial, finalmente perduran más. Pero también hay matrimonios mixtos y de pronto todo eso puede desaparecer, entonces mucha gente me rechazó, pero algunos fueron quedándose y son los que están.

 

C.G.L: Hablando sobre la luz y en referencia a Ordet, la luz del norte, la luz nórdica, ¿tuvo que ver?

 

En realidad como ellos son grupos germánicos, viven en campos y lugares muy abiertos y en el norte de México, pues es una latitud bastante norte y eso me hizo sentir ese ambiente nórdico, como el cine escandinavo. No quise hacer una película en clave escandinava, sino que para mí era natural hacerlo de esa forma. Los elementos externos, hacen que al final se perciba como si tuviera un estilo escandinavo, en realidad no creo que haya tal cosa en la película, simplemente hablan esa lengua, tienen esa raza y la película habla de amor y campesinos que hablan poco y naturalmente la película tiende y parecer tener la luz dentro de él.

 

P.P.S: Entonces, como decías, a ellos les prohíben la televisión y por eso es que se meten a la camioneta y observan la televisión dentro de ella y ven a Brel? Qué sentido tiene Brel en la película?

 

Lo de la televisión dentro de una camioneta, es porque a pesar que se prohíbe hay muchos de ellos que usan coches y todo y rompen las reglas o no las aceptan. Pero sí lo hacen muy a escondidas, entonces es clásico que tengan una televisión en un coche o en una salita en su casa que no es la sala de invitados sino un cuartito escondido.
Al margen de eso, van a ir a ver a Brel, porque hay un tipo que los lleva ver a Brel, porque seguramente le gusta Brel, no tiene ningún sentido. Es como en la vida real, si ahora bajas (sales) y ves afuera un tipo viendo a Brel. Dirás, que cosa más extraña y tu puedes preguntarle por qué le gusta Brel, pero de repente el coche arranca y se va y no le pudiste preguntar y ya está. O sea, yo podría decir más. A mí me gusta mucho Brel. Puedo decir además que se parece mucho en su energía a Johan. Aunque vienen de culturas absolutamente diferentes, pero son dos personas pasionales. Brel pudo explotar y Johan vive en un sitio que le ha permitido mucho menos. Probablemente si hubieran invertido los lugares de su nacimiento, hubieran sido al revés, por decirlo. Esa es la respuesta, digamos, para explicarlo pero la realidad es que las cosas en la vida pasan porque pasan y tu ya puedes analizarlas o no, pero están pasando de todas formas.

 

C.G.L: La gente de la comunidad ya vio la película, ha tenido interés en ver la película?

 

La han visto los tres actores principales solamente. Les ha gustado mucho. Además, cada quién según su nivel, puede ser un nivel de sofisticación, o valores personales o incluso gusto. Hacen la lectura de la película, según sus propios valores. Entonces ellos pueden hacer una lectura moralista. Yo no creo en el relativismo, como que cada quién puede ver lo que sea, si alguien dice que eso (la película) significa una tontería, pues no necesariamente. Pero sí entiendo que la película es objetiva y que ocurren una serie de cosas objetivas y las lecturas de todo lo que ocurre en la vida son personales. Ocurre en la vida ordinaria, ocurre lo mismo y tenemos opiniones diferentes. No solo de político, la gente de izquierda y derecha y el mundo es el mismo. Dentro de la objetividad hay una visión personal y yo creo en eso. Y entonces, ellos tienen una lectura moralista que dentro de su punto de vista es correcta, es decir, es aceptable, pero no es la mía. Y entiendo que desde su susceptibilidad y percepción del mundo hagan esa lectura.

 

P.P.S: ¿Eres una persona religiosa?, porque he sentido que hay un profundo respeto por la naturaleza y de reflejarla tal y como es.

 

No soy religioso en el sentido de seguir dogmáticamente alguna religión, pero sí percibo una fuerza o una lógica superior omnipresente, la cual no sé ni cómo se relaciona con la muerte o nada, acepto la descomposición eterna pues es lo que procede. Pero estoy convencido de que hay una lógica o un principio rector absoluto y creo que ahí hay un sentido de trascendencia. Y que hay tanta belleza y presencia en el mundo que nos rodea que no es que haya un creador, pero sí es probable que haya algo mucho más allá de nuestra comprensión. Me conformo con saber que hay algo más allá de la comprensión

 

y de aceptar que la naturaleza es una manifestación de esa belleza suprema. La naturaleza es algo que merece muchísimo respeto. Creo que de todas las corrientes o formas de militancias que hay en el mundo a mi me han parecido rechazables pero el ecologismo es la única que tiene algo de sensato hoy en día.

 

C.G.L: En las tres películas, la muerte está presente, sobre todo en Japón y en esta última son más sentidas, en Batalla en el cielo solamente fue el asesinato, pero no una muerte de ciclo vital. Para ti el tema de la muerte, lo tanático es importante, ¿como una especie de resorte?

 

No necesariamente como un resorte y ni siquiera como un vehículo. Creo que simplemente es parte de la reflexión esencial. Yo nunca pienso que hay que hacer una película sobre la muerte. Pero quiero contar una historia, que es el dilema de este hombre, de un amor dividido que puede ser algo muy doloroso y que en un momento dado, el sufrimiento y el dolor te acercan a la muerte. Aquí llega al grado tal que produce una muerte física, pero sí siento que encualquier reflexión sobre la vida, está presente la muerte.

 

C.G.L.: Claro es algo dual.

 

Y ni siquiera que sea dual, es algo como el sonido. El sonido solo existe porque hay silencio, digamos teóricamente. Entonces no puedes pensar en nada sin pensar en la muerte, en nada (hablando sobre) la cuestión esencial (vida).

 

P.P.S: ¿Qué piensas sobre la sexualidad? Siempre está presente en tus películas. Unas más explícitas que en otras. En Luz Silenciosa, se ve más reservado, quizás por lo mismo que ellos son reservados y por eso no has podido ser más explícito.

 

No, fíjate que en ésta, desde que planteé el tema sexual, lo sentí que debía ser así. Que no había ninguna razón por la cual tendría que enseñar algo más que eso. Aquí sí se trata de tener una relación sexual, de amor, y eso es lo que importa y por lo tanto es lo único que enseño. En las otras dos películas que hice, era muy importante enseñar cómo hacen el amor, porque había cosas que ocurrían al interior del sexo y entonces había que verlo. Por eso no me lo planteo en plan tabú como dicen algunos.Para mí, si hay necesidad lo enseño y si no, no. Yo nunca voy a enseñar a un tipo cómo mata a otro, por ejemplo si lo tortura. Para qué vas a enseñar eso si no vas a enseñar algo realmente profundo de los personajes.

 

Por ejemplo en Japón, cuando el hombre es vencido por la situación, empieza a llorar a la mitad del sexo, pues es a la mitad del sexo, lleva varios minutos en un sentimiento amoroso profundo y eso le está despertando y eso le está haciendo todo un eco al resto de la película y ahí cae, se derrumba y llora, pues es necesario enseñarlo. También enseñarlo en su desnudez, en la fragilidad de ese momento. En Batalla en el Cielo, se está hablando mucho de la presencia física de lo carnal, de cómo hacemos cosas por el solo hecho de ser materia animada, entonces esa materia animada hay que verla,

 

entonces esta película no se trata de materia animada como Batalla en el Cielo, como en muchos sentidos se trataba. Acá se trata de que están teniendo un conflicto ético– racional, presente y espiritual, entonces cada película requiere lo que requiere.

 

C.G.L.: Y hablando del tema de Ordet. Se te ocurrió esta referencia al visitar la comunidad o pensabas filmar algo relacionado con Ordet.

 

No sé exactamente, porque Ordet es una película que me ha fascinado desde que la vi por primera vez, es una película de las más bellas para mí en la historia del cine. Pero yo no pensé en Ordet al principio, pero cuando escribí la historia y llegué a este punto en que la mujer muere de dolor, que para mí era la parte central. Luego en la forma de resolver, quería resolver ese caos y para mi fue a través de que ella despertara, ahí lo sentía, y se puede decir que estaba más conectada con la cenicienta.

 

C.G.L.: Con la Bella durmiente.

 

Sí, con la Bella durmiente, es la bella durmiente (risas). Entonces, ahí en ese momento, creo que de una forma casi subconsciente, como visitaba mucho estas comunidades, y siempre me hacían pensar en escandinavia, empecé a sentir la presencia de Ordet. Entonces, directamente me acerqué sin ningún miedo a hacer unos encuadres tales como los de Ordet. Que al mismo tiempo es como un retrato de toda la película. Siempre con frontalidad, o lateralidad, sin movimientos y sin contemplaciones. Después había que hacer un acercamiento directo y no tuve ningún miedo de abordarlo, sabiendo que era una referencia, un homenaje. Pensé que más personas iban a decir que era un plagio, porque hay poca capacidad de análisis. La verdad es que sorprendentemente casi nadie ha dicho que es plagio. Ha habido dos o tres, porque obviamente la filosofía es absolutamente diferente. Esta película no trata de una mujer que despierta, sino de un hombre que tiene un conflicto amoroso y le están pasando muchas cosas. En cambio Ordet está basada en la fe y en la idea de que si va a despertar o no.

 

C.G.L: Incluso el mismo plano de Ordet que enfoca el rostro a la mujer muerta está también en tu película.

 

Pero está como un poco más de lado.

 

C.G.L: También está el nombre del personaje Johan, y en Ordet se llama Johannes que es el hermano que cree que es un reencarnado.

 

Acá el milagro ocurre de forma natural y nadie está pretendiendo hacerlo y allá sí.

 

P.P.S: Uno se percata en Ordet, yo como crítico he leído cosas sobre Ordet y se puede interpretar la película y tienen razón.

 

Finalmente Ordet es una película cristiana o de fe religiosa y esta es una película mucho más orgánica. Todo en esta película tiene fe y valor divino, como tú me decías la naturaleza, la luz, la gente, las acciones y también todo está contaminado. En cambio

 

Ordet habla de un mundo de un hombre que tiene fe, otro que no tiene, que está en otra religión y de pronto la fe mueve montañas y ocurren milagros. Acá no, acá cuando ella despierta es como cuando amanece cada mañana.

 

C.G.L: Más místico también

 

Sí también, si por lo místico se entiende que todo puede elevarse, incluida una piedra, entonces sí.

 

P.P.S.: El comienzo y el final es bellísimo y es como si fuera un cuento. Y de pronto se hizo la luz, y el final, regresa a la noche. Cómo fue la grabación, fue fácil lo técnico.

 

Bueno, para empezar estoy de acuerdo como tú dices. Puede ser un cuento chiquitito de unas páginas o puede ser el cuento total de la vida. Hay un mundo en donde la gente sufre, donde la gente trata de encontrar salidas y donde al final hay algo inexplicable que luego vuelves a entender. Es la esencia de la historia. Pero la forma de filmar, nunca se ha hecho en la historia del cine. Desde que empieza la aurora hasta que sale el sol. El movimiento físico son 30 metros. Hay una mezcla de condensación de la luz pero no del movimiento. No es como un timelap que se ven las nubes a toda velocidad. Es una cosa técnica que todavía no voy a revelar. Además, acá es una cosa sensorial, sientes que lo estás viendo.

 

C.G.L: En tu película el sonido es muy importante. En Luz Silenciosa se sienten el canto de los grillos, los animales y de pronto irrumpe el sonido de las máquinas. Te gustan esos contrapuntos sonoros o alternados pero siempre presentes.

 

Supongo que sí porque de alguna forma percibo el sonido como el elemento que está conectado con la consciencia o la ausencia de consciencia. Esto se manifiesta en los rezos o en la meditación. Es raro que cuando haya mucho sonido alguien esté en una situación introspectiva profunda, puede ocurrir claro, pero creo que sí la vida se representa por el sonido. Construir, desplazarse, comunicarse requiere eso. Entonces siempre hay esos choques, pero de forma natural. Y si lo siguiente es pasar a otra actividad entonces hay ruido.

 

C.G.L: Es como la vida digamos, no?

 

Claro, es como la vida, y también eso ritma la vida, pero siempre tiene que haber una cadencia interna, el sonido es importante para dar el ritmo de la edición. Pero el sonido te dice mucho al momento de cortar. Si montaras la película muda, si luego pones el sonido, muchas cosas cambiarías.

 

P.P.S: Johan es una persona con un temperamento fuerte, pero en las primeras escenas pareciera que se está quebrando, arrepintiendo de lo que hizo.

 

No llora porque sea débil o porque no tenga una personalidad fuerte. Aunque más que fuerte, es una persona viva, que se atreve a vivir la vida. Bueno, también fuerte porque estos hombres aprenden a vivir su debilidad y por eso pueden llorar más que nadie. Se atreve a vivir sus sentimientos pero por otra parte eso lo avasalla. Ser valiente de verdad es asumir absolutamente momentos duros también. Él quizás no lo entiende, pero el dolor es enorme. Es una buena persona, y le hace mucho daño saber que hace daño a una persona que ama.

 

C.G.L: Hay una escena clave en la que Esther y Johan lloran en la lluvia

 

Fue difícil y pude hacer solo una toma con cada uno porque Cornelio, Johan, tenía muchos problemas para llorar, además está cayendo el sol en las ventanas y teníamos que esperar el momento preciso y lo logró. Ella igual, era lluvia real. Claro, los dos se dejaron sentir muchísimo con situaciones personales de dolor y lo lograron.

 

P.P.L: ¿Por qué no hay música (incidental, porque sí hay diegética) en Luz Silenciosa?

 

Todo lo que sonaba, suena tan bien y tan hermoso que para qué lo iba a sacrificar poniéndole música por encima. Ni siquiera es que me haya planteado que no hay que poner música por un asunto teórico.

 

C.G.L: Hablando el tema de dirección de actores. ¿Has tenido un trabajo al estilo de Bresson, te ayudó en algo?

 

La teorización de Bresson y la técnica siempre me han servido y las he aplicado en una medida importante. Con una diferencia también y es que Bresson no le permitía a sus personajes sentir. Solo modelar y el cine construía lo demás. Y yo no les dejo actuar, pienso que es un estorbo para acceder a la humanidad, yo sí les dejo sentir. No un personaje sino una sensación y eso los hace no ser modelos, pero sí personas. Hay cine de personajes, el cine de Bresson, de película, donde los sujetos son modelos en función de algo superior y lo que yo hago es de personas. Lo que me interesa es atrapar la energía de los individuos delante de la cámara. A mí no me interesa la actuación, a mí me interesa la energía individual que para mí es superior.

 

¿Cómo fue el proceso creativo de Luz silenciosa?

Tenía muchas ganas de contar esta historia que ya traía entre manos, la historia de un hombre que ama a dos mujeres, una es su esposa y otra es otra, y sufre muchísimo porque no se trata de la típica historia de triángulo donde todo está lleno de mentiras y de manipulaciones y engaño. Aquí los tres tratan de ser lo más valiente y lo más puro posible. Yo quería contar esta historia y, cuando estaba pensando en el contexto, hice unos viajes por Chihuahua, y viendo cómo viven los menonitas de allá, me pareció que era la comunidad perfecta, porque es uniforme, casi monolítica, todo mundo es agricultor, se viste igual, es incluso muy parecido físicamente, entonces así me podía concentrar en la historia de la pureza de este amor dividido, que no fuera la típica historia de un hombre ya mayor que prefiere a una mujer que está guapa o que es a veces de dinero o cosas por el estilo, y no tuve que molestarme ni siquiera en el lenguaje, habría la objetividad total de los subtítulos, ya que decidí hacerla en la lengua original de la comunidad menonita, que es el plautdietsch, el alemán bajo. Me decidí a hacerla. Estuve ahí, tengo un tío que allá vive, trabaja el campo desde hace 40 años. Él me llevó a conocer gente y me abrió algunas puertas; primero caí con unos muy radicales y hubo un momento en el que estuve a punto de abandonar el proyecto, porque me di cuenta de que iba a ser muy conflictivo, pero poco a poco fui encontrando gente más receptiva, que me abrió puertas, y al final encontré a la gente que ves en la película. Hice más búsquedas, y un gran trabajo de preproducción, luego hice un rodaje lento y muy pausado, con mucho cuidado para poder armarla como ha quedado
Ha dicho que, como Herzog, también construye sus filmes desde el paisaje. ¿El paisaje marca el ritmo de sus historias?

Herzog decía que construía para el paisaje, yo en Japón lo viví así, en Batalla en el cielo fue un poco también así. En Luz silenciosa, realmente no; aquí el motor central es la historia de amor, y por eso quizás es mi película más emotiva, del corazón dividido. Una vez que escojo este lugar por sus características de sociedad uniforme, la plástica del lugar se apodera de ti y te impone, te obliga a filmar de una manera determinada, el sonido por ejemplo. El ritmo de una película para mí está casi exclusivamente condicionado por el ritmo del lugar; entonces, la cámara generalmente está en frontalidad o lateralidad total, lo que trae y evoca un silencio y una gran cantidad de cosas que pasan por debajo de la información. Está la información al nivel conceptual, como en todas las películas, que requiere un tiempo y una distancia especial para filmarla. El cine para mí, o por lo menos el cine que a mí me gusta, está mucho más cerca de la música que de la literatura; entonces, más que hacer literatura ilustrada a mí me interesa ese sentimiento como si estuvieras presente en el lugar, de oler y sentir la temperatura, escuchando o evocando los sonidos, y eso permea la piel de una forma diferente; muchas veces no es tan inmediata, no disfrutas tanto, pero después se te queda dentro y te da esa sensación. El cine diametralmente opuesto sería por ejemplo el de Clint Eastwood; Río místico es una película en la que la pasas bien, que tiene mucha intensidad, pero definitivamente la intensidad y la profundidad no son la misma cosa. Cuando acaba la película ya casi ni te acuerdas. Y hay otras que se te quedan dentro, que las asimilas poco a poco y vive en ti el sentimiento; a mí ese es el cine que me interesa. Por eso el lugar me imponía, y yo lo transmitía y lo dejaba pasar a la película.

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01 AM | 07 Ene

EL CUARTO REY MAGO

 

                               GREGORIO MORAN

No era fácil ser niño y feliz en la España de los años cuarenta y cincuenta. Pero al menos había una jornada, en general limitada a una mañana, que concentraba la mayor y quizá única felicidad del año. No creo que hubiera un día más feliz en nuestra infancia que el de Reyes y si haciendo un esfuerzo por llegar un poco más allá de la superficie de las cosas tuviéramos que definir en qué consistía la felicidad de entonces, yo no dudaría un momento en la palabra definitoria: la sorpresa.

 

Porque la sorpresa lo era todo; ni los regalos que aparecían ante nosotros tenían nada que ver con los que habíamos pedido en rigurosa carta, ni sabíamos muy bien si incluso tendríamos regalos o carbón de verdad -esa mariconada del carbón de azúcar llegó con la estupidez y la adolescencia-.

 

La sorpresa de los regalos de Reyes, el arte con el que lo sencillo se transformaba en insólito, tenía alguna relación con los milagros. No sólo porque era un milagro pensar de dónde se sacaban los fondos para pagar la quincallería, sino porque nada o casi nada se correspondía con nuestros deseos, y sin embargo colmaba nuestras intenciones. La mezcla de fe y de candor que rodeaba los Reyes Magos, con el larguísimo y enrevesado proceso de escribir la carta, de entregarla, de confiar en que alguien la leyera. Todo estaba volcado en un día mágico, que prácticamente se limitaba a la mañana de Reyes -era raro que sobreviviera algún juguete hasta la tarde de autos, en lo que se mezclaba la deleznable calidad de los objetos y nuestra concienzuda manera de agotarlos por la vía de saber “qué llevaban dentro”-.

 

Desconozco absolutamente cómo se celebran ahora los Reyes, salvo en una cosa, la muerte natural de la sorpresa. No debe de ser fácil sorprender a un niño; no digamos a un adolescente. La retirada de la sorpresa, que viene ya de lejos, ha sido sustituida por un nuevo elemento, que parecía desterrado desde hacía décadas, el miedo. Es el cuarto Rey Mago de estas fechas, el más presente de todos. Y lo más curioso es el dominio del lenguaje por parte de los que mandan. Resulta que eso que la gente siente como miedo ha de denominarse crisis, que es una palabra que hace referencia a quienes están viviendo un momento delicado en sus vidas y en sus negocios. La gente habla de algo que no sólo le es ajeno, sino que ni siquiera tiene idea de sus consecuencias. Cuando un obrero o un empleado se están refiriendo aque vivimos una crisis, está transfiriendo algo aplicable a sus jefes y dueños. Ellos sí que están pasando una crisis, nosotros no vivimos ninguna crisis, estamos haciendo lo mismo que hacíamos antes de que los jefes entraran en crisis, y lo único que vivimos es el miedo a cómo nos va a castigar a nosotros la crisis que viven ellos. Pocas cosas hay más ridículas que el ama de casa apenada diciendo compungidamente que “este año estamos en crisis”.

 

Este año, señora, nosotros no estamos en crisis, nosotros tenemos miedo a que la crisis de ellos nos ponga en una situación diferente a la que estamos. Si estuviéramos en crisis sería señal de que hemos colocado mal nuestro dinero en bolsa y que la liquidez de nuestros negocios tiene problemas en el relanzamiento de las ventas. Si la gente consume menos, no se debe a que esté en crisis, sino a que está acojonada pensando en que quizá pasado mañana no podrá afrontar la vida tal como la encara actualmente. Y eso no se llama crisis, sino miedo. Los que cobran un salario no están en crisis; son los que pagan quienes viven una situación crítica, por diferentes razones pero ninguna es debida a nuestra torpeza o incompetencia, sino a la suya, y por tanto no hay motivo que nos obligue a utilizar sus mismas expresiones. ¿Desde cuándo puedo yo acompañar al señor Botín, expresándole que le acompaño en la crisis y en sus sentimientos? La crisis del señor Botín me va a afectar a mí, de eso estoy seguro, pero no es mi crisis, es mi miedo. Porque cuando el señor Botín deje de hablar de la crisis, mi situación será prácticamente la misma, salvo que se me quitará el miedo. Él no tiene miedo, al contrario, sabe que juega con el nuestro y por tanto cuando dice crisis parece que nos mire con un guiño de complicidad.

 

Vivimos una situación entre patética y surrealista, según la cual hasta ayer éramos unos mierdas dogmáticos, anquilosados, viviendo del borrascoso pasado, incapacitados para dar un salto a la modernidad y descubrir que la vida es competencia y que el mercado no es algo que se limite a las mercancías, sino a todo, las personas, los valores (los pocos que no cotizaban en bolsa), que detrás de la inseguridad -la nuestra, por supuesto- estaba la salvación, la imaginación, la invención, los recursos del intelecto. Y sale el jefe de los empresarios españoles, el vocero de las almas en crisis, y nos dice a un conjunto inmenso de población acojonada que se debería hacer “un paréntesis en la sociedad de mercado” y que el despreciado abuelito, el Estado, les subvencione las pérdidas porque se farrearon las ganancias.

 

Digo farreado con absoluto conocimiento de causa. ¿Se ha limitado alguno de esos caballeros, hoy en crisis, mientras las cosas les marchaban viento en popa? No, padre. Entonces, a qué viene esa amenaza brutal sobre nuestra sociedad, tan delictiva como un chantaje, según la cual “si no nos dais los dineros del Estado, y rápido, os haremos crujir”.

 

Y lo digo sin rubor, yo entiendo a Botín, conocí a su padre, y yo a los Botín -lo digo como símbolo- los he conocido toda mi vida. Ellos no me sorprenden, porque hacen lo que hicieron siempre, lo que sí me pasma hasta el colodrillo es que los muchachos de la pluma, es decir, nosotros, hablemos de la crisis como si fuera nuestra. Pero, bueno, ¿usted está en crisis, o está acojonado? Porque yo conozco a muchos con contratos blindados que ni están en crisis ni están acojonados, todo lo más expectantes para ver dónde colocar sus fichas en el instante previo a caer la bola.

 

Ahora es cuando le vemos las orejas al lobo, porque es un lobo, no es la abuela de Caperucita. Y después de tantos años derrochando palabrería sobre la izquierda moderna y el ecologismo, descubrimos acojonados que esos chicos ya talluditos, ambiciosos de todo menos del talento, también viven la crisis. ¿Dígame en qué se diferencia la política de Zapatero de la de Rajoy? En que uno nos cae menos mal que el otro, pero con la absoluta convicción de que ellos también son la crisis. ¿Y la izquierda? En pleno combate decisivo por la humanidad castigada en el doble frente de las bolsas de plástico y las bicicletas iluminadoras.

 

Fíjense si estarán seguros de su impunidad, en esta crisis tan suya y en este miedo tan nuestro, que el banquero Alfredo Sáez ha tenido el tupé de exigir que las ayudas del Estado no se hagan públicas porque eso crearía problemas de imagen. Resumiendo, que el jefe de los empresarios nos pide un paréntesis en la sociedad de libre mercado para cubrirse de sus errores y el subjefe de los banqueros, que le subvencionemos en la intimidad.

 

¿Ahora entienden por qué el ecologismo en política es siempre conservador? Y no está mal que lo sea, pero lo ingenuo es que eso pase por izquierdista. Por más radical que pretenda ser, el ecologismo nunca cuestiona el poder, sino los efectos del poder. ¿Se dan cuenta de que en el momento en que ha quebrado el capitalismo arrolladoramente victorioso, el que se jactó de haber finiquitado hegelianamente la historia, no queda otro remedio a nuestros gobernantes, audaces vendedores de humo, que plantearnos la crisis? ¿De qué crisis me habla usted? Ustedes se han arruinado solos y tras suculentos beneficios, y además ni siquiera tienen la inquietud en el cuerpo de que alguien pueda destronarles. El miedo es nuestro porque no hay alternativa. Entre tanta reivindicación de la naturaleza, a nuestros modernos amigos se les ha olvidado empezar exigiendo el fin de los paraísos fiscales. Es significativo que sólo puñados de jóvenes no tengan miedo. Quizá porque tampoco tienen futuro, y el que no tiene futuro que organizar no conoce las aplastantes evidencias del miedo. Y entiendo que lo rompan todo, en esa versión cutre del carpe diem.Se ha perdido el futuro, y los genios que gobiernan nuestras vidas y nuestras economías proponen volver al pasado.
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01 AM | 28 Sep

LA CRISIS MANUEL CASTELL EN LA VANGUARDIA

 Manuel castell escribe en la Vanguardia de hoy dia
 27 un artículo sobre la crisis que nos parece interesante
 para este colectivo.

Vivimos la crisis más profunda de la economía mundial desde 1929. Es una crisis financiera relacionada con una crisis del mercado inmobiliario.

Tiene su epicentro en EE. UU. pero se difunde mundialmente mediante la interdependencia de los mercados financieros globales. Sus raíces están en la desregulación de las instituciones financieras que fue acelerándose desde 1987. Surgió un nuevo sistema financiero que aprovechó las tecnologías de información y comunicación y la liberalización económica para innovar sus productos y generar una expansión sin precedentes de los mercados de capital. Se afanó en transformar cualquier valor, actual o potencial, en activos financieros, rentabilizando tanto el tiempo (mercados de futuros) como la incertidumbre (mercados de opciones) y procediendo a la titularización financiera (securitization)de cualquier tipo de bienes y servicios, activos y pasivos financieros y de las propias transacciones financieras.

Así, uno de los mecanismos más perniciosos en la crisis actual es la compraventa de valores a corto plazo, una práctica especulativa en la que se opera sin cobertura alguna de capital (naked short shelling).Un ejemplo de desregulación financiera son los fondos de cobertura (hedge funds)que escapan a cualquier control y administran inversiones de grandes capitales en operaciones de alto riesgo. Son sobre todo compañías de seguros y fondos de pensiones quienes invierten en estos fondos frecuentemente localizados en paraísos fiscales. Pero el cambio más profundo es la generalización de los derivados financieros, productos sintéticos que integran distintos tipos de activos de distintos orígenes y se mezclan en un producto nuevo cuya cotización depende de múltiples factores distribuidos globalmente. La complejidad de estos productos hace imposible su identificación, por lo cual desaparece la transparencia financiera, base de una contabilidad rigurosa capaz de informar a los inversores.

En algunos productos se mezclan valores sólidos con lo que en la jerga bancaria española se llaman chicharros o valores basura. En último término, el ahorro mundial (el suyo también) está en manos de gestores financieros apenas regulados que operan en la oscuridad contable mediante mecanismos cada vez más desligados de la economía y de la auditoría. Cierto que en una época de alto crecimiento de la productividad hace una década el dinamismo de los mercados financieros permitió una expansión económica global que creó empleo y demanda, incorporando a la economía mundial a grandes economías emergentes y ampliando la base del capitalismo.

Así, entre 1950 y 1980 por cada dólar generado por el crecimiento económico en la OCDE, se crearon 1,5 dólares de crédito. En el 2007 la proporción era de de 1 a 4,5. Pero el precio pagado por ese aumento de liquidez para empresas y hogares ha sido el endeudamiento masivo y la inseguridad financiera. La titularización financiera representó el 70% del aumento de los mercados de deuda entre el 2000 y el 2007.

Era un ejercicio de alto riesgo. Y se rompió por el punto más débil: la burbuja inmobiliaria.

Cuando la gente tiene algo de dinero (o lo puede conseguir fácilmente) piensa primero en comprar una casa.

Y como las financieras hacen tanto más dinero cuanto más dinero venden relajaron los controles de sus hipotecas aprovechando su libertad. Así surgieron las hipotecas basura (subprime)que se hicieron impagables para cientos de miles de familias que arriesgaron más de lo que podían. Como el mercado inmobiliario se hundió, el valor de las casas que los bancos usaban como garantía de préstamos no pudo compensar las pérdidas, poniendo en peligro las instituciones detentoras de hipotecas. En EE. UU., Fannie Mae y Freddie Mac, los bancos hipotecarios con garantía federal, no pudieron absorber la deuda con sus propios fondos y tuvieron que ser nacionalizados. Además esos activos inmobiliarios devaluados servían de garantía para los valores de fondos de inversión que vieron rebajada su cotización. Los inversores, con razón temerosos de la seguridad de su dinero, lo desviaron hacia bonos del Tesoro garantizados a plazo fijo o al oro y otros activos típicos de tiempos inciertos. Lo cual sustrajo una enorme masa de capital a los bancos de inversión que ya estaban inmersos en una vorágine de inversiones no garantizadas mediante fondos que ni ellos mismos sabían de dónde salían o dónde estaban.

Y es que el conjunto del sistema estaba basado en el principio de hacer girar la inversión cada vez más deprisa, expandiendo el mercado a base de inyectar dinero y recogiendo los frutos de esa expansión a través de la transformación inmediata de beneficios y ahorros en activos financieros. A partir del momento en que se genera incertidumbre se quiebra la base del sistema financiero. Y cuanto más alto volaba un banco más dura fue la caída, por la dimensión de su descubierto. Así han ido cayendo los cinco grandes bancos de inversión del mundo (todos estadounidenses) y aunque algunos, como Goldman Sachs, han sido rescatados por el Gobierno y los inversores, sólo sobreviven como bancos de depósito. Se acabó pues, aunque el proceso aún está en curso, la gran banca de inversión que había caracterizado la globalización financiera de nuestro tiempo. La falta de regulación permitió también a las aseguradoras, empezando por el gigante mundial AIG, especular con los fondos de sus asegurados, llegando al borde de la bancarrota cuando su capital propio sólo cubrió una pequeña parte de sus obligaciones. Si ni siquiera se puede estar seguro de los que aseguran, la desconfianza se generaliza. Por eso el Gobierno estadounidense refinanció AIG porque su caída hubiera tenido consecuencias trágicas.

Pero la tragedia sigue acechando. Porque si la incertidumbre continúa, nadie invierte y nadie presta. Y sin dinero, las empresas reducen actividad, aumenta el paro, cae la demanda y la espiral recesiva se convierte en torbellino destructor de economía y vidas. De eso hablan en Washington, mientras algunos intentan irse de rositas de lo que provocaron y otros medran con los despojos. Continuará.
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12 PM | 18 Ago

teoria del sur

    

      MERECE LA PENA LEER “TEORIA DEL SUR” DE LUIS
      GARCIA MONTERO.

    
      NOS VISITÓ EN LOS CURSOS DE VERANO EN EL HOMENAJE
      A ANGEL GONZALEZ.

     

   
     
       
      
       Los atardeceres en la playa de Punta Candor, situada en un extremo de la Bahía de Cádiz, son lentos y no tienen prejuicios. Familias de aire tradicional pasean entre mujeres y hombres desnudos sin que nadie pierda el tiempo en indignarse con la piel, el deseo y las costumbres de los demás. Las dunas asaltadas por los pinos son una lección de bienestar y de paciencia. Perder el tiempo está bien, pero conviene elegir los motivos. No es lo mismo un ataque de cólera que un cielo desteñido en rojo, deshilvanado en matices, con la complicidad de alguna nube lejana. La tarde cae como una herencia, igual que un esplendor fatigado, mientras el horizonte parece dispuesto a demostrar la existencia de Dios. El pasado domingo vi a mucha gente cuidar en silencio el espectáculo natural de la luz, el cielo y el mar. Cuando el sol se hundió por fin en el agua, los bañistas rezagados y los paseantes empezaron a aplaudir.
Merece la pena tomar en serio ese aplauso. Como carezco de extremidades religiosas, la plenitud no supone para mí un testimonio de la divinidad. Pero los atardeceres de Punta Candor me han ayudado a recordar que el sol no es una institución con ánimo de lucro y que el derecho a la belleza debería ser el resumen último de los demás derechos humanos. No conviene confundir a Andalucía con el Sur. Andalucía es una realidad geográfica y política, y el Sur es una metáfora. Cuando Luis Cernuda se atrevió a elegir las características de un territorio ideal, escribió una evocación romántica de Andalucía. Pero tuvo el cuidado de advertir que su Andalucía no estaba en ningún sitio concreto, porque sólo existía en las ilusiones y los sueños de algunos de sus amigos poetas. Andalucía era una metáfora que Cernuda identificaba, por agradecimiento personal, y porque siempre conviene darle a las metáforas una indicación geográfica, con las playas de la costa malagueña. Claro que el poeta celebraba recuerdos de los años veinte y treinta. Por eso digo que, en estos tiempos, conviene no confundir a Andalucía con el Sur.
Andalucía es una realidad que puede llenarse de edificios sórdidos, alcaldes corruptos y especuladores decididos a devorar cualquier resto de belleza. Antonio Machado, otro poeta andaluz que buscaba realidades y metáforas, ya nos avisó de que sólo el necio confunde valor y precio. A eso se ha dedicado con una disciplina sombría la Costa del Sol durante los últimos 40 años, a confundir el progreso con la especulación y los puestos de trabajo con las concejalías de Urbanismo. La corrupción costera ha llegado a tales extremos de notoriedad que las causas penales no suponen sólo un problema para los delincuentes sorprendidos con las manos en el ladrillo, sino también para la economía turística andaluza, que paga la factura de su mala fama. Dentro de los cambios estructurales que debemos asumir los poderes públicos y los ciudadanos, quizá no esté de más volver a tomarse en serio la metáfora del Sur. Una metáfora resulta a veces una buena infraestructura, y en Andalucía quedan, más allá de los escándalos urbanísticos, valores reales que considero imprescindibles en la metáfora política del Sur. Me lo han recordado los atardeceres y los aplausos de Punta Candor.
Aplaudir una puesta de sol implica comprender el valor ético de la lentitud. La caricatura social de los andaluces se cebó durante años en su propensión a la pereza. La ilusión paradisíaca de que, al juntarse demasiado, la esencia y la existencia emiten una invitación a la quietud, se transformó en chiste barato sobre la vagancia de unos jornaleros que, sin embargo, demostraban su capacidad de trabajo si emigraban a las ciudades del Norte. El chiste no sólo aludía a la situación histórica de una tierra limitada por la falta de iniciativas económicas, sino a una idea de la existencia marcada por el desarrollismo, la moral productiva, el vértigo triunfalista del dinero y las prisas. Y con tantas prisas en la existencia, no hay esencia que resista.
Vivir con prisa es una peligrosa costumbre, porque nos hace dogmáticos al mismo tiempo que nos impide ser dueños de nuestras opiniones. El dogmatismo es la prisa de las ideas, el acomodo a discursos establecidos por encima de nuestra conciencia, el sacrificio de la responsabilidad propia en el altar de una verdad nacionalista, religiosa, partidista o mediática. Quien vive con prisa dice lo primero que se le ocurre, lo que corre al lado de él. Así que anda de cabeza y piensa con los pies. Si tuviéramos tiempo de pensar dos veces lo que decimos y, sobre todo, lo que nos dicen, otro gallo cantaría en el mundo. Sin caer en la caricatura de la pereza, por supuesto, conviene reivindicar la lentitud del Sur como un ámbito de responsabilidad propia, el único ámbito que permite los paseos largos y las buenas decisiones. En el Sur no deben tener prisa ni los pensamientos, ni los coches, ni los desnudos. La sensualidad y la belleza requieren su tiempo.
La falta de prisas resulta imprescindible también para el cuidado de los otros. Cuidar, cuidarse, recibir cuidados, elegir con cuidado, son actos de una vida incompatible con la velocidad. La prisa no hace bien sus tareas, sale del paso por culpa de los acelerones de la ética productiva y del individualismo exacerbado. Quien no quiere deberle nada a los demás, como si los demás fuesen entidades financieras, no puede ser una buena persona. Hay que cuidarse de él. Es verdad que en Andalucía el cuidado del otro nos lleva a las barras de los bares, a los corros en la puerta de la calle, a lo que podemos escuchar en la mesa de al lado, a lo que se ve detrás de los pinos y las dunas. Pero del mismo modo que entre las prisas y la vagancia queda un punto intermedio llamado lentitud, entre la curiosidad desmedida y la soledad calvinista hay un valor importante para el Sur: el cuidado de los otros. Evitar la chismosería no debe confundirse con el aislamiento. Pedir tiempo para pensar en uno mismo, significa aprender a cuidar a los demás.
El buen humor es otro requisito imprescindible del Sur que puede encontrarse también en Andalucía. En este caso, la caricatura ha desquiciado el humor, presentándolo como gracia, salero o alegría costumbrista. Pero la irritación que provocan los chistosos profesionales no debe hacernos comulgar con obsesiones corrosivas, que no permiten ni una sonrisa. Hay territorios que, por su historia, facilitan la conversión de los conflictos en obsesiones, hasta el punto de que hacen perder la cabeza a los que llevan razón en las discusiones. No quisieron caer en la mentira, pero son injustos desde su verdad. En vez de cambiar de aires, los obsesionados cambian de condición, y siempre para peor. El quiebro a tiempo, como una salida ingeniosa o un golpe elegante de humor, ayuda a huir de los dogmas y de las identidades en favor de un pensamiento mesurado. Entre la solemnidad de los sermones y la gracia irritante, cabe una negociación discreta con la alegría.
La metáfora del Sur no es útil sólo en las habitaciones oscuras del invierno, conviene reivindicar la lentitud del Sur como un ámbito de responsabilidad propia. Al narcisismo del conflicto se le puede oponer la sabiduría de vivir la vida. Las metáforas ayudan a buscar un futuro más habitable, son una obra pública. Cuando Luis Cernuda llegó por primera vez a México, después de muchos años de exilio en potentes ciudades anglosajonas, escribió el libro Variaciones sobre tema mexicano, para dar testimonio de una experiencia en la que se mezclaban las sorpresas y el recuerdo. Le dedicó un poema al español, porque para un escritor es importante oír su idioma en la calle. Dedicó otro poema a la pobreza, vivida de niño en Andalucía y reencontrada en México. Se preguntó el poeta si alguna vez sería posible escapar de la miseria sin caer en la prepotencia del lujo. Quizá la respuesta dependa de las metáforas que busquemos. Conviene, en cualquier caso, saber aplaudir una puesta de sol.

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12 PM | 12 Ago

ALLENDE EN EL CENTENARIO DE SU NACIMIENTO

        
     El 26 de junio del 2008. Joan E. Garcés realizó la intervención que puedes leer a continuación en el homenaje a Salvador Allende celebrado en la Casa de America.

Cien años sobrepasan el ciclo vital activo de los seres humanos pero son un pestañeo en el de los pueblos. Así podría resumir el sentido de la historia de Salvador Allende, una sucesión de etapas que se condicionan unas a otras en las que el progreso de la humanidad resulta de la acumulación de organización, experiencia y esfuerzos colectivos e individuales.

Sus bisabuelos, los hermanos Allende Garcés, combatieron junto a O’Higgins y Simon Bolívar en Chile y Nueva Granada por una América republicana que aspiraba a ser dueña de sus destinos. Su abuelo, Allende Padín, sirvió a la sociedad como médico y Gran Maestre de la Masonería, su padre como jurista. Allende Gossens nacido en 1908 consagró su vida a combatir la explotación social y defender la causa de las libertades. Sus postulados los enraizaba, como en sus antecesores, en libertad, igualdad, fraternidad, humanismo universalista. Sus acciones, naturalmente, hay que considerarlas en su interacción con las realidades en que tuvieron lugar.

Allende y la coalición del Frente Popular

Para Allende ni las frustraciones ni los éxitos eran permanentes, pero sí debían serlo los principios que postulaba. Daré algunos ejemplos. En la segunda y tercera década del siglo XX la crisis del sistema económico capitalista mundial afectó muy severamente a la estructura librecambista de la economía chilena. Las consecuencias sociales internas fueron devastadoras para los trabajadores. Los remedios a esta crisis fueron en Chile equivalentes a los buscados en otras latitudes. A la sazón estudiante universitario, Allende se enfrentó con las políticas de la dictadura del general Ibáñez del Campo y la derecha criolla inspiradas en los fascismos europeos; como diputado en 1937, ministro de Salud en 1939-1940 y senador desde 1945, cooperó en la obra social, económica y cultural de los tres sucesivos gobiernos de Frente Popular elegidos entre 1938 y 1946.

La coalición del Frente Popular fue destruida en 1947 al ser enrolado Chile en la guerra entre las potencias que derrotaron al III Imperio Alemán entre 1939 y 1945 (guerra esta última en la que el gobierno de Chile se declaró neutral). Como senador elegido sucesivamente por todas las circuns- cripciones del país, Allende defendió el no alineamiento en la guerra hegemónica y que los recursos del país debían ser dedicados a mejorar la situación social y cultural del pueblo chileno. Para lograrlo consideró necesario restablecer y actualizar la coalición social en que se habían sustentado los programas de los gobiernos del Frente Popular.

En 1952, el ex dictador y general Ibáñez del Campo presentó su candidatura presidencial influenciada por la experiencia del general Perón, a la sazón presidente de Argentina. Ibáñez del Campo recibió el apoyo del Partido Socialista de Chile, a lo que Allende se opuso por considerar que el populismo no era un camino a seguir, levantando como alternativa la alianza social que en las elecciones de 1958 le situaron a 30 mil votos de ganar la jefatura del Estado. En la noche del escrutinio el suministro eléctrico se interrumpió durante varias horas. Antes del apagón iba en cabeza del recuento de votos. La sospecha de fraude fue tal que dirigentes del Partido Socialista pidieron al candidato que desconociera el resultado. Allende, que en su fuero interno también creía que se había cometido fraude, respondió que no pudiendo probarlo su responsabilidad era salvaguardar las instituciones republicanas y aceptar la derrota.

A fin de detener a la coalición social liderada por el doctor Allende en las elecciones presidenciales de 1964, el gobierno de Estados Unidos invirtió secretamente en apoyo del candidato democristiano Eduardo Frei una suma de dinero por votante superior a la hasta entonces jamás gastada en las elecciones presidenciales estadunidenses. Frei obtuvo menos votos que Allende entre los varones pero muchos más entre las mujeres y fue proclamado presidente hasta 1970. Antes de formar su gobierno, sin embargo, Eduardo Frei encargó a un amigo común, el senador democristiano Rafael Agustín Gumucio, que visitara a Allende en su casa y le formulara tres preguntas: qué tres socialistas de su confianza podía nombrar ministros en su primer gabinete; qué planes personales de futuro tenía; cómo estaba su situación económica personal. El doctor Allende le acompañó hacia la puerta diciéndole: “Rafael Agustín, te estimo demasiado para responder como merecen las preguntas de Frei”.

Desde la oposición, entre 1964 y 1970, el senador Allende impulsó el fortalecimiento del proyecto nacional alternativo y la ampliación de su base social. Cuando en 1969 se amotinó el regimiento Tacna de Santiago contra el presidente Frei y un senador socialista –Erik Schnake– acudió al cuartel a reunirse con los amotinados, el senador Allende exigió, y logró, que la dirección del Partido Socialista condenara la iniciativa de Schnake por ser contraria a los principios democráticos que defendían.

Elegido jefe del Estado en 1970 hasta noviembre de 1976 por votación directa y por el Congreso Pleno, logró que éste aprobara por unanimidad nacionalizar las cuatro más grandes empresas de cobre y creó con ellas la primera exportadora de cobre del mundo, cuyos beneficios nutren desde entonces los presupuestos públicos de Chile. Rechazó las “fronteras ideológicas” y estableció relaciones diplomáticas con todos los países del mundo: en 1971 fue el primero en la América continental que reconoció a la China Popular, a la sazón marginada por Estados Unidos y la Unión Soviética, y a Vietnam en lucha por liberar su territorio de tropas extranjeras.

“El mundo podía estar cayéndose en pedazos a su alrededor, pero era Chile quien asustaba (a Kissinger”), dice Robert Morris, su colaborador en el Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos (citado por S. M. Hersh: The Price of Power, Summit Books, 1983, p. 269: “All kinds of cataclysmic events rolled around, but Chile scared him. (…) The fear was not only that Allende would be voted into office, but that-after his six-year term-the political process would work and he would be voted out of office in the next election”. Ver resumen en www.thirdworldtraveler.com/Kissinger/Chile_Hardball_TPOP.html).

El desarrollo de las libertades, de la igualdad social, de la democracia económica, de la independencia de un país latinoamericano, angustiaban al gobierno del presidente Nixon. Observaba la simpatía que despertaba el gobierno de Allende en los lugares más diversos del mundo. El padre Arrupe, general de la Compañía de Jesús, el socialista francés François Mitterrand, acudían a Santiago a mostrarle su solidaridad. Gobiernos neutrales como el de Suecia dirigido por Olof Palme, no alineados como el de Argelia bajo Boumedienne y el de México de Luis Echeverría, revolucionarios como el de Fidel Castro, anticomunistas como el del general Franco en España, militares como el de Argentina bajo el general Lanusse, comunistas en Europa oriental, etcétera, se negaron a sumarse a la intervención de la administración Nixon en el país andino.

Lo que en Chile estaba en juego era el derecho de los países a ser independientes, a decidir pacífica y democráticamente su sistema económico, sus opciones internas y externas en conformidad con los valores humanos fundamentales y el derecho internacional. Ese era el simbolismo de Allende que Nixon y Kissinger ordenaron sabotear y desestabilizar para finalmente aplastarlo mediante la destrucción de las libertades e instituciones republicanas en que se sustentaba. Allende, sus colaboradores, todos los responsables de las instituciones del Estado, fueron plenamente conscientes de los designios liberticidas. El jefe del ejército de Chile en octubre de 1970, el general René Schneider, se negó a amotinar las tropas para frustrar el resultado de las elecciones presidenciales, como le exigían Agustín Edwards, dueño del diario El Mercurio, y el gobierno de Estados Unidos. Fue asesinado. El presidente Allende compartía el postulado del jefe militar: un dirigente no abandona sin defenderlo el puesto que el pueblo y la república le han confiado legítimamente.

Allende ante la insurrección de 1973

En las elecciones parlamentarias de marzo de 1973 los partidos de la coalición del gobierno de Allende aumentaron en número de senadores y votos, llegando al 44 por ciento del total nacional (frente a 36.4 por ciento en 1970). Pero en mayo siguiente el sector liderado por Eduardo Frei y Patricio Aylwin recuperó el control del partido democristiano (perdido desde 1969), y sumó este partido a la acción desestabilizadora financiada por la administración Nixon.

La respuesta del presidente Allende fue múltiple. Por un lado, envió una delegación a Estados Unidos ofreciendo negociar una solución a los diferendos existentes entre ambos gobiernos. Por otro lado, incrementó en 4 mil carabineros las unidades estacionadas en Santiago bajo el mando del ministro del Interior, para disuadir y en su caso hacer frente a eventuales amotinamientos mientras la inminente Junta de Calificación anual de las fuerzas armadas pasaba a retiro a oficiales que conspiraban contra la república. Dio instrucciones de aplicar, en caso de necesidad, el Plan Hércules elaborado por el alto mando para hacer frente a una eventual sedición.

Simultáneamente, ofreció un acuerdo al partido democristiano (que Patricio Aylwin y Eduardo Frei rechazaron). Trató de aumentar la base del gobierno incorporando al gabinete a dos destacados dirigentes demócratas cristianos (la dirección del PDC se lo prohibió), mientras que el 11 de septiembre de 1973 debía hacer público un conjunto de medidas económicas de emergencia y la convocatoria de un referéndum para que la nación escogiera democráticamente el camino que deseaba seguir, en paz y libertad.

En paralelo, el doctor Allende había iniciado el camino hacia la elección de un nuevo presidente de la república (la Constitución prohibía su relección). En las circunstancias entonces existente, ¿a quién vislumbraba Allende con posibilidad de tratar de reunir apoyo político y social bastante para ganar las elecciones presidenciales? El 31 de agosto me confidenció que nadie parecía haber entendido que una semana antes hubiera aceptado la dimisión del general Carlos Prats a la comandancia en jefe del ejército cuando pronto sería la persona más importante de Chile.

Camarillas fascistoides asesinaron en octubre de 1970 al comandante en jefe del ejército, general René Schneider, con armas ingresadas en la valija de la embajada de Estados Unidos, al presidente Allende, al general Carlos Prats y a miles de otras personas.

Hoy rendimos homenaje a quienes cayeron en el campo del honor en defensa de valores y principios que trascienden generaciones y pueblos.
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