12 AM | 05 Sep

EL MAR, LA EXTRAÑA BALSA

Yo ya idescarga (2)maginaba que el diputado Rufián iba a dar muchos “días de gloria” en el Parlamento a tenor de lo visto y oído con anterioridad en TV3, lo que no me pensaba es que después de su última intervención sea tratado casi como un héroe en las redes sociales. Que los 25 tuwiter que ha ido mandando a lo largo de los últimos meses, y ahora convertidos en discurso, hayan sido tan aplaudidos me deja perplejo. ¿Es eso el nuevo parlamentarismo? Ahí van mis 140 caracteres: Rufian, ya que procedes de Súmate, porque no te sumas a eso de “Andaluces de Jaén aceituneros altivos decirme en el alma de quien son esos olivos”.

Joan Botella, catedrático de ciencia política y presidente de Federalistas de Esquerra, en una reciente entrevista dice lo siguiente: “El derecho a decidir no existe; ningún instrumento jurídico nacional o internacional lo ha reconocido ni existe donde reclamarlo. Otra cosa es que ciertas soluciones puedan y deban someterse al voto decisorio de los ciudadanos: por ejemplo, la reforma de un Estatuto de Autonomía.” Yo estoy en esas coordenadas.

Empecé las vacaciones (por mantener la terminología habitual) con unas lecturas de Cervantes-Shakespeare a finales de julio, en el Casino de Llanes, por Adrián y Cristina, subí a la ruta de los Resquilones para buscar una placa conmemorativa de la Batalla del Mazuco, que  alguna interpretación interesada de la memoria histórica la hizo desaparecer. Frente a un espigón leí en repetidas ocasiones el poema de Antonio Cabrera que empieza así: El mar, la extraña balsa, allí, hombres borrosos lanzan repetidamente sus anzuelos, para extraer criaturas que brillan un segundo, yo en cambio, con un sedal deductivo, extraía el alma hipnotizada de esos hombres sentados, ver pescar, nos recuerda el poeta, es detenerse en el silencio de otros.

No me resisto a escribir algunos versos leídos en el camino a Junciana  desde El Tejado (nunca pensé en una garrapata): Al descender, el sol enciende en la ladera una llama creíble, el ligero amarillo de los segundos planos, esos que no se miran, y después, descubiertos, se comprenden. ¿Qué habría yo de darle a esa hora oferente? Mi deber era crear una premisa con la llama sensata, ver en la tarde lo que la tarde junta: EL SOL Y LA RAZÓN, EL SILENCIO Y LOS PÁJAROS. (También buscar ranas con mis nietos)

Me apetece terminar las vacacione compartiendo una película estival, para lo cual tenía dos opciones o “Cuento de Verano” o “Pauline en la playa”, me decido por Pauline, siempre me han gustado las playas de Dinard, esperando encontrarme con Amanda Langlet. Es tal me fijación por esa zona que ahora estoy enrollado con el libro de Henry Adams “Mont Saint Michel “

Cuelgo en la página un análisis de los amigos de VIENTOSUR sobre la película El Elegido que  como era de esperar hacen su particular homenaje a Trotski. El viernes cambiamos de tercio y hablaremos del Gozo por la Belleza, es decir, de uno de los grandes:  ERIC ROHOMER.

 

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